Tlacuache no. 9 Final alternativo

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NO.9

REVISTA

TLACUACHE

Final alternativo 1


Gena Peralta Ciudad de MĂŠxico

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Revista Tlacuache

EDITORIAL Número nueve Diciembre 2020 revistatlacuache. wordpress.com

“2020 también fue complicado para nosotros”

Equipo editorial Director editorial Alberto Sánchez Martínez Consejo Editorial Nayeli J. Ildefonso H.L.J. Ángel Jú Ximénez Diseño Bárbara Peñafiel Portada de este número Gena Peralta

Revista Tlacuache es una revista sin fines de lucro. Respetamos los derechos de autor según la licencia Creative Commons. Se permite la reproducción, transmisión, parcial o total de este trabajo por cualquier medio, con la condición de dar reconocimiento al autor o autora, así como la fuente.

RIP Revista Tlacuache

de arena para difundir arte del Mictlán.

*Inserte openning de Dragon Ball GT*

E

ste 2020 ha sido bastante complicado para todo el mundo. Un virus salió de alguna parte y éste empezó a atacar a la gente a diestra y siniestra. Nos encerraron. Creíamos que sería por pocos días, pero todo se prolongó. Seguimos encerrados. Algunas personas se quedaron sin trabajo, otras sin dinero para sobrevivir; las clases en línea eran más estresantes que las presenciales, el internet se iba o los equipos eran algo viejos y no aguantaban. Este 2020 Revista Tlacuache cumplió dos años. Recordamos que todo inició en el comedor de la universidad con una simple charla. Luego alguien, cuando no estaba bien planeado el proyecto, se adelantó y sacó la primera convocatoria. Ahí Revista Tlacuache dio su primer paso con una publicación mal editada que no hizo justicia a las colaboraciones. Después hubo un número dos, tres, un especial impreso, hasta llegar al número ocho y una antología poética (digital, claro). Un total de 14 publicaciones, 200 autores (poetas, cuentistas, fotógrafos, ilustradores, etc.). Hicimos algo. Quizá no seamos, por mucho, la mejor revista literaria, pero aportamos un granito

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Este 2020 también fue complicado para nosotros: clases en línea, trabajo, titulación, tesis, servicio social, entre otras actividades. Eso afectó el rendimiento del proyecto, entramos en una pausa no oficial. Pero aquí estamos, sacando el último número del año. Estamos seguros de que regresaremos en marzo con una númera chingona. Sin embargo, no todo ha sido tan feo este año. Fuimos los primeros en presentar Relatos Indocumentados, regalamos tres ejemplares de ese libro y después dos de Somos Palabra. Dos regalos aún no han llegado a sus destinos por restricciones de envíos, pero llegarán, estamos seguros. Nos divertimos mucho con el proyecto, nos enojamos quizá. Con faltas de ortografía, con algunos retrasos… pero todo con cariño. Algunas personas nos quieren, a otras les caemos mal… La historia de Revista Tacuache ha llegado a su fin. ¡Ah, se crean, chavxs! Vamos a estar en pausa un ratito no'más. *Termina de sonar el openning de Dragon Ball GT*


CONTENIDOS

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Inner life

Editorial

Lisandro Romero Carrier

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07 No.9 Final alternativo

¿Quién está en realidad soñando?

Imaginemos esto Daniel Domínguez Toledo

Salvador Montediablo

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09

Juguetes

Azulejos rotos

José Zenteno Aguilar

Carlos Iván Laparra

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Hay una zorra en la casa Dalia González Carrillo “Nagmah Sila”

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Pueblo/iguana Gabriel Meroli

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Surcos en mi mente Oscar Martínez Alonso

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Reciclaje

¿Dónde está Pazguato?

Gema Mexicano

Laura Márquez Córdova

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La alarma

Paradoja en el tiempo

Eduardo Barragán Ardissino

Antonio Blanco

29 Sueño 7

Juan Manuel Díaz

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EL FUTURO Gaby Black! Mexicali, Baja California

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¿Quién está en realidad soñando? Salvador Montediablo

¿Quién está en realidad soñando?

Se quedó dormido y despertó 4 años después, ¿o fue un segundo? La mente siguió divagando cuando el sol taciturno entró en su recamara, cuando despertó, ¿en realidad lo hizo? Tal vez cree que despertó y sigue leyendo este texto dentro de un sueño que cree que es la realidad, ¿tú lo crees así, lector?, ¿en realidad estás despierto? ¿O aún duermes y tu realidad es sólo la que esta hoja que lees te ofrece como consuelo? Acaso eres tú el personaje que aún sueña con la realidad, mientras lee un cuento de un escritor que igual y sólo existió en los sueños del personaje de este texto que a su vez podrías ser tú, aún dormido, a espera de que el sol ilumine tu cuarto y así abrir los ojos, puede ser, o quizás no. Deberías seguir leyendo esto mientras en tu subconsciente ya estás analizando la posibilidad de que sea cierto que tu realidad quedó reducida a una simulación de la mente dormida, y si despiertas, ¿dónde lo harás?, en una realidad o en una paradoja de los sueños, y si sigues dentro de tu mente o dentro de este texto, ¿a dónde irás después? A un infalible olvido, a un efímero latido de la materialización que ofrece un cuerpo que ocupa un lugar en el espacio siendo materia entre la materia y tangible entre lo tangible, ¿y si despiertas de una vez? Y si despiertas no del sueño, sino de la realidad y dejas de ser materia, serías texto, dentro de la mente, dentro del lenguaje y del código del entendimiento, serías una idea y un concepto, tal vez un personaje en un texto confuso, un personaje que duerme dentro de sus sueños, a espera que el lector sea el personaje que cuestiona, ¿quién está en realidad soñando?, ¿tú o yo?

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PEZ Tania Solis Estado de México

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Juguetes José Zenteno Aguilar Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

A tu edad, decía mi padre, los niños deben jugar con osos de peluches: grandes, cafés y peludos. Nada de esas mariconadas que juega tu hermana. Me instruyó bien porque hasta la fecha me encantan los osos, es más, en estos momentos me encuentro en medio de dos. *Si usted no sabe a qué se refiere el texto con “oso”, lo invito cordialmente a buscar en Google “Osos Maduros”.

Juguetes

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Sing Wan Chong Li Santiago de Chile

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Inner life Lisandro Romero Carrier Rosario, Argentina

Cauto es el ruido de mi naturaleza Nací silencio ciervo otoñal con conciencia de las balas pero también con hambre

Inner life

Residente del suspiro frío antes que tibio sombra y esquina descalza Complejidad en lo simple de mi neurosis nada es realmente tan grave pero sí exageradamente agudo es mi sigilo. 11


Eddy Balam Oaxaca de Juรกrez

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Imaginemos esto Daniel Domínguez Toledo Coatzacoalcos, Veracruz, México

Imaginemos esto

Imaginemos esto: Es usted un detective, o una detective, según sea el caso. Ha llegado a sus manos un expediente de lo más peliagudo, terrible. De la identidad y motivación del ejecutante se sabe poco, se conoce su trabajo: infalible y brutal. No se habla de un criminal común, no, este sujeto polariza opiniones en todo el lugar. Se sabe, sí, de al menos ochenta y cinco casos en los que presumiblemente estuvo involucrado, todos ellos con un objetivo en común: acercar al miserable, al mezquino, al infeliz, a su fin, a su muerte. Llevar la parca hacia quien desea conocerla. No es, para muchos, sino un mediador, comerciante de vidas. Otros, por el contrario, sólo ven en él a una escoria, a un metiche endiosado. Lo que no entra en discusión acerca del susodicho es su capacidad; la agilidad y la fuerza hecha hombre o, mejor dicho, y basándome en apreciaciones de los escasos testigos que su fugaz obra permite, hecha mujer. Tras un entusiasta periodo de actividad, que elevó la cifra de sus presuntas víctimas a más de noventa, la mujer cometió algunos errores que nos acercan peligrosamente a su captura, trazado el hilo conductor al que las pistas nos han llevado, 13


se puede prever que el siguiente golpe será dado en una casa común de la región, aunque con dirección y características particulares. Prepárese, detective, porque esta mujer no se equivoca dos veces, le recomiendo estar al pendiente, no dormir, cerrar puertas y ventanas, tener un bate cerca y, sí es posible un arma cargada, quizá trampas de alambre en las entradas, cámaras… Espere sentir el frío filo metálico, el desgarre de sus carnes, la agonía perpetua. Tenga cuidado con sus pies y aleje los cortaúñas de su pieza. Prepare su garganta para gritar y no, no se moleste en lavar las sábanas, que terminarán sucisimas, rojas, frías. Recomiendo, al contrario, que no tenga cobijas cerca, aleje de su cama todo aquello que pueda entorpecer su defensa, aunque insisto en que esta mujer no se equivocará. Esté tranquilo y si cree en dios rece, arregle sus pendientes y despídase de todos, le recomiendo ampliamente El extranjero de Camus, léalo esta noche si es posible, devórelo, escuche su canción favorita, que el final está cerca. Es infalible, le repito, y sobre todo brutal; usted terminará hecho pedazos, sus carnes carcomidas y lo poco que le quede de cordura, le recomiendo, ocúpelo en recordar, recuerde a papá, a sus hijos o a quien usted quiera… es su tiempo. Aunque a últimas, podría recomendarle, mejor, que no imaginemos estas cosas.

Camila Ríos Mosalve Colombia

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TRÁFICO DE IDEAS Lisandro Romero

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ESPÍRITU DEL AGUA Tania Solis Estado de México

Azulejos rotos Carlos Iván Laparra Chiapas, México

Ojalá no tuviera que cuidarlo, padre. Ojalá no tuviera que verlo jadear, como si una esponja obstruyera su respiración, hasta que por fin concilie el sueño y sentir el alivio de que hoy vivió un día más, un día que se muestra más largo comparado con aquellos en donde usted solía tener su papel de padre. No negaré que prefiero escucharlo gritar cuánto le enojaba que yo fuera así, o porque de vez en cuando solía bailar en mi cuarto con un listón de campanitas doradas sobre mi 16


cadera, moviéndome de aquí para allá como una pirinola mientras disfrutaba sentirme pleno en medio de aquellas canciones que tanto le disgustaban, o ¿recuerda aquella vez en la fiesta del tío Miguel cuando mamá me tomó de los hombros y me lanzó a la pista de baile? Pues desde entonces sentí que sus gritos cambiaron de intensidad, quizá porque le molestaron mis movimientos o porque desde antes que llegáramos me insistía que sacara a bailar a Lupita, esa muchacha morenita que vive cerca de la iglesia San Pedro, pero ni siquiera sabía cómo tomar de la cintura a una mujer ni mucho menos bailar de la manera que para usted siempre fue la adecuada. Sí, prefiero verlo enojado que estando en ese estado inmóvil, sobre un colchón húmedo por su sudor y por sus inadvertidas necesidades de orinar. Pero aquí estoy, siempre siendo el mismo, con los mismos pasos de baile y con la misma decepción que me tiene. Ya mañana, si Dios así lo quiere, vendrá don Jaimiro para arreglar por fin esos azulejos rotos de mi cuarto, cuyo suelo dejó de ser liso y las grietas que se alzan hacia arriba por el constante aire que poco a poco se adentra en ellos provocaron esa caída por la que ahora está usted así. No me cobrará mucho, pero me advirtió que será preferible quitar todo el piso de mi cuarto para evitar después posibles daños. Terminé por decirle que no importaba el precio ni mucho menos que el piso de mi cuarto se quedara sin azulejos, total usted también habría dicho lo mismo. He de decir que he estado pensando en irme de la casa y abandonarlo, pero lo que me detiene es mamá, pobrecita, apenas y puede con sus manos desgastadas por el cloro y ahora quiere cargar con tu peso, con tus alimentos y con tu poca falta de aliento. Me quedaré

y me enfocaré en sus cuidados no será la primera vez que lo hago, pero quizá sí la última. Me hubiera gustado haberle puesto seguro a la puerta de mi cuarto aquella noche o haberle contado antes sobre mis emociones, sobre mis preferencias, sobre mí. Así quizá nunca se hubiera sorprendido con esa cara media torcida por el enojo de ver a su único hijo desnudo frente a una pantalla mientras se masturbaba con otro chico; por no saber qué palabras eran las necesarias para gritarme, ni qué sentir al verme sin ninguna Lupita que me socorriera de este gusto mío. Aquella noche no se atrevió a detener su caminar a pesar de que mi voz se quebrara en el aire en busca de un pretexto, que ya de nada servía, y en donde esos gritos de desesperación suyos despertaron a la única mujer de la casa que sólo trataba de dormir más de lo que la dejábamos. Desde esa noche, todo cambió, y es posible que en estos momentos está tratando de maldecirme para sus adentros, pero fueron los azulejos los que lo callaron, fueron ellos, yo sólo lo empujé al acantilado, padre, ahora mírese, todo inocente, hecho apenas una bola de carne sin movimiento. Algunos amigos me han dicho que aproveche y huya de aquí, que lo deje y desaparezca, pero no sería capaz de hacerlo, pues pensemos en mamá y en sus manos ¿de verdad le gustaría que ella cargue con todo esto? Tan sólo verla con aquella sonrisa apagada y sus párpados oscuros, tratando de demostrar fuerza en donde ya no la hay. No, no se merece esto. Sólo yo estoy en deuda con usted, no ella. Ojalá fuera otro hijo y usted fuera otro padre. Ojalá nunca se hubieran roto los azulejos.

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SILENCIOS QUE HABLAN Mitra Amor Carolina del Norte

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Hay una zorra en la casa

Hay una zorra en la casa Dalia González Carrillo, “Nagmah Sila” Ciudad de México

Tributo a Eduardo Lizalde Hay una zorra en la casa. Se coló por la ventana que dejaste abierta y me invadió como invade la enfermedad a un viejo solo. Se esconde a veces detrás de tu recuerdo tibio, en los suspiros que olvidaste en una esquina, en el cadáver de tus células, o en las cortinas que buscan tu perfume sepia. Recorre mis pasillos dejando tras de sí los besos que me regalaste, rastros de abandono que borra a rastras con su cola. Chilla a las tres de la mañana

con un alarido que retumba en la sala y mi pecho huecos, y parecen campanadas de una iglesia sin altar, y se burla de mis misas negras sin tu sexo. Ella deja sus ojos de gato en el espejo y veo mi carne llena del polvo de mi casa, veo mi casa que te llora polvo, mi casa que te extraña, mi casa invadida por la zorra que lame las heridas abiertas desde el día que olvidaste cerrar esa ventana.

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Pueblo/ iguana Gabriel Meroli Borikén

Pueblo/iguana

El aura estornuda la lluvia con su vuelo; luego de haber roído a la iguana. Iguana, guana, guaína, guá, …: Islantilla descuartizá. Iguana-Pueblo; gente que se explota contra la brea; tal cual lo hace, también, la grama fluidificada entre las muelas de las vacas. Pueblo-iguana; comida viva para lxs bonistas, quienes con dólares de botas rubias exodizan la tierruca para, PUTificándola, manosearla con hoteles de concreto que se devoran la magia surreal de Boriken, para, PUTrificándola, preñarla de gases y bombas que fragmentan el manto del marcielo-cielomar, y, este PUT busca: 20


Julio Alberto Machicado 21

Pueblo/iguana

radioactivizar y cancerotizar las venas de la montaña, la que ladra inmóvil con el barro de sus ojos el agua que germina el pan del Pueblo. Iguana-humana. Pueblo-iguana. ¡Qué antilla triste la mía (no mía) que sufre por lo corrupto desmembrada! Se vive en el borrón de la Historia, se muere en la sabiduría del cerro verde. Pueblo-iguana; colonia estatuificada. A gajo abierto se cincela la carne de esta frágil Isl(archipiélago) con el picotazo de lxs buitres, lxs bonistas, lxs políticxs, la dictadura (bipartidista); la nominación: COLONIA.


POEMLLAGE VERTICAL Dengue Leรณn, Guanajuato

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POEMLLAGE VERTICAL 11 Dengue Leรณn, Guanajuato

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SILENCIOS QUE HABLAN Mitra Amore Carolina del Norte

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Reciclaje Gema Mexicano Guadalajara, Jalisco

Reciclaje

Las cuatro patas del borrego apuntan hacia el cielo, la lengua que asoma entre sus dientes disfruta el aire seco del otoño; está inmóvil y sus carnes destinadas a alimentar una familia han sido recicladas por gusanos. Más tarde, su quijada romperá el silencio a sol y a sombra en la trituración del maíz. El instinto animal se parece al del ser humano, no sabe cuándo detenerse, pero Martina desconoce este principio. Coloca una ración ilimitada de maíz bajo las barbas del borrego, luego la mamila de leche tibia en la boca de su hermano, lo arrulla sobre sus brazos mientras canta una canción que aprenderá en sus primeros y últimos días de escuela. Cuando la tormenta pase todo irá mejor, pensará en el liston lila de su pelo y no en el llanto de su hermano o en las nubes gordas que tapan el cielo. Si salimos vivas de este aguacero, habremos de enfrentarnos al hambre. La voz de su madre se escucha sobre el estruendo de los rayos. Martina tira de la cuerda que asfixia al ovino mientras sus pezuñas se clavan en el suelo. A lo mejor recuerda su muerte, pero ellas no recuerdan nada. Todavía creen en la siembra, en la milpa que jilotea a principios de agosto, esperan que la tierra filtre el agua y que los tallos no se aceden en el fango. No recuerdan los granizos que hicieron trizas el trabajo de sus manos. Martina arroja el maíz que viene desde lejos, atravesó la tráquea del borrego para descansar bajo la tierra, cubre el último surco y escucha la noticia de su madre. Tendremos un borrego. Martina sonríe, imagina, pero en realidad recuerda, los berridos del ovino blanco.

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La alarma Eduardo Barragán Ardissino Mar del Plata, Argentina

La alarma

¿Cuánto tiempo ha pasado ya? ¿Cuánto más va a durar esto? No consigo despertar sin importar cuántas veces me despierte. Hoy es mi entrevista laboral y no puedo llegar tarde, por eso puse esa alarma, la cual sonó al horario correspondiente;sin embargo, un instante después de haberme incorporado en la cama, la escuché sonando nuevamente, lo que me hizo abrir los ojos y descubrir que aún continuaba acostado. Naturalmente ignoré esto y me levanté. Escuché la alarma otra vez cuando entraba al baño, cosa que me obligó a abrir los ojos, acostado en mi cama, de nuevo. Recuerdo que para la tercera ocasión, había logrado llegar al comedor antes de que esa alarma volviera a regresarme a mis sábanas. Claro, no es la primera vez que esto me ocurre, de hecho no puedo recordar un sólo despertar mío, desde que tengo uso de razón, que no haya sido así, pero ahora es distinto.Para empezar porque debo llegar temprano a mi entrevista, además de que parece que todo esto no va a llegar a una conclusión nunca. Creo recordar que fue en el séptimo intento cuando el peligro aumentó, cuando todo cambió repentinamente para peor, cuando desperté en el medio de aquel enorme puente flojo. Desconozco cuánto tiempo estuve parado ahí sin hacer nada, pero en cuanto di un paso, toda la enorme construcción 26


La alarma

se vino abajo, llevándome con ella. Mientras caía al vacío, aterrorizado, escuché de nuevo la alarma. Entonces abrí los ojos, encontrándome sobre un pequeño bote en medio del océano. Mi desorientación y mi repentino mareo provocaron que hiciera tambalear aquella embarcación justo cuando la alarma volvió a sonar. Debido a eso no caí al agua sino en un montón de arena, a la vez que despertaba en medio de lo que parecía ser un desierto. Desesperado, sin saber qué hacer, empecé a caminar. Luego de lo que parecieron horas de andar bajo ese sofocante calor, en un lugar completamente vacío (no se veían ni cactus siquiera, sólo arena por todos lados), la alarma volvió a sacarme de donde estaba, arrojándome en esta espesa y lúgubre jungla ¿Cuándo va a acabarse todo esto? A pesar de los aterradores sonidos de fieras salvajes (creo yo) que estoy siendo capaz de oír a mi alrededor, no voy a moverme de acá. La alarma está sonando ahora mismo, pero voy a seguir ignorándola. Ya no me importa mi estúpida entrevista ni lo aterrador que es este lugar. No me pienso arriesgar a caer en un sitio todavía peor que este, no puedo resistirlo. Ojalá algún día pueda despertarme.

Camila Ríos Mosalve Colombia

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Sing Wan Chong Li Santiago de Chile

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Sueño 7 Juan Manuel Díaz Naucalpan de Juárez, Estado de México

Tuve un sueño: veo el crucifijo frente a mi cama, Jesús se quita los clavos, baja y me los ofrece.

Sueño 7

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Eddy Balam Oaxaca de Juรกrez

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Surcos en mi mente Óscar Martínez Alonso Querétaro, México

Surcos en mi mente como cicatrices, símil de flores de pétalos moribundas. Sobrevivo de café y manzanas, evitando la locura sembrando. En desvelo, observando mis arrugas, evidenciando de tiempo mi carencia.

Surcos en mi mente

Si morirme que tuviera, sin explicación me iría de este mundo y del otro. Tierna melancolía, qué hipócrita es la vida sin sentido, no alcanza para morirse de una vez. 31


¿Dónde está Pazguato? Laura Márquez Córdova

¿Dónde está Pazguato?

El jueves siempre ha sido mi día favorito, me gusta pedir pizza e ir por vino, aunque odio que nunca contestes el teléfono y luego te quejes porque no te di a elegir entre comprar seco o dulce, siempre he pensado que al menos un día a la semana se debe celebrar con bombos y platillos.. lo he creído desde mi infancia, ¿celebrar qué?, decía mi padre…pues no sé… algo en medio de esta aburrida vida, quizás ahora festeje los dos años que llevamos compartiendo nuestro tiempo. Yo jamás pensé poder vivir bajo el mismo techo con alguien, se me hacía algo invasivo, pero ha sido bastante divertido, bastante constructivo si le tuviera que poner en una descripción. Tomo la bici y me dirijo al WalMart, me da mucha culpa comprar allí, pero bueno, es que en la tiendita de don Pepe no hay las papas que me gustan y mucho menos vino. De pronto tengo un mal presentimiento y pienso que quizás sea bueno regresar por el casco y dejar de ser imprudente, pero ya voy muy cerca del súper y entonces compro el vino rápidamente, retomo el camino hacia la casa y cuál es mi sorpresa al encontrar el pequeño zaguán abierto y al entrar ver que todo está revuelto, pero si sólo fueron unos minutos, pienso, veinticinco a lo mucho. ¡Carajo!, la Mac no está. Y entonces te vuelvo a marcar para contarte que nos asaltaron, pero tu celular me manda a buzón, salgo al jardín y tu bici ha 32


María Susana López Bernal, Buenos Aires

desaparecido, sobre la mesa está mi libro de Salinger y entonces todo comienza a cuadrar en mi cabeza; corro al cuarto; la tele que aún no terminamos de pagar se ha ido y también tus libros favoritos; me toma unos segundos reponerme de un ligero desvanecimiento. No me sorprendería que tampoco esté el dinero de la renta, nuestros ahorros, el reloj de mi abuelo y tu telescopio, ¡puta madre!, no me reenvié a mi correo mis últimos avances de la maestría ni mis poemas y aún no viene lo peor… Pazguato tampoco aparece, te falto tantita madre, las mascotas no se roban. Me voy recargando de la pared, inhalando y exhalando para así evitar que en mi cerebro se reviente un cuágulo .… ¡Salinger, Salinger!… el único que se salvó, al menos tuviste compasión con eso, esa edición me ha acompañado toda mi vida. Me veo llamando algún número de la policía, si es que existe alguno para emergencias... 666… “disculpe, señorita, la persona que vivía conmigo me robó”… qué patético, ya me estoy riendo y no puedo parar, “ayúdeme, señorita, se

lo llevó todo, así como lo oye”. Vuelvo a respirar para dejar de reír y pienso que la otra solución sería llamar a tu madre a Guanajuato… “ Señora, lo que tengo que decirle es grave”… y pienso que esta situación es triste, tristísima, rayando en lo cursi. Me siento en el piso y abro como puedo la botella de vino y le doy un sorbo enorme, de pronto recuerdo el día en que leímos juntos libros de poesía y me pregunto si en verdad te gustaban o si sólo fingías, ya qué más da... ahora toda nuestra historia parece desdibujarse en medio de una niebla y lo que me parte es haber perdido a Pazguato y los avances de la maestría. Vuelvo a respirar y creo sin duda que debo de cambiar de día favorito… mientras me levanto para beberme lo que queda de vino, suena mi celular.

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MUERTE SÚBITA Tania Solis Estado de México

Una paradoja en el tiempo Antonio Blanco Esa noche David salió tarde del trabajo y con alguna molestia en su aturdido cerebro. Durante el día se desvaneció en la oficina dándose un golpe en la cabeza. Al reponerse no quiso ir a casa, puesto que era jueves y aún había muchos pendientes por terminar. 34


Una paradoja en el tiempo

Una vez que salió de trabajar y mientras manejaba rumbo a su hogar, se sintió un poco mal, así que se detuvo un momento para tomar un respiro y cerrar los ojos unos minutos, eso fue lo que él sintió, que sólo fueron unos cinco minutos cuando mucho. Pero la verdad fue que al abrir sus párpados, ya era la mañana del día siguiente, los primeros rayos de sol caían sobre su auto. Perturbado y muy confundido por la situación no tuvo otra opción que ponerse en marcha para llegar a casa, con su esposa y sus tres hijos, pensó que debían estar muy preocupados por su ausencia, así que manejó a toda prisa. Al llegar abrió la puerta, su esposa Fanny, mujer esbelta, alta y muy guapa se encontraba en la cocina, vestida con su bata blanca, recogiendo la mesa, donde se encontraban los restos de un desayuno para dos. Al verla David exclamó. ─Ya llegué, de camino a casa detuve el coche un momento para descansar la vista, pero creo que me quedé dormido, lo siento... Ella asombrada lo miraba con incredulidad. ─¿De qué hablas?... si acabas de salir para tu trabajo ni siquiera quisiste usar otra ropa porque según tú se te hacía tarde y te pusiste esa misma de ayer; dijiste que descansara hoy, que no lavara. Justo hace como unos cinco minutos acabamos de despedirnos. David no entendió, de hecho no comprendía muy bien lo que estaba pasando. ─¿A qué te refieres?... si voy llegando a casa─ contestó él. Fanny confundida replicó. ─Que sí, que acabamos de desayunar e incluso anoche llegaste como todos los días, estuviste con los niños jugando, algo que no haces, cenamos, después los llevé a dormir a su recámara y cuando entré a nuestra habitación tú querías que nos bañáramos juntos, lo hicimos, así que no sé de qué estás hablando, David, ni porque dices que acabas de llegar. ─Si esto es una broma, creo que no tiene gracia y es de muy mal gusto. David parecía romperse en una maraña de incongruencias y cosas sin sentido, ya que no sabía qué estaba pasando ni siquiera podía fabricar una pregunta congruente que le trajera la respuesta a este enigma que sobre él y su vida se estaban posando. Entonces, sólo alcanzó a decir. ─Esto es imposible, Fanny, porque yo voy llegando.

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REVISTA

TLACUACHE

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