ellos se dieran cuenta. Pero no, despejaron de sus mentes esa suposición: don Raúl era considerado en toda la península uno de los más poderosos h’meen, sino el que más. Prosiguió don Raúl, diciéndoles: — El niñito está bien, está vivo. Yo sé que lo volverán a ver con bien, por que los que se lo llevaron son los mismos que me llevaron a mi hace muchos años. Los padres, de por sí ya impresionados, recibieron esta información como el impacto de una ola — Sí, ya sé qué piensan pero dejen que les explique: me llevaron cuando tenía 16 años. Yo estaba con mis amigos jugando afuera del pueblo. Era el día del patrono del pueblo, y había fiesta desde temprano. Toda la gente iba y venía, entrando y saliendo de la capilla. En eso estábamos los muchachos y yo corriendo en las afueras del poblado cuando todos hicimos silencio por que de lo alto, desde adentro de una nube oscura salió una cosa muy rara. Yo nunca había visto algo así, pero los mayores ya sabían algo sobre eso. Todos comenzaron a correr, muy asustados. Era el moson chak que bajaba de los cielos para buscar al que debía de llevarse. Todos nos quedamos ahí, parados sin saber qué hacer. La boca que tiene abajo el moson chakjole’en soltaba fuego, pero no llegaba a caer hasta el suelo. Emitía un sonido muy fuerte, como de millares de abejas al mismo tiempo, pero sonaba como si estuvieran adentro de tu cabeza. Llegó directo hacia mí, y me jaló, metiéndome en su panza para llevarme con los señores. «De repente vi todo oscuro y sentí como si todo mi corazón se volteara al revés. «Cuando recuperé el sentido estaba tirado al otro lado del pueblo y ya era de tarde, pero todo se veía extraño, como si las cosas de mi pueblo hubieran cambiado. «No podía entender que pasaba por que vi a mucha gente corriendo hacia mí y me asusté mucho, por que de alguna manera me resultaban familiares pero al mismo tiempo no. Todos se veían de una forma que no podía comprender, pues mis amigos se veían más altos y fornidos, con bigote y ropas diferentes. Las casas también se veían muy extrañas. Como más viejas. Miré un árbol al que yo me trepaba y con miedo me di cuenta de que estaba mucho más grande.