Revista "Las Majadillas" nº 4

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Numero 4

29 Junio 2014


Revista de cultura, arte, historia y tradición

de los pueblos del Bajo Tietar en Avila

Guisando - Arenas de San Pedro - Candeleda - El Hornillo - El Arenal - Poyales del Hoyo Mombeltran - Cuevas del Valle - San Esteban del Valle - Santa Cruz del Valle - Villarejo del Valle El Raso - La Parra - Hontanares - Ramacastañas Dirección: San Nicolás, 10 28912 Leganés (Madrid)

Revista no dependiente ni adscrita a ninguna organización ni entidad privada o pública Revista de divulgación cultural y sin ánimo de lucro. Libre de publicidad o patrocinio. Director y Editor: Miguel Camacho Camacho Redacción: Jesús Jara García, Julio Fernando Palacios García, Rocío Nogal, Cristina Nogal Blázquez, Fidel Jara Tiemblo y Miguel Camacho Camacho Colaboradores: está abierta a todo tipo de colaboración y se tendrán en cuenta todos los artículos y aportaciones que se realicen dentro del ámbito de la temática de la revista. DEPOSITO LEGAL: Solicitado

FELIPE VI, Rey de España El rey Juan Carlos ha explicado que su decisión de abdicar es exclusivamente política y que con ella pretende dar paso a una nueva generación que encarna el Príncipe Felipe para afrontar los retos que tiene por delante España. Felipe de Borbón y Grecia, actual rey de España desde el 19 de junio es el primer hijo varón de los Reyes, el rey Juan Carlos I y doña Sofía y es a los 46 años el nuevo rey de España tras la abdicación de Don Juan Carlos. El Príncipe de Asturias y de Girona sucede a su padre como Felipe VI. Nacido en Madrid el 30 de enero de 1968 y casado con doña Leticia Ortiz Rocasolano desde el 22 de mayo de 2004, tienen dos hijas, las infantas Leonor, nacida el 31 de octubre de 2005 y Sofía, el 29 de abril de 2007.

Remitid colaboraciones a la siguiente dirección:


SAN PEDRO, EL HOMBRE Y EL SANTO «El buen Simón de Betsaida, bronco y tierno como una ola del mar de su patria, fogoso y sencillo como un mílite de las legiones romanas, es una de las figuras más humanas y más encantadoras que desfilaron por la órbita divina del Evangelio de Jesús de Nazaret. Con su barca y sus llaves, con sus dichos y sus hechos, con sus pecados y sus lágrimas, la personalidad histórica de san Pedro encuadra a todo el apostolado de los Doce y atrae por su fe ardiente y por su cálido humanismo la simpatía y el amor de todas las generaciones cristianas». Con estas palabras presenta el Año cristiano (BAC 2004) la figura del Príncipe de los Apóstoles. Entre sus muchas virtudes, la de ser un hombre poco «ideal». Los evangelistas no disimulan sus defectos: impetuoso para acertar y para equivocarse, entusiasta para seguir a Jesús y para negarlo por miedo, inseguro y a la vez digno de toda confianza. Jesús lo conocía bien, y ninguno de los lados oscuros de su personalidad le impidió ponerlo al frente del grupo de los discípulos. ¿Acaso se puede confiar en quien sabes que te va a negar cuando vienen las primeras dificultades? Jesús sí lo hizo con Pedro. Quizá porque nadie mejor que él conocía el dolor que suponía el haber fallado a quien tanto confiaba en él. Y por eso lo pone al frente de la Iglesia. Porque lo que de verdad define a los seguidores de Jesús no son sus virtudes humanas, sino la confianza que ponen en su Maestro. Por eso, cuando «muchos discípulos suyos se echaron atrás» y dejaron a Jesús, Pedro, al ser preguntados si también ellos querían irse, respondió con firmeza: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn 6,66-68).

Seguir a Jesús no es fácil, y Pedro lo demostró en su vida con diversos tropezones. Cuando, por lo arriesgado del proyecto, se opuso a ir a Jerusalén, Jesús se le enfrentó con dureza: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios» (Mt 16,23). ¿Y es que acaso Pedro podía pensar de otro modo que como hombre? ¡Qué cosas le pedía Jesús, pensar como Dios! Y sin embargo, a pesar de todas estas «torpezas humanas», Jesús, tras su resurrección, le confía con todo cariño su pequeño y temeroso grupo de discípulos: «Apacienta mis ovejas» (Jn 21,17). Después de que Pedro le confesara, hasta tres veces (las mismas que le negó) que, por encima de todo, le quería como su Maestro y Señor. Aquel bueno de Simón (o Simeón), a quien Jesús le puso el apodo de Piedra (Kefa en arameo o Petros en griego), por convertirlo en el fundamento de la Iglesia, acabó su encargo apostólico en la capital del Imperio romano, la ciudad cosmopolita por excelencia, indicando así que la Iglesia, aunque de origen judío, se abría a todas las naciones del mundo. Allí, en Roma, encontró la muerte, o mejor habría que decir la Vida. Crucificado boca abajo según una antigua tradición, Pedro dio con ello testimonio de su fidelidad al Señor. La fecha exacta se desconoce, pudo ser el año 64 o 67. Desde entonces este hombre se convirtió en un modelo privilegiado del seguimiento de Jesús. Por la acción del Espíritu Santo en él aprendió a pensar no ya como los hombres sino como Dios, por eso Jesús lo convirtió en «roca» donde apoyar la fe de quienes, en los siglos sucesivos, habrían de hacer el mismo camino de discipulado. Y terminamos con unas palabras suyas que animan a la esperanza: «Sed humildes bajo la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce en su momento. Descargad en él todo vuestro agobio, porque él cuida de vosotros» (1 Pe 5,6-7). JUAN ANTONIO MAYORAL (Doctor en Teología)


Foto Serrano

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GUISANDO - LAS MAJADILLAS


Guisando será sede de los Cursos de Verano Complutense para analizar el papel de la mujer en las artes escénicas Los asistentes visitarán el micro-museo de Diosas y de Ninfas La XXVII edición de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense se trasladará por un día a la localidad abulense de Guisando para celebrar una jornada sobre “La mujer en las artes escénicas”. Será el 3 de julio, fecha en que diversos expertos compartirán sus conocimientos sobre el protagonismo femenino en este campo artístico durante los últimos siglos. Dirigida por los profesores Eduardo Blázquez (Universidad Rey Juan Carlos) y Esther Merino (Universidad Complutense), la jornada “La mujer en las artes escénicas” abarcará un periodo que transcurre entre el Renacimiento y el siglo XX, desde la participación de la mujer en los espectáculos de la fiesta barroca hasta las coreografías de Pina Bausch, la pionera alemana de la danza contemporánea. Así, los asistentes podrán recorrer un itinerario marcado por la representación mitológica y la configuración de los grandes personajes femeninos en las artes escénicas a lo largo de varios siglos. Asimismo, los alumnos realizarán una visita guiada al micro-museo de Diosas y de Ninfas de Guisando, un espacio cultural diseñado por el propio Eduardo Blázquez basado en fábulas y leyendas que se van narrando a través de pinturas y esculturas. Entre los autores que exponen en este museo se encuentran pintores y escultores como Manuel Aznar de Arenas, Lourdes Garro, Elena González, Emilio Sánchez, Ricardo Montesinos, Rosa Peces o Alonso Santamaría, entre otros. Programa: www.ucm.es/cursosdeverano


SAN PEDRO DE LOS CRIADOS Por Jesús Jara “Chuito” La festividad de San Pedro y San Pable, el día 29 de Junio, queda reducida a San Pedro en nuestro pueblo, cuyos habitantes siempre fueron poco propensos a celebrar el santo de cualquier familiar y si, en cambio, a conmemorar el cumpleaños de sus allegados. Guisando fue, hasta hace unas décadas, un pueblo ganadero, sobre todo un pueblo de cabreros, llegó a censar 9000 cabezas de ganado cabrío . Muchos de ellos tenían sus majadas de invierno en el término municipal, hay unas cincuenta localizadas; otros las habían asentado en tierras de Cáceres y Toledo, huyendo de la presión de los guardas forestales que, cumpliendo órdenes de superiores, la mayor parte de las veces documentadas en teorías erróneas, machacaban a los cabreros con sanciones económicas difíciles de soportar y que además se cargaban de una fuerte dosis emocional que llevaban al abandono de nuestra tierra por otras más libres y menos conflictivas. Los cabreros de Guisando, tanto los que permanecieron en el término municipal, como y sobretodo, los que emigraron a tierras toledanas o cacereñas, cambiaban sus majadas invernales, en cuyos entornos el pasto se agostaba a principios de Junio y el agua escaseaba por las mismas fechas, por las majadas de la Sierra de Gredos, donde el fresco nocturno, la abundancia de agua y los pastos frescos, unidos a la querencia de la tierra, permitían seguir sacando rendimiento a sus piaras al ponerlas a salvo de los rigores del estío. Este cambio coincidía y si no se hacía coincidir, con las fechas de las fiestas de San Pedro Apóstol. Primero, porque los cabreros raramente tenían prisa por nada, pues programaban sus actividades con tiempo suficiente, además, el pasar por las inmediaciones del pueblo: el Nogal del Barranco o El Joyuelo, los del término o Arroyo Castaños los “toledanos”, permitían echar una escapada a Guisando y echar unas vueltas en el baile de la plaza. También y esto que empezó siendo una circunstancia y terminó siendo una costumbre, permitía contratar a los trabajadores que el ganadero necesitaba. En San Pedro, los amos contrataban a trabajadores que estaban parados, pero también lo hacían con otros que estaban empleados con otros amos. Es decir, “se los robaban”. Y lo hacían precisamente en San Pedro. De aquí salió el dicho de: “Has hecho San Pedro”. Porque, cuando el criado “infiel” se presentaba al amo, después de la fiesta, para decirle que se marchaba con otro, el amo solía responder: ¡Pues me has hecho un buen San Pedro! De aquí viene el dicho: Me despedí del amo, ya “hice San Pedro”, la novia que tenía, ya no la tengo. Dice mi madre: “Si una puerta se cierra, otra se abre”


Los criados que buscaban abiertamente un nuevo trabajo y aquellos otros que querían conocer “como estaba el mercado laboral”, se colocaban en el centro de la plaza y allí esperaban a los amos que necesitaban mano de obra. Estos últimos, desde el borde de la plaza, se acercaban al grupo de los criados y sacaban al que les interesaba. Con el, iniciaban un tanteo de contratación, que más o menos podría ser así: I EL AMO Criado vengo a contratar que me ayude en el trabajo, mis cabras ha de guardar y labrarme en el cercado

II EL CRIADO ¿Por qué me llama zagal, si me busca para criado? A mí no me trate de tal, que ya estoy muy espigado.

Le enseñaré bien a labrar, a trazar los surcos rectos, binar, regar y estaconar, los fréjoles bien erectos.

Yo seré buen aprendiz, si tengo buen enseñante y si tengo algún desliz, usted sería el causante.

La parva habrá de trillar, segar y recoger el heno, almacenarlo en el almear y apalear mucho centeno.

Solo la faena mencionó y lo que habría de hacer, de la soldá se esmemorió y cualquier otro menester.

Las cabras ha de ordeñar, sin dañar a los animales, a los chivos amamantar, llevándoles a los corrales.

¿Qué pasará con la muda, las albarcas y los zajones, y cualesquiera otra ayuda, que no sean obligaciones?

¿Alguno de esos zagales, estaría dispuesto a venir, a la majá de Los Regajales, a labrarse un porvenir?

¿Cuánto pagará de soldá, y de escusa cuantas reses, de aceite qué me ofrecerá y fiestas si se me ofrece?

III ¡Muy bien, mozo altanero! Te voy a hacer un envite, que ningún otro cabrero, podría salirme al quite.

IV ¡Duro de pelar es el hombre! Le lanzaré otro tiento pa ver, si consigo hacelle doblegar y mi interés puedo hacer valer,

Te ofrezco los cien reales, calzado y muda semanal, los zajones son personales y si un día de fiesta anual.

Quiero ciento cuarenta reales, y de aceite una cuartilla más, cuatro días de fiesta anuales, que es usted duro de pelar.

Aceite un par de cuartillas, cuatro arrobas de patatas, de escusa cinco cabrillas y ya no hay más garrapatas. V Que sean ciento doce reales, de aceite ni un azumbre más, tres días de jolgorio anuales y de lo otro ni tan así de más.

Si to lo pedio me concede, desde mañana soy tu mandao, mas si a lo pedio no accede, vaya buscando a otro criao. VI ¡Vale más esto que otroque! La cosa ya no tiene remedio, usted pagará este alboroque. ¡Vamos a tomarnos un medio!






Recogido y transmitido por Jesus Jara “Chuito” Elías Blázquez Rodríguez, conocido como “Tío Liones”, padecía ya de mayor una mezcla de reumatismo y artrosis que le ocasionaba fuertes dolores en las piernas al moverse e incluso le hacían cojear, por lo que para poder andar se ayudaba de una garrota. Como el dolor era muy fuerte y sus convicciones religiosa muy débiles, a cada paso que daba manifestaba, en voz alta: “Cago en D….” y así iba repitiendo la frase de forma continua, lo que hería visiblemente los oídos de muchas guisanderas y guisanderos religiosos o cuando menos respetuosos con la religión y con el nombre de Dios. Algunas de estas personas terminaron por denunciar dicha actitud al Señor Alcalde, a la sazón D. Eugenio García Jara. La máxima autoridad municipal expuso la situación al Consistorio y por acuerdo unánime de sus componentes decidieron llamar la atención de tan peculiar vecino e imponerle, además, una sanción de cinco pesetas, con la esperanza de que ambas cosas surtieran el efecto de hacerle perder tan pecaminosa y malsonante costumbre. Llamado Elías al Ayuntamiento, se le administró, por parte del Señor Alcalde y en presencia del Secretario, una fuerte reprimenda tratando de hacerle comprender que su actitud estaba escandalizando a mucha gente del pueblo. Además, se le comunicó que como sanción por las blasfemias debía pagar las cinco pesetas que había decidido el Consistorio, por su calidad de anatema empedernido... Elías, aunque de mala gana, aceptó la sanción y buscando en su faja, sacó un monedero y empezó a sacar monedas del mismo y a ponerlas encima de la mesa del despacho del Señor Alcalde. Cuando llevaba depositadas cuatro pesetas y treinta y cinco céntimos el monedero se quedó vacío. El Alcalde contó el dinero puesto sobre su mesa y le dijo que le faltaban setenta céntimos para completar la sanción impuesta, a lo que Elías respondió: ¡Me cago en D……! ¿Todavía queréis más y me habéis dejado sin una perra chica? El Alcalde y el Secretario, a la vista de la situación, decidieron devolver a Elías todo su dinero y anular la sanción al comprender que la misma nunca tendría el efecto que buscaban. Aquel hombre blasfemaba por costumbre, no por ofender a Dios.


Recogido y transmitido por Jesus Jara “Chuito” LAS TINIEBLAS Y LOS CALVOS: En las celebraciones de Semana Santa, concretamente el día de Jueves Santo, se conmemoraba la muerte de Nuestro Señor Jesucristo en la cruz, con la simulación de la oscuridad que se produjo cuando Jesús expiró en la cruz. En nuestro pueblo y concretamente en nuestra antigua Iglesia se repartían velas entre los feligreses que estos encendían. Cuando el sacerdote hacía una señal a un monaguillo, este apagaba las luces de toda la Iglesia, situación que todo el mundo conocía como “Las Tinieblas” y permanecían apagadas durante unos largos minutos. Un grupo de muchachos, cuyos nombres se silencian para evitar problemas, tomaron sus velas y se subieron a la Tribuna, especie de coro que había en la Iglesia antigua, y antes de producirse “Las Tinieblas”, tomaron posiciones estratégicas encima de aquellos hombres cuya calva se destacaba claramente y encendieron las velas. Al apagarse las luces de la Iglesia, inclinaron las velas con lo que las mismas empezaron a desprender rutes de cera que cayeron sobre las cabezas, sin pelo, de varios hombres, entre ellos el propio sacristán, Loreto Pérez. Los afectados elevaron la vista hacia la Tribuna y descubrieron a los causantes de sus quemaduras. Al salir de la Iglesia, comunicaron el incidente al Señor Alcalde D. Eugenio García Jara. La máxima autoridad municipal hizo recluir a los autores del hecho en el calabozo, por un día y además les impuso una sanción de cincuenta pesetas, a cada uno, que naturalmente tuvieron que pagar sus padres. TIO JUSTO “LOBITO”: Los motes pueblerinos solían tomarse con filosofía y buen humor por parte de los “bautizados”, aunque esta regla tenía sus excepciones. Recordados son los comportamientos de Tío Pascual (“Gorrión”) y el Tío Justo (“Lobito”), nuestro protagonista. Un grupo de chavales, entre los que estaba Alberto Tomás y otros de los del episodio de Las Tinieblas, estaban aburridos en el poyo del Ayuntamiento, lugar de reunión habitual de los muchachos, porque se había ido la luz del pueblo y no sabían que hacer para entretenerse. Conocedores de que, precisamente el abuelo de Alberto, se enfadaba mucho cuando le llamaban por su mote, decidieron ir a provocarle para divertirse a costa de su enfado. Primero sortearon a cual de ellos le correspondía el honor de provocarle. Cuando hubo un designado para ejecutar la broma, se dirigieron a casa del interfecto, al cual descubrieron en el portal de su casa, alumbrándose con un candil. El responsable de la provocación, temeroso de ser identificado si le insultaba desde el portón, se agachó hasta la altura de la gatera y allí lanzó el consiguiente: “Tío Lobito”. Justo, al oír la voz, lanzo un sonoro anatema y seguido de la expresión: “no consiento que vengan a insultarme a mi propia casa”. A continuación, echó mano de un cuchillo enorme y salió a la calle, en persecución del atrevido que había ido a insultarle a su propia casa. En tanto, los muchachos autores de la broma, habían corrido calle del Barrero abajo, en dirección a la Plaza. Cerca de la casa de Justo, se encontraba Fidel Tiemblo Nogal y su novia, charlando de sus cosas de novios. Al oír Justo que alguien hablaba, pensó que aquellos eran los autores del insulto y hacia ellos se dirigió, cuchillo en mano. En ese momento, volvió la luz al pueblo y Fidel vio como aquel hombre se dirigía hacia ellos con el cuchillo en la mano y tratando de agredirle. Fidel y Justo eran compañeros de trabajo y al ver la situación, el primero gritó: ¡Justo, que soy Fidel! ¿Qué te pasa? ¿Es que no me conoces? Aquellas palabras salvaron a Fidel de una situación peligrosa o al menos muy embarazosa.. Entre tanto, los chavales habían llegado a la Plaza y temerosos de las consecuencias de su broma se refugiaron en la taberna de Víctor “Pelento”, que tenía un cuarto trasero, donde habían instalado una mesa de futbolín, que era muy frecuentada por los muchachos jóvenes. Allí les encontró Isidora, hija de Justo y madre de Alberto, la cual tenía mejor sentido del humor y aun riéndose de la ocurrencia de los chicos, les dio un considerable tirón de orejas, más por las consecuencias que pudo tener la broma, que por la importancia de la misma.


APRENDIZ DE HERRERO: Alberto Tomás González, el mismo coautor de alguno de los casos narrados anteriormente, era un niño que tenía grandes deseos de hacerse mayor para ayudar a sus padres y hermanos mayores en los trabajos que aquellos realizaban, cada día. Su padre era cortador de pinos y sus hermanos manejaban sendas parejas de mulas, con las que subían al pinar y arrastraban los pinos que la cuadrilla de su padre cortaban. Las mulas, es bien sabido de todos, necesitan ser herradas cada cierto tiempo para reponer las herraduras desgastadas, rotas o perdidas en los arrastraderos. Estos animales eran bastante nobles, pero alguna soltaba una coz que otra, por lo que Alberto tenía prohibido, por su padre y hermanos, acercarse al lugar del herrado de las mulas. Esta prohibición no le gustaba nada al protagonista de este relato, porque pensaba que de esa forma nunca podría aprender a realizar tan importante labor de herrar a las mulas y tampoco así podía ayudar a sus hermanos mayores. Desde lejos, contemplaba la escena y no perdía detalle de lo que sus hermanos hacían en los cascos de las mulas. Un buen día entró en la cuadra y descubrió unas cuantas herraduras nuevas, las mismas que sus hermanos ponían a las mulas y junto a ellas una bolsa de cartón con muchos clavos. Cerca de ambas cosas estaba el martillo. ¡Que suerte! Sus hermanos estaban trabajando y por tanto él podría practicar el herrado sin que aquellos se lo impidieran. Pero le faltaba lo más importante: la mula. En ese momento apareció León, un perro mastín, de color canela, que era muy amigo de Alberto. Al instante, la cara del niño se iluminó con una pícara sonrisa. ¡Ya tengo “mula”! Sin perder un segundo, llamó a unos de sus mejores amigos y vecinos y les encargó que sujetaran al perro por la cabeza. Alberto tomó herradura, clavo y martillo y se dispuso a colocar la primera herradura de su vida. Tomó la pezuña del perro, le colocó la herradura encima y apuntando un clavo en uno de los agujeros de aquella, lanzó el martillo sobre la cabeza del clavo, el cual se hundió en la pezuña del perro. El animal herido en sus carnes lanzó un fuerte ladrido y dando un tirón se soltó de las manos que sujetaban su cabeza y girándose se encontró con la cabeza de Alberto, que seguía en posición inclinada para seguir con su operación. Los colmillos del animal herido se clavaron en el cuero cabelludo de Alberto y dos surcos de sangre brotaron de su cabeza y suerte tuvo nuestro protagonista de que su cabeza no cupiera dentro de la boca del perro. La madre de Alberto curó las heridas de su hijo y con el tiempo, hasta le creció el pelo en las mismas, eso si, de color blanco como una especie de denuncia que le acompañó de por vida, de aquella travesura originada en su afán de aprendizaje. Curiosamente Alberto nunca se quedó calvo, aunque soportó los dos mechones alargados de pelo blanco como recuerdo de su injustificada acción.


LOS PROTESTONES Ya decía el premio nobel Camilo José Cela en su obra “Judíos, moros y cristianos”, editada en 1956, que en Guisando había cristianos protestantes que como no tenían capilla, se reunían en casa de Colás a leer la biblia y que bastante más de la mitad de la población del pueblo no sabía ni leer ni escribir y que a los protestantes los llamaban “protestones”. Pero, ¿cómo llegó a haber una comunidad cristiana protestante en Guisando?. Además fue de las más importantes del Bajo Tiétar, sino la que más, superando al principio incluso a la que había en Arenas. En primer lugar habría que decir que se trataba de una colectividad protestante evangélica, que se caracterizaba por su amor a las sagradas escrituras cristianas, y que se había creado como consecuencia de las enseñanzas de misioneros ingleses, que aparte de interpretar la biblia, tenían en su cometido extender sus creencias por todo el mundo. Desde 1869 ya había misioneros evangélicos británicos en España. Tomas Rhodes formó sus primeras comunidades protestantes en el Valle del Tiétar a principios del siglo XX en Piedralaves, Sotillo de la Adrada y Casavieja. Venía desde Madrid a transmitir su doctrina. En Sotillo incluso intentó crear una escuela, pero las autoridades se lo impidieron. Rhodes o alguno de sus ayudantes, visitando a posibles nuevos feligreses, convirtieron a su fe evangélica al matrimonio de Arenas formado por Julián García y Andrea Rituerto junto a sus hijos. Pedro Tomás Jara, natural de Guisando, trabajaba para ellos. Aunque su madre había querido que estudiara para cura católico, abandonó dichos estudios, y discutía con su amo Julián sobre lo equivocado que estaba en sus creencias protestantes. Sin embargo Julián lo convenció a él y Pedro se convirtió en el primer evangélico de Guisando. Pedro convenció al protestantismo a su vecina Filomena Carvajal Pérez, al hijo de esta Nicolás García Carvajal (Colás Zurrán) y a una mujer llamada María Bueno que vivía en Guisando, que se rebautizó en Sotillo en abril de 1929. Un guisandero socarrón, le preguntó al marido de María Bueno, que por cierto no era protestante, que ahora que su mujer se había vuelto a bautizar, qué nombre se había puesto. El marido contestó que si su mujer antes se llamaba “María Bueno” ahora con este bautizo era “María Mejor”. En agosto de 1929 se instala en Arenas un nuevo misionero inglés evangélico: Ernest H. Trenchard. Un par de años antes había desarrollado su labor pastoral en Piedralaves y alrededores, gracias a la comunidades protestantes allí existentes desde Tomas Rhodes, donde también ejercía de enfermero ayudante del médico de la localidad. En la casa de algún vecino se reunía con la comunidad a leer y a interpretar la biblia. Tenía que hacerlo separando a sus fieles de la chimenea encendida, porque estos se quedaban dormidos escuchándole. Cuando le invitaban a una matanza o acontecimiento social, aprovechaba para captar a nuevos feligreses. Recibía la hostilidad de curas y misioneros católicos que le acusaban de promover desórdenes públicos. Además estos amenazaban a las Foto de los protestantes de Guisando. personas que hablaran con el misionero inglés a En el centro Pedro Tomás Jara, a la derecha quedarse sin casar, sin bautizar a sus hijos, o sin Generosa María Rubio Jiménez de Poyales. enterrarse y que serían condenados a la perdición eterna (a los evangélicos todo esto les daba igual). Incluso llegaron a pedir a los vecinos que boicotearan los negocios regentados por protestantes. También el predicador evangélico fue multado en varias ocasiones y pasó varios días en el calabozo por el funeral de un creyente protestante celebrado a su manera.


Trenchard, sabedor de la existencia aislada en su fe de Julián García y su esposa en Arenas, ya mencionados anteriormente, decidió establecerse en Arenas para ampliar su comunidad, aprovechando además cierta corriente anticlerical católica y de revuelta social anterior a la Segunda República española. Entonces contactó con los protestones de Guisando. En su primera visita realizada por el camino que subía de Arenas, en vez de por la carretera existente entonces que venía por la actual de Candeleda, el inglés se sorprendió de lo pintoresco que era el pueblo, de que su plaza más bien era una calle ancha, que los lugareños vestían traje regional y que las mujeres aprovechaban los sombreros desgastados de sus hombres para reutilizarlos ellas con cierta elegancia. Trenchard conoció a Pedro, el líder espiritual de los evangélicos guisanderos. Aunque no lo consideró muy agraciado físicamente, valoró de inmediato sus dotes para ser un “anciano” de la congregación evangélica (hermano relevante e influyente de la comunidad). Es de destacar que fue al único que apreció así el misionero inglés en todo el Valle del Tiétar. En este período se convirtieron al protestantismo Mesio (Nemesio), hermano de Pedro, y las parientes de este las hermanas Agapita, Federica y FranProtestantes de Guisando. La segunda por la izquierda podría ser Filomena Carvajal Pérez junto a cisca Serrano Jara. También probablemente su hijo Nicolás García Carvajal (Colás Zurrán). De neotra vecina del pueblo, natural de Poyales, Gegro Pedro Tomás Jara. A la derecha del todo el predinerosa Rubio Jiménez, mujer del tío Pian. cador inglés Ernest Trenchard. Todo esto lo relata Ernest Trenchard en su libro “Sketches from Missionary life in Spain” de 1934 en lengua inglesa, reeditado en castellano en 2011. También cuenta en el mismo que Filomena Carvajal, sexagenaria, vecina de Pedro Tomás y madre de Colás, aprovechando que bajó a Arenas a hacer unos recados con Pedro decidió bautizarse en la fe evangélica. Fue subida por primera vez en su vida a un vehículo motorizado y llevada al río Pelayos, donde la metieron en un charco escasamente profundo, marco natural incomparable, y realizaron su rito bautismal. Trenchard a su vez se seguía sorprendiendo de cuánto detestaban el agua los campesinos españoles. El 27 de abril de 1930 el predicador inglés inauguró una capilla protestante en Arenas, no sin bastantes dificultades, donde se celebraban reuniones con oraciones, cánticos y discursos, con no demasiada asistencia ante la pasividad de las autoridades. En 1934 se marchó a Toledo y abandonó nuestro país en la Guerra Civil, aunque regresó pocos años más tarde para quedarse definitivamente en Barcelona. En Guisando todos los domingos Pedro Tomás venía desde donde trabajaba, probablemente en el Torno, a reunirse con el resto de protestantes para leer la biblia en su casa de la lancha del Llano, justo enfrente del templo católico del pueblo. Aunque su discurso era poco elaborado y casero, predicaba entusiasmadamente el evangelio con sus correligionarios. A veces participaban los hermanos de Arenas y el predicador inglés. Más adelante, también se juntarían en la casa de al lado de Colás. En los archivos secretos del Vaticano en el informe elaborado el 16 de junio de 1930 por el obispo de Ávila Enrique Pla y Deniel se indicaba que en Guisando habría 6 o 7 protestantes e iba un pastor inglés. Realmente eran por lo menos una decena.


Aunque los padres misioneros católicos visitaron Guisando para su labor pastoral en 1930, 1937 y 1948, no hay constancia de que se metieran con los protestantes del pueblo. En la posguerra el sacerdote de la localidad sí que expresaba de vez en cuando sus reticencias hacia ellos, pero finalmente eran tolerados. Seguramente las fuerzas de seguridad les realizaran algún seguimiento porque al fin y al cabo estaban fuera del nacionalcatolicismo imperante de la época, aunque eran totalmente inofensivos. Los protestones hicieron su vida normal en el pueblo conviviendo con el resto de vecinos. A veces se burlaban de ellos preguntándoles cómo era su cielo, si diferente al católico. Colás Zurrán cuando trabajaba en el monte a la hora de comer se separaba de sus compañeros para realizar sus oraciones. Si estos le exasperaban un poco por motivos religiosos, les condenaba a arder en el infierno, cosa temía más un católico que un evangélico. Poco a poco los protestantes desaparecieron de Guisando, porque en la mayor parte de los casos sus hijos, si los tenían, no tenían sus creencias, y si las profesaban emigraron a otras localidades a ganarse la vida, donde sí continuaron con su fe. A la izquierda probablemente AgapiActualmente existen algunas congregaciones de protesta Serrano Jara junto seguramente a Filomena Carvajal Pérez. tantes evangélicos en Arenas y Sotillo de la Adrada. El predicador de Sotillo todavía tiene en mente a los protestantes de Guisando de la época de Trenchard, incluso tenía la esperanza de que todavía alguno se conservara. La verdad es que ahora también hay algunos protestantes “Testigos de Jehová”, convertidos sobre todo por la emigración en décadas anteriores a Suiza principalmente. Pero esto es otra historia… Fernando Palacios


MAYO — CON FLORES A MARIA… Acabamos de pasar el mes de mayo ¿qué os trae a la memoria? ¿lo mismo que a mi? “Venid y vamos todos…” El mes de las flores, el mes de María Mis recuerdos se trasladan a la escuela cuando cursábamos primaria. La clase de párvulos era la elegida para rezar todas las tardes de mayo “las flores”. En el hall de la entrada se preparaba un altar a la Virgen, con sábanas blancas, una imagen de la virgen en medio y lleno de ramos de flores que con muchísima ilusión llevábamos los niños durante todo el mes. Flores del campo que cogíamos por la tarde, campanillas, margaritas, violetas... y otros ramos que nos hacían nuestras madres de sus huertos o jardines con calas, rosas, azucenas, lilas y celindas. También hacíamos ofrendas o sacrificios en forma de unos papelitos que tenían escritas unas notas que teníamos que cumplir como ofrenda a la Virgen y que elegíamos uno por uno sacándolos de una caja que nos preparaban las señoritas y que como ejemplo ponían: No comer postre 1 día, no ver la televisión, rezar 2 salves, ayudar a mamá en casa, etc. Esto para nosotras era muy serio y lo cumplíamos a rajatabla. Al comenzar la clase la profesora escribía una jaculatoria o frase dirigida a la Virgen que nosotras debíamos escribir en nuestro cuaderno. Todos los días a las 4 de la tarde todos los niños en fila desde sus clases íbamos a la clase de los pequeños, se oyen risas, parloteos, empujones; para unos es una manera de librarse de clase, para otros una cosa especial sin una explicación muy clara. Rezábamos dirigidos por los maestros y cada día una niña o niño normalmente de los mayores o de los que mejor lo hacían, leían delante de todos una poesía, relato o frase sobre santos o vírgenes, “Aunque soy tan pequeñita y tengo tan poca voz, nadie me gana a decir ¡Viva la Madre de Dios!”. Todos esperábamos que nos eligieran para leer porque nos sentíamos importantes. El final era lo mejor, cantábamos canciones muy bonitas. Cierro los ojos y suenan en mi memoria unas vocecillas infantiles limpias, inocentes, alegres… “Con flores a María, venid y vamos todos, con flores a porfía, con flores a María, que Madre nuestra es”. María Rocío Nogal Jara


FOTOGRAFIAS DE GUISANDO

Repasadas en los números anteriores las biografías y la obra de tres grandes fotógrafos como fueron José Ortiz Echagüe, Antonio Passaporte (Loty) y Otto Wunderlich, en este número quiero hacer un pequeño reconocimiento a todos esos fotógrafos anónimos y no anónimos que a lo largo de sus vidas han tratado de plasmar una imagen de Guisando en el celuloide, película, papel o formato digital para m,antener vivo ese recuerdo. Han sido muchos los reporteros de medios de comunicación, alpinistas, veraneantes y guisanderos que con sus cámaras han plasmado algún rincón de Guisando y entre ellos me encuentro yo. Hace poco cuando Beatriz trataba de explicar a su hija Candela de quien estaba hablando esta le dio una contestación a su madre que creo es la mejor definición que se ha dado para identificarme: “Sí, Joyanco es ese señor mayor del pelo blanco que lleva siempre colgada la cámara de fotos al cuello”. Mi afición a la fotografía se produce por un alarde de amor propio. Al terminar el bachillerato mis padres me dieron dinero para comprar una cámara de fotos y después del primer carrete quise devolverla porque no saqué ni una foto decente. El fotógrafo que me la vendió cargó un carrete he hizo la primera foto y al revelarlas era la única que estaba bien. Se repitió la operación y convencido que si él la hacía bien, yo también tenía que aprender a hacer fotos. En las fiestas de San Sebastián de 1975 conocí a la que es mi esposa y nos hicimos una foto a los 5 minutos de conocernos junto a mi prima Rosa Aurora. La posterior correspondencia para enviar la foto, agradecerlo, etc terminó con mi primera visita a Guisando en las fiestas de San Pedro de 1975. La formalización del noviazgo y posterior matrimonio en 1980 me convirtieron en guisandero de derecho y de ello me he sentido siempre muy orgulloso, sin que ello signifique ni un ápice de renuncia a mi condición de joyanco. Desde entonces han sido miles las fotos realizadas en Guisando, sus calles, sus rincones, sus paisajes, su flora y su fauna y cada uno de ellos en diferentes horas y estaciones. Innumerables las vistas panorámicas realizadas desde todas direcciones y rincones y aún serán si Dios quiere más las que siga realizando. Me parece curioso, viéndolas con las perspectiva del tiempo, cómo muchas de ellas han pasado a ser fotos clásicas de la Fototeca Histórica y me enorgullece que este proyecto que comencé en solitario en los años 80 haya ido creciendo en participantes y se hayan ido recuperando y conociendo muchas fotos de Guisando anteriores a los años 40. Creo que es importante seguir con él para recuperar nuestra historia y nuestras raíces y os animo a participar compartiendo fotos de nuestros álbumes. Miguel Camacho “Joyanco”


Fotografía: Miguel Camacho JOYANCO

- Puente Viejo sobre el Río Arbillas


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