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XENOFOBIA Y MULTICULTURALIDAD

GONZALO HERRANZ

DE

Valencia, 2008

RAFAEL


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A mis maestros, José Jiménez Blanco y Juan del Pino Artacho



ÍNDICE AGRADECIMIENTOS .......................................................................

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INTRODUCCIÓN ...............................................................................

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I. INTERCULTURALIDAD Y XENOFOBIA: QUÉ DICEN LAS TEORÍAS.......................................................................... I.1. Relativizar es bueno, pero no tanto. Como botón de muestras: Herskovits, Benedict y Mead ........................ I.2. El modernismo y la transculturalidad: Gellner por ejemplo .......................................................................... I.3. El anexionismo como futuro: a vueltas con Huntington y su choque de civilizaciones .......................................... I.4. El peligro está en el Islam: la difícil integración según Sartori .............................................................................. I.5. El liberal multiculturalismo o la libertad de gueto: a propósito de Rex, Kymlicka y Lavy ................................ I.6. El Euro-Islam: una propuesta sugerente de Castells y Tibi ¿pero factible? .......................................................... I.7. Una propuesta política: la Alianza de civilizaciones ..... I.8. El mestizaje es el futuro o como integrarse a través del laicismo según Sami Naïr ............................................... I.9. La clave está en la ciudadanía: si bueno es el relativismo mejor es la aceptación el “otro” ....................................... II. LA INTEGRACIÓN O CÓMO CONSEGUIR EL ÉXITO .. II.1. A vueltas con los límites: ninguno es perfecto ............... III. EL VELO O HIYAB Y LA XENOFOBIA O DÓNDE SE CRUZAN LOS CAMINOS ...................................................... III.1. Mujeres con velo: ¿la religiosidad como excusa?............ III.2. Un caso paradigmático: Francia como referente ........... III.3. Las claves de la identidad tras el velo: ¿Modernas, libres, religiosas? ........................................................................ III.4. El velo como prototipo: ¿Qué dicen las propuestas multiculturalistas? ................................................................ IV. POR PONER UN EJEMPLO: EL TRÁNSITO DE LA XENOFOBIA EN ESPAÑA Y EN ALMERÍA............................ IV.1. El estado de la cuestión .................................................. IV.2. Xenofobia y racismo: una puntualización ......................

25 25 32 37 46 53 61 70 72 77 81 93

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ÍNDICE

IV.3. Muchos pero no revueltos: la densidad como medida.... IV.4. Estudiando los datos ....................................................... IV.4.1. Primero la descripción ....................................... IV.4.2. Después la explicación ....................................... IV.5. Qué dicen los datos: ¿Somos o no xenófobos? .................

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V. METODOLOGÍA ..................................................................... V.1. Diseño de la muestra de los municipios ......................... V.2. Diseño de la muestra de los barrios ............................... V.3. Diseño del cuestionario ...................................................

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VI. BIBLIOGRAFÍA ......................................................................

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VII. ÍNDICE DE CUADROS Y TABLAS ....................................

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VIII. ANEXO. EL CUESTIONARIO..............................................

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Agradecimientos Todo trabajo no está exento de un esfuerzo colectivo que debe ser reconocido y este caso no es una excepción. En primer lugar a los miembros del Área de Sociología de la Universidad de Almería por sus importantes y decisivas aportaciones: Juan Sebastián Fernández Prados por su excelente diseño metodológico de las dos encuestas sobre xenofobia en Almería, así como de la elaboración de los diferentes modelos de regresión múltiples utilizados; Pilar Rodríguez, por su importante aportación en el análisis respecto de la religiosidad de las mujeres así como su contribución a la lectura final del manuscrito; Juan Carlos Checa por su buena organización y control de los dos trabajos de campo, así como sus aportaciones a la visión de conjunto; Isabel Fernández Prados por su participación en el diseño del cuestionario y sugerente revisión crítica y a Alexandra Ainz por su estimada labor correctora de este manuscrito. A mi amigo y compañero, Catedrático de Teoría de la Literatura, José Vallés Calatrava hoy desempeñando la agregaduría del Trabajo y Asuntos sociales en la Embajada de España en México, por su excelente primera revisión del manuscrito, haciendo posible su correcta lectura e interpretación. A Ángel Pezuela, por su lectura objetiva y desinteresada siempre perspicaz y sugerente. A Fernando Muñoz, Doctor en historia, amigo de la infancia por estar siempre en el momento justo y oportuno cuando lo necesitas. A mis compañeros y amigos del Departamento de Sociología de la Universidad de Málaga: Juan del Pino Artacho, mi maestro, por sus continuos estímulos y buenos consejos; Rafael Gobernado, Félix Requena y Pepe Troyano, siempre cercanos en su colaboración académica, científica y afectiva. También debo agradecer la ayuda recibida por parte de la Dirección General de Política inmigratoria de la Junta de Andalucía por haberme concedido la ayuda necesaria para llevar a cabo la primera investigación sobre xenofobia en municipios de alta densidad de inmigrantes de la provincia de Almería, y al Centro de Estudios Andaluces, en


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AGRADECIMIENTOS

particular a mi amigo y compañero, Eduardo Bericat, por facilitar el acceso a la financiación de las dos encuestas sobre la xenofobia tanto en municipios como en barrios de poblaciones almerienses. Por último a mi familia, a mi mujer Pilar y mis hijos María y Clemente por su comprensión al restarles un tiempo de convivencia que les pertenecía. Vaya por delante mi exclusiva responsabilidad en todo lo expuesto y omitido en este texto.


INTRODUCCIÓN Uno de los objetivos de las ciencias sociales es poder llegar a explicar los acontecimientos sociales y sus efectos para posteriormente predecirlos y actuar sobre ellos, es decir, solucionar los problemas que afectan al hombre. El objetivo que persiguen estas líneas es explicar una de las consecuencias no queridas, pero en la mayoría de los casos inevitable, que lleva aparejada la diversidad cultural en un contexto inmigratorio, como son las actitudes y conductas xenófobas. Las soluciones posibles ante la xenofobia se encuentran formuladas en los diferentes modelos teóricos multiculturales, como son: el relativismo cultural, el anti-relativismo y modernismo, el anexionismo, el integracionismo, el multiculturalismo, el mestizaje o la sociedad multiétnica, la alianza de civilizaciones, y el relativismo del mestizaje ético-intercultural. En este trabajo no se incluye el modelo asimilacionista, de tradición específicamente norteamericana, ya que aún teniendo graves problemas de inmigración como los países europeos, los tienen con colectivos de inmigrantes latinoamericanos, especialmente mexicanos, y no con los de tradición y religión islámica como los europeos. Cada una de estas propuestas intentan solucionar los conflictos interculturales, y muchas de ellas han sido un referente en los distintos países, especialmente europeos, en la articulación de sus políticas multiculturales. España, desde finales de los años noventa, ha pasado a ser un país eminentemente inmigratorio, y además en poco tiempo, provocando un cambio en las estructuras sociodemográfica y socioeconómica, configuración que ha traído un nuevo mapa de relaciones sociales interétnicas, coyunturas que deben ser normalizadas e institucionalizadas a través de acciones políticas concretas. Ante esta nueva situación es necesario escoger qué tipo de modelo multicultural es el más adecuado, en términos de eficacia, a la nueva realidad española como anteriormente lo hicieron el resto de países de tradición inmigratoria, como el melting pot estadounidense, el multiculturalismo británico o el integracionismo francés.


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Aunque estos modelos multiculturales abarcan la mayoría de los conflictos interculturales y sus posibles soluciones, tanto los relacionados en el ámbito del Estado del Bienestar como del mercado de trabajo o las relaciones inter-étnicas, también desciende a situaciones más específicas como son las actitudes y comportamientos tanto racistas como xenófobos. Y es en ese nivel explicativo donde situaremos nuestra argumentación. Desde esta perspectiva relacionaremos que dicen los modelo multiculturales sobre la xenofobia con estudios empíricos realizados en España, más concretamente en la provincia de Almería. Creemos que el reflejar una realidad empírica tan elocuente como es el alto índice de xenofobia existente en la provincia de Almería es suficiente motivo para que los poderes públicos planifiquen políticas de prevención ante un problema que pudiera convertirse en endémico. Además, hemos querido ampliar a la muestra empírica sobre actitudes y conductas xenófobas otra serie de manifestaciones cualitativas de simbología religiosa y cultural, como por ejemplo, el insulto a un jugador de fútbol por pertenecer a otra raza1, la utilización por las mujeres del velo islámico o hiyab2 en los colegios y universidades occidentales, o la

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Son muchos ejemplos de actos de racismo y xenofobia en el fútbol español, como refleja esta información periodística, “En la última jornada liguera, por ejemplo, los cameruneses Eto´o del Barça; Kome del Getafe y Mamen del Español, negros, fueron humillados desde las gradas de la Romareda, en Zaragoza, el primero, y del Olímpico de Montjuïc, los segundos”, en Diario El País, 16 de Febrero de 2005; más recientemente el jugador Eto´o de origen camerunés volvió ha recibir gritos insultantes de tipo xenófobo y racista en el campo de fútbol del Getafe, en Diario El País, 7 de noviembre de 2005, p. 48. Por ejemplo Kepel lo identifica como uno de los elementos de identidad islámica más importantes, “este libro quiere interpretar y poner en perspectiva las afirmaciones islámicas de identidad en el Occidente actual (de las cuales el asunto Rushdie, las cuestiones del velo o la islamización de los guetos negros americanos bajo la égida de los Black Muslim son las manifestaciones más espectaculares y controvertidas”, en G.Kepel (1995): Al oeste de Alá. La penetración del Islam en Occidente, Barcelona, Paidós. Además, hay que especificar que el velo o hiyab tiene una gran gama de alternativas según el país o la zona. Así por ejemplo está el serual, utilizado en la isla tunecina de Yerba y en el centro de Argelia, donde deja al descubierto un solo ojo de la mujer, izquierdo o derecho según si está o no casada; el chador, de origen turco, de color negro, usado especialmente en Irán, Irak y Líbano y por mujeres de tradición Chíí; djilbab, túnica


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aceptación y el rechazo, entre otros tipos de prácticas culturales, como son la clitoridectomia a determinadas mujeres procedentes del Africa subsahariana3, la poligamia4 o los matrimonios concertados5.

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que protege del frío y del calor y que lo emplean normalmente mujeres de la zona del Magreb; melfa, pañuelo de algodón de diferentes colores que cubre todo el cuerpo utilizado por las mujeres de países africanos saharianos; hayet, usado por mujeres mayores de color marfil o negro con un pañuelo rectangular en la boca; nikab, túnica que cubre todo el cuerpo vestido por mujeres de Arabia Saudí y Turquía, y también por mujeres musulmanas en China; sari, no es un vestido religioso, pero tradicional para las mujeres indo-iraníes; burka, túnica,con una sola avertura de forma de rejilla a la altura de los ojos utilizada por las mujeres de las tribus pastunes de Afganistán; hiyab, se compone del pañuelo y túnica, y es el usado por parte de las jóvenes de religión islámica en España y otros países europeos. Levy relata el caso de la ciudad estadounidense de Seattle donde viven varios miles de inmigrantes somalíes, eritreos, sudaneses, keniatas, etc., personas procedentes de países donde la clitoridectomía es una práctica habitual entre las mujeres. “Las madres de estas comunidades pidieron a los médicos del centro médico de Harborview si podían ‘ablacionar’ el clítoris de sus hijas”, y después de un año sin respuesta dijeron los familiares que si no lo hacian tendrían que llevarse a las niñas a sus países. El comité del hospital decidió llevar a cabo, “un procedimiento al que referían como ‘circuncisión sunní’ una pequeña incisión en el clítoris”, que es una incisión más suave, frente a la más grave que es la infibulación, llevada a cabo a niñas de seis años. Esta se practica, por lo general, sin instrumentos esterilizados y sin anestesia, los genitales de las niñas son apartados y cortados por completo. Las que no mueren desangradas o por infección, están condenadas a un dolor horrible cada vez que tengan relaciones sexuales y corren grave peligro en el parto. Por lo visto existe otra mutilación genital intermedia, la escisión del clítoris, que reduce el placer sexual, pero la denominada “circuncisión sunní” no afecta ni a las relaciones sexuales ni al parto. Esta decisión del comité médico posibilitó que algunos inmigrantes aprobaran este tipo simbólico y que “podía cumplir con la obligación cultural y religiosa de circuncidar a sus hijas”. El caso se llevó al fiscal general federal, aunque la disputa era que si no se establecía en Estados Unidos los padres estaban dispuestos a llevar a las niñas a sus países de origen para mantener, “la dignidad y pureza de las niñas”. Tras la aprobación de la ley federal contra la mutilación genital se avisó al hospital que realizar estas prácticas iba en contra de la ley, orden que obedeció. La cuestión es si las familias llevaran a cabo las intenciones iniciales de llevar a las niñas a Africa para mutilarlas las niñas no se habrían beneficiado de la prohibición federal. La conclusión a la que llega Levy es que en este hospital y de acuerdo a los intereses de las niñas, “pueden satisfacer mejor al realizar una distinción entre lo que es cruel e intolerable y lo que no es correcto pero


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sí tolerable”, en J.T. Levy (2003): El multiculturalismo del miedo,Barcelona, Ariel, p. 81-85. En España existen buankisa o comadronas que hacen el trabajo de forma tradicional, por encargo a las familias africanas que no han podido regresar a sus países para someter a sus hijas a la ablación”, en Crónica, Diario El Mundo, 10 de marzo de 2002, p. 4. En el Congreso se ha aprobado una proposición del grupo CIU para convertir la ablación en un delito extraterritorial, es decir, perseguir jurídicamente a los padres que, residiendo en España, saquen a sus hijas para someterlas a la clitoridectomía, en Diario El País, 15 de diciembre de 2004, p. 37. En definitiva parece que este problema empieza a ser considerado como un problema multicultural generalizable a muchos países del mundo, aunque es una práctica habitual en cerca de 25 países de Africa, y por ello incluso objeto de socialización cinematográfica. Así, se ha producido una película dirigida por el director senegalés Ousmane Sembene, titulada “Moolaadé”, que hace referencia al ancestral derecho de asilo en lengua pulaar, premiada en el festival de Cannes de 2001, en Diario El País, 11 de marzo de 2005, p. 55. Aunque la poligamia tradicionalmente se ha interpretado como una práctica tradicional opresiva para las mujeres y un instrumento de poder masculino, no siempre ha sido así. Por ejemplo Lavy señala que, “hay feministas mormonas que insisten en que los matrimonios plurales pueden tener importantes ventajas para las mujeres que deseen tener una carrera profesional y una familia”. No obstante, este autor dice que aunque lo normal es castigar este tipo de prácticas, lo adecuado es observar la relación entre la ley y la práctica social, pero de todas formas es dudoso que la poligamia se extinga como consecuencia de las acciones del Estado, como ha puesto de manifiesto que su penalización nunca haya conseguido la desaparición de la secta mormona en los Estados Unidos de América. En el caso del no reconocimiento por parte del Estado pasaría igual que las parejas de hecho o las uniones homosexuales; no serían válidos pero existirían, es decir, no habría un cambio en la norma cultural subyacente, en J.T. Levy, ob. cit., p. 85-86. Los matrimonios arreglados generan todas las dificultades de la prohibición de costumbres en un grupo, incluido la diferencia entre lo que ocurre en el grupo mayoritario y el minoritario. Lo cierto es que los matrimonios no consentidos deben ser deshechos, y más si se establecen con niños, práctica habitual en muchos países entre ellos la India, y gran parte de los que profesan la religión islámica. También es frecuente en los países occidentales dentro de la etnia gitana. No obstante, como relata Levy, la negación de esta práctica puede llevar al castigo de la expulsión del grupo o incluso la muerte, “el caso en el Reino Unido de dos jóvenes mujeres paquistaníes que habían rechazado los matrimonios que les habían concertado por lo que tuvieron que abandonar sus comunidades porque sus familias las estaban buscando para matarlas”, en J.T. Levy, ob. cit., p. 88. No obstante, el gobierno multiculturalista británico tiene problemas para diferenciar, como veremos más tarde, entre matrimonios forzosos o tutelados, aunque en este caso ambas jóvenes no fueran entregadas a sus familiares o presuntos esposos.


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De forma más pormenorizada analizaremos uno de ellos, la utilización del velo o hiyab, ya que se ha instituido como uno de los paradigmas explicativos (tanto) de las actitudes xenófobas por parte de la población como ejemplo cotidiano de conflicto. Posteriormente lo estudiaremos como un caso más de posibles actitudes xenófobas y como se interpreta a partir de las diferentes propuestas multiculturales. Lógicamente la conectividad entre los modelos multiculturalistas en su relación con la xenofobia tiene un efecto no querido pero razonablemente esperado como es la tendencia a segmentar los conflictos a determinados colectivos étnicos-religiosos, especialmente los procedentes del magreb y de religión islámica. Este hecho lo encontraremos tanto en las argumentaciones teóricas como en los casos empíricos, tanto cualitativos como cuantitativos. Existen varias explicaciones que ilustran esta tendencia: desde las más objetivas, como es que los grandes flujos migratorios hacia Europa Occidental han sido por parte de ciudadanos procedentes de Africa o Asia, excolonias de los primeros: indios y pakistaníes en Gran Bretaña; argelinos en Francia o marroquíes en España, a las más evidentes por sus repercusiones, como es la creación de la red terrorista Al Quaeda y sus acciones criminales en Nueva York, Madrid y Londres, además de sus continuas soflamas a favor de la guerra santa, pasando por las intelectuales, como las propuestas de Huntington del Choque de Civilizaciones o las más empíricas, en su demostraciones del escaso interés de estos colectivos de integrase en las sociedades receptoras6. Si además añadimos la situación financiera por la que atraviesa multitud de países islámicos, entre otros, conformando el ejercito del denominado “círculo de la pobreza”, con escasas posibilidades de salir de dicha dinámica, pero con una cierta esperanza futura de desarrollo y de conseguir su propia identidad aglutinada entorno a un pannacio-

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Pérez Yruela y Desrues, llegan a la conclusión que la percepción de los españoles sobre los grupos que no llegan a mezclarse con el resto de la sociedad son muchos o bastantes en un 51,8%, con una procedencia étnica en un 47,8% y dentro de ello con referencia al mundo árabe en un 24,3%, aunque la adscripción religiosa supone también el 26,6%. En definitiva como apuntan los autores, “cuatro de cada cinco encuestados (80,1%) creen que existen minorías en nuestro país que no se mezclan con la sociedad”, en Pérez Yruela, M.; Desrues, T.; Opinión de los españoles en materia de racismo y xenofobia, Madrid, Ministerio de Trabajo y Asunto Sociales, Observatorio Español del Racismo Y la Xenofobia, 2005, p. 31.


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nalismo islámico, mayoritariamente árabe, podemos comprender esa segmentación tanto intelectual como empírica de los inmigrantes de origen magrebí y de religión islámica. Además, habría que añadir otra serie de acciones de menor impacto mediático, pero de igual importancia social en el sentido de engrandecer el estereotipo negativo del mundo islámico, como son por ejemplo, el descubrimiento de la red financiera de Al Qaeda en España donde a través del apoyo de 100.000 musulmanes inmigrantes y a través de una red de oficinas encubiertas bajo la cobertura de locutorios, carnicerías o tiendas de alimentación movían más de 300 millones de Euros al año7, o también la publicación escrita por el Imam de Fuengirola8 (Málaga) La mujer en el Islam, donde se describe cómo castigar a las mujeres sin dejar rastros físicos o los cientos de casos de matrimonios concertados donde las jóvenes, mayoritariamente marroquíes, se revelan contra la estructura patriarcal de sus progenitores. En definitiva, la mayoría de las corrientes teóricas elegidas, aunque cada una de ellas forman un compartimiento estanco interpretativo, lo cierto es que en el mayor número confluyen en esa dinámica de conflicto entre Occidente y el Islam en un contexto de relaciones multiculturales propiciadas por la inmigración. Si los seis modelos teóricos se centraban especialmente en analizar las diferencias entre el mundo Occidental y el Islam, en el empírico no lo va a ser menos, esencialmente porque son los grupos de origen marroquí, y en general de los que proceden del Magreb9, aparte de ser

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Diario El País, 31 de octubre de 2005, p. 1, 17 y 18. Al parecer esta red financiera mueve a través de “bancos” clandestinos, “más de 200.000 millones de dólares, según la ONU”, en p.1. Mohamed Kamal fue acusado por el fiscal de “apología de la violencia doméstica”, por lo que ha solicitado tres años de prisión, mientras que la acusación particular formada por un centenar de asociaciones de mujeres pidió dos años de cárcel, en Diario El País, 20 de diciembre de 2003, p. 28. Son muchas las investigaciones que apuntan esta tendencia. Por ejemplo Díez Nicolás en su series de investigaciones sobre la xenofobia en España de 1990 a 2003, señala, “El hecho evidente, constatado sin embargo por múltiples investigaciones, es que los gitanos son el grupo social menos valorado por la sociedad española…aunque estos tres últimos años los árabes y musulmanes han sido valorados algo menos que los gitanos (referido de 2000 al 2003)”, y el por qué, “es posible que los frecuentes atentados perpetrados por grupos de fanáticos religiosos (fundamentalistas islámicos) en el norte de África (antes en Argelia)y más recientemente en Israel, además de


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uno de los más numerosos10, son los que despiertan un mayor rechazo por parte, en nuestro caso, de la sociedad española en general y almeriense en particular. Por otra parte, y como decíamos más arriba, una de nuestras intenciones ha sido conectar los modelos multiculturalistas con los estudios empíricos sobre la xenofobia existente en la provincia de Almería. En este nivel de análisis, la clave estaba en observar si la xenofobia está determinada, en mayor medida que otros factores, por la densidad de inmigrantes. El concepto de densidad lo hemos fundamentado en dos hechos objetivos: uno metodológico, como es la necesidad de medir el número de inmigrantes de forma segmentada11, es decir, dependiendo de su desigual distribución geográfica y otro cuantitativo, mayoritario en los estudios sobre los efectos de la inmigración, a partir del número de inmigrantes existentes en una determinada población. Respecto del primer criterio, se ha podido comprobar que en la última década los inmigrantes llegados a España no se han distribuido de forma uniforme, produciéndose mayores concentraciones en determinadas zonas geográficas, como son, Madrid, Barcelona, la Costa mediterránea y Canarias.

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los atentados del 11-S), así como la campaña internacional contra el terrorismo de Al Quaeda después del 11-S, hayan podido influir en su peor valoración este año”, en Díez Nicolás, J.; La dos caras de la inmigración, Madrid, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Observatorio Permanente de la Inmigración, 2005, pp. 115. Como más adelante reseñaremos en la parte empírica, en los barrios de las poblaciones almerienses con más de un 22% de extranjeros extra-comunitarios, la proporción mayoritaria por nacionalidades según el Padrón Municipal de 2004 era la siguiente: 61,8 de marroquíes, el 10,8 de rumanos y el 4,5% de ecuatorianos. Estos datos coinciden también a nivel nacional, ya que según el Padrón Municipal de 2006, las nacionalidades mayoritarias en España eran: marroquíes con 563.012 (13,59%), seguido de ecuatorianos 461.310 (11,13) y por último de rumanos 407.159 (9,82%). En términos generales y no solo respecto a la densidad, hay estudios que demandan esta necesidad; Portes, A.; Rumbaut, R.; Inmigrant in American, California, University of California Press, 1996; Zhou, M.; “Segmented assimilations: issues, controversias and recent research on the new second generation”, en International Migration Review, Vol.31, Nº.4, pp. 975-1008; Colectivo IOÉ, “Ciudadanos o intrusos: la opinión pública española ante los inmigrantes”, en Papeles de Economía Española, nº-104, 2005, pp. 194209,


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A su vez, los inmigrantes dentro de estas zonas han seguido una distribución desigual a nivel provincial, concentrándose en mayor medida en unos municipios que otros y, dentro de estos, en determinados barrios12. Por estos motivos creemos que los análisis de la xenofobia deben estar segmentados por zonas de alta densidad de inmigración, ya que las encuestas a muestras totales de la población reflejan opiniones y actitudes ante la inmigración poco reales al asignarle el mismo peso a personas que viven en zonas con más de un 17% de extranjeros, como es el caso de Almería, que a otras donde no llega al 3% como es el de Pontevedra, según el Padrón Municipal de enero de 2006. Además, la mayoría de las citadas encuestas realizadas a la población española reflejan normalmente valoraciones positivas hacia la inmigración13, dato que no se corresponde cuando lo comparamos con estudios, tanto cuantitavos, como es nuestro caso, como cualitativos14

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Por ejemplo, en el caso de la provincia de Almería, según el Padrón Municipal de 2006, el porcentaje de extranjeros extra comunitarios, que son inicialmente quienes despiertan un mayor nivel de xenofobia, como más adelante veremos, era del 13,83%, a nivel municipal, por ejemplo en Níjar, alcanzaba el 29,74%, mientras que en algunos barrios de la población del Ejido se situaba en el 52,9%. Véase por ejemplo la opinión del Colectivo IOÉ, “Ciudadanos o intrusos: la opinión pública española ante los inmigrantes”, en Papeles de Economía Española, nº-104, 2005, pp. 194-209, Véase por ejemplo el resumen que realiza Gónzalez Enríquez tanto de su trabajo como de otros estudios cualitativos sobre inmigrantes en barrios de alta densidad de inmigrantes y de sus efectos negativos; “Varios estudios cualitativos que han utilizado la técnica de las entrevistas a grupos y se han dirigido a las ciudades de Madrid, Barcelona, Alicante y Valencia, y dentro de ellas a los barrios con alta densidad de inmigrantes —por encima del 15 % de la población total— han encontrado una actitud general, extendida y profunda, de rechazo hacia la convivencia con los inmigrantes, que se expresa con un sentimiento de haber sido “invadidos” y que se traduce en una opinión negativa global sobre la inmigración en España. El temor y las molestias causadas por la concentración en los espacios públicos- calles, plazas, parques- de individuos de otras razas o de otras costumbres, la percepción generalizada de que en esas zonas la seguridad ha disminuido a la vez que aumentaba el número de extranjeros en los bloques de pisos y en los espacios públicos entre los españoles y los extranjeros, especialmente cuando éstos viven en condiciones de hacinamiento, forma un ambiente de rechazo en el que la inmigración se vive como un problema importante para el barrio que disminuye su calidad de vida”, en Gónzalez Enríquez,


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donde se han tenido en cuenta una mayor segmentación de la población en función de la densidad de inmigrantes. En cuanto al segundo hecho objetivo, es empíricamente contrastable que en poco tiempo se ha visto incrementada la población inmigrante tanto en España como en Almería como ya se ha apuntado anteriormente. En efecto en el último lustro se ha pasado de un total de 739.230 inmigrantes que suponían el 1,8% de la población de 1999 a un total de 1.987.120, que supone un 4,6% de la población en 2004, lo que casi triplica la población inmigrante en España. En el año 2006 la población extranjera suponía ya el 9,3% de la población, es decir, 4,7 puntos porcentuales más que en 2004. Para el caso almeriense es todavía más espectacular: en el año 2000 suponía un 2,52% de la población y en el año 2006 un 13,83%, es decir, casi se ha sextuplicado. Los datos evidencian esa necesidad ya comentada de prevenir para actuar consecuentemente con la nueva realidad sobrevenida por el efecto inmigratorio. En efecto, hemos podido comprobar que mientras para el caso español el índice de xenofobia es bajo, como antes comentábamos de las encuestas a población total, al aumentar la densidad de inmigrantes en los barrios y municipios almeriense este índice tiende aumentar significativamente llegando a una media de 5,3 puntos, es decir, 2,8 puntos más que a nivel nacional. Aunque los españoles no seamos xenófobos en términos generales no quiere decir que no podamos serlo cuando aumenta considerablemente nuestra interacción con personas de otras culturas, etnias, razas etc. Si además el número de inmigrantes sigue creciendo, ya tengan una situación legal o ilegal en el país, lo lógico es que los poderes públicos generen un modelo de actuación frente a la inmigración, diferente a las distintas regularizaciones llevadas a cabo hasta el momento, y que tenga una idiosincrasia teórica propia, diferente o no por las llevadas a cabo en Europa. Desde esta perspectiva, cuatro son los modelos europeos a señalar, coincidentes en la mayoría de los casos con los modelos multiculturalistas: el francés, el alemán, el inglés o anglosajón y el suizo.

C.; “Opinión pública y política de inmigración: elementos de conflicto en la convivencia con los inmigrantes en España”, Departamento de Ciencias Políticas y de la Administración, UNED, CPA Estudios, Working Papers, 9/2004, p. 9.


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El modelo francés, se identifica como integracionista o asimilacionista a partir de la aceptación del modelo laicista consagrado en el ideal republicano de una ciudadanía igual para todos. Desde esta premisa, no existe la posibilidad de que las minorías étnicas puedan tener derechos diferenciales. El esquema alemán, de inclusión diferencial, define a los inmigrantes como trabajadores huéspedes o invitados (Gastarbeier), aceptados exclusivamente mientras dure su contrato de trabajo. Se les niega tanto el derecho a la participación política como se le obstaculiza el derecho a la ciudadanía. En el modelo inglés o anglosajón, de corte multiculturalista, la integración puede considerarse como un modelo de escalas: en la primera el sujeto debe integrase en su minoría étnica; en la segunda, esa minoría debe integrase con las demás minoría; y en la tercera deberá integrarse con la mayoría. Así, el modelo anglosajón de inmigración está fundamentado más en las relaciones interétnicas que en la individuales. Por último, el Suizo es esencialmente localista, ya que la integración de los inmigrantes está diseñada a través de las políticas definidas por las corporaciones locales. Todos estos modelos han sido puestos en práctica para resolver un problema de multiculturalidad, no de multiculturalismo, ya que este se adscribe esencialmente al esquema anglosajón, entre otros, y como afirma Bhikhu Parekh, “El multiculturalismo no se refiere a la diferencia y la identidad per se, sino a aquellas que se subsumen en una cultura y son sostenidas por ésta”15. No obstante, no todos los defensores de la política del reconocimiento están de acuerdo con el multiculturalismo, pero si todas estas prácticas estatales están fundamentadas en la diversidad, aunque no necesariamente la que impone la cultura. Así, la posibilidad de aceptar otro tipo de diferencia, sin tolerar aquella que proceda de una cultura, es totalmente factible, como es el caso francés, donde los valores universales de la República están por encima de las minorías étnicas o religiosas.

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B. Parekh, (2005): Repensando el multiculturalismo. Diversidad cultural y teoría política, Madrid, Istmo, p. 15.


INTRODUCCIÓN

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La cuestión clave está en contestar a la siguiente pregunta, ¿cuál de estas prácticas estatales?, entre otras posibles, sería la más adecuada para nuestro país? A estas prácticas políticas se les suman las propuestas teóricas de cada uno de los modelos que mejor explican las relaciones multiculturales en contextos inmigratorios, que en algunos casos coinciden con los modelos europeos puestos en marcha, pero otros no, como ya hemos comentado, bien porque estén más cercanos a la utopía, como es el caso de la sociedad multiétnica o mestiza o por alejarse de lo que entendemos en nuestros días como “políticamente correcto” como es la anexionista, aunque en la práctica las políticas de anexión y de integración tengan una línea demasiado delgada. De hecho los defensores del modelo multiculturalista, esencialmente británico, han tachado la política integracionista francesa como de anexionista, cuando en realidad son dos tipos de actuación bien diferenciados. En definitiva, si tuviéramos que elegir entre los modelos presentados no lo haríamos por ninguno, ya que creemos que el ideal más cercano a los valores democráticos y a los derechos humanos es la sociedad multiétnica o mestiza fundamentada en los principios del relativismo cultural y en la ética-intercultural. Propuesta que presentamos como alternativa posible en su aplicabilidad a la realidad española. No obstante, del resto de propuestas podemos decir que la posibilidad más universalista, la sociedad mestiza y multiétnica, basada en la apertura de fronteras es difícilmente alcanzable porque entorpecería el proceso de desarrollo de los países ricos y acabaría con las estructuras del Estado del Bienestar. La situación de pobreza extrema de gran parte de los países del Africa subsahariana, y el encadenamiento al “circulo de la pobreza” a los que están sometidos gran parte de los de Asia, Iberoamérica, y algunos de Europa del Este, generaría, y de hecho ya ocurre, un interminable flujo migratorio difícilmente asumible económica, política y culturalmente por Occidente. Si rechazamos los más extremistas, bien por su excesivo relativismo, bien por su excesivo etnocentrismo culturalista, en el caso del anexionismo, bien por su etnocentrismo cientificista, para el caso del anti-relaivista y modernista, las propuestas que han tenido una plasmación empírica más sólida han sido la integracionista y la multiculturalista, modelos que con sus defectos e imperfecciones han hecho posible, hasta ahora, el entendimiento intercultural y han disminuido la tensión entre pueblos, culturas y ciudadanos.


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