Edición 2015
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Lunes, 22 De Junio
No vendas tu primogenitura “Vengo pronto; retén firme lo que tienes, para que nadie tome tu corona” Apocalipsis 3:11
E
n mi país hay una frase muy famosa: “¡Aquí no hay indios!”, que hace alusión al intercambio de oro que hicieron nuestros aborígenes con los conquistadores españoles, por pedazos de espejos. Creo que ninguno de nosotros hoy en día estaría dispuesto a realizar tal transacción. En la Biblia se relata el intercambio que hicieron Jacob y Esaú, un hermano le entregó a otro su primogenitura por un plato de lentejas. En un momento de agotamiento y hambre, Esaú entendía que no podía esperar a preparar lo que había cazado, sentía que iba a morir si no conseguía comida en ese momento. Aunque en nuestra cultura y época, la primogenitura no implica tantos beneficios, en aquellos tiempos era de gran valor, más que una herencia terrenal, implicaba bendiciones futuras. Esaú menospreció estas bendiciones por un placer momentáneo. Meditemos en esta cita escrita por Elena G. de White: “Los tiempos de apuro y angustia que nos esperan requieren una fe capaz de soportar el cansancio, la demora y el hambre, una fe que no desmaye a pesar de las pruebas más duras. El tiempo de gracia les es concedido a todos a fin de que se preparen para aquel momento”. Muchos de nosotros desechamos las promesas divinas de cielo nuevo y tierra nueva, de vivir por la eternidad sin sufrimiento, ni dolor, por placeres momentáneos, y que triste es basar nuestras decisiones en el ahora y no en la eternidad. En este día nuestro anhelo es que no vendas el cielo por una fiesta vana, que no desprecies vivir por la eternidad con Cristo por una noche de pasión, no pisotees el sacrificio de Jesús en la cruz por el éxtasis de los vicios, porque todo lo que te ofrece este mundo es perecedero, pero las promesas de Dios son fieles y eternas. Es Cristo quien dijo: “Vengo pronto; retén firme lo que tienes, para que nadie tome tu corona”. Nathalie Jiménez 173 Deboxional 2015