Narrativagrafica

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Durante mucho tiempo el discurso pornográfico ha sido sacralizado por sus problemas con la Ley. Tachado de subversivo, se convertía por ello en intocable para todos aquellos que combatían la represión. ¿Cómo era posible no amar a Sade, el gran antecesor, sin ponerse inmediatamente de parte de los carceleros, de los censores, de los pedagogos, de los alienistas, en suma, de todas las fuerzas de reclusión? El advenimiento de la palabra femenina ha puesto fin a esta sacralización. La censura y la subversión han sido estorbadas, en su complicidad litigiosa, por la irrupción de un tercer discurso, que sin tasarlos necesariamente con el mismo rasero, ha reconocido una misma violencia de sofocamiento en el oscurantismo de uno y en el aparente progresismo de otro.4

Desde esta perspectiva nos interesa arriesgar un discurso crítico, que reconociendo valores estéticos y políticos a la producción cultural de Fierro, eche luz sobre algunos contenidos que podemos evaluar al menos como problemáticos.

Hay una mujer sufriente en la tapa La impactante imagen –para la época–, de la tapa de la revista Fierro, “amalgama de erotismo y violencia”, representa mucho más que un ardid publicitario. La mujer desnuda que recibe un disparo en su sexo, “comunica desde el primer número que la censura impuesta por la dictadura militar había concluido”.5 También Federico Reggiani da cuenta de este uso del desnudo femenino como discurso opuesto a la censura característica del período anterior: “Desde la tapa del primer número, las dos rotundas tetas dibujadas por Chichoni parecían anunciar que, sin dudas, el Proceso de Reorganización Nacional había terminado. Y Fierro sería la revista de la transición”.6 Vemos así, que ambos investigadores señalan este “destape” en relación a la apertura democrática que habilita nuevos discursos hasta el momento censurados. Por su parte De Santis, afirma sobre las tapas ilustradas por Chichoni: Sus imágenes definen un género y prometen al lector algo de sexo y otros mundos en el interior de la revista. Sus mujeres están rodeadas de metal. O están desnudas o visten armadura. Congeladas contra fondos de óxido, atrapadas por robots, montadas sobre máquinas que remiten a una edad media de ciencia ficción. Una amazona, una Juana de Arco, una Ripley en el final de Alien, no son el modelo tradicional, porque no son víctimas; están en movimiento, en acción en un ambiente inhumano y hostil(…) Como divito en los

Imagen II. 1. Portada de Fierro Fuente: Fierro, núm. 1 septiembre, 1984

4

Pascal Bruckner y Alain Finkielkraut, El nuevo desorden amoroso, p. 90.

5

Laura Vazquez, El oficio de las viñetas. La industria de la historieta argentina, p. 287.

6

Federico Reggiani, “Fierro: historietas y nacionalismo en la transición democrática” argentina, <http://www.picasesos.ahiros.com.ar/p2reggiani.htm>

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