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COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT LO BLANCH María José Añón Roig

Catedrática de Filosofía del Derecho de la Universidad de Valencia

Ana Belén Campuzano Laguillo

Catedrática de Derecho Mercantil de la Universidad CEU San Pablo

Jorge A. Cerdio Herrán

Catedrático de Teoría y Filosofía de Derecho Instituto Tecnológico Autónomo de México

José Ramón Cossío Díaz

Ministro de la Suprema Corte de Justicia de México

Owen M. Fiss

Catedrático emérito de Teoría del Derecho de la Universidad de Yale (EEUU)

Luis López Guerra

Juez del Tribunal Europeo de Derechos Humanos Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Carlos III de Madrid

Víctor Moreno Catena

Catedrático de Derecho Procesal de la Universidad Carlos III de Madrid

Francisco Muñoz Conde

Catedrático de Derecho Penal de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla

Angelika Nussberger

Jueza del Tribunal Europeo de Derechos Humanos Catedrática de Derecho Internacional de la Universidad de Colonia (Alemania)

Héctor Olasolo Alonso

Catedrático de Derecho Internacional de la Universidad del Rosario (Colombia) y Presidente del Instituto Ibero-Americano de La Haya (Holanda)

Luciano Parejo Alfonso

Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III de Madrid

Tomás Sala Franco

Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Valencia

Ángel M. López y López

José Ignacio Sancho Gargallo

Marta Lorente Sariñena

Tomás S. Vives Antón

Catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Sevilla Catedrática de Historia del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid

Javier de Lucas Martín

Catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política de la Universidad de Valencia

Magistrado de la Sala Primera (Civil) del Tribunal Supremo de España Catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Valencia

Ruth Zimmerling

Catedrática de Ciencia Política de la Universidad de Mainz (Alemania)

Procedimiento de selección de originales, ver página web: http://www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales


LA UNIÓN EUROPEA: ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO

Director

RAFAEL RIPOLL NAVARRO Coordinadora

DARÍA TERRÁDEZ SALOM Con las colaboraciones de

MARÍA BELLIDO BARRIONUEVO MARIAM CAMARERO OLIVAS SUSANA DEL RÍO VILLAR CARLOS FLORES JUBERÍAS FRANCISCO FONSECA MORILLO MILLÁN MILLÁN MUÑOZ MARÍA MUÑOZ DE PRAT CECILIO TAMARIT ESCALONA JUAN VIESCA MARQUÉS Prólogo de

Marcelino Oreja Aguirre

Valencia, 2015


Copyright ® 2015 Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito de los autores y del editor. En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant lo Blanch publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com.

© Rafael Ripoll Navarro y otros

© TIRANT LO BLANCH EDITA: TIRANT LO BLANCH C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia TELFS.: 96/361 00 48 - 50 FAX: 96/369 41 51 Email:tlb@tirant.com www.tirant.com Librería virtual: www.tirant.es ISBN: 978-84-9086-444-9 IMPRIME: Guada Impresores, S.L. MAQUETA: Tink Factoría de Color Si tiene alguna queja o sugerencia, envíenos un mail a: atencioncliente@tirant.com. En caso de no ser atendida su sugerencia, por favor, lea en www.tirant.net/index.php/empresa/politicas-de-empresa nuestro Procedimiento de quejas.


Prólogo Quiero que mis primeras palabras sean para expresar mi inmensa satisfacción por este libro que se publica y del que es autor un gran europeísta, el profesor Ripoll, a quien conozco desde hace años y que siempre ha puesto de manifiesto sus profundas convicciones éticas y morales al servicio de la cosa pública. Deseo felicitarle por esta iniciativa que permitirá a los jóvenes conocer lo que ha sido el recorrido de las instituciones europeas, los valores que las impulsan y las dificultades que han debido afrontar a lo largo de los años. Por mi parte puedo decir que siempre he considerado el proceso de construcción europea, que arranca en los años cincuenta con figuras eminentes como Schuman, Monnet, De Gasperi, Adenauer, como las más apasionante aventura del sigo XX, que logró la reconciliación entre enemigos seculares. Un proceso que se inició en un contexto en el que existía en Europa un sentimiento de temor y desconfianza, de miedo a que pudiera volver una guerra cuyos estragos eran tan próximos, con cicatrices del último conflicto que aún no estaban del todo curadas. Y en pocos años se logró la creación de un mercado interior que facilitaba la libre circulación de personas, servicios, mercancías y capitales, un espacio común de justicia y seguridad, un esbozo de política exterior y una unión monetaria. Y a partir de la caída del muro en 1989 se hizo viable la consolidación de un espacio de paz y colaboración con los Estados europeos que habían sido arrancados por el comunismo de su marco histórico y cultural común. Al mismo tiempo se garantizaba la promoción de una política de desarrollo solidario y sostenible y se iniciaba el esfuerzo por alcanzar una mayor cohesión económica y social, mayores logros en materia de investigación e innovación, el propósito de una dimensión social y el desarrollo de intercambio de estudiantes con resultados tan brillantes como el programa Erasmus. Y todo ello desde el respeto a la diversidad de culturas, formas de vida y hábitos de los distin-


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tos pueblos de Europa, lo que constituye una de las riquezas de nuestro Continente. Por supuesto que queda aún mucho camino por recorrer. Y en el transcurso del tiempo es cierto que ha habido fallos inexplicables que han causado un quebranto muy grave en el bienestar de los europeos. La falta de una política económica común ha sido sin duda una de las causas del desorden que vivimos actualmente y al que medidas precipitadas están intentando poner término con las nuevas disposiciones de gobernanza económica que la Comunidad está adoptando. Un poco tarde sin duda porque hace ya tiempo que las instituciones comunitarias debían haber adoptado una política fiscal y presupuestaria común y una serie de reformas políticas y económicas que dejaran abierta la puerta a la innovación integradora. Y evitar sobre todo el peligro de una renacionalización de políticas que está empezando a experimentar Europa y que se pagará muy cara. Ahora bien, llegados a este momento yo les pediría que pensaran en lo sucedido estos últimos diez años. Recuerden cómo comenzó esta década. El 11 de septiembre de 2001 el mundo occidental sufría un ataque terrorista terrible: el atentado de las Torres Gemelas. Un suceso que ha tenido una influencia determinante, que ha marcado nuestras vidas a lo largo de estos últimos años. Los españoles padecimos el año 2004 otro atentado dramático: el de Atocha que nunca se borrará de nuestra memoria. Y esa década tuvo también un lamentable final: la profunda crisis económica y financiera en la que aún estamos sumidos. Sin embargo mi propuesta es: ¿La crisis que estamos viviendo es solamente una crisis económica y financiera? Deberíamos pensar si Europa, y el mundo occidental en su conjunto, no se ha vuelto más débil, más vulnerable, ante las amenazas externas, como el terrorismo, por una crisis previa, una crisis que afectaba y afecta a la misma esencia de ese mundo, a los principios y los valores que lo sustentan. Del mismo modo, de-


Prólogo

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bemos igualmente plantearnos si esa misma debilidad moral, esa debilidad en sus valores, es igualmente la causa de que al ataque del terrorismo, le haya seguido la llegada de una profunda crisis económica. A mi juicio, en el corazón de esta década anida un problema previo a la misma. Los acontecimientos de los que hemos sido testigos se derivan de manera directa de un largo proceso que ha vivido en su conjunto el mundo occidental, un proceso de progresiva relativización de los valores, las creencias y las convicciones. El mundo occidental es testigo impasible de cómo sus propios dogmas, sus propias referencias, se han ido derrumbando, se han ido debilitando, han entrado en crisis, en una crisis de orden moral, que nos ha hecho más débiles y más vulnerables, ya sea ante las amenazas externas del terrorismo, ya sea ante nuestros propios errores, que nos han llevado a la actual crisis económica y financiera. Somos más débiles, más vulnerables, desde el punto de vista moral, desde el punto de vista de nuestras convicciones, nuestros principios y nuestras referencias. Somos, en definitiva, víctimas de nuestro propio relativismo colectivo e individual. Porque no sólo vivimos una crisis económica. Vivimos una crisis de valores. Estamos viviendo un auténtico cambio del modelo de sociedad. Y es un cambio global, con nuevas amenazas y nuevos competidores globales. Y es precisamente esa debilidad nuestra la que los alimenta. Necesitamos una regeneración global que ha de estar basada en principios y valores anclados en la verdad. Una verdad capaz de transformar las estructuras económicas y políticas, y de forjar el bienestar integral de la humanidad. Para que esa verdad se materialice en la vida pública hemos de apelar a los principios que son, a su vez, preceptos o verdades básicas que nos sirven como punto de partida y actúan como razones últimas. Estos principios son verdades evidentes que nos obligan universalmente y son inmutables,


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unen en el mismo bien común a todos los hombres en todas las épocas de la historia. En nuestra época se pisotean los valores morales y se impone una nueva ética soliviantada por el consenso. Urge, por eso, que los valores vuelvan a fundirse con los principios. Es preciso que reconozcamos que los valores, para influir y transformar la sociedad, han de ser respetuosos de las verdades que iluminan una convivencia fecunda y trascendente. Sólo si los auténticos valores se plasman en virtudes, es decir, en acciones concretas en la vida diaria, es posible luchar por una regeneración en la sociedad. Los auténticos valores, aquellos que se basan en la verdad, pueden y deben convertirse en el centro de la regeneración democrática de España y Europa. Los valores deben de liderar una auténtica revolución democrática basándose en la verdad. Europa se ha nutrido de unos valores concretos a lo largo de los siglos. Occidente es la hechura de los valores cristianos que proclama la igualdad de los hombres, la primacía de su dignidad, la existencia de derechos universales, la libertad como sistema de vida y la necesidad de respetar y promover el imperio de la ley y la justicia. Solo los valores salvarán la síntesis europea. Los valores crearon Europa y los valores la mantendrán en tierra firme. Europa, España, enraizada en los valores, continuará aportando a la especie humana su sabiduría y su espiritualidad. Adentrémonos de nuevo en los principios de las tradiciones judeocristiana y grecolatina, que fueron las verdaderas fuentes de inspiración de nuestros padres europeos. Esforcémonos por transmitir una cultura que se oponga al relativismo posmoderno y al posibilismo oportunista. Soñemos con un mundo mejor, no basado solamente en los avances técnicos y en las revoluciones científicas sino en el comportamiento ético de las personas, en el hallazgo del camino verdadero, en la trascendencia que a todos nos une en pos de un horizonte común. Y hagámoslo por la senda de los principios, por el largo y valiente sendero de los valores que construirán la Europa de la globalización.


Prรณlogo

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Estas son las reflexiones que me inspira la publicaciรณn de este libro, con mi felicitaciรณn mรกs cordial al profesor Ripoll por su acierto de llevar a los jรณvenes estudiantes el conocimiento de las Instituciones europeas. Marcelino Oreja Aguirre Presidente del Instituto de Estudios Europeos CEU San Pablo


Bloque Primero

Historia y naturaleza jur铆dica de la Uni贸n Europea


Capítulo 1

Introducción histórica Llamamos Europa al espacio comprendido entre el océano Atlántico, los montes Urales, el océano Glacial Ártico y el mar Mediterráneo; un continente que través de los siglos ha sido escenario de acontecimientos cuyo impacto ha trascendido sus propios límites geográficos. El legado grecorromano, la Cristiandad, el feudalismo medieval, el Renacimiento, la expansión colonial, el liberalismo, la revolución industrial o la imposición por la fuerza de iniciativas hegemónicas por parte de algunos países son ejemplos de hechos históricos que han ido forjando, progresivamente, una cierta identidad europea: una forma de ver y entender el mundo, compartida por los diferentes pueblos asentados en ese territorio, que culminó a mediados del siglo pasado con la puesta en marcha, por vez primera, de iniciativas tendentes a conseguir la unidad del continente por medios pacíficos, y que ha cristalizado en lo que hoy llamamos Unión Europea. Pero comprender lo que es Europa hoy, exige entender lo que fue en el pasado.

1. EL LEGADO GRECORROMANO (SIGLOS X a.C.-V d.C.) En el último milenio antes del nacimiento de Cristo, la cuenca mediterránea fue testigo del nacimiento de dos civilizaciones que marcarán el devenir de Europa en los siglos posteriores y cuyo legado persiste aún en nuestros días: la griega y la romana. El mundo griego se organizará en torno a las ciudades-estado (polis) que, con capacidad de autogobierno, crecerán en la cuenca oriental mediterránea (Atenas, Esparta, Rodas, Corinto…). A partir del siglo VIII a.C., las polis griegas se expandirán por gran parte del Mediterráneo creando colonias y dando un impulso a los intercambios económicos y culturales en el sur de Europa. En ese proceso


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de expansión, se enfrentarán continuamente entre sí y con otros pueblos para lograr la hegemonía en la región. Aristóteles (384 a. C.-322 a. C.): filósofo y científico, escribió más de doscientos tratados, entre ellos La Política y la Ética a Nicómaco.

Tras un siglo —el V a. C.— considerado el más representativo de la Grecia clásica desde el punto de vista intelectual y artístico (el llamado Siglo de Pericles), la Guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta marcará el declive de las ciudades-estado y el nacimiento de una nueva potencia más al norte: el reino de Macedonia. En esta nueva fase (el llamado Periodo Helenístico), los reyes macedonios Filipo y Alejandro Magno se apoderarán progresivamente de las polis y desplazarán hacia oriente el centro de gravedad de su zona de influencia. A la postre, entre las contribuciones del mundo griego a la civilización europea destacarían: • Las artes: la arquitectura jónica, dórica y corintia (con sus templos y acrópolis), la escultura (Fidias, Mirón), la pintura o la cerámica, que serán imitadas por movimientos artísticos posteriores como el romano, el renacimiento o el neoclasicismo. • Las ciencias y las letras: Hipócrates, por ejemplo, es considerado el padre de la medicina, mientras que los dramaturgos griegos (Eurípides, Sófocles) sentarán las bases del teatro clásico. • La filosofía: con filósofos de la talla de Sócrates, Platón y Aristóteles, o inspiradores de corrientes de pensamiento como Epicuro (hedonismo) y Zenón de Citio (estoicismo).


Introducción histórica

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• Las democracia: a diferencia de otras ciudades-estado griegas, que optarán por regímenes tiránicos, Atenas implantará un sistema que integrará a los ciudadanos en el proceso de toma de decisiones públicas. Es por ello que se la considera cuna de la democracia. Alejandro (356 a. C.-323 a. C.) —de niño, junto a su padres Filipo y Olimpia—: extendió las fronteras de Macedonia hasta Persia y la India.

Durante los siglos de dominio griego, una nueva ciudad-estado hará su aparición en la península itálica: Roma. En sus orígenes, en el siglo VIII a.C., Roma se organizará políticamente como una ciudad-estado gobernada por un rey. Sin embargo, en el siglo VI a.C. el último rey será derrocado y reemplazado por una República. Roma iniciará entonces la conquista de los otros pueblos de la región (etruscos, griegos, cartagineses) haciéndose con el control de toda la cuenca del Mediterráneo. En el siglo I a.C. una guerra civil pondrá fin al periodo republicano y supondrá el inicio del Imperio Romano. Durante los siglos posteriores Roma se extenderá hacia el norte de Europa (Galia, Britania, Germania, Tracia…) sometiendo a sus pobladores y convirtiendo esos territorios en provincias del Imperio. A finales del siglo IV el Imperio Romano se dividirá en dos: Oriente, con sede en Constantinopla (actual Estambul), y Occidente, con sede en Roma. Una serie de invasiones por parte de los pueblos del norte de Europa (los llamados bárbaros) podrán fin en el siglo V al Imperio Romano de Occidente. Por el contrario, el Imperio Romano de Oriente sobrevivirá un milenio más bajo el nombre de Imperio Bizantino, hasta que en el siglo XV acabara siendo invadido por los otomanos.


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Algunos elementos destacables del legado romano serían: • La ciudadanía: símbolo de pertenencia a una unidad jurídicopolítica que se reconoce a todos los habitantes libres del Imperio, haciéndoles sujetos de derechos y obligaciones. • El latín: lengua oficial del Imperio y origen de muchas lenguas europeas actuales como el español, el francés, el italiano o el portugués. • El Derecho romano: cuerpo normativo común para todo el Imperio e inspirador de conceptos clave de nuestros vigentes ordenamientos jurídicos.

Trajano (53-117): Emperador de Roma, tras sus campañas en Dacia, Arabia y Persia llevó a Roma a su máxima expansión.

Justiniano I El Grande (483-565): Emperador de Bizancio, llevó a éste a su máxima expansión y desarrollo cultural.


Introducción histórica

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2. LA EXPANSIÓN DEL CRISTIANISMO Y LA ALTA EDAD MEDIA (SIGLOS V-X) Dos circunstancias caracterizarán la historia de Europa durante los cinco siglos que van desde la caída del Imperio Romano de Occidente (476) hasta el año 1000: la progresiva cristianización del continente y la división de éste entre un Oriente bizantino y un Occidente pontificio. Si la civilización griega había sido politeísta, y también por lo que fue Roma en sus orígenes, con el paso del tiempo y a pesar a las persecuciones sufridas en sus primeros siglos, el cristianismo irá extendiéndose progresivamente por el Imperio, hasta el punto de que el propio emperador Constantino acabará convirtiéndose a esta nueva fe en el siglo IV. Desde entonces el cristianismo será la religión oficial de Roma, instaurándose una influencia cristiana que se mantendrá cuando el Imperio Romano se divida, y que estará presente tanto en la concepción del emperador bizantino como en la noción de emperador en el occidente medieval.

San Cirilo (827-869) y San Metodio (815885): «apóstoles de los eslavos» y creadores del alfabeto cirílico.


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Hasta el siglo V, durante la dominación romana, el continente se caracterizó por la existencia de una Europa meridional (mediterránea y de influencia grecorromana) y una Europa septentrional (en manos de los llamados bárbaros). En los cinco siglos posteriores esta correlación de fuerzas se irá sustituyendo paulatinamente por la oposición entre una Europa occidental (de cultura latina, fuerte presencia germánica y seguidora del Papa de Roma) y una Europa oriental (de cultura griega, fuerte presencia eslava y seguidora del Patriarca de Constantinopla). Estos son algunos de los acontecimientos más destacados de ese periodo: • Europa occidental se fragmenta: tras la caída del Imperio Romano de Occidente su territorio será ocupado por pueblos celtas y germánicos (bretones, francos, visigodos, ostrogodos…), organizados en tribus y poblados dispersos, en conflicto continuo los unos con los otros. • Los árabes llegarán a Europa: después de conquistar el norte de África, invadirán la España visigoda (711) y no abandonarán por completo este territorio hasta ser derrotados por los Reyes Católicos en el siglo XV. • El cristianismo se consolidará: los pueblos celtas y germánicos de Europa occidental irán progresivamente convirtiéndose al cristianismo, y lo mismo ocurrirá con los pueblos eslavos al norte del Imperio Romano de Oriente. • Ruralización de la sociedad: las ciudades (tan importantes en época grecorromana) entrarán en decadencia y serán sustituidas por dominios rurales en manos de un señor feudal, bajo cuya protección vivirán sus vasallos (campesinos, artesanos, comerciantes…). • Se creará el Sacro Imperio Romano Germánico: Carlomagno (rey de la dinastía Carolingia), a través de una estrecha alianza con el Papa, será nombrado emperador de un vasto territorio que agrupará la casi totalidad del antiguo Imperio


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Introducción histórica

Romano de Occidente (a excepción de la España musulmana, las Islas Británicas y el sur de Italia). • División en la Cristiandad: los desencuentros entre el Patriarca de Constantinopla y el emperador bizantino por un lado, y el Papa de Roma y el emperador carolingio por otro, serán el germen de la futura escisión de la Cristiandad entre católicos y ortodoxos.

3. EL FEUDALISMO Y LA BAJA EDAD MEDIA (SIGLOS XI-XIV) Durante la Baja Edad Media, Europa pasará del feudalismo medieval a los primeros intentos de creación de los Estados tal y como los entendemos en nuestros días. Protegida de las invasiones asiáticas por los nuevos territorios cristianos de Rusia, Polonia o Hungría, los siglos que van de 1000 a 1300 serán una época de crecimiento demográfico y desarrollo económico en Europa occidental. La parte oriental del continente, sin embargo, se verá amenazada por las invasiones de dos pueblos provenientes del este: otomanos y mongoles. El feudalismo se extenderá, basado en el señorío rural: el señor feudal, gran terrateniente con ejército propio, impondrá su

Carlomagno (742-814): emperador de Occidente.


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Iniciativa educativa UE: La Unión Europea: organización y funcionamiento

dominio y percibirá rentas de sus vasallos a cambio de protección y de permitirles trabajar sus tierras. La agricultura seguirá siendo la base del desarrollo económico en la Europa Medieval (gran difusión del arado y del molino de agua), al igual que el comercio lo será en el Renacimiento y la industria en el siglo XIX. La Iglesia ocupará una posición destacada y Europa se poblará de catedrales románicas y góticas. El latín avanzará hasta convertirse en lengua común: aunque los distintos reinos acabarán desarrollando sus lenguas propias, el latín será el idioma vehicular en Europa, en particular tras el nacimiento de una institución de nuevo cuño: la Universidad. El latín se convierte así en el idioma culto y común de toda la cristiandad y actúa como factor aglutinante. En este sentido, la Cristiandad ocupa un lugar prererente en la difusión del pensamiento y la cultura. Al mismo tiempo se experimentará una era de expansión: los reinos feudales se implicarán en acciones de colonización y peregrinación, ampliando así el área de influencia de la Cristiandad (Cruzadas a Tierra Santa, Reconquista en España…) conforme a la mentalidad de la época. Si los doscientos años anteriores fueron una época de desarrollo económico y expansión demográfica, en particular en Europa Occidental, los siglos XIII y XIV serán en cambio muy convulsos y allanarán el camino al Renacimiento. Rodrigo de Borja (1431-1503): de origen valenciano, fue papa entre 1492 y 1503, con el nombre de Alejandro VI.


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Introducción histórica

La población, diezmada por la peste (más de 25 millones de europeos morirán como consecuencia de una epidemia de peste negra procedente de Asia) será víctima de conflictos bélicos permanentes: unos entre reinos feudales (Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra), y otros contra los árabes (Reconquista española) o contra los otomanos (invasión de Constantinopla y fin del Imperio Romano de Oriente). El precio de la tierra y de los cereales se desplomará, generando una crisis agrícola en la que se abandonarán tierras y poblados. El mundo rural perderá así influencia, y el sistema feudal desaparecerá: las monarquías feudales, presentes en muchos territorios europeos se convertirán en monarquías autoritarias y sentarán las bases del Estado moderno. Surgirán nuevas naciones fruto de unificaciones políticas (como Francia, España o Inglaterra), mientras que otros territorios europeos seguirán todavía fragmentados (caso de los Estados italianos y alemanes).

4. LA EUROPA RENACENTISTA Y CONQUISTADORA (SIGLO XV) En los últimos años del siglo XV la civilización europea experimentará grandes cambios debido a los descubrimientos marítimos transoceánicos y la aparición de un nuevo orden artístico conocido como Renacimiento. Vasco de Gama (1460-1524): explorador portugués, fue el primero en navegar directamente desde Europa hasta la India.

Aparecen los movimientos reformistas (luteranos, calvinistas, anglicanos…) que, en mayor o menor medida, se distanciarán de


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la autoridad papal y de dogmas fundamentales de la Iglesia, lo que implicará la división de la Cristiandad. Los viajes transoceánicos en busca de metales preciosos o nuevos puertos con los que comerciar, pero también de extender la fe cristiana fuera del continente europeo, permitirán a los navegantes portugueses y españoles descubrir nuevas tierras, sentando así las bases de los imperios coloniales de esos dos países. Erasmo de Rotterdam (1466-1536): filósofo, filólogo y teólogo, escribió el Elogio de la locura y la Educación del príncipe cristiano.

El humanismo renacentista dará lugar a un nuevo movimiento artístico, que defiende el regreso a los cánones grecorromanos clásicos y el posicionamiento del hombre como centro del universo en contraposición al teocentrismo medieval, surgirá en Italia y se extenderá por Europa con rapidez gracias a la invención de la imprenta.

5. LA HEGEMONÍA DE LOS HABSBURGO Y LAS GUERRAS DE RELIGIÓN (SIGLO XVI) Con la elección del rey de España, Carlos V, para la corona imperial de los Habsburgo se abre una época de dominio español en el continente, que tendrá su reflejo cultural en el llamado Siglo de Oro (literatos como Cervantes, Lope de Vega o Quevedo; o pintores como El Greco). Sin embargo, esa hegemonía chocará con cuatro obstáculos principales: la propia dimensión del imperio, los avances de la reforma protestante, la oposición de los reyes de Francia y las conquistas del imperio otomano en Europa oriental.


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