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LA RELACIÓN DE CONSUMO FRENTE A EVENTOS EXCEPCIONALES

COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT LO BLANCH María José añón roig Catedrática de Filosofía del Derecho de la Universidad de Valencia ana Cañizares Laso Catedrática de Derecho Civil de la Universidad de Málaga

Jorge a. Cerdio Herrán Catedrático de Teoría y Filosofía de Derecho. Instituto AutónomoTecnológicodeMéxico

LuCiano PareJo aLFonso Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III de Madrid ConsueLo raMón CHornet Catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Valencia toMás saLa FranCo Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Valencia ignaCio sanCHo gargaLLo Magistrado de la Sala Primera (Civil) del Tribunal Supremo de España toMás s. vives antón Catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Valencia rutH ziMMerLing Catedrática de Ciencia Política de la Universidad de Mainz (Alemania)

Procedimiento de selección de originales, ver página www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originalesweb:

José raMón Cossío díaz Ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y miembro de El Colegio Nacional eduardo Ferrer MaC gregor Poisot Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM owen Fiss Catedrático emérito de Teoría del Derecho de la Universidad de Yale (EEUU) José antonio garCía-CruCes gonzáLez Catedrático de Derecho Mercantil de la UNED Luis LóPez guerra Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Carlos III de Madrid ángeL M. LóPez y LóPez Catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Sevilla Marta Lorente sariñena Catedrática de Historia del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid Javier de LuCas Martín Catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política de la Universidad de Valencia víCtor Moreno Catena Catedrático de Derecho Procesal de la Universidad Carlos III de Madrid FranCisCo Muñoz Conde Catedrático de Derecho Penal de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla angeLika nussberger Catedrática de Derecho Constitucional e Internacional en la Universidad de Colonia (Alemania) Miembro de la Comisión de Venecia HéCtor oLasoLo aLonso Catedrático de Derecho Internacional de la Universidad del Rosario (Colombia) y Presidente del Instituto Ibero-Americano de La Haya (Holanda)

Magíster en Ciencia Jurídica, Pontificia Universidad Católica de Chile.

Licenciada en Estética, Pontificia Universidad Católica de Chile.

Magíster en Derecho, mención Derecho Privado, Universidad de Chile.

Abogada tirant lo blanch Valencia, 2022

LA RELACIÓN DE CONSUMO FRENTE A EVENTOS

ERIKAEXCEPCIONALESISLERSOTO

Profesora de Derecho Civil, Universidad de Talca.

Doctora en Derecho, Pontificia Universidad Católica de Chile.

Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Austral de Chile.

Copyright ® 2022 Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito de los autores y del editor. En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant lo Blanch publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com. Este trabajo forma parte del proyecto FONDECYT de Iniciación N° 11190230: “Los medios de tutela del consumidor ante el producto defec tuoso, en la Ley 19.496” del que la autora es investigadora responsable. © Erika Isler Soto © TIRANT LO BLANCH EDITA: TIRANT LO BLANCH C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia TELFS.: 96/361 00 48 - 50 FAX: 96/369 41 SiMAQUETA:ISBN:Libreríawww.tirant.comEmail:tlb@tirant.com51virtual:https://editorial.tirant.com/cl978-84-1130-047-6DissetEdicionestienealgunaquejaosugerencia,envíenosunmail a: atencioncliente@tirant.com. En caso de no ser atendida su sugerencia, por favor, lea en www.tirant.net/index.php/empresa/politicas-de-empresa nuestro procedimiento de quejas. Responsabilidad Social Corporativa: http://www.tirant.net/Docs/RSCTirant.pdf

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“vendrán siglos mejores: este sueño de letargo no durará para siempre; después de que la tiniebla se haya disipado, nuestros descendientes podrán volver al puro resplandor del pasado”.

“meliora supersunt Secula: non omnes veniet Lethaeus in annos Iste sopor; poterunt discussis forte tenebris Ad purum priscumque jubar remeare nepotes”1 . Petrarca, África, Libro IX, 453-457.

Prólogo:IndiceLecturas & lectores en pandemia ............................................... 11 MARCO ANDRÉS MONTENEGRO Introducción............................................................................................. 19 1. Los eventos excepcionales y su calificación jurídica .............................. 25 1.1. El caso fortuito y sus presupuestos 26 1.2. Los desastres y su proyección jurídica .................................... 37 1.3. Algunos eventos excepcionales en particular .......................... 45 2. La seguridad en el consumo y el principio de inocuidad ....................... 53 2.1. La vigencia de un principio de inocuidad en el consumo ........ 53 2.2. La integridad: el contenido del derecho a la seguridad ........... 59 2.3. Características de los deberes de seguridad ............................ 69 2.4. Eventos excepcionales e incremento del reproche jurídico ...... 74 3. La atención del consumidor y la fase precontractual ............................ 77 3.1. Aspectos generales.................................................................. 77 3.2. La contratación a distancia y la atención remota ................... 79 3.3. La contratación y la atención presencial................................. 86 3.4. La responsabilidad por contagio ............................................ 94 4. Responsabilidad contractual y eventos excepcionales ........................... 101 4.1. La responsabilidad contractual en el Derecho de Consumo .... 102 4.2. El contrato de consumo frente a eventos excepcionales: prin cipios generales ..................................................................... 106 4.3. La situación de los servicios 126 5. Eventos excepcionales y plazo de ejercicio de la garantía legal ............. 145 5.1. Una aproximación a la garantía legal ..................................... 145 5.2. Las garantías no fenecen por la sola ocurrencia de un evento excepcional ........................................................................... 147

10 Índice 5.3. Los eventos excepcionales y su incidencia en el plazo de la garantía legal ........................................................................ 149 5.4. Algunos deberes adicionales ................................................... 159 Reflexiones finales .................................................................................... 161 Referencias bibliográficas ......................................................................... 163 Normativa................................................................................................ 163 Normativa chilena. ....................................................................... 163 Normativa extranjera ................................................................... 164 Instrumentos internacionales ........................................................ 165 Doctrina ................................................................................................... 165 Documentos institucionales 189 Sentencias citadas. .................................................................................... 191

Prólogo: Lecturas & lectores en pandemia

“El problema con la ficción es que tiene demasiado sentido. La realidad nunca tiene sentido” —dispara John Rivers, al inicio de El Genio y la Diosa, una inquietante y corrosiva novela de Aldous Huxley. Rivers concede que la realidad pueda tener sentido desde el punto de vista de Dios, pero nunca desde “el nuestro”. El juego, aun que sutil, es evidente: debiera referirse a nosotros los mortales, por oposición a la divinidad; pero él y su interlocutor, un escritor que escribirá con su testimonio esa novela que leemos, forman parte de una ficción que, simulando registrar el sinsentido, tendrá no obstante “demasiado sentido”. “La ficción tiene unidad, posee estilo” —insiste Rivers—. “Los he chos no.” La intrínseca irrelevancia de lo real explicaría la parado ja de que una ficción como Los Hermanos Karamazov, por ejemplo, pretendiendo alejarse de la realidad, resulte ser de aquello que más se le asemeja: “Tiene tan poco sentido que es casi real” —sostiene el personaje de Huxley, refiriéndose al drama de Dostoievsky. Lo con trario ocurriría con diversos tipos de ficción académica, como llama John Rivers a la física, la química, la filosofía o la historia. Es decir, a la ciencia y las humanidades. “Tal vez —especula finalmente— la realidad es siempre demasiado indigna de ser registrada, demasiado insensata o demasiado horrible para que se la deje sin ficcionar.”

Resulta difícil obviar el hecho de que para un personaje de ficción como Rivers, el punto de vista divino no es otro que el de su creador. A pesar de la profunda perplejidad con que enfrenta los hechos, al me nos el sentido de su existencia literaria está garantizado: la literatura, que le da vida, lo salva al mismo tiempo del sinsentido que denuncia, lo protege de su propia incredulidad y de su propio desconcierto. No sucede lo mismo con el autor, quien seguro experimenta sentimientos similares a los de su personaje pero —dios menor— requiere, sin embargo, de su emanación para salvarse y construir un sentido que ordene y vincule esos sentimientos a la realidad que lo rechaza. Un sentido al cual recurrir para moverse en esa misma realidad, ponién dolo eventualmente a disposición de otros que pudieran necesitarlo también. Como nosotros, sus lectores.

El epígrafe de La Peste, que Camus toma de Defoe, ilustra el pun to: “Es igualmente razonable representar una especie de encarcela miento por otro que representar cualquier cosa que existe realmente por alguna cosa que no existe” —se lee justo antes de que se abra el telón en Oran y las ratas empiecen a dejarse morir en las calles. Con trariamente a lo que pudiera pensarse (y a lo que algunos incluso han dado por hecho), la cita no proviene del Diario del Año de la Peste sino del prólogo de Defoe a su obra Reflexiones serias durante la vida y las sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe: con su visión del mundo angélico, prólogo que firma con el nombre de su famoso per

12 Marco Andrés Montenegro

Pero ya que vamos a usufructuar de ese sentido prestado que nos transmite un personaje de ficción, ya que vamos a creer en lo que por su intermedio nos dice su creador, tenemos que aceptar también el carácter ficcional de aquellas disciplinas a las que ambos se refieren: la ciencia y las humanidades. El sentido que en ellas encontramos y que buscamos desesperadamente en momentos de total incertidum bre (como la ciega amenaza de un virus desconocido) les vendría no de su cercanía con la realidad sino más bien de la que tienen con la ficción. La confianza que en ellas depositamos o la desconfianza que nos inspiran parecen tener su origen en la presencia o ausencia de un sentido narrativo, en la organización cabal o no de su relato. Creemos en ellas en la medida que se asemejen a la literatura, así como creemos en la literatura en la medida que nos resulta verosímil, por más que se alimente de la fantasía. ¿No es curioso que muchos lectores, ávidos de certezas, nos lan záramos sobre las novelas de Camus o Defoe —La Peste y el Diario del Año de la Peste— buscando alguna orientación para afrontar la pandemia del Coronavirus? ¿Qué perseguimos en ellas sino la unidad de sentido de que habla John Rivers, aquello que las distingue de la realidad y de su agobiante incertidumbre? No cabe duda de que tanto Camus como Defoe pusieron todo su empeño en hacer verosímiles sus relatos, documentándose rigurosamente para que el lector pudiera en trar en ellos como si entrara en la historia y no vacilara en otorgar la calidad de hechos a aquello que sus creadores extrajeron mayormente de la imaginación. Pero no hay que olvidar que ese sentido que la fic ción ostenta proviene a menudo de su carácter metafórico, del hecho de representar simbólicamente otra cosa, cuya organización se refleja en ella y le confiere su propio orden.

sonaje, cuyas aventuras había publicado anteriormente con bastante éxito. Y a lo que iba: la representación aludida en la cita que Camus utiliza de mirilla en su novela reaparece más tarde en una breve polé mica que él y Roland Barthes mantuvieron a propósito de la opinión que este último había manifestado en su análisis de La Peste: “Aunque pretendí —le aclara el autor al crítico— que a La Peste se le dieran muchas lecturas, su contenido evidente es la lucha de la resistencia europea contra el nazismo. Prueba de ello es que ese enemigo, que jamás se nombra, es reconocido por todos y en todos los países de Europa […] La Peste, de algún modo, es más que una crónica de la resistencia; pero no es sin duda menos que eso.” Apostaría a que Camus recurre a Defoe teniendo en mente justamente el hecho de que el inglés, antes que él, ya se había ocupado de la epidemia. Como una forma, quiero decir, de desviar de entrada la atención del verdadero tema representado por la vía de aludirlo, en el mismo sentido en que Walter Benjamin afirmaba que “esconder significa dejar huellas, pero unas que sean invisibles”. El exhaustivo y detallado tratamiento de la pestilencia debiera impulsarnos a desentrañar un sentido profundo del texto, a ir más allá de la superficie. Por este camino parece llevarnos la reflexión del narrador en un fragmen to de la novela en que los confinados reparan en la ausencia definitiva de los trenes y reconocen a la vez su cautiverio (la Ocupación, esa especie de encarcelamiento): “Quedábamos reducidos a nuestro pasa do y si incluso algunos de nosotros cedían a la tentación de vivir en el futuro, renunciaban rápidamente […] al experimentar las heridas que la imaginación inflige finalmente a aquellos que depositan su confian za en ella.” La ficción —la imaginación— no salva a los personajes en este caso, pero la metáfora del cautiverio tal vez haya salvado al lector cautivo de Camus. Ahora, si la ficción declarada —la literatura— no alcanza a servirnos de guía y quisiéramos encontrar en algún relato una orientación más literal que literaria, siempre podemos recurrir a alguno de esos tipos de ficción académica a los que John Rivers alude. Como la historia, por ejemplo. En su obra Un Espejo Lejano, la investigadora estadounidense Barbara Tuchman expone de modo insuperable las características y los efectos que la irrupción de la Peste Negra tuvo en la Europa del siglo XIV. Dando por descontado el irreprochable celo en la investigación, lo

13Prólogo: Lecturas & lectores en pandemia

Pero, si agrandamos la imagen, veremos que una vez más la ficción mete la cola, porque el elegido, Enguerrand VII de Coucy, ya en vida había sido caracterizado como “el más experto y diestro de todos los caballeros de Francia”. Es decir, había sido abducido de la realidad —de su sinsentido— y se le había investido de una cualidad heroica, lo que siglos más tarde se prestaría para imprimir al relato de la histo ria que lo contenía una unidad de sentido y una dirección de las que probablemente no tuvo certeza alguna, aunque tal vez sí haya buscado encarnarlas, a juzgar por el buen juicio que demostró —según confiesa Barbara Tuchman— al convertirse “en el mecenas del más grande cro nista contemporáneo, Jean Froissart, con el resultado de que se conoce más de él de lo que tal vez se habría sabido en otras circunstancias.”

14 Marco Andrés Montenegro que de verdad cautiva en el trabajo de Tuchman es el interés narrativo de su relato, que asume como premisa la necesidad de un sentido que lo impulse y lo sustente, y que al mismo tiempo le permita descubrirlo y contrastarlo a medida que avanza la exploración. “Para atenerme a un ámbito manejable, he elegido la vida de un individuo como hilo de mi narración” —dice esta historiadora, quien fuera reconocida en su momento por la permanente afirmación de la libertad en el ejercicio profesional (lo que puede requerir a menudo un cierto distanciamiento del perfil académico). “Prescindiendo del interés humano que el procedimiento suscite —agrega—, se tiene la ventaja de haber de atenerse a la realidad de modo estricto.” Como se ve, asoma aquí nuevamente el concepto del que Rivers sospecha: la realidad. ¿Qué tan real puede llegar a ser ese relato que retrata la his toria con un interés narrativo tal que evidencia un sentido del cual esa supuesta realidad, en principio, carece? Veamos: el personaje a través de cuyos ojos Barbara Tuchman escoge mirar la historia debe cumplir con ciertas condiciones para servir al propósito de la narración. No debe ser —dice la autora— ni rey ni reina, porque dicha calidad lo o la haría excepcional. Tampoco puede ser un plebeyo pues, situado en el extremo opuesto a la realeza, la documentación en torno a su existencia sería prácticamente nula. Si se eligiera, por otra parte, a un sacerdote o a un santo, ello excedería las competencias de la inves tigadora. Si, finalmente, la elección recayera en una mujer, su perfil sería atípico y, al igual que en el primer caso, excepcional. La mejor alternativa, entonces —concluye Tuchman— sería un miembro de la nobleza o Segundo Estado.

15Prólogo: Lecturas & lectores en pandemia

Lo dicho no pretende ser una crítica a una obra por lo demás total mente recomendable, sino solo una constatación de la habilidad con que la ficción logra que el sentido revolotee alrededor de las palabras, en lugar de que estas se nos muestren inmóviles como insectos atrave sados por alfileres sobre el tablero de la página y, por ende, nada aptas para servir de orientación en la búsqueda de un refugio en tiempos convulsos, como los que hoy vivimos. Todo ello, por supuesto, en el entendido de que estamos confiando en la palabra de un personaje cuyo creador se presenta a sí mismo —como vimos— con los atuendos de un dios. Un creador que pone en duda, desde la óptica literaria, la posibilidad de desentrañar el sentido de la realidad por medio de disciplinas que considera demasiado humanas. La literatura ha retratado también, como en un juego de espejos, ese carácter divino que crea a otros a su imagen y semejanza, y ha permitido que sus criaturas juzguen a sus creadores y busquen, a un tiempo, imitarlos y destruirlos. Quizás la más famosa de esas criatu ras sea aquella que da a luz Víctor Frankenstein, el personaje al que su creadora —Mary Shelley—otorgó a su vez el poder de obrar como un dios, con los recursos de la ciencia (y de la ficción, podríamos agregar). Heredero de esa misma cadena de creación, el escritor estadounidense Philip K. Dick imagina un siglo y medio más tarde otra historia en que las criaturas se vuelven en contra de sus creadores, de los cuales no logran diferenciarse del todo: Do Androids Dream of Electric Sheep? (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?) es la novela que da origen a la película Blade Runner, más conocida tal vez, pero menos sugerente que su inspiradora. Dick retrata un mundo maltrecho, que ha sobrevivido a duras penas a una conflagración nuclear. Sin que se sepa con certeza de dónde proviene, la Tierra se encuentra cubierta completamente (como por una pandemia) de un polvo radiactivo que ha exterminado a la casi totalidad de los animales y amenaza con pro ducir graves modificaciones físicas y mentales en los seres humanos, por lo que a estos últimos se les aconseja emigrar a colonias erigidas en Marte y sus alrededores, con el incentivo de contar con máquinas que se harán cargo de las labores domésticas. La última generación de estos androides orgánicos ha alcanzado tal perfección que ellos mismos se tienen por humanos y algunos que se rebelan deben ser retirados, luego de una prueba que permite establecer a ciencia cierta su condición artificial.

Al igual que en la película de Ridley Scott, el protagonista de la no vela es un policía que actúa como mercenario, retirando androides re beldes. La diferencia entre ambos personajes radica en la motivación: lo que mueve a Rick Deckard en la novela es el obsesivo afán de con seguir suficiente dinero como para adquirir un animal de verdad, lo que se ha vuelto sumamente improbable debido a la virtual extinción de todas las especies conocidas. ¿Pero por qué —se pregunta uno— este caza recompensas, sin ninguna cualidad especial, demostraría un apego tan marcado hacia los animales? ¿Qué representan en esa rea lidad esquiva, ambigua, incierta a la que lo ha condenado un mundo que se ha destruido a sí mismo para volver a construirse en otra parte, por medio de la misma ciencia que contribuyó a su destrucción?

16 Marco Andrés Montenegro

La realidad es puesta en duda desde varios puntos de vista en la obra de Dick (ambientada en la segunda década del siglo XXI, es decir, en los tiempos que corren): por una parte, no se sabe si la degene ración de los seres humanos que permanecen en la Tierra representa una amenaza efectiva para la especie o si solo se trata de una estrategia de las empresas que promueven la colonización extraplanetaria para hacer crecer el negocio. Por otro lado, el avance de la ciencia sin duda ha producido la destrucción del hábitat natural, pero, a la vez, ha impulsado la creación de una vida artificial tan acabada que hace prácticamente imposible distinguir a simple vista a un ser humano de un androide o a un animal vivo de un espécimen mecánico destinado a reemplazar a los que el polvo ha exterminado. Incluso un ámbito propiamente humano, como el de los sentimientos, ha logrado ser manipulado artificialmente en dicho mundo —refiere Dick— por me dio de aparatos que permiten elegir y programar a voluntad el estado de ánimo que se desea mantener durante el día.

La prueba a la que debe someterse a los androides para determinar su calidad de tales antes de retirarlos nos da una pista. Esta tiene por objeto constatar la presencia o ausencia de una facultad de la cual esas réplicas casi perfectas de la humanidad carecen por completo. Una cualidad sustancialmente humana: la empatía. Y las situaciones hipotéticas por cuyo intermedio el test busca pesquisarla se refieren en su mayoría a la relación con los animales. Los androides no sienten compasión alguna por el sufrimiento animal y traicionan su condición artificial por una reveladora falta de reacción frente a las situaciones que involucran a estos testigos privilegiados de la condición humana,

17Prólogo: Lecturas & lectores en pandemia como lo reveló Rilke en sus Elegías de Duino: “Y los sagaces animales ya notan que no estamos / muy confiadamente en casa en el mundo interpretado” —dice el hablante.

Somos seres de lenguaje y el mundo se nos presenta bajo la forma de un relato. Necesitamos un sentido y lo buscamos sin pausa, casi obse sivamente. Si la realidad, si el mundo no lo tienen —como hemos oído afirmar aquí a un ser emanado del lenguaje— al menos debe tenerlo aquello que los narra. Si la literatura, la historia, la ciencia, la filosofía pretenden contarnos el mundo, su relato tendrá que presentársenos con la envoltura del sentido, por acotado que este sea. Nuestra disposición a dejarnos engañar, aunque se disfrace ingenuamente de escepticismo, se funda en esta urgencia de sentido, una urgencia que es permanente mente puesta a prueba por todo aquello que amenaza la conciencia de nuestra finitud, llámese injusticia, miseria, guerra o pandemia. En estos tiempos en que el sentido viaja incómodo y sin salvo conducto en las así llamadas fake news (o verdades rápidas, como prefiere calificarlas el escritor Alessandro Baricco), uno pensaría que conviene cuidarse de la exposición al engaño sobre todo por lo que este revela del carácter de los demás. Puede ser. Pero no estaría de más darle la vuelta al no tan lejano espejo de esa ficción con la que comul gamos a diario y poner atención a lo que nos puede enseñar acerca de nosotros mismos. Jorge Luis Borges, que de ficciones sabía tanto o más que John Rivers, cuenta en Etcétera la historia de un deán de Santiago de Compostela que tenía “codicia de aprender el arte de la magia” y le ruega por ello al más sabio de los entendidos en la mate ria, don Illán de Toledo, que se la enseñe. Este accede, pidiéndole que no se olvide de él si su situación mejora producto de sus enseñanzas y, luego de decirle a su sirvienta que prepare perdices para la cena lo invita a entrar con él en una celda subterránea, que es donde las artes mágicas deben aprenderse. Mientras dura la instrucción, el deán reci be la noticia de la muerte del Obispo y de la oportunidad de ocupar su cargo. Don Illán, recordándole su promesa, le pide para su hijo el que deja vacante. El nuevo Obispo accede y ambos parten a Santiago. Al poco tiempo se le ofrece el arzobispado y el mago vuelve a solicitar el cargo vacante para su hijo, a lo que el Arzobispo se muestra también dispuesto. Ocurre lo mismo con el puesto que este deja al ser llamado por el Papa para asumir el cardenalato. Finalmente, muerto el Papa, el Cardenal es elegido por sus pares para ocupar el cargo de Pontífice.

Don Illán reitera como siempre su petición de favorecer a su hijo. “El Papa lo amenazó con la cárcel —nos cuenta Borges—, diciéndole que bien sabía él que no era más que un brujo y que en Toledo había sido profesor de artes mágicas.”

No cabe duda de que la literatura es, si no el mejor, sí al menos uno de los mejores y más seguros refugios en que, como seres hu manos, podemos sentirnos a salvo en tiempos como los que corren. Hemos enfrentado como especie desafíos casi inimaginables y hemos sobrevivido hasta ahora en gran parte gracias a la propia imagina ción. Por eso resulta difícil pensar en algo que exceda esa extraordi naria capacidad de buscar y otorgar sentido que hasta ahora nos ha protegido, incluso de nosotros mismos. “Pero escribí y me muero por mi cuenta /porque escribí porque escribí estoy vivo” —declaró para siempre Enrique Lihn, uno de los más grandes e incansables buscadores y halladores con que hemos tenido el privilegio de contar por estos lados. Y, como escribir es leer en reversa, quizás nosotros, lecto res, parafraseándolo podríamos ensayar en estos tiempos, sin miedo a que tenga “demasiado sentido”, una fórmula que nos oriente y nos proteja: Porque leí, porque leí estoy vivo.

MARCO ANDRÉS MONTENEGRO (Licenciado en Estética, Pontificia Universidad Católica de Chile)

Don Illán decide volver a España y le pide al Papa algo de comida para el viaje, a lo cual este se niega. El mago declara entonces que tendrá que comerse las perdices que encargó para esa noche y le pide a su sirvienta que las ase. “A estas palabras —concluye el relato— el Papa se halló en la celda subterránea en Toledo, solamente deán de Santiago y tan avergonzado de su ingratitud que no atinaba a disculparse. Don Illán dijo que bastaba con esa prueba, le negó su parte de las perdices y lo acompañó a la calle, donde le deseó feliz viaje y lo despidió con gran cortesía.”

18 Marco Andrés Montenegro

a integrar una humanidad que se sorprendió con su propia fragilidad: los avances tecnológicos y científicos, la ha bían convencido de que la naturaleza estaba dominada y de que cual quier inconveniente podía ser controlado. El Sars COV-2 vino enton ces a alterar la vida de los seres humanos en todos los continentes a los cuales arribó, dando origen no sólo a una emergencia sanitaria sin precedentes en la historia reciente, sino que también a una profunda crisisTaleconómico-social2.escenariohadesafiado

2 Acerca de la incidencia de la pandemia en el comercio, con una especial refe rencia al desempeño del Banco Central y bancos comerciales: Carvajal Arenas, Lorena (2020).

3 La aparición y desarrollo de la emergencia del COVID-19 ha motivado diver sos análisis de las consecuencias jurídicas a que pudiere dar lugar. En Chile: De la Maza Gazmuri, Iñigo (2020); De la Maza Gazmuri, Iñigo; Vidal Olivares, Álvaro (2020b) pp. 135-148. Sobre el pago de remuneraciones: Corral Talciani,

también al Derecho, obligando a legis ladores y juristas a preguntarse acerca de la aplicación y adecuación de instituciones y reglas abstractas ya reconocidas, a un escenario en el cual las generaciones actuales no pensaron que iban a transitar. Así, el caso fortuito, la fuerza mayor, la imprevisión, el (in)cumplimiento y la imposibilidad en la satisfacción son algunos ejemplos de temáticas que han emergido desde el Derecho Común, para ser abordadas a la luz de una emergencia mundial3.

Chile, país de emergencias. Tal había sido la consigna en la que no sólo nos reconocíamos, sino que además de la que frecuentemente nos mofábamos e incluso veladamente nos enorgullecíamos. No obstan te, la conciencia de la capacidad de la sociedad nacional para hacer frente –“levantarnos”– a los ya consuetudinarios desastres naturales inesperadamente se derrumbó, tras advertir la llegada de un virus pa ra el cual no teníamos solución rápida y cierta. De esta manera, si bien nuestro país se ha caracterizado por la ocurrencia de desastres, la aparición del COVID-19 en el escenario mundial dio origen a una emergencia, cuyas consecuencias se alejaban de las frecuentes catás trofesPasamosnacionales.entonces

Introducción

20 Erika Isler Soto Naturalmente el Derecho de Consumo no se encuentra ajeno a esta realidad4, en el sentido de que la cultura postmoderna en la que vivimos se encuentra construida sobre la base de un vínculo jurídico principalmente gobernado por él: no sólo han sido enjuiciadas las normas que lo regulan, sino que también se han configurado en la práctica cambios importantes en las conductas de proveedores y con sumidores, algunos de los cuales persistirán incluso luego del fin de la pandemia.Así,porejemplo, retornaron y tomaron fuerza prácticas que du rante mucho tiempo estuvieron relegadas a un segundo plano: las Hernán (2020). Desde el Derecho del Trabajo y de Seguridad Social: Lizama, Luis (2020) pp. 53-57; Lizama Portal, Luis (2020b) pp. 195- 206; Gajardo Har boe, María Cristina (2020) pp.181-193. Sobre la prescripción extintiva: Corral Talciani, Hernán (2020b); Pizarro Wilson, Carlos (2020b). Desde el Derecho Administrativo: Osorio, Cristóbal (2020) pp. 69-72; Sanz Rubiales, Íñigo (2020) pp. 1-20. Desde el Derecho Tributario: Endress, Sergio (2020) pp. 73-78. Desde el Derecho de Familia: Lepin Molina, Cristián (2020) pp. 99-106; Gómez Cas tro, Yazmín Andrea (2020) pp. 149- 157; Gómez Ch., María Eugenia (2020) pp. 159-170; Abello Gual, Jorge Arturo; Bula Carreño, Johanna (2020) pp. 187-203; Fernández Muñoz, Mónica Lucía; Acosta Rodríguez, Joaquín Emilio (2020) pp. 261-278. Análisis jurídico de las medidas adoptadas a propósito de la pande mia del COVID-19 en Alemania: Lehmann, Matthias (2020) pp. 3-7; Argentina: Arias, María Paula (2020); Krieger, Walter F. (2020); Austria: Mateo Villa, Iñigo (2020) pp. 9-14; Brasil: Ehrhardt, Marcos (2020) pp. 258-265; Colombia: Var gas Brand, Isué Natalia (2020) pp. 149-157; España: Barceló Doménech, Javier (2000) pp. 118-125; García Rubio, María Paz (2020) pp. 15-46; Reyes López, María José (2020) pp. 568-581; Francia: Pazos Castro, Ricardo (2020) pp. 4774; Inglaterra: Lein, Eva (2020) pp. 103-108; Italia: Barba, Vincenzo (2020) pp. 75-87; Benedetti, Alberto Maria (2020) pp. 266-273; Federico, Andrea (2020) pp. 236-249; México: Ledesma Lois, Florencia Aurora (2020) pp. 159-176; Pé rez Fuentes, Gisela María (2020) pp. 126-135; Portugal: Pinto Oliveira, Nuno Manuel (2020) pp. 89-102; Rumania: Razvan, Dinca (2020) pp. 109-128; Suiza: Lein, Eva (2020b) pp. 129-133; Venezuela: Domínguez Guillén, María Candela ria (2020) pp. 378-385; Protección internacional del consumidor: Palao More no, Guillermo (2020) pp. 624-633. 4 Atendido a que la mayoría de las relaciones jurídicas que se configuran en la ac tualidad pueden ser calificadas como de consumo, se le ha atribuido a las normas que las regulan, el carácter de Derecho Común. Acerca de la vinculación entre el Derecho Común y el Derecho de Consumo: Albiez Dohrmann, Klaus Jochen (2002) pp. 137-152; Garrido Cordobera, Lidia M.R. (2017) pp. 251-280; Isler Soto, Erika (2019b) pp. 140-173; Villalba Cuéllar, Juan Carlos (2017) pp. 209230; Wacke, Andreas (2013) pp. 699-710.

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