Revista "Las Majadillas" Extra nº 5

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NĂşmero Extraordinario 5

10 Septiembre 2016


Revista de cultura, arte, historia y tradición

de los pueblos del Bajo Tietar en Avila

Guisando - Arenas de San Pedro - Candeleda - El Hornillo - El Arenal - Poyales del Hoyo -Mombeltran - Cuevas del Valle - San Esteban del Valle - Santa Cruz del Valle - Villarejo del Valle

Revista no dependiente ni adscrita a ninguna organización ni entidad privada o pública Revista de divulgación cultural y sin ánimo de lucro. Libre de publicidad o patrocinio. Director y Editor: Miguel Camacho Camacho Redacción: Miguel Camacho Camacho, Jesús Jara García, Julio Fernando Palacios García, Cristina Nogal Blázquez y Fidel Jara Tiemblo Colaboradores: está abierta a todo tipo de colaboración y se tendrán en cuenta todos los artículos y aportaciones que se realicen dentro del ámbito de la temática de la revista.

DEPOSITO LEGAL:

GUISANDO: DESTINO TURÍSTICO


GUISANDO, PURA NATURALEZA

Mi nombre es Guisando, un pequeño pueblo situado en la ladera Sur de la Sierra de Gredos. Ven conóceme, siente, respira, embriágate de todo lo que te puedo ofrecer. Te invito a que hagas de tu visita un recuerdo grato e inolvidable. Conoce mis gentes, quizás al principio un poco escépticos, pero son gente sencilla y acogedora. Siéntete como en tu casa, en plena naturaleza, respira este aire puro que te puedo ofrecer; tu cuerpo y tu mente lo agradecerán. Embriágate del pulmón que me rodea de verdes pinos, esbeltos cerezos y extensos olivares; de mis aguas cristalinas, del cielo azul que cubre la inmensa Sierra que la embellece y realza. Me atrevo a sugerirte los pasos por nuestros fogones que son varios y ricos, ofreciendo cocina tradicional de este bonito rincón de España, seguro que te gustará. Puedes refrescarte en las claras y transparentes aguas del Río Pelayo y calmar tu sed en la frescura de mis muchas fuentes. Pero por favor, CUIDAME Y RESPETAME para que cuando vuelvas a visitarme con tu familia y/o tus amigos ellos puedan disfrutar de MÍ como disfrutaste tú.

TE ESPERO, VISITAME. Inma Garro García.




U

n circuito interesante Texto y fotografias del Marqués de Santa Maria del Villar

Oropesa , Candeleda, Arenas de San Pedro , Escalona, Maqueda Bien pudiera motearse esta excursión con el de castillo en castillo, de muralla en muralla o de ruina en ruina; pero nosotros sólo citamos como epígrafe los lugares principales de esta excursión interesantísima y muy a propósito para la primavera, que a la magnificencia de los paisajes de Gredos, se unen las flores de la Vera y los riscos nevados. Una mañana de febrerillo loco hemos emprendido la marcha por la carretera de Extremadura con fuerte helada y claro sol. Conforme avanza el día y nos alejábamos de la Corte, pasado Navalcarnero, el cielo se encapotó y la Sierra apenas se divisa. No obstante, continuamos el viaje bajo cada vez más amenazador espectro de las nubes. No cabía duda: febrerillo es un loco. Vamos acercándonos a Maqueda, y desde Quismondo, o antes, vemos una cosa sólo admisible… porque se consiente. Más de la mitad de la carretera se encuentra, en una extensión de kilómetros, llena, regada de alquitrán, sin dejar apenas paso por el lado izquierdo, por existir poco espacio de firme sin regar y montones de arena en su orilla. Pero no es esto sólo: en el medio de lo alquitranado hay colocados unos barriles de alquitrán vacíos que, como por la noche no hay luz, es más que fácil un encontronazo. Además, hay algunos tumbados y, por acción del viento, ruedan hacia donde los llevan, siendo una barbaridad, y no del viento, sino de quien los coloca tumbados y sin luz por la noche, en todas formas y posiciones. ¿No hay un capítulo con serios artículos en el Reglamento? ¿Es que la seguridad de los usuarios puede estar al capricho o a merced de contratistas, obreros o desaprensivos peones camineros, aunque sean de Firmes Especiales? Esperemos que alguien se preocupe de que se cumplan los reglamentos de ese caos de legislación incumplida antes, después, ahora, y... luego. El castillo de Maqueda pasamos, y, tras larga recta, atravesamos Santa Olalla, con tan mala travesía como otros muchos pueblos de esta carretera, por callejas estrechas, barrizosas y con rodadas.


El día se encapota cada vez más; comienza a lloviznar, no se ve ni Gredos, ni la Sierra de Mijares, ni la divisoria del Tiétar. Descendemos a la vega grandiosa de Talavera de la Reina, y, después de atravesar por largo y estrecho puente el río Alberche, entramos por muy buen adoquinado en Talavera. Nos aprovisionamos de gasolina, o cosa así llamada, en una magnífica estación de servicio, y continuamos a Oropesa atravesando la ciudad por una travesía mala, sucia y mal oliente, cosa natural vertiendo a la vía pública las aguas sucias de fregaderos, lavaderos y... no sabemos si algo más. Viene a nuestra mente el fomento del turismo y... creemos que una parte y muy principal de ese fomento, del de la higiene, debería ser la higienización o saneamiento de pasos como este de Talavera y otros...; ¡hay tantos así!. Bueno, amables lectores; y después de dejar a la derecha la carretera a Arenas y Avila, y marchar por una carretera que aunque sea de Firmes Especiales y haber leído hace un año su pronta terminación hasta Sevilla, no vemos el firme más que en montones de grava a los lados de la carretera, el acopio de grava como creo se dice, y una máquina separando un tramo vemos un cerrote a la izquierda y, por la carretera a Puente del Arzobispo, ascendemos al simpático pueblo toledano. Nos dirigimos a un amable alguacil y le preguntamos: ¿se puede comer en el parador de Oropesa del Turismo? —"Sí, señor; suba por esa calle arriba". Yo creí que subiría por la calle que baja; pero no era por la que subía arriba. Bien difícil estaba el paso por calleja estrecha, y levantado el piso a la vez que un auto parado; pero subimos cuesta arriba, y a la puerta del antiguo castillo del duque de Frías, hoy parador de Oropesa, cuartel de la Guardia civil, escuela, plaza, etc., etc.; todo es poco para tan gran recinto, nos encontrábamos. Quisimos almorzar, pero... No conseguimos entrar.


Nos dijeron que el cocinero se había marchado; pero que pronto se inauguraría nuevamente. Como llovía y el viento molestaba en aquel restaurado castillo, no quisimos esperar para almorzar a la inauguración que la amable mujer nos decía, y descendimos a la estación, y en el hotel nos prepararon la comida, marchando a dar una vuelta a pesar de la llovizna; la pintoresca y simpática Lagartera, la tierra de los bordados y de las mujeres que conservan su regional traje; ¡bien por las lagarteranas! Por la carretera de Oropesa a Candeleda seguimos, con no buen piso, y las bellísimas vistas de Gredos no podemos verlas. Vamos pensando en el parador de Oropesa, en los albergues para automovilistas de Triste, Aranda de Duero, Medinaceli, La Bañeza, el parador de Gredos, cerrado actualmente, aunque se reaperturará en breve, y nos decimos y preguntamos : ¿no sería más útil y práctico que antes que esto se hubiesen mejorado los hoteles de Cáceres, Plasencia, Mérida, Avila, Segovia, Salamanca, Palencia, Arenas de San Pedro, Pontevedra, Gerona, Reinosa, Ponferrada, Huesca, Barbastro, Lérida, Santander... Y a qué seguir; que se hubiere terminado la carretera y puente de la carretera a Jarandilla para poder ir a Yuste rápidamente; que se uniese Candeleda con Jarandilla y Plasencia por esa incomparable tierra de la Vera de Plasencia, en esa región que recorremos, sin traer ahora a estas cuartillas tantas y tantas de España en igual estado. Pensando en estas cosas pasamos por Candeleda. Entre rasgones de las nubes vemos Gredos nevada, y bajamos a Arenas de San Pedro, del que sólo decimos, por ser ya conocido de los lectores de HERALDO DEPORTIVO, que aun lloviendo estaba grandioso. Por Ramacastañas y Lanzaita fuimos a Casas Viejas y La Adrada, siempre bajo densos nubarrones, que aunque daban sello de tristeza al valle del Tiétar, no le quitaban hermosura. Por Sotillo continuamos a Cenicientos, y de allí a Almoróx. De Cenicientos a Almoróx hay unas curvas y pendientes muy pintorescas, pero peligrosas. Pasado Almoróx, la carretera está mala, muy mala, y bajamos a Escalona, la histórica villa, y de cuyo castillo vemos menos ruinas cada vez que pasamos; dentro de poco nada quedará.


El espléndido Alberche atravesamos, damos un adiós a las piedras que quedan de lo que fue castillo de Escalona y vamos a Maqueda, empalmando con la carretera de Extremadura. He aquí una excursión en la que el turista contempla castillos como Maqueda, Talavera, Oropesa, Arenas y Escalona; tipos clásicos en Oropesa, Lagartera, Arenas y Candeleda, y paisajes como los de Gredos y el valle del Tiétar; y todo en el día, saliendo de Madrid a las ocho y regresando a las siete u ocho. ¿Desde Madrid no hay excursiones ? Nada de eso; hay muchas, y para convencerse de lo que hay que contemplar dentro de la provincia adquiérase el libro de don Antonio Cantó: El turismo en la provincia de Madrid, y a buen seguro aprenderán rincones y tendrán paseos con motivos para mañanas, tardes y días. Trabajos como éste debieran hacerse de cada provincia de España, y con un buen mapa sería no útil, útilísimo; esperemos que alguna vez se haga, se encargue, se adquiera por la entidad oficial que debe hacerlo, por el Patronato Nacional del Turismo. (Reproducción del articulo publicado en 1930 por EL HERALDO DEPORTIVO.)








LAS TIERRAS DE GUISANDO: UN DERROCHE DE GENEROSIDAD DE LA MADRE NATURALEZA Autor: Lourdes Garro García Las tierras de Guisando son hermosas y diversas, extendidas entre los 400 metros en las Gamellejas, en las cercanías del río Tiétar, y los 2.392 metros de altitud en el pico de La Mira, en pleno corazón del Macizo Central de Gredos, muestran paisajes diversos y cambiantes. Esta diversidad altimétrica y la abundancia de sus precipitaciones anuales, en un clima mediterráneo de inviernos suaves y veranos calurosos, hacen de sus paisajes y rincones una muestra heterogénea de ecosistemas diferentes que acogen una rica flora y fauna: desde los encinares, alcornocales y jarales del sur hasta los pastos y piornales de la alta montaña, pasando por una variada gama de espacios naturales y humanizados donde predominan los pinares y las tierras abancaladas para el cultivo de olivos, cerezos, higueras, castaños, nogales, manzanos, vides, etc, sin olvidar los robledales de rebollos y quejigos, los bosquetes de ribera en los que destacan alisos, sauces y fresnos, y los bosques de altura donde encontramos al perfumado enebro, a los coloristas serbales y a algún tejo. Una simbiosis casi perfecta entre las actuaciones del hombre y de la naturaleza. El bosque de pinos resineros es el rey del nuestro paisaje, que convive, también, en los espacios más resguardados, altos y umbrosos con el pino albar y con algún escondido acebo. En el pinar destacan dos ejemplares de árboles emblemáticos: el “Pino Bartolo”, un albar con más de 500 años de antigüedad y el “Pino la Víbora", un resinero de más de 200 años. En el manto verde del pinar se refugian juguetonas ardillas, águilas, azores, tejones, jinetas, garduñas, zorros, jabalíes, ciervos y, recientemente, algún corzo. Entre la flora destaca la belleza de la rosa del monte mediterráneo, la peonía, los escaramujos, los espinos albares, las madroñeras, las coscojas, los brezos blancos y rosas, las retamas, las jaras, lentiscos, durillos, torviscos, oréganos, tomillos, cantuesos, etc. Todo un embrujo de colores, olores y sensaciones que se acrecientan en la primavera, con el inicio de la floración: desde comienzos de marzo hasta entrado abril se visten de flores los árboles frutales como ciruelos, melocotoneros, perales, cerezos y manzanos y los más tempranos matorrales y pinos, que muestran a sus pies el hechizo de los diminutos narcisos silvestres o campa-


nitas; en mayo nos embelesan los aromas del olivar y el azahar de los escasos naranjos y limoneros; junio es extraordinariamente sensual y embriagador, toda una borrachera de perfumes y cromatismos donde destacan los floridos piornales y escobares que deslumbran por sus amarillos y blancos, junto a los tonos morados del cantueso, los tomillos… y los castaños lucen su hermosa y espléndida flor, la candela. El verano es la época del disfrute del murmullo del agua de nuestros ríos, arroyos y manantiales. El río Pelayos y el río Cuevas o Ricuevas son las dos gargantas serranas que cruzan nuestras tierras de norte a sur. Sus aguas se deslizan bravías e impetuosas en las épocas de lluvias y sosegadas y tranquilas durante el estío, entre lanchares y bloques de granito y pizarra. Estas aguas cristalinas forman de cuando en vez espectaculares saltos, bien labradas bañeras o “marmitas de gigante” y profundos encajonamientos denominados “callejas”. Charcos y charcas, hacen las delicias del bañista y del espectador ávido de sosiego y tranquilidad que se deja embelesar por placenteras sensaciones. Disfrutaremos viendo surcar estas aguas transparentes, con fondos de verde esmeralda, a la trucha común y a la arco iris, y revolotear a las juguetonas y multicolores libélulas. Las aguas del río Pelayos se represan en tres piscinas o “charcas naturales”: El Risquillo, en el mismo casco urbano, El Charco Verde, a un kilómetro aguas arriba de la población, junto al camping, y la de Vega Reina, en las inmediaciones del campamento José Manuel Martínez. El verano también es la época más propicia para disfrutar de la montaña y extasiarse mirando los nuevos horizontes y perspectivas que nos descubren las alturas. La sierra de Guisando es el Gredos más agreste y salvaje, en muchos casos desafiante e inaccesible y solo apta para los avezados alpinistas. Sorprenden la verticalidad de sus roquedos, en especial las paredes del Galayar y la majestuosidad de su risco más emblemático, el Torreón de los Galayos, que muestra altiva su figura de más de 250 metros de altitud, convertida hoy en símbolo de la Federación Española de Montañismo. No nos olvidaremos de la grandiosidad de los riscos de las cabezas del Covacho, de Arbillas y del Común, tantas veces plasmados en los lienzos de los grandes pintores de Gredos. Es recomendable no desviarse de los senderos señalizados y agudizar los sentidos para no dejar escapar ninguno de los atractivos que nos ofrece la serranía, entre ellos el poder observar a la reina de su fauna: la cabra montes.


El otoño es la estación más atractiva del año, todo un derroche cromático cuando los árboles se disponen a desnudar sus hojas y las cumbres nevadas muestran sus primeras “canas de nieve", a la vez que los atardeceres, que visionaremos desde las cimas y altozanos o desde los fondos del valle, despliegan su más exultante cromatismo: cubren el horizonte de un manto multicolor de arreboles, anaranjados, amarillos y una amplia gama de azules. ¡Que derroche de sensualidad!. Es la mejor época para disfrutar del monte y de sus encantos, entre ellos los paseos, la recolección de las últimas bayas y frutos silvestres (moras, madroños, endrinos…), el atractivo de sus hongos y setas (nízcalos, boletos, amanitas, parasoles…) y de espectáculos únicos: la etapa de celo de la cabra montés con las luchas entre machos que pelean con su impresionante testuz y del ciervo con su enigmática berrea. Cierra el ciclo el atemperado y corto invierno, un remanso de paz y calma sorprendido por las crecidas de ríos y arroyos bravías, impetuosas… Y las nieves serranas y los días de lluvia invernales otorgan un clima de sosiego, tranquilidad y armonía que invitan a destapar la vivacidad de una primavera que se anuncia ya próxima y siempre madrugadora, presentando a finales de enero su mejor tarjeta de visita, los almendros y mimosas floridos. Un derroche de generosidad y belleza de la naturaleza que tenemos que seguir cuidando y admirando. ¡No te lo pierdas y disfrútalo!.



EL TURISMO ES UN GRAN INVENTO Fernando Palacios Ahora que recientemente se ha aprobado un Plan Director para relanzar el turismo en Guisando, convendría constatar los motivos por los que nuestro pueblo lo hemos considerado desde hace cien años como un municipio turístico y que esperamos que lo siga siendo. Como quien dice, hasta finales del siglo XIX, Guisando no existía en el mapa. Era una aldea casi incomunicada de cabreros y labriegos a los pies de una serranía agreste. Precisamente esa sierra atrajo a los cazadores británicos Walter Buck y Abel Chapman en 1891 y 1896 para apresar ejemplares de cabra montés y en sus monterías emplearon guías nativos del pueblo y en sus publicaciones mencionaron entre otras cosas lo llamativo del vestuario de las mujeres guisanderas. También en esa época el joven montañero fundador del Club Alpino Español Manuel González de Amezúa, estando por el Morezón, en Gredos, se encontró con el cabrero guisandero afincado por Candeleda y Madrigal, Isidoro Blázquez, que le mostró cómo cazaba cabras monteses con sus armas rudimentarias para subsistir. Este pastor le acompañó en otras cacerías con otras personalidades importantes como el Marqués de Villaviciosa, y a subir a las más importantes cimas de Gredos. Por cierto, por entonces se comentaba que que el primero en subir al Almanzor había sido el también cabrero de Guisando Antolín Blázquez. Debido a los pocos ejemplares de cabras que quedaban en la sierra, Amezúa y el Marqués de Villaviciosa promovieron la creación de un coto real de caza en Gredos para salvaguardarlos. Guisando en 1904 cedió su parte de sierra para tal fin “gustoso y generosamente” al Rey Alfonso XIII de forma vitalicia. Casi todos los guardas del coto que fueron nombrados en 1905 eran de Guisando, ya que eran los mejores conocedores de la sierra y aportaron gran parte de la nomenclatura de la misma. El Rey vendría a cazar en 1911 y 1918 Desde entonces empiezan a venir a la Gredos muchos montañeros, entre ellos personajes ilustres como Miguel de Unamuno que también visitó Guisando. En 1912 se crea en Arenas una Sociedad de Turismo y Alpinismo denominada “Arenas-Gredos” para facilitar itinerarios y la ascensión a la sierra y auxiliar a los cada vez más frecuentes visitantes, para que no les engañaran mesoneros, guías o muleros. Esta sociedad al año siguiente impulsa que el Ayuntamiento de Guisando arregle el camino del Barranco y del risco del Galayo, desde el Alto Carrera en el pueblo, para poder acceder a La Mira y escalar Los Galayos, y también para poder sa-


car los productos del monte. En 1915 Guisando también colabora con dicha sociedad en la construcción del refugio de La Mira, hoy derruido, para 20 personas en Los Pelaos para albergue de los excursionistas. Los montañeros entonces solían venir a la estación de tren de Talavera, ir en diligencia a Arenas y por caminos de tierra subir a Guisando donde se podía pernoctar. Desde Ávila se podía llegar a Arenas en automóvil. Muchos alpinistas contrataban guías en el pueblo para que los acompañaran. Escaladores como José Fernández Zabala y Antonio Victory de la Sociedad de Alpinismo Peñalara van conquistando las cimas más importantes de Los Galayos. Los guisanderos entonces se burlaban al ver los utensilios (cuerdas, clavijas, mosquetones…) que utilizaban los montañeros, creyendo que los usaban para andar por los bien trazados caminos que subían a la sierra. En la década de 1920 se anuncian en los periódicos, sobre todo en los madrileños, excursiones a la sierra de Gredos. Eran organizadas por La Sociedad Deportiva Excursionista, Amigos de las Cumbres, Sociedad de Alpinismo Peñalara, Asociación de Alumnos de Bellas Artes o Casa de Los Gatos. Solían salir de Madrid el sábado a las 11 de la noche y volvían el domingo de noche también. Incluían visitas para admirar “el simpático y pintoresco” pueblo de Guisando con sus bailes típicos ya famosos. A veces también dormían en el pueblo, si era sobre todo para escalar en Los Galayos. Esta década supone el verdadero despegue del turismo en Guisando. Según van viniendo reporteros a conocer la sierra, en sus publicaciones, como Sierra de Gredos, Alpinismo Castellano, La Esfera, El Sol, La Época, Estampa, Blanco y Negro... se cita al pueblo y describen su arquitectura, “su vegetación lujuriante”, sus costumbres, sus trajes, el pino Bartolo, el Risquillo...Comparan la localidad con un belén, con una villa suiza de los Alpes, e incluso piden que se haga un parque nacional en la zona. Ya no solo van llegando amantes de la caza o de la montaña, también vienen familias a descansar, por su clima, agua y paisaje. En el libro “La Andalucía de Ávila” de Abelardo Rivera, el secretario del Ayuntamiento se lamenta de que Guisando no sea más conocido, y que para atraer más visitantes el ferrocarril debería llegar a Arenas. También es consciente de que como casi todos los vecinos se dedican al pastoreo y no tienen costumbre del trato social no saben llevar muy bien negocios para atender a los forasteros, pero son corteses y hospitalarios. Y


por último cree que tendría que haber más hospedajes, como por ejemplo un hotel para turistas, enfermos y artistas. Hablando de artistas: en este período fotógrafos profesionales que también vendrían en principio a la sierra, como Luis Nueda, Félix Candela, José Tinoco, Benítez Casaux, Juan José Serrano, el alemán Otto Wunderlich, el portugués Antonio Passaporte o José Ortíz-Echagüe, difunden sus trabajos en revistas y libros de la época y realizan postales comerciales con imágenes de Guisando, además de exponer sus fotografías junto a las de otros montañeros en numerosas salas de Madrid y otras ciudades. Y con los pintores ocurre lo mismo. Las atractivas calles de Guisando son plasmadas por los pinceles de Luis Huidobro, Juan Espina, Juan Ferrer, Acosta, o José María Sancha, que llevan sus cuadros de Guisando incluso a exposiciones de París o Londres. Y qué decir del gran pintor Eduardo Martínez Vázquez, que se casó en nuestra localidad y fue conocido como “El Pintor de Gredos” donde Guisando y sus paisajes fueron parte fundamental de su obra y de directa promoción turística. En 1928 se rueda en Guisando parte de la película-documental de cine mudo “Ávila y América” del director José María Sánchez Bermejo realizada con motivo de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, para dar a conocer los atractivos turísticos de Ávila y su provincia. Con el mismo objetivo el estudio catalán Archivo Mas realiza catorce fotos de las calles del pueblo para un catálogo fotográfico de dicha exposición. Guisando es un potencial turístico. En esa época también el alcalde de Toledo visita Guisando para su proyecto de preventorio infantil y colonias escolares, impresionado por sus pinares y agua abundante. Como curiosidades se puede relatar que en Guisando durante la II República veraneaba un diputado de las Cortes: José Picón, y que otro veraneante protestante evangélico fue denunciado por una vecina a la que había entregado un tratado religioso, cuyo suceso recogieron periódicos extranjeros como The Times o Les Temps aludiendo al fanatismo religioso español. Un espaldarazo importante a la promoción turística de nuestro pueblo y sierra fue en 1933 cuando Teógenes Díaz, y Ricardo Rubio subieron por primera vez El Torreón de Los Galayos. Una proeza para la escalada española y por lo que a partir de entonces Los Galayos se convirtieron en la escuela del alpinismo castellano, atrayendo escaladores de primer nivel. Ante el incremento progresivo de visitantes y veraneantes en este período se ensancha la calle del Puente para que pasen los vehículos de los turistas y puedan atravesar el pueblo, y se acondiciona El Risquillo con la concesión de


un quiosco para la venta de cervezas y licores al lado de la casa forestal. Por aquel entonces existen oficialmente registradas en la Junta Provincial de Turismo de Ávila catorce casas de hospedaje para veraneantes y Guisando está reconocido como pueblo turista por el Gobierno Civil junto a una decena de pueblos del Valle del Tiétar Asimismo en la II República los vecinos del pueblo solicitan al Ayuntamiento que se arregle la carretera intransitable que venía de Arenas -ya que con automóvil solo se podía llegar desde la de Poyales-, que se hiciera una travesía para juntarlas, y que se construyera una colonia de veraneantes en El Risquillo. El paro obrero local era abundante y se vislumbraba el turismo como un generador de recursos y empleo. A su vez la corporación local proyecta hacer una carretera al Nogal del Barranco para aprovechar los productos forestales y la subida más cómoda de los turistas a la sierra en vehículos. Pero la guerra lo truncó todo. Después de la contienda civil, poco a poco los montañeros y visitantes vuelven a Guisando, renacido como lugar de veraneo. En 1949 se inaugura el Refugio Victory al pie de Los Galayos, en la majada del tío Boni, auspiciado por la Sociedad de Alpinismo Peñalara.. El actractivo del pueblo y su contorno hace que se filmen algunas escenas o exterirores de las películas “Hoy no pasamos lista”, protagonista Fernando Fernán Gómez, “Miguitas y el Carbonero” con Pilar Sanclemente o “El camino”, basada en la novela de Miguel Delibes. Ante el crecimiento del turismo en 1954 las autoridades locales proyectan construir junto al río y el molino un parador de turismo para unas 20 plazas, con 12 dormitorios, terraza, comedor, bar y ¡un aseo! aunque nunca llegó a hacerse realidad. Asimismo entonces el municipio compra la finca donde crece un nogal antiquísimo que merece la atención de los forasteros que nos visitan (el Nogal del Barranco) y se plantea traer el agua y ampliar el alumbrado del casco urbano para elevar el nivel de vida de los vecinos y posibilitar un mayor auge de turistas y veraneantes con la construcción de hoteles (residencias secundarias) en el Risquillo para ellos. Ya lo


decía en esa época el futuro premio Nobel de Literatura Camilo José Cela en su libro “Judíos, moros y cristianos”: Guisando es quizás el pueblecito de más bellas vistas de España. Entre 1960 y 1962 se construye la carretera al Nogal del Barranco para facilitar la subida a los montañeros por el sur de Gredos, después de no pocos problemas con algunos propietarios de fincas que no estaban de acuerdo. Como el pueblo sigue atrayendo visitantes en 1963 se inaugura el Camping de Alta Montaña “Los Galayos” y más tarde se amplía el Charco Verde. Antes se había visitado los campings de Navalcarnero o la Casa de Campo en Madrid para copiar ideas. El camping y la localidad se promocionan en la Feria Internacional del Campo. También los turistas extranjeros son objeto de deseo para el turismo guisandero. A su vez, alrededor del camping surge en poco tiempo un quiosco de bebidas y un hostal de tercera categoría. En 1969 se quiso financiar un reportaje que promocionara el pueblo en televisión. En esa misma década además se construyen y consolidan las colonias de veraneantes, primero la del Husero o Los Galayos (popularmente conocida como Los Hoteles), y luego la colonia Gredos, que multiplicaban la población del pueblo en época estival. Era una época, la década de los 60 y 70, donde familias enteras, sobre todo de Madrid y de la provincia de Toledo, pasaban gran parte del verano. Los comerciantes y agricultores locales les vendían sus productos a domicilio, los chavales disputaban partidos de fútbol entre las veraneantes y los locales. La colonia de Los Galayos celebraba su propia fiesta y el cura subía allí a decir Misa. Aparecen nuevos negocios relacionados por la cantidad de visitantes como un salón de cine para el verano o una discoteca.


El 11 de agosto de 1971 se celebra la primera fiesta del Veraneante, con el fin de dar impulso al turismo local, eligiendo las primeras misses e implantando progresivamente la “simpática” costumbre del chapuzón en la Fuente Grande de las ganadoras. El quiosco del Nogal del Barranco se construye en 1975 y se proyecta otra piscina natural en el Charco de la Cruz para descongestionar el Charco Verde y una carretera del Risquillo al Hostal para aliviar el tráfico en verano. En julio de 1975 para promocionar el turismo comarcal se celebra en Santa María del Tiétar, financiado por los 24 municipios del valle, el primer festival de la canción del Valle del Tiétar, (emulando al famoso de Benidorm), transmitido por Radio Gredos y con un primer premio, El Pino de Oro, dotado con 100.000 pesetas de aquellos años. El segundo festival debía celebrarse al año siguiente en Guisando, pero nunca más se supo. Entonces todo este auge turístico trajo una primera concienciación de equilibrio sostenible del modelo de vereaneo que se pretendía. Un grupo de personas subió a la Mira en 1976 para defender que no se hiciera una urbanización proyectada en sus alrededores para defender los valores naturales de la sierra. También se pretendió hacer una urbanización en La Puentecilla: El Castillar, que no se llevó a cabo por los posibles problemas de abastecimiento de agua. Un poco más tarde las autoridades superiores consideran inconveniente arreglar los refugios de montaña y acondicionar mejor los caminos de la sierra porque traerían más excursionistas y perjudicarían a la caza de la Reserva. Quizá se oteaba en el horizonte una posible masificación. Guisando en 1978 contrató a un vigilante nocturno los meses de verano por el auge de turistas y por los problemas de tráfico, que surgían. En 1976 se declara a la Villa de Guisando y el entorno que la rodea Conjunto Histórico Artístico Pintoresco. Era la tercera población de la provincia a la que se ad-


judicaba esta categoría, y que ocasionó a lo largo del tiempo numerosos conflictos en cuestiones de edificación. Algunos pintores importantes también veraneaban y pintaban por entonces en el pueblo, seducidos por su paisaje, como Juan Montesinos, Rafael Calvín o Gloria Martínez Fraile, hija del genial Pintor de Gredos. Guisando sigue desarrollando más infraestructuras turísticas como el Campamento de Vega Reina en 1979, con charca para bañarse, o la piscina natural con quiosco que se construye sobre el charco del Canchón, cerca del Risquillo, en 1984. Algunos vecinos se oponían a este charco por el riesgo de escasez de agua, porque en esa zona había una urbanización pendiente que podría perjudicarla y porque el dinero a invertir debía emplearse en el monte público. Quizá la expansión del turismo ya no era tan prioritario.

A partir de los ochenta, los turistas empiezan a cambiar. La incorporación de la mujer al mundo laboral, las mejores vías de acceso a las zonas de costa y los alojamientos obsoletos del pueblo, hacen que el perfil cambie de un visitante y su familia con estancias de larga duración a un turista que pasa bastante menos tiempo y ya no es tan asiduo en verano, y se concentra mucho más en Semana Santa. Para los practicantes de la acampada el camping se queda insuficiente, por lo que el pueblo crea unas zonas para ello: El Risquillo y el Nogal del Barranco. ¿Quién no recuerda a aquellos entrañables macuteros que invadían grandes zonas del término municipal?. En 1984 hubo ciertos problemas con un campamento de una organización política juvenil en El Risquillo, y muchos vecinos protestaban por las acampadas en el Nogal del Barranco, de donde cogía el agua el pueblo para su abastecimiento, y que además no era lo suficientemente abundante en verano. Desde el Ayuntamiento se tomaron algunas decisiones como prohibir el nudismo y las actividades políticas en su campamento municipal. A principios de los 90 se desautorizó para siempre la acampada libre en el término. A finales del siglo XX se ha renunciado al turismo de acampada y se traen nuevas expectativas para desarrollar el turismo como la declaración del Parque Regional de Gredos en 1996 (con fuerte oposición de algunos habitantes) y la apertura por el Ayuntamiento de una oficina de turismo en la Plaza en 1998, que también proyecta hacer una casa rural donde estaba la antigua farmacia, como innovación en el sector.


También existen iniciativas privadas como la concesión de los Premios Gredos desde 1987 que galardonan y atraen visitas de personajes de la esfera nacional para difundir el nombre de Guisando en los medios de comunicación, u otros proyectos fallidos como la creación de un teleférico a la Mira, planteado en 1999. A partir del siglo XXI el atractivo de Guisando se sigue reflejando al ser utilizado como escenario de algunos anuncios publicitarios de televisión, incluso de productoras extranjeras, aunque no era la primera vez que se hacían. Asimismo se han establecido una decena de casas de turismo rural, no solo en el casco urbano, sino también en la zona de las Herrezuelas, un submundo desconocido para muchos y que parece que no tiene que ver con Guisando. En 2005 vuelve a resurgir el proyecto nunca olvidado de urbanizar el Risquillo con la venta de parcelas para construir también casas rurales, que incluso había buscado inversores, pero el gobierno local no está de acuerdo con la iniciativa. Ese mismo año se inaugura el centro de interpretación o Casa del Parque Regional de la zona sur de Gredos en la antigua casa forestal. Se ganó por la mano a Arenas, ya que los responsables decidieron su ubicación por un solo voto de diferencia. La Casa del Parque sustituyó desde entonces en cierto modo a la oficina de turismo que había en el centro del pueblo y ha desarrollado sus propias actividades para atraer visitantes como talleres, exposiciones, conferencias y proyecciones. Y bajo la influencia del Parque Regional se han creado otras infraestructuras como la senda ecológica, la ruta para discapacitados, un observatorio ornitológico, la reconstrucción del puesto de los cabreros de la Vega de Barbellido o una declaración institucional de árboles singulares relevantes como el Nogal del Barranco, el Pino Bartolo o los pinos albares de la Lancha. En 2009 también se abre un Parque de Aventuras en unos terrenos cedidos por el Ayuntamiento para su explotación durante 20 años. Definitivamente el turismo en el siglo XXI para Guisando ha cambiado. Existe mucha competencia con el resto de pueblos del entorno, que antes no se habían dedicado a ello. La despoblación y la falta de recursos económicos hace que todos miren al turismo rural para su subsistencia. Un turismo que es de pocos días, y que necesita actividades para su animación, no solo fiestas, subida a la Mira y algunas competiciones deportivas. Se está intentando atraer un turismo también cultural a través de la realización de algunos eventos de tipo folclórico o exposiciones continuas de pintura, fotografía o escultura. Hay un gran problema con las piscinas naturales del pueblo, que llevan demasiados años con problemas de agua, nunca resueltos con soluciones eficaces. En tiempos pasados algunas instalaciones municipales no han sido gestionadas eficientemente, lo que ha provocado pérdida de visitantes en ciertas temporadas. Aunque Guisando ha pertenecido a asociaciones de la zona para promover el turismo quizá no se han divulgado suficientemente algunas actividades alternativas de turismo natural, como rutas guiadas, la senda de las coladas o la ruta de largo recorrido GR-180. Y por último resaltar que probablemente no se ha sabido aprovechar las marcas, como se dice ahora, de “Conjunto histórico artístico pintoresco” para dar a conocer en profundidad el bello entramado urbano tradicional que todavía conservamos en gran medida, y “Parque Regional de Gredos” para identificar Guisando con Gredos, mucho más conocido, atrayente y sugerente que “Valle del Tiétar”.


ESCALADA EN LOS GALAYOS - GUISANDO (Avila) Fotografía: Miguel Camacho Camacho


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