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TEORÍA CRÍTICA ANTICOLONIAL

Ensayos de historia intelectual

COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT HUMANIDADES

Manuel Asensi Pérez

Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada Universitat de València

Ramón Cotarelo

Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia

M.ª Teresa Echenique Elizondo

Catedrática de Lengua Española Universitat de València

Juan Manuel Fernández Soria

Catedrático de Teoría e Historia de la Educación Universitat de València

Pablo Oñate Rubalcaba

Catedrático de Ciencia Política y de la Administración Universitat de València

Joan Romero

Catedrático de Geografía Humana Universitat de València

Juan José Tamayo

Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Universidad Carlos III de Madrid

Procedimiento de selección de originales, ver página web: www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales

TEORÍA CRÍTICA ANTICOLONIAL Ensayos de

tirant humanidades Valencia, 2023

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Director de la colección:

Juan José Tamayo

Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Universidad Carlos III de Madrid

© Luis Martínez Andrade

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DATOS DEL AUTOR

Luis Martínez Andrade (Puebla, México, 1981). Doctor en sociología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París. Autor de Religión sin redención. Contradicciones sociales y sueños despiertos en América Latina, (publicado en español, francés, inglés y polaco), de Las dudas de Dios: Teología de la liberación, ecología y movimientos sociales (Otramérica, 2015), de Ecología y Teología de la liberación. Crítica de la modernidad/colonialidad (Herder, 2019), de Feminismos a la contra. Entre-vistas al Sur Global (La Vorágine, 2019), de Textos sin disciplina. Claves para una teoría crítica anticolonial (Universidad de Guadalajara, 2020) y de Fútbol y Teoría crítica. Ilusiones del balón y del sujeto abstracto (La Vorágine, 2022). Sus principales temas de investigación son la sociología de la religión y de la cultura, la Teoría crítica, la ecología política, el marxismo latinoamericano y el giro descolonial. Ha sido profesor invitado en la Universidade de São Francisco (Itatiba) y actualmente es colaborador científico de la Université Catholique de Louvain.

Luis Martínez Andrade es un brillante sociólogo mexicano y además es autor de una vasta obra publicada en varios idiomas. Este hermoso libro muestra tanto el amplio horizonte de sus intereses intelectuales como el nivel de su reflexión y debe ser leído en concordancia con la idea de “el salto del tigre” propuesta por Walter Benjamin en sus Tesis sobre el concepto de historia (1940) en donde la revolución es presentada como un salto del tigre hacia el pasado en busca de momentos cargados de explosividad actual (Jetztzeit).

El interés de Luis Martínez Andrade se enfoca en la teoría critica, desde una perspectiva decolonial que no se limita solamente a Europa, sino que integra también la cultura política y espiritual de Latinoamérica. De esa manera, el autor esboza un luminoso arco que atraviesa siglos y continentes y que nos lleva de Karl Marx a Walter Benjamin, de José Carlos Mariátegui a la Teología de la liberación, de la Filosofía de la liberación de Enrique Dussel al giro decolonial de Aníbal Quijano y de la Escuela de Fráncfort a la necropolítica de Achille Mbembe. La distancia crítica no está ausente, por ejemplo, en lo que refiere al eurocentrismo de Max Horkheimer, pero el objetivo del autor es sobre todo dar cuenta del aporte de cada uno de ellos en la reflexión que se contrapone a los fundamentos de la civilización capitalista moderna y de la colonialidad del poder. Una dimensión teológica se encuentra en cada uno de los ensayos aquí reunidos: ésta inspira la crítica de Walter Benjamin al capitalismo como religión y la de los teólogos de la liberación (Franz Hinkelammert, Jung Mo Sung y Allan da Silva Coelho) a la idolatría del Capital.

Luis Martínez Andrade respeta la diversidad de estos pensadores y se resiste a la tentación de reducirlos en un común denominador. Lo que realmente le interesa, a través de su enfoque interdisciplinario el cual combina filosofía, sociología de la cultura, teoría política y crítica de la economía, es comprender la particularidad de cada autor o de cada corriente de pensamiento para así mostrar su contribución en una crítica del sistema hegemónico.

Mi maestro, Lucien Goldmann, frecuentemente decía que una obra importante es aquella que logra combinar la riqueza con la coherencia. Es el caso de este precioso conjunto de ensayos de Luis Martínez Andrade.

Michael Löwy París, 2022

Michael Löwy

PROLEGÓMENOS

En Dialéctica del iluminismo, Max Horkheimer y Theodor W. Adorno narran el caso del fisiólogo francés Pierre Flourens que, a través de una carta, manifestaba sus preocupaciones sobre el empleo del cloroformo en la práctica normal de las operaciones ya que dicha sustancia solo generaba una ilusión en el paciente. Para Flourens, el uso de este compuesto químico producía una debilidad mnemónica durante la intervención y, al mismo tiempo, estimulaba “la creciente superficialidad de la cultura académica general de nuestros médicos”1 pues dejaba la puerta abierta para realizar intervenciones quirúrgicas más complicadas e, incluso, cada vez más superficiales2. Para los miembros de la Escuela de Frankfurt era evidente que la pérdida del recuerdo es una condición transcendental de la ciencia hegemónica. En ese sentido, Horkheimer y Adorno llegaban a la siguiente conclusión: toda reificación es un olvido3.

Por su parte, Martin Jay sostiene que, desgraciadamente, la historia intelectual ha sido desdeñada por las disciplinas decimonónicas, ya que para estas aquella solo pone a “hervir la olla sin cocer bien ninguno de los ingredientes”4. Sin embargo, más allá de los enfoques que la reducen a “mero” comentario, la historia intelectual reconoce el pode-

1 Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, Dialéctica del iluminismo, Buenos Aires, Sudamericana, 1969, p. 270.

2 La dictadura de la belleza, fomentada por la industria de la moda y del espectáculo, no solo está creando nuevos nichos de mercado sino, al mismo tiempo, está produciendo un daño psicológico muy profundo en las personas. Para una crítica feminista de este fenómeno véase Mona Chollet, Beauté fatale. Les Nouveaux visage d’une aliénation féminine, Paris, La Découverte, 2015. Del mismo modo, en la novela Siete Miedos del escritor bosnio Selvedin Avdić somos testigos del impacto de la tiranía de las revistas de moda en el imaginario social.

3 Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, op. cit. p. 272.

4 Martin Jay, Campos de fuerza. Entre la historia intelectual y la crítica cultura, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 16.

roso impacto que ejercen las ideas del pasado en nuevas e inesperadas constelaciones. Al respecto, el historiador y crítico cultural escribe que:

En esencia, la historia intelectual puede entenderse a su vez como el producto de un campo de fuerza de impulsos que con frecuencia están en conflicto y que la atraen hacia un lado o hacia otro y plantean más interrogantes de las que esta disciplina pueda responder. Antes que situarse como el observador distante de un campo cultural o discursivo, el estudioso de la historia intelectual debe pues conceptualizar su propio punto de vista ventajoso como en un campo de juego5

Frente a la crisis civilizatoria que estamos atravesando (la crisis sanitaria de la COVID-19 es una de sus expresiones) es necesario no solo recordar el largo andar del pensamiento crítico anticolonial y anticapitalista (el marxismo humanista, la teología de la liberación y la filosofía de la liberación) sino también rememorar6 —en sentido benjaminiano del término— las luchas emprendidas por los condenados de la tierra. Si la historia es un campo de lucha, entonces, la memoria se convierte en un objeto en disputa7. Esta obra se inscribe en esa línea de investigación/acción.

En la tesis XIV “Sobre su concepto de historia”, el filósofo marxista Walter Benjamin aduce que la historia es objeto de construcción cuyo lugar no es el tiempo homogéneo y vacío sino el que está pleno de “tiempo del ahora”. De ahí que un salto de tigre hacia el pasado sea crucial no solo para hacer saltar el continuum sino también para actualizar las luchas de los vencidos de la historia8. Por tanto, este libro tiene un doble propósito, por un lado, insiste en la importancia del marxismo humanista en el desarrollo del pensamiento crítico y, por el otro, señala algunos rasgos sociopolíticos de la cultura contemporánea (papel de la moda, catástrofe ambiental, necropolítica, entre otros).

5 Martin Jay, op. cit. p. 16.

6 “La rememoración es la vía de conocimiento sin la que no es posible la praxis realmente transformadora”, Manuel Reyes Mate y José A. Zamora, “Sentido y actualidad de la crítica marxiana”, en: Sobre la religión. De la alienación religiosa al fetichismo de la mercancía de Karl Marx, Madrid, Trotta, 2018, p. 82.

7 Paul Ricoeur, La mémoire, l’histoire, l’oubli, Paris, Seuil, 2000.

8 Walter Benjamin, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, Bogotá, Ediciones desde abajo, 2013, p. 29.

Compuesto por seis capítulos, esta obra aborda temáticas fundamentales para el pensamiento crítico contemporáneo. En el primero se examina el giro decolonial y el descubrimiento del sujeto indígena en la obra José Carlos Mariátegui. Después, se analiza el vínculo entre teología y marxismo en el pensamiento del filósofo alemán Walter Benjamin. El capítulo tercero hace una evaluación de los claroscuros de la Escuela de Frankfurt y propone un contrapunteo con la Filosofía de la liberación. Posteriormente, se destaca la importancia de una sociología marxista del hecho religioso a través de la obra del filósofo franco-brasileño Michael Löwy. El capítulo quinto plantea un acercamiento a las exegesis que realizaron los teólogos de la liberación sobre El Capital. Finalmente, desde una perspectiva descolonial, se reflexiona en torno a la necropolítica.

Quiero agradecer a todas las personas que me han acompañado en mi andar, durante estos últimos años, en los dos lados del Atlántico: Mariana Anaya, Andrés Arce, Leila Benhadjoudja, Claude Bourguigon Rougier, Alí Calderón, Carlos Julio Báez Evertsz, Antonio Carmona Báez, Souhail Chichah, los hermanos Castillo Andrade, David Carbajal

López, Allan Coelho, Luis Dapelo, Mathieu Gervais, Paco Gómez Nadal, Ximena Guzmán, Rolando Hernández, Edmundo Hernández, Luis Antonio Huidobro, Lucie Kaennel, Gustavo López, Guillermo López

Valera, Charlotte Luyckx, Juan Carlos Martínez Andrade, Jesús Antonio Morfín, Graham McGeoch, Elisa Mendoza, Fernando Matamoros, Ricardo Macip, Manuel Meneses Ramírez, Marianna Musiał, Alberto Muñoz, Pascale Naveau, Isidro Navarro, Jaime Ortega Reyna, César Osorio Sánchez, Geoffrey Pleyers, Nicolás Panotto, Aníbal Pineda, Javier Peralta, Jean-Pierre Reed, Ricardo Sánchez, Nordine Saïdi, Krystian Szadkowski, Héctor Sotomayor, Hugo José Suarez, Flavio Sofiati, Camilo Useche, Françoise Vergès, Patrick van Dieren, Michał Weres y, especialmente, a mi querido maître-à-penser: Michael Löwy.

Agradezco profundamente al profesor Juan José Tamayo, referencia indiscutible del pensamiento crítico contemporáneo, por haber aceptado este manuscrito en su colección Diáspora.

São Paulo

13 de septiembre de 2022

MARXISMO E INDIGENISMO

Nuestro horizonte es sombrío. Desde Estados Unidos de Norteamérica hasta Polonia, pasando por Brasil y por India, los vientos gélidos del fascismo soplan con fuerza inaudita. Nuestro presente se encuentra amenazado no solo por una terrible crisis climática, sino también, por la emergencia de una crisis civilizatoria de envergadura. Intolerancia religiosa, pulsión de muerte desatada, nacionalismo patriotero exacerbado, populismo autoritario, violencia mítica y estados de excepción por doquier. Efectivamente, nuestro paisaje es deprimente y pleno de incertidumbre. Sin todavía haber superado la crisis sanitaria (COVID-19) ocasionada por el capitalismo fósil y la deforestación a gran escala, el ruido de las botas militares empieza a resonar con fuerza en Europa oriental. “Pessimisme de l’intelligence, optimisme de la volonté”, frase acuñada por Romain Rolland, posteriormente retomada por Antonio Gramsci y por José Carlos Mariátegui, se vuelve a convertir en una sentencia para nuestra época. En efecto, mientras los “escépticos del clima” y las “derechas” se han unido en santa cruzada para acosar al fantasma del pensamiento crítico y radical, los vencidos de la historia debemos seguir organizándonos desde abajo y a la izquierda. Y, en ese proceso de organización política, la teoría precisa de un lugar toral. De ahí nuestro interés en abordar la fuerza del pensamiento de José Carlos Mariátegui (1894-1930) quien no solo fue el fundador del Partido Socialista Peruano (1928), sino, además, el pensador marxista más vigoroso y original de Latinoamérica9. En este capítulo, abordamos el contexto sociopolítico de su “edad de piedra” para después observar el giro descolonial de su perspectiva y, finalmente, nos interesamos en su noción de socialismo indoamericano.

9 Michael Löwy, El marxismo en América Latina. Antología, desde 1909 hasta nuestros días, Santiago de Chile, LOM, 2007.

JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI: DE LA FORMACIÓN AUTODIDACTA A LA FUNDACIÓN DE LA RAZÓN

Gracias al trabajo de investigación realizado por Guillermo Rouillón Duharte sabemos que José Carlos Mariátegui La Chira nació el 14 de junio de 1894 en Moquegua, una ciudad del sureste del Perú10. A raíz de una artritis tuberculosa, Mariátegui tenía una salud muy frágil. En 1902, al encontrarse jugando con su amigo José Marcenaro Bisso, Mariátegui cayó al suelo y se le formó un hematoma en la pierna izquierda a la altura de la rodilla. Como secuela de dicho accidente, cojeara de manera permanente. Postrado durante cuatro años en su cama, se instruyó de manera autodidacta. Para Aníbal Quijano, “esa experiencia infantil, de pobreza y de ausencia, de enfermedad y de inactividad física, de soledad y melancolía, religiosidad y de poética mística, de inquietas e interrogadoras lecturas, es sin duda fundamental para la comprensión de la obra adulta mariateguiana”11.

Después de haber colaborado, escribiendo sobre todo crónica hípica y literaria, con algunas revistas (“Mundo Limeño”, “El Turf” y “Lulú”) del establishment social y cultural, en 1916, al lado de César Falcón (amigo con el que, años más tarde, experimenta la “deportación encubierta” impuesta por el gobierno de Leguía), Félix del Valle y Abraham Valdelomar, Mariátegui fundó la revista Colónida. A pesar de la efímera existencia de Colónida (se publicaron solamente cuatro números) y del “frívolo dandismo”12 que constituye su “edad de piedra”, dicha experiencia expresó una “insurrección contra el academicismo

10 Guillermo Rouillón, Bio-bibliografía de José Carlos Mariátegui, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1968. Recordemos que Mariátegui creía haber nacido en Lima y en 1895. Dicha confusión se debió, en parte a que María Amalia La Chira, la madre del Amauta, había dado datos inexactos en la partida de su nacimiento. Incluso, María Amalia La Chira había declarado ser viuda. Casanova Velez, “Vida y obra de José Carlos Mariátegui”, Revista Ciencia y tecnología, 2015, p. 183.

11 Aníbal Quijano, Introducción a Mariátegui, México, Era, 1982, p. 34.

12 Jaime Villarreal, “Mariátegui y Benjamin: El itinerario del intelectual vanguardista”, Artes del ensayo. Revista internacional sobre el ensayo hispánico, 2018, p. 127.

Luis Martínez Andrade

y sus oligarquías”13. A mediados de 1916, al calor de la efervescencia en contra del régimen de José Pardo (1915-1919) y al lado de algunos miembros de la oposición leguiísta, Mariátegui creó un nuevo diario: El Tiempo. En dicho periódico, Mariátegui incursionó en la crónica parlamentaria y, por consiguiente, su pluma comenzó a abordar temas de política nacional.

Nombrado vicepresidente del Círculo de periodistas y sofocado por el espíritu moderado de El Tiempo, Mariátegui decidió crear Nuestra Época, una revista “destinada a las muchedumbres y no al Palais Concert (…) Este era ya, hasta estructuralmente, un conglomerado distinto al de Colónida”14. Dentro de los colaboradores de la revista se encontraba el escritor César Vallejo. Oriundo de Santiago de Chuco, Vallejo no fue solo el autor de libros importantes de poesía como “Los heraldos negros” (1919), “Trilce” (1922), “España, aparta de mí este cáliz” (1937) y “Poemas humanos” (1939) sino que además fue un escritor de fuste. En 1920, Vallejo fue encarcelado por haber participado en un levantamiento popular en Santiago de Chuco y, un par de años más tarde, decidió cruzar el Atlántico. En 1923 se instaló en Francia y allí conoció a Georgette Marie Philippart Travers, su futura esposa. Con ella realizó, entre 1928 y 1929, dos viajes a la URSS. Vallejo descubrió el marxismo en la década de los veinte del siglo pasado. Su compromiso ético y político se vio pues enriquecido con los aportes de la teoría marxista. Precisamente, fue a partir de su segundo viaje en el país de los bolcheviques cuando Vallejo comenzó a escribir su “libro de pensamientos” que, a la postre, se publicó con el título El Arte y la Revolución (1973). Compuesto por una serie de reflexiones, pensamientos y aforismos, El Arte y la Revolución aborda no solo las transformaciones estéticas, políticas y culturales de la URSS sino además esboza los planteamientos teóricos y estéticos del escritor peruano con respecto al arte de propaganda y agitación (bolchevique), a la necesidad de organizaciones, al impacto del taylorismo en la vida social, al surrealismo, al tono y

13 José Carlos Mariátegui, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, México, Era, 2007, p. 253.

14 José Carlos Mariátegui, op. cit. p. 256.

ritmo de la poesía, al papel de la técnica y la máquina en la producción artística, entre otros.

Por su parte, tanto para Robert Paris como para Aníbal Quijano, Nueva Época representa un punto de inflexión en la orientación ideológica de Mariátegui. Al respecto, no puede soslayarse el hecho que, desde la primera entrega de la revista (junio de 1918), en su artículo “Malas tendencias: el deber del ejército y del Estado”, firmado ya como José Carlos Mariátegui, el peruano propone destinar más recursos fiscales para la promoción de la educación en vez de gastarlo en armamento. Dicho texto encendió los ánimos de algunos miembros del cuerpo castrense y, dirigidos por el teniente José F. Vásquez Benavides, Mariátegui es agredido y golpeado en plena calle. Intelectuales, gente del gremio y militantes se indignan y no tardan en manifestar su apoyo al joven periodista logrando la renuncia del ministro de la Guerra.

El año de 1919 reviste una importancia capital no solo para la vida política peruana (la gran huelga obrera por las ocho horas, el movimiento de los estudiantes de la Universidad de San Marcos bajo el liderazgo de Víctor Raúl Haya de la Torre, el golpe de Augusto Leguía, la formación de la Liga de Hacendados del Sur en el Cusco), sino también en la trayectoria intelectual de Mariátegui pues el 14 de mayo, junto a su inseparable amigo César Falcón, funda el periódico La Razón. A través de sus páginas, Mariátegui expresa su apoyo a los protagonistas de la huelga por el abaratamiento de los artículos de primera necesidad y, por supuesto, a los estudiantes en paro. Los huelguistas salen victoriosos y, por ende, sus dirigentes (Nicolas Gutarra, Carlos Barba y Adalberto Fonken) son puestos en libertad. Las calles de Lima son abarrotadas por miles de personas que salen a desfilar y a festejar el triunfo. Incluso, los trabajadores se desplazan a las instalaciones de La Razón para mostrar su simpatía con un medio que se convirtió en “un periódico del pueblo y para el pueblo” durante la refriega. Desde el balcón, de pie, Mariátegui pronuncia un breve discurso.

El 4 de julio de 1919, por medio de un golpe de estado, y previendo que el gobierno civilista de José Pardo no respetaría su victoria en los comicios, Augusto B. Leguía asume el poder como presidente provisorio y disuelve el Congreso. Su gobierno dura más de una década y es

Luis Martínez Andrade