Código de barras

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CÓDIGO

DE BARRAS

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Los códigos son susceptibles de ser revelados mediante un lector láser.



TINA ESCAJA

CÓDIGO

DE BARRAS

Colección Generación del Vértice, 67


Reservados todos los derechos. La Ley es ley. PRIMERA EDICIÓN: JULIO, 2007

© Del texto: TINA ESCAJA © Del prólogo: CONCHA GARCÍA SHARON KEEFE UGALDE © De las imàgenes de cubierta: M ARÍA J OSÉ T OBAL y T INA E SCAJA © De la edición: CELYA Apdo. Postal 102, 37080 SALAMANCA Teléf: 639 542 794 Tel./Fax: 923 271 945 www.editorialcelya.com e–mail: celya@editorialcelya.com Dep. Legal: S. 893-2007 ISBN: 978-84-96482-41-8 Imprime CELYA


EN UNA ENTREVISta que le hicieron a Tina Escaja tras la

concesión del premio Hispanoamericano de poesía Dulce María Loynaz por su poemario Caída Libre, decía que ella buscaba en la poesía la belleza, pero que además ésta debía inquietar y romper expectativas. Paradójicamente se declaraba no poeta y enumeraba una serie de trabajos que había ejercido hasta entonces: vendedora de pollos, pescadera, dependienta de despojos, aprendiz de peluquera y estudiante. Hasta que llegó en 1988 a Estados Unidos, y allí se quedó para vivir y enseñar más tarde literatura en la Universidad de Vermont. Todavía recuerdo a Tina Escaja cuando era estudiante y venía a Barcelona para visitar a su familia. Algunas veces me llamaba y yo acudía a una cita breve en la que hablábamos de muchas cosas y supongo que algunas veces de lo mucho que se parecía nuestra biografía geográfica. Ambas nacidas en otra ciudad (Tina, en Zamora en 1965), y ambas extrañadas por el paisaje urbano de los alejados barrios del centro, como si el destino nos hubiera puesto allí sin la participación voluntaria de ninguna de nosotras: ella se fue muy joven porque las expectativas de futuro no iban a ser las mismas si se quedaba en España, y yo me quedé repartida entre varias ciudades. Parte de aquellas experiencias de juventud le sirvieron a Tina para articular algunas de las identidades que aparecen en sus relatos y poemas, identidades por cierto siempre al margen, siempre en crisis, que formarán en sus poemarios una mirada llamémosle poética que azuzará al lector más que complacerlo. Un Código de Barras como sabemos es la representación de una determinada información mediante un conjunto de líneas paralelas verticales de diferente grosor y espaciado y sirve para reconocer rápidamente un Código de barras

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artículo en un comercio o en un punto de una cadena logística. El poemario así titulado está dividido en ocho partes cuyos epígrafes constituyen metáforas, mediante la imagen del código de barras, del alienamiento femenino: Quiet zone (lugar de silencio), Start (acción y principio), Data (códigos de identificación), Sistemas Biométricos, Mensajes de Error, Cheek Char (recapitulación), Stop (parada y prórroga) y Quiet zone (lugar de reposo). Cada una de ellas aborda un discurso que llama a la dignidad a través del relato que nos deja su mirada crítica y cómplice. Porque esta poesía horada lo real y capta una serie de actos cotidianos realizados por mujeres al límite, como he dicho antes: al límite de la pobreza, y de ahí que tengan que prostituirse; al límite de la identidad, de ahí que no sean nada sin sus hombres; al límite de la supervivencia, expulsadas de los territorios donde nacieron. Y no es que a los hombres no les suceda lo mismo, por supuesto que sí, pero hay tantos lugares donde poner la mirada que a Tina Escaja no le queda más remedio que focalizar y se queda con lo que a ella le parece más denunciable todavía: ser mujer en países pobres. Código de Barras podría ser un poemario social (las citas de Miguel Hernández y de Gabriel Celaya, muy oportunas, nos dejan una señal; también el homenaje que le hace a Gloria Fuertes, de quien apenas se acuerda nadie), pero se salva del etiquetaje. No es sólo un deambular por los áridos territorios de la injusticia, sino que surge, de tanto en tanto, belleza, la belleza de la esperanza, la belleza de los instantes detenidos, la belleza de existir aunque sea haciendo cola a la espera de unos papeles que te conviertan en “legal” en alguna parte. Reanudan mares de abrigos Y allí siguen los cuatro esperando turno

Si fuese sólo una poesía de denuncia me quedaría con ganas de algo más y por mucho que el texto me diese los parámetros para compartir, como lectora, la soledad Tina Escaja

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de quienes habla, el texto estaría falto de algo. Escribió Roland Barthes en el espléndido ensayo La cámara lúcida, al referirse a una fotografía, que le impresionó no porque mostrase violencias sino porque era violenta y la violencia consistía en que cada vez “llenaba a la fuerza la vista” y porque en ella nada podía ser rechazado ni transformado. Como el buen hacer de una fotógrafa avispada y llena de dolor por lo que va a captar en su cámara, nada va a ser rechazado por Tina en sus textos: de esta manera las focalizaciones a las mujeres que, por ejemplo, trabajan en los mercados del Caribe me conmueven “rebosantes de agonía y playa” y también las imágenes que en el poema Luna Morada dibujan el cuerpo de una mujer maltratada a fuerza de golpes. Sangre marchita que acoge ese ojo motriz Sepultado En la nueva geografía.

La supervivencia no es fácil para la mayoría de los seres humanos, lamentablemente las mujeres siempre hemos sido la parte más vulnerable: que la poesía de Tina Escaja haga visible esta realidad me parece un logro. Ella nos devuelve en forma de imagen escenas de sufrimiento, y las metáforas que construye se adhieren a la imaginación de quien lee. El resultado es que sientes que has estado cerca, allí mismo, y que las otras imágenes, las que constantemente nos invaden a través de los medios de comunicación, se intercalan con los poemas de este libro formando un palimpsesto. Pero también hay otra cuestión importante y es que no me parece que Tina Escaja se aleje demasiado de su biografía cuando escribe: recordemos que ella misma se autoexilió a otro país. Que alargué el brazo rechazando ciudades dormitorio Que escapé de un país que entonces no era y ahora es y me excrementa Código de barras

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Así es la calibración hacia lo que su país le podía dar a una mujer que no se sentía atada a nada, pero sin demasiados recursos económicos, me temo. La parte del libro “Sistemas biométricos” demuestra con muy buen tino para las metáforas, lo que digo. Se menciona la negación, negación de un cuerpo, dirigida contra el hombre reducido a un reconocido símbolo (escribe audazmente Guillermo Espinosa), la barra enhiesta, el cetro de mando: el código de barras metaforiza de nuevo el símbolo de opresión: El pezón no es Se mantuvo ocultado desde el nombrar de siglos Mi lengua no es La distancia un océano Mis manos son y están y se disuelven en el claro terrón de las cosas comunes

Poemas como estos me han hecho pensar en muchas cosas. Una me parece especialmente importante: el trazo que ha construido Tina Escaja de nuestra condición efímera, que es también una manera de saberse. Tina recoge en algunos poemas esa sensación de temporalidad: Una camisa verde El encuentro agridulce de una clínica impoluta Y aquel tejido, Rota Ropa

Me parece importante que no se pierda de vista la transitoriedad que es subrayada constantemente en los poemas, sin duda marcados como ya dije por la biografía de la autora, lo que ha repercutido favorablemente en ella ya que la ha provisto de una mirada más porosa, menos pendiente del ombligo en que se miran tantos. Quizás, para que el poema sea “verdad” quien lo escribe haya tenido que padecerlo, tanto hacia dentro como hacia fuera. CONCHA GARCÍA

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¡Ojalá no me hubiera metido nunca por la madriguera del conejo” Pero, a pesar de todo, ¡hay que reconocer que ésta es una manera muy curiosa de vivir! Me pregunto qué es lo que puede haberme sucedido.¡Cuando leía cuentos de hadas nunca imaginé que aquellas cosas ocurrieran de verdad, y ahora aquí estoy, en medio de uno de ellos! LEWIS CARROLL, Alicia en el país de las maravillas

CÓDIGO DE BARRAS es tan seductor para los lectores como la madriguera del conejo para Alicia. Una vez metida en la obra no hay vuelta atrás. Es arte interactivo y con el primer pase del lector láser estamos metidos en la maravilla del juego. La atracción es irresistible. La convivencia del código de barras con las palabras es fascinante y atrayente, y tan lejos de la idea preconcebida de un libro de poesía. Cuesta orientarnos. ¿Estamos leyendo poemas o a punto de hacer una compra? Irresistiblemente con cada página nos caemos más al fondo, no de un espacio fantástico como el que descubrió Alicia, sino al fondo de una pesadilla, la pesadilla del mundo en que vivimos. Jugando con la tecnología resbalamos por la superficie lúdica del texto hasta darnos contra espejismos de una realidad violenta y perturbadora. La utilización del código de barras de por sí denuncia nuestra posición de cifra anónima en una sociedad de vigilancia y control. Esta es poesía comprometida que pide que nos entreguemos a tantos y tantas seres humanos invisibles, a “Cristina” la trabajadora de la maquila, a los niños del vertedero y los niños sin niñez, a los inCódigo de barras

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migrantes, a las prostitutas. La obra de Escaja quiere obligarnos a despertar, a responsabilizarnos por un contorno que es más cómodo ignorar. Jugar con las barras insertadas en el texto escrito es un juego serio que nos ahonda profundamente en el dolor de las víctimas. El poemario proyecta una voz de denuncia contra las barras del imperialismo, contra las barras del conformismo, contra las barras del control informático. Escaja se inserta en una tradición artística que entreteje el juego y el compromiso. El poeta Ángel González subraya la interrelación de ambos, afirmando en una ocasión que “[S]i el artista ha de ser libre para todo, menos para comprometerse, ¿para qué se sirve la libertad?”, y en otra, “[P]ara mí el arte debe responder a un sentimiento lúdico”.1 La presencia del código de barras es un atrevimiento lúdico que subvierte el lenguaje poético canónico y combate las estructuras del poder vigentes. Código de barras no representa el primer intento de Escaja de crear un lenguaje artístico rupturista utilizando el código de barras. El proyecto ha sido presentado en la exposición colectiva de arte visual titulada “El único arbusto/Bush en que confío es el mío” (2006: Universidad de Vermont, USA; Museo Vostell, Malpartida, Cáceres; 2007: Centro Cultural Okendo, San Sebastián) y en el performance “Bar Codes/Ritmo y Distancia” en el Festival de Jazz en Burlington, Vermont (2006). Este libro representa una nueva etapa en el manejo del innovador lenguaje que ahora se integra plenamente al texto poético escrito, como imagen, que para los lectores con escáner es interactiva, como juego conceptista subversiva, y como estructura textual. Cada sección del libro corresponde a un segmento del código de barras, tal como se describe en la literatura técnica. O sea tanto el libro de Escaja como todo código de barras tiene “Quiet zone”, “Start”, “Data”, “Check char”, “Stop”, y “Quiet zone” final.

1 La Follete Miller, Martha. Politics and Verbal Play. The Ludic Poetry of Ángel González. Madison: Fairleigh Dickinson University Press, pág. 47.

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El lector frente al lenguaje trasgresor puede pensar “una manera muy curiosa de vivir”/ escribir pero, al contrario de Alicia, no tendrá que preguntarse qué le habrá sucedido porque sabrá que está frente a una voz poética seductora y penetrante que conmueve a sentir el dolor del Otro. SHARON KEEFE UGALDE Texas State University

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…con la oreja y el alma tendidas al pie de cada siglo. MIGUEL HERNÁNDEZ


QUIET ZONE LUGAR DEL SILENCIO


Mantenerse fuera, privado, cómoda en la medida en que las flores brotan y los grillos ofrecen espasmos rituales. lo demás no existe Mantener la distancia, la perfecta armonía de un silencio perfecto. Protegida del ruido, del estertor del miedo, de la falacia humana, simple y serena. Hundida en el amor frugal a lo inmediato. lo demás no existe el dolor no existe no existe el grito ni la falta no No pasa nada. Silencio quieto, partitura en blanco. La paz hipócrita del enamorado. Vanidad del refugio, mientras el mundo sucumbe y sangra. sucumbe y sangra silenciado y mordido.

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¡Despierta! El lugar del silencio es la indiferencia.

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“Silence”, “bleeds”, “indifference”. Tina Escaja

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DATA


CÓDIGOS DE IDENTIFICACIÓN



CRISTINA Descanso en la maquila

Cristina reposa, se deja hacer por la tarde transpa rente y grata; se aban dona a la lente que teje en sus labios la entrega, la paz del cigarro, el rato de asueto, en ese rinc贸n colorado de tierra y re brote tejido de palmas. Reposa Cristina. Curiosea, espera el minuto inmediato en que acceda al pitillo. El mandil impe cable, la camisa enta llada, arrebato naranja en los pies. En su rato de asueto es Cristina feliz, aunque apenas sonr铆a.

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VERTEDERO DE NIÑOS

Los niños se intercambian transparentes piedrecillas de colores, le hacen burla inconsistente al verdugo de los días, esos niños vertedero que atestiguan de la muerte el epitafio con el miedo en las pupilas y el hambre por todo asidero. Son los niños excretados por las urbes a rincones de ballena carcomida, hostigados por lascivias y desdenes, y el amor desatendido. Vomitados, pequeñísimos muchachos, niños-rata indivisibles y escupidos en millones perentorios. Los pequeños se procuran serpentinas esta tarde reposada y aventuran la sonrisa antes de que la noche los acabe devorando. O les entregue un fusil que asesine sin remedio los pilares descompuestos de una guerra no pedida.

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DE AMOR Y BARES

Los pilares de cerveza que se elevan por encima de los muros. Superan los resortes del trazado al tiempo que ella espera, recostada sobre el marco de madera, maltratada, carcomido, espera las manos enlazadas, la falda corta y de volantes, sandalias deportivas y el esmalte colorado. El cabello casualmente recogido sobre el hombro invita la mirada hacia el declive adolescente de unos senos apresados en la franja de la tela. Espera la muchacha con su filtro de sonrisa al cliente de cervezas, la caricia de palabras o el desplante, el asueto de las tardes reposadas con af谩n de envergadura. El grito y estupor desmantelados por la senda de los trece.

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VICTORIA

Tras la barra es Victoria quien se ofrece a la ocasión y al desconsuelo, al celebrar y llanto del cliente habitual que silabea trances y actitudes. Victoria se muestra sabia y desprendida. El amago de sonrisa la involucra insolente, sensual, prensada de los senos camiseta, y el cabello apretujado; la suave curvatura de unos brazos de canela replegados en la barra que especula vaciados ceniceros. Desde la esquina de la tarde observa la amiga en barras y resguardos de interés, y observa de soslayo la intrusión de una lente puesta toda, del todo y llena en Victoria zalamera, y raramente tímida sonríe sin afán de atrevimiento en la fofa esquina y malva de una tarde a la deriva. Victoria y las cervezas y el servicio de damas, caballeros, el mirar oscuro de un poema de noches y de bruces entre notas de merengue y quimeras de alquiler.

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MUJERES DEL MERCADO

Mujeres del mercado que posan rutilantes de cachivaches y frutos. Catálogos de bananas, confitura en anaqueles, la familia numerosa, y el adorno por sombrero ocasional. Las manos reposando como pájaros cansados en un mandil de sueños suspendidos. Manos sabias de insistencias y declives, de manejos de casaba, pan de coco, paraíso de tubérculos, comadreo habitual que dibuja una sonrisa interrogante o espléndida. La próxima a las legumbres elabora el desafío y el desplante. La más joven delibera todavía su condición de ancla sorda. Casi todas aquilatan su momento de letargo, serenísimas y justas, apaciguadas, rendidas.

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Mujeres grandes y niĂąas que venden en mercados de la costa, de los llanos, en este lado y en todos, que ventilan con su escoba cotidiana, al final de la maĂąana, el raro fruto marchito de las jornadas idĂŠnticas.

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PENTAGRAMAS MARINOS (Masacre en Madrid)

Los muertos por las calles, como basura rota, descalabro y residuo de un asfalto manchado. Esa rectitud de las urbes azules desplomadas otra vez. Esos muertos sin culpa, sólo muertos, desechos de una pasión rara, de una prisión profunda y desconcierto de un mundo despistado. Desequilibrio de amores y de guerras. Desajuste del odio y de ese enredo de muerte con títulos gigantes y a la vez tan pequeños, y a la vez tan confusos. Robaron el poema, esparcieron los versos por la carretera, entre raíles [y cables, las entrañas del verbo pegadas a la ventana de los [trenes, a tu televisor y conciencia golpeada. Matar no es responder al miedo de los nombres. Matar no es comprobar teorías políticas, revanchas efectivas, complejos descalabros. Matar no es decidir equivalencias: el ojo por el ojo, el alma por el alma, la vida desmontada en equilibrio precario. Código de barras

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Quebrar a tu enemigo, a tu amante, al idiota de enfrente, a la portera de al lado, no consigue celebrar el compromiso, el hallazgo improbable del precario diapasón de nuestro mundo. Inquietan las razones, carcasas de ballena, mar de lutos, muertos por las terrazas y trincheras, y en las [olas de asfalto las cadenas de muertos. Inquietan los miedos desollados, lamidos por la lluvia y las bolsas de plástico, notas negras. Esclavos de los nombres, de aquel y de este lado, el vendido afán no justifica tantas vidas vertidas, tanta nada y vacío esparcido con sangre y virutas, absolutamente nada. un trozo meñique de conciencia, un nombre prestado en letras gordas, un exceso arrogante y victimario en busca de confuso equilibrio, mareas de palabras, tinta roja de aquel y de este lado. Dios no es grande. Tina Escaja

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NAVIDADES EN FALUYA

Restos de amanecer podridos por las esquinas de una noche aviesa. Sonidos de munición y el hedor por todo trance sordo que se disuelve en villancicos de agravio. La Navidad en Faluya viste imposturas de muerte, cadenas de pútridos corazones, mientras la niña en su pesebre de llanto calcinado, sin vaho de animal vecino, sin rey ni ofrenda sabia, llora su soledad de muerte impuesta. La Madre asesinada y rota, la sangre acontecida tras el parto y metralla. El Padre encapuchado en Nayaf. El grito acometido y sacro de la noche en crepúsculo nace con su dolor a cuestas y una Paz insepulta.

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Luna Morada. Impresi贸n digital. 80 x 60 cm. 2006. Imagen: MJ Tobal C贸digo y arreglos: Tina Escaja Audio: fragmento de Dhrupad Dream, de F谩tima Miranda (del CD Concierto en Canto. El Europeo / EEM003 / Madrid, 1997). C贸digo de barras

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LUNA MORADA

Geología violenta y luna morada en venas rotas y mínimas. Asteroide abatido transforma el llano en una rara acontecida cumbre sorda y violeta. Sangre marchita que acoge ese ojo motriz sepultado en la nueva geografía, ese cuerpo celeste de un paisaje mineral que abulta del corazón el puño, de la palabra el dardo, del dolor la tectónica geometría del miedo. Erosión de una trama de ficticio relieve mientras el astro exige en su centro herido, dignidad y cordura. No hay razones.

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Un plato de muerte cada día. Impresión digital. 80 x 60 cm. 2006. Poema visual de Julia Otxoa Códigos y arreglos: Tina Escaja Dirección y edición audio: Susana Aragón Voces: Silk y Alfonkso Tina Escaja

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TRÁFICO Y BOLSA

Veinte cadenas, veinte barras y pringues, veinte encierros sobre su cuerpo niño deshecha toda agujero, canal y bruces que aborda el humano estiércol, veinte la savia y sin perdón ni asidero veinte la cuota. Y la niña llora de esputo y sola, el ultraje, nada es la niña, un agujero roto, el patrón de un denuedo sin salida ni cauce, vendida, robada, rota, multiplica la pena entre niñas de un mundo que insiste e inmola a tu lado. Y tú ajeno del todo, bienvestido, preocupado del trueque y cotizaciones, de las vueltas y el devenir bursátil, el negocio propicio. La niña permanece en su sima y el collar del esperma ahoga, palpita a gritos mientras el sol se oculta y otra más en tu barrio se inicia en patada y débito: veinte al día. Código de barras

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Reconocimiento y búsqueda A GLORIA FUERTES, POETA GRANDE

–¡Mientras haya guerras comeré pájaros fritos! Antología y poemas del suburbio.

Los huérfanos huelen a madre, los pobres a humo, los ricos a brea y el corazón a penumbra alegre cuando caminas sola y poeta, haciendo del verso derroche en pecho, fractura y chiste, mientras señalas con dedo gordo del pie la falta, tu nariz que denuncia, payasa y sabia, pasada de tiesto, salida de rosca, el rojo hambriento de hambre y de hombres. –¡Pecado, pecado, esa mujer trae el coño en la boca! y lo anuncia con parabienes y cuchufletas, y te lo entrega oloroso y tierno, entero y sabio, sin venta ni circunspecto asomo, y al tiempo ejerces Código de barras

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enorme y divina Gloria, Cristo gigante de la gente buena, y de los gatos, y de las anginas, y del color natural y humano, esa condición tuya que te impusieron a muerdos dices, y con ella brincas rimas y fumas pasada de meta, amándolo todo, y pides botas para descalzos –que todavía hay muchos– que votos no, que no te dan, que no te importan de los señores aplausos ni distinciones que tú superas, niña gigante, profeta Gloria. Comerás pájaros fritos y yo culebras de alcanfor mientras duren espasmos e iniquidades; que se prohíban los vuelos mientras mueren poetas de lo bueno y de los mendigos, de los jóvenes descalabrados, de las gentes sin amor y sin posibles, la carne y verso de tu sabia pirueta.

Tina Escaja

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contra corriente, como las truchas. ¡A las almas! pues, y al derroche de hilo bebido, tu consejo, tu acontecer sabio y denuncia arremetida, mujer de verso en pecho y de vuelo gigante. Que inventen ellos y que tú nos cuentes en el ritmo grave de tu puro organillo, al amparo y fisura del corazón y a lápiz, ese chotis tan tuyo, incisivo y valiente.

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SISTEMAS BIOMÉTRICOS



Reconocimiento y búsqueda DE ONÁN EN EDEN MILLS Homenaje a Federico …pero sí un pulso herido que ronda las cosas del otro lado “Poema doble del lago Edén”

Te sabes triste, Federico. Te sabes doble y ondulado. Investigas los pasos de tu rota secuencia entre niño y poeta rico que denuncia y apuntala, que señala con el dedo un Manhattan de andamiajes, de opereta y escarnio, oficina y denuncia. Luego a solas con tu humano impulso tu amor humano te señalas, auscultas con el dedo las rendijas del deseo, la imprecisión del llanto, tu sexo herido llora lo arrinconas por debajo de lirios y alamedas y en las aguas silenciosas de un edén de pacotilla esas aguas transparentes maculadas en secreto por la bestia denunciada se te escapa. Tina Escaja

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Lorca yace y desnudo y yace de vocablos y burlas, yace hundido en la ilusión roja de un otoño cercano, mira al cielo esperando de la luna las alas para soñar bajito y gritar su miedo y su querer tan terco y fracturado mezclado con el amor y las arenas. Yace su tortura de hombre solo, su soledad tan sola. Y abrazado por ramas que arrebatan su nombre, en el rincón más oscuro de la brisa que nadie quiere, el hombre niño y sin poema llora. solo y en soledad de muerte y en tierra ajena llora porque le da la gana.

Yace Lorca entregado y libre en un trozo pequeñísimo y perdido, yace el esperma de su verso a un lado liberado y preciso en su querer y muerte, en su avatar de poeta niño, de poeta rico que denuncia y que implora. Código de barras

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Estoy buscando a Lorca y entre helechos lo encuentro extático y muy triste, liberado y desnudo, y acaso en Eden Mills acabó por encontrarse y en el encuentro escapa.

El otro lado es éste.

Tina Escaja

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MENSAJES DE ERROR


“UNA, GRANDE, LIBRE”

UNA mentira, una falsa identidad que une, una perversa asociación que entalla. no existe, no es, somos muchos y dispersos, son varias e infinitas y todas sometidas a una falacia, el ritual del sueño ajeno que impone y que seduce, que revienta y agravia. sean muchas. seamos más. decidamos en contra. GRANDE la trama azul y roja y estrellada, el blanco que aniquila y considera luego, y al designar desgarra. obeso el avatar que aplasta y manipula, terquedad gigantesca que fornica con su propia ilusión gorda que arremete y aplasta con sus nalgas de gigante, posaderas de un dios ruin de diseño y catálogo.

Tina Escaja

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Grande es la llama de nepalm que quema. Grandes las erectas barras que apuntalan. Grande el argumento y la farsa gigante, como lo es su ceguera propicia. Grande la mentira y su caída de bruces en el cristal quebrado de las falsas quimeras. LIBRE no eres no, ya no, no somos. Pregunta al oprimido, al ocupado. Todo falso y al revés. Despierta.

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“You are”, “not free”. Código de barras

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Una, Grande, Libre. Impresión digital. 80 x 60 cm. 2006. Códigos y arreglos: Tina Escaja Voz y traducción al inglés: Helen Wagg Museo Vostell Malpartida, Cáceres. Tina Escaja

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Impresi贸n digital. 80 x 60 cm. 2006. Imagen: MJ Tobal C贸digos y arreglos: Tina Escaja Museo Vostell Malpartida, C谩ceres. C贸digo de barras

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STOP PARADA Y PRÓRROGA


Son lo más necesario: lo que no tiene nombre. GABRIEL CELAYA

Es el momento de sopesar hallazgos y dicciones. Es el momento de establecer parada y prórroga, de advertir en la mirada el duelo desnudo y fracturado, su alma blanca de paloma cautiva que tú liberas y transformas en viraje de arco iris, en aeroplanos de luces, en sólidas modulaciones. Es el fin de los gestos y el empezar del acto. No es sólo una parada, es acción y principio, compromiso y encuentro, aprendizaje hermano. Del grosor y la pauta de tu humano tejido, el acuerdo.

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“Embrace”, “commit”, “act now”. Tina Escaja

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QUIET ZONE Lugar de reposo


The rest was math and poetry. A prop贸sito de Zell Kravinsky

Entr茅galo todo, entrega haberes y busca en ti el reposo, la sim pleza, el roce del viento y bruma transpa rente, despe jada, a quiet zone, el punto cero y cierto de este viraje completo y tuyo donde las cosas ya no hacen falta. Viaja ligero y cede, tranquilo y claro, tus alas todas al mundo. S贸lo t煤 Tina Escaja

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y las gentes, y la entrega redonda y grande, tu yo entregado a lo que es justo, a lo que es cierto, a lo que vale. Tu alma hermana y nada m 谩 s .

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Índice

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QUIET ZONE: Lugar del silencio

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START: Acción y Principio

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DATA CÓDIGOS DE IDENTIFICACIÓN Cristina. Descanso en la maquila. Vertedero de niños De amor y bares Victoria Manos INS. Department of Homeland Security Mujeres del mercado Esmeralda Pentagramas marinos Pescaderas del Caribe Espaldas Navidades en Faluya Senos Luna morada Tráfico y Bolsa Ejecutados Reconocimiento y búsqueda: A Gloria Fuertes, poeta grande

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SISTEMAS BIOMÉTRICOS Calibración Poemas azul marino: Poemas azules y canciones Poema marino Código de barras

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Cáncer Reconocimiento y búsqueda: De Onán en Eden Mills 74

MENSAJES DE ERROR Control y Pálpito “Una, Grande, Libre”

81

CHECK CHAR: Recapitulación

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STOP: Parada y prórroga

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QUIET ZONE: Lugar del reposo

Tina Escaja

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