RAFAEL MARIN batido por el sol de tus dos mares. Rafael Alberti, Oda Marítima Oigo un clamor antiguo que hoy me llega cercioré de que no dejaba el calentador de gas encendido, ni las luces del cuarto del fondo, ni la radio, ni el ordenador. Cerraba la puerta con cuidado cuando vi, reflejado en el espejo del recibidor, el ojo de la muñeca sobre la mesita del salón. Tuvo que ser un efecto óptico, pero me pareció que se balanceaba.