
El escenario donde los titiriteros trabajan mide 1.80 metros.
El escenario donde los titiriteros trabajan mide 1.80 metros.
Por más de una hora, el actor Felipe Godoy tendrá el brazo levantado. En las manos llevará guantes, para que sus dedos pasen como seda y para evitar que los títeres se resbalen por el sudor. Tiene 37 años, sentirá un leve hormigueo en el cuerpo y su tendinitis se agudizará, pero no pensará en eso cuando esté en escena. El titiritero sabe que se trata de uno de los shows más grandes de 31 Minutos, la serie creada por Pedro Peirano y Álvaro Díaz (los creadores de 31 minutos)
Sunuevoespectáculo,“Tremendo TulioTour”, seráunodelosshowsmás grandesdelfamosoprogramainfantil: 19cancionesenvivoy22personasen elescenario.Vimoslapreparaciónde titiriteros,diseñadores,productoresy músicosparalasfuncionesquecomenzaránel18dejulioenelTeatroMunicipaldeLasCondes.
que se transmitió desde 2003 hasta 2014 y que tuvo su primera presentación masiva el 31 de marzo de 2012, en el Festival Lollapalooza.
Ahí, los titiriteros se escondieron en el escenario detrás de cajas, y adelante, la banda cantó las canciones de la serie frente al público. Las presentaciones en vivo fueron un hit. Crearon cinco shows distintos y en 2013 llegaron al Festival de Viña. Festival donde hicieron un importante debut.
“Tremendo Tulio Tour”, nuevo show de 80 minutos, contará la depresión de Tulio Triviño, interpretado por Pedro Peirano, que sufre por su sobreexposición. Para animarlo, su equipo le hace un homenaje en el que se presentarán 19 canciones, clásicas y estrenos, en un show en el que trabajan 22 personas, entre músicos, cantantes, técnicos, sonidistas y titiriteros.
Uno de ellos es Felipe Godoy. “Tenemos que darles vida a títeres con y sin dientes; cómo miran, cómo gesticulan con ojos que dan pena, risa” dice Felipe, quien ha sido titiritero de “31 minutos los últimos nueve años “Es súper complicado, porque la gente se tiene que olvidar de que hay alguien atrás”.
En eso consiste su trabajo y el de los otros titiriteros oficiales, Guillermo Silva y Adolfo Sáez y los cinco titiriteros/ cantantes: Pedro Peirano, Álvaro Diaz, Jani Dueñas, Patricio Díaz y Daniel Castro. Ellos cantan en el escenario y tienen que correr detrás de la plataforma donde se esconden los titiriteros, para manipular a los personajes.
Antes de ser parte del equipo de Aplaplac, la productora detrás de 31 Minutos, Felipe Godoy trabajó en una compañía donde también usaban marionetas, pero ninguna alcanzaba el tamaño de Tulio Triviño entre 50 y 60 cm. Pedro Peirano. el único zurdo del equipo, está detrás de ese personaje y necesita a otro titiritero para hacer un brazo, mientras él hace el otro y la cabeza.
“Ahora tengo un súper antebrazo y los hombros se me han tonificado” dice riendo Godoy. El mide 1.75 m y puede moverse sin problema detrás del escenario que mide 180 cm, con los brazos extendidos, pero el titiritero Patricio Diaz mide 1.95 m.
“Soy muy grande y tenían que hacer la escenografía más alta para que yo no me viera o la hacían más baja y yo tenía que contorsionarme y no me salía demasiado bien” cuenta.
Patricio Díaz está en el equipo desde el comienzo, hace 15 años. Estudio Mecánica Automotriz y Comunicación Audiovisual, y dice que lo llamaron por su habilidad para construir, para las manualidades. De esa época, del comienzo, recuerda lo reducido del presupuesto.
“No teníamos para arrendar cosas y había que apelar a la creatividad, a hacer una nave espacial con todos en dos fuetes plásticas” cuenta.
Se las arreglaban con lo que tenían. Uno de los videos y canciones más populares de la serie -con show, más de 10 millones de vistas en YouTube es “Equilibrio espiritual” del personaje Freddy Turbina, donde el títere anda en bicicleta. En la grabación, Patricio Díaz tenía que arreglarla cada vez que la tiraban porque no tenían otra de repuesto.
“Éramos un grupo de amigos haciendo cosas. No teníamos un gran sueldo, todos estábamos solteros y nos arreglábamos bien con $300 mil”.
“Era una pega increíble, no éramos actores de teleseries, pero ya había un reconocimiento a lo que hacíamos”.
“Antes agarraba a cuatro títeres, pero ahora solo hago a Guaripolo. No me gusta tanto hacer títeres porque soy muy alto, pero me gusta cantar, y en el “Tremendo Tulio Tour” hago muchas canciones.
La gente se sorprende porque no se imaginan lo que van a ver, entre un musical, una obra de teatro y un concierto. Y ahora somos mucho menos desafinados”.
Ya para la segunda temporada, Diaz no solo arreglaba lo que se rompía, sino que comenzó a escribir guiones y así apareció un personaje secundario, Guaripolo, que se autodefine como “el personaje favorito de los niños de “31 Minutos.
El títere de lana naranja se convirtió en estable y en 2004 lanzaron: “31 canciones de amor y una canción de Guaripolo”, uno de los cuatro discos de la serie.
En el galpón hay tres oficinas y en una de ellas está Jorge Miranda, a cargo de la dirección de arte y vestuario. Ahí tiene meticulosamente ordenada las telas y todos los implementos de los títeres.
Cada personaje de la serie es hecho a mano y el proceso, dirigido por Jorge, puede demorar hasta un mes. Como los títeres no tienen hombros, a excepción de algunos más grandes como Tulio Triviño, no pueden usar ropa de niños, y por eso cada vestimenta se hace en distintos talleres por Santiago.
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-Pablo
Todos los títeres y los ojos, bocas, pelo, ropa, orejas, pañuelos, gorros, corbatas, disfraces y posibles personajes están en un galpón en el barrio Matta. Guardados en cajas grandes de plásticos y rotulados con masking tape, llenan las paredes del estudio de la productora Aplaplac, ordenados por show en vivo o por aparición en la serie.
Al fondo hay un espacio vacío, que lo usaron para grabar la serie, para ensayar y hacer los cortos que lanzaron para el Mundial de Rusia. Pero el espacio lo Invade la utilería que alguna vez usaron, pero no quieren botar, porque podrían eventualmente volver a necesitar: tapas de ollas, plantas plásticas, basureros y hasta la bicicleta de Freddy Turbina. Es tanto lo acumulado, que piensan en hacer una venta de bodega para fanáticos.
El trabajo de Jorge es hacer el diseño de un personaje, presentárselo a los directores Álvaro Diaz, Pedro Peirano y el resto del equipo, quienes lo revisan, lo aprueban y luego, lo mandan a un taller.
“La música nos salvó, convirtió a músicos y gracias a este podemos seguir haciendo lo que mejor sabemos ha-
Patricio Díaz está en el equipo desde el comienzo, hace 15 años. Estudio Mecánica Automotriz y Comunicación Audiovisual, y dice que lo llamaron por su habilidad para construir, para las manualidades. De esa época, del comienzo, recuerda lo reducido del presupuesto.
“No teníamos para arrendar cosas y había que apelar a la creatividad, a hacer una nave espacial con todos en dos fuetes plásticas” cuenta.
Se las arreglaban con lo que tenían. Uno de los videos y canciones más populares de la serie -con show, más de 10 millones de vistas en YouTube es “Equilibrio espiritual” del personaje Freddy Turbina, donde el títere anda en bicicleta. En la grabación, Patricio Díaz tenía que arreglarla cada vez que la tiraban porque no tenían otra de repuesto.
“Éramos un grupo de amigos haciendo cosas. No teníamos un gran sueldo, todos estábamos solteros y nos arreglábamos bien con $300 mil”.
“Era una pega increíble, no éramos actores de teleseries, pero ya había un reconocimiento a lo que hacíamos”.
En su oficina, Jorge guarda los primeros títeres que usaron en la serie, cuelgan hilachas, algunas partes están unidas con pegamento y tenían pelones. Con la llegada de la televisión en alta definición, la calidad de los títeres aumento. Y la diferencia con los que usan hoy en los shows es notoria: además de ser más grandes, la manufactura es mucho más delicada. Jorge lava a mano, con shampoo para guaguas, a los personajes. Y uno de ellos puede llegar a costar $200.000.
“Hay réplicas de cada títere” cuenta Jorge.
“Tulio, el que más aparece, tiene seis copias. Algunas están caracterizadas con pijama, elegante, con bata. No pueden cambiar la ropa a los títeres, porque salen a escena y los titiriteros están más pendiente de decir su diálogo, no están mirando mucho lo que están haciendo. Y es terrible que algo pase, porque todos ven en las pantallas. Incluso les coso los vestuarios para que no se muevan”.
En el container al lado de las cajas con títeres, está la oficina que comparten la productora Karla Estrada, el asistente de dirección Francisco Schulz y el diseñador Andrés Sanhueza.
El último en integrarse fue Andrés, quien llegó en 2011 a hacer la práctica en Aplaplac y desde entonces se quedó. Tiene 30 años y en el colegio hizo una página, como fanático de “31 Minutos”, con todo sobre el programa y trivias que él inventó.
Ahora cuando alguien necesita un dato sobre el programa de años atrás, le preguntan a él. Sanhueza es el autor de los tres libros de la serie, el “libro gordo de 31 minutos”, con toda la memorabilia del programa y su película; el “Libro ocioso de 31 Minutos”, con actividades para niños, y el “Libro pegajoso de 31 Minutos”, con stickers.
“Tambiénmanejolapágina, todaslasredessociales,hago lasgráficasparalosshows,los pendonesolosvideosqueusan. Nuncahabíatrabajadoenalgo así antes”Jorge lava a mano con shampoo para bebes cada personaje. Pueden llegar a costar $200.000.
En el escritorio de al lado está Francisco Schulz, el asistente de dirección que llegó como asistente de fotos. Entró al equipo hace 15 años. Era muy tímido, y Álvaro Diaz le pidió en su segunda semana en “31 Minutos”, que hiciera la voz del personaje “Dante Torobolino”. Como le daba mucha vergüenza, a Francisco le tiritaba la voz, y ese hace uno de los sellos de su personaje.
“Para la película de “31 minutos” me metieron a estudiar con un gringo efectos especiales. Cuando pasamos de escenografía a visuales en los shows, me metieron a estudiar After Effects” dice Schulz
“Eso es lo entretenido de Aplaplac, como nadie sabe hacer nada, todo lo desarrollamos. Si queremos visuales, aprendemos Si no resaltan, las arreglamos hasta que funcionan”.
Francisco trabaja hace más de un mes en las visuales del “Tremendo Tulio Tour”, ya que, aunque se repitan las canciones, las gráficas siempre cambian. Se puede demorar dos días en hacer las Imágenes de una canción que dura dos minutos.
“Hemos tenido miles de reuniones pensando cómo mejorar esto, cómo no perder la esencia de 31 Minutos que es súper manual, que todos los efectos se hacen a mano, que si hay una explosión es porque alguien apretó un botón, que entran puertas, que baja un diente porque nosotros lo hacemos” dice la productora Karla Estrada.
“Y ahora tenemos el “Tremen do TulioTour”,dondevamosapresentarcancionesquenuncahabíamostocado, dondevamosatener sorpresas,cancionesinéditas” dice Ilabaca.
“Lamúsicanossalvó, convirtióa todosenmúsicosygraciasaeste show,podemosseguirhaciendolo quemejorsabemoshacer”.