—María, en toda ceremonia que esté Su Majestad, él ocupa el lugar preeminente, aunque sea la boda de la hija de uno. Te llevará él a la iglesia. Sobre el albor almidonado de una de las camisas que le confeccionaba Sulka, en la rue de Rivoli, don Alfonso lucía simplemente el collar del Toisón de Oro. 12 de octubre de 1935 Su padre se lo había dicho con esa forma suya suave pero inflexible: —¡Estos españoles! Capítulo 1 —María, ¡el ramo!