Fiestas de Escalonilla en Honor al Stmo. Cristo de la Cruz a Cuestas 2019

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D. Francisco Sánchez-BruneteChávez Párroco de Escalonilla

Saluda El sentido

Al Santísimo Cristo de la Cruz a Cuestas Ciento treinta y cuatro años, con el presente, este pueblo lleva tributando el honor y las gracias que le son debidas al Santísimo Cristo de la Cruz a Cuestas por liberarle de aquel azote de cólera en el que estaban sumergidos muchos pueblos aquel año de 1885. ¿Cómo puede haber pervivido casi siglo y medio en la memoria y el corazón de nuestro pueblo? Un rostro lo dice todo. El de nuestro Cristo. Y todos sabemos dónde acercarnos para encontrarnos con Él y retenerlo en nuestra retina o besarlo. Una imagen y un lugar de familia. Un Cristo y un templo de puertas abiertas, que alberga espiritualidad, arte y belleza. Un edificio, que como cualquier casa, no aparece de la nada sino del tesón de una familia, de una comunidad que desea y posibilita el servicio de la fe, igual que lucha por mantener un colegio abierto, un médico, la presencia de fuerzas civiles y militares o unas calles y servicios decentes. Una familia que con tesón aporta mensualmente o anualmente unas domiciliaciones que están siendo modelo para muchos pueblos y siembra de muchos frutos. Pues el tiempo se puede hacer largo, traigo a colación, para explicar el sentido de estas domiciliaciones, una historia conocida posiblemente por muchos de nosotros titulada “Los tres canteros”. Ella habla de la construcción de una catedral y cómo los obreros trabajaban afanosamente en las tareas de la costosa y lenta edificación. Un buen día pasó por allí un viandante que se detuvo para observar las obras. El día era en extremo caluroso y, bajo aquel sol de justicia, los obreros trabajaban sudorosos y extenuados. El viandante se dirigió a uno de los trabajadores que, maldiciente y, con el rostro contraído por el esfuerzo y la acritud, levantaba una piedra enorme. – ¿Qué está haciendo, buen hombre?, preguntó el viajero. – Ya lo ve, levantando esta enorme piedra. Con este sol abrasador el trabajo resulta insoportable. Esto no hay quien lo aguante. Un día tras otro. Un mes tras otro. El viandante camina unos pasos y se dirige a otro trabajador que, después de golpear una enorme piedra con el pico, está levantando con gran esfuerzo para colocarla sobre otra. – ¿Qué hace usted, buen hombre?, pregunta al esforzado trabajador. Molesto por la mirada del visitante y malhumorado por el terrible esfuerzo que acaba de realizar, contesta mientras se seca el sudor: – ¿Es que no lo ve? Estoy levantando 6 - Fiestas de ESCALONILLA en Honor al Stmo. Cristo de la Cruz a Cuestas 2019


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