Paraíso

Page 1

Paraíso

Tania de la Fuente

Tania de la Fuente (10 de noviembre, 1999) es una estudiante nacida en Guadalupe, Nuevo León.

Después de recibirse como Profesional Técnico-Bachiller en Soporte y Mantenimiento de Equipos de Cómputo, y gracias a su interés por la lengua española, decidió entrar a la Facultad de Filosofía y Letras en la carrera de Letras Hispánicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Paraíso

Tania de la Fuente

Ediciones Glasshouse

Primera edición, 2023

© Tania de la Fuente

© Ediciones Glasshouse

© Perla Sánchez, ilustración.

Editor: Tania Elizabeth Sánchez de la Fuente

Maquetación: Tania Elizabeth Sánchez de la Fuente

Corrección: Elisa Paola Díaz Guzmán

Portada: Perla Sánchez

Impresión y encuadernación: Tania Elizabeth Sánchez de la Fuente

ISBN: 978-123-45-6789-7

No se permite a reproducción, almacenamiento o transmisión total o parcial de este libro sin la autorización previa y por escrito del autor. Todos los derechos reservados.

Impreso en México

A don Pompeyo, donde sea que se encuentre descansando.

Desde siempre he escuchado esa pregunta tan simple e inocente que los adultos les hacen a los niños: ¿Qué te gustaría ser de grande? Recuerdo a mi madre agachándose tiernamente frente a mí haciendo la misma cuestión. No viene a mi memoria la respuesta, pero supongo que le respondí algo alucinante como solo un infante puede hacer. Ha pasado el tiempo y me gustaría decir que a lo largo de los años he aprendido más, que comencé a trazar una ruta. Sin embargo, parece que sigo perdida. Es vergonzoso, si me lo preguntan.

¿Por qué no he podido tener una expectativa sobre mi futuro? ¿Acaso no quiero sobresalir en la vida? Estaba tan presionada por tener una idea sobre lo que quiero hacer. Lo sé, suena absurdo, a veces siento que exagero.

Mi rutina, por otra parte, me estaba volviendo cada vez más loca. Había querido intentar buscar algo nuevo qué hacer, pero no le encuentro sentido. Deseaba, más que nada, quedarme siendo una niña para siempre como Peter Pan: sin preocupaciones de envejecer, sin mortificarme de los problemas aburridos del mundo de los adultos, solo ser esa ingenua yo de 6 años que tenía una bonita relación con su amiga imaginaria de piel violeta y pelo despeinado, y con el sabio gato que nos seguía como un verdadero protector a donde quiera que nos movíamos. Esos eran los verdaderos buenos tiempos.

Hasta que una vez escuché por parte de alguien un discurso extraño en su momento: nos enseñaron

5

desde pequeños a creer en grande o si no, seríamos unos buenos para nada. Muchas veces, pedimos prestados las metas de otros y siempre nos estamos comparando. Parece que me estaba describiendo y sinceramente, eso me dio bastante pena. Dijo que no había razón para estar triste. No necesitaba correr si no había una razón de por medio.

Creo que me sentí bien después de escuchar eso. Una canción me hizo reflexionar más que todas las palabras que las personas decían constantemente para echar porras. Quien sea que haya escrito esa letra, tuvo un porqué y lo mejor es que fue el destino el que me la haya presentado en el camino. Ahora no me siento tan sola.

6

Inocencia

Regresaba a casa luego de hacer las compras para sobrevivir otro mes. Ellie había estado saliendo más seguido, pero me prometió que me explicaría todo más adelante. Le grité a Tavo para que ayudara a guardar la despensa y charlamos un poco sobre su día en la escuela. Pasaron unas cuantas horas y al fin escuché la puerta anunciando la llegada de mi hija Giselle.

Se veía contenta, un brillo especial relucía de su rostro. Le pregunté cuál era el misterio que tanto había escondido estos días y al principio balbuceó, hasta que habló claramente.

Yo quería estar segura para contártelo. Es que tengo el papel estelar en una obra que presenta mi facultad. Es totalmente original y…

Dejé de oír su voz y solo sonó un pitido en mi oído izquierdo. No puedo creerlo. Lo que puse atención fue el recuerdo de ese día.

Después de terminar la función, percibí la voz de Elena, mi compañera de reparto y su insistente preocupación por mí una vez que estuvimos de vuelta tras bastidores.

¿Estás bien? un dulce susurro captó mi atención y suspiré.

Cla…claro, solo es la adrenalina del momento, estoy bien —deseé hacerme pequeña en ese instante y desaparecer, noté que su rostro seguía observándome

7

con una atención impresionante—. No me mires así, en serio, estoy perfecta.

—Yo… no quiero ser atrevida, pero…—una gran bocanada salió de ella creo que conozco esa mirada. Tratas de ocultar algo y, como amiga y compañera, quiero que cuentes…

¡Estoy bien! Ya me tengo que ir.

Terminé de alistar mis cosas lo más rápido posible, no quería que siguiera viendo el terrible acto de querer ocultar el nerviosismo en mi cuerpo. Nunca quise que pasara esto, siento tanta suciedad en mí. Esto es una mierda.

Seguía escuchando la voz de Elena preocupada por mi bienestar, pero me di cuenta que no era ella, no más. Solo era Ellie haciendo la misma pregunta. Regresé al presente. Me dijo que hice una cara rara y me desconecté por unos minutos. Por más que quería guardar la calma, algo quería salir desde muy dentro de mí. No quería ni hablarle en ese momento. ¿Cómo pudo hacerme algo así?

—No tienes permiso. No voy a dejarte salir de esta casa si es necesario, ¿me oíste? No lo permitiré.

Ahora ella era la sorprendida.

No tenía por qué enterarse de los males que había en todo ese mundo. Hay buitres al acecho, todo el tiempo están al pendiente de lo que sea que puedan tomar. Sé que los aprovechados viven en todas partes. Dios sabe que daría lo que fuera por destruirlos, aun si no es mi trabajo hacerlo. ¿Debía de advertirle? Por supuesto que sí, pero la conozco y sé que dirá que no

8

pasará nada. Solo prefiero ser precavida. Inclusive, exagerada. Han pasado los días y he visto a Ellie mucho más seria. Afuera, ella era así, pero aquí en casa no por lo que me chocó un poco. Sé que lo hago por su bien, sin embargo, entiendo que en estos momentos me esté juzgando silenciosamente. ¿Acaso no soy una madre responsable? Espero que lo entiendo cuando sea más adulta.

Una tarde, me pidió una última explicación y yo no fui tan valiente para describir por lo que pasé. Le dije que a veces la ignorancia es una bendición y que entre menos supiera, mejor. Por supuesto, eso no la convenció y se fue azotando la puerta. Ese mismo día, mejor dicho, en la noche, las cosas se salieron de control y me amenazó con irse de la casa. Entiendo que, como parte de nuestra rebeldía, de jóvenes siempre decimos tonterías así. Pero Ellie no porque la conozco y reconozco que cuando dice algo, lo cumple.

No me quedó de otra que aceptar a que actuara en esa obra. Y claro, siempre y cuando acordáramos algunos puntos. El más importante: estaría detrás de ella en todo momento. Sería casi como su guardaespaldas personal. No les pareció una buena idea, se le notaba porque hizo una mueca sin siquiera despistarla, pero tuvo que aceptar a regañadientes.

9

Ver a Ellie a lo lejos, mostrando una seguridad que no mostraba seguido, me dio la sensación de una tranquilidad que no había sentido en todo el tiempo que comenzó este martirio.

Miré a quienes la miraban, algunos con verdadera admiración, asombro, encanto… esto es lo que mi niña merece, por lo que trabajó tan duro. Sin embargo, no pasaban desapercibidos los pocos ojos que la contemplaban como un bello objeto de exhibición. Esa clase de mirada la reconocería en cualquier instante. Por más que quisiese ignorarlo, algo en mí me decía que esto no era lo correcto, no lo podía dejar así.

Algo fuera de mi autocontrol salió y tomó el mando de mi cuerpo, fue realmente excitante. No quise saber nada de lo que me rodeaba, necesitaba acercarme a quien mis ojos ya no podían apartar la mirada. Me sentía como un depredador insistente escondido detrás de la yerba en busca de una presa exquisita. Era ahora o nunca. Podía sacar un arma o inventarla, eso no importaba. Lo único importante era sacarles las malas intenciones a los hombres sentados en esta sala a cualquier costo.

Solo que algo me detuvo. Era el resplandor de mi hija triunfante, era el rostro de mi hijo orgulloso. Yo no podía echar sus vidas a la basura. Mi terrible experiencia era algo que debía sanar sola y no podían salir involucrados por mis arrebatos. Pero si me entero de algún mal movimiento de esos aprovechados, no creo que pueda controlarme nuevamente. Y eso, solo Dios lo sabe.

10

Después de recitar el monólogo, escuché el aplauso del público y el telón bajó. Mientras tanto, me mantuve detrás cubierta con una pequeña capa de sudor por el esfuerzo dado. Quité el rostro de cansancio para ir hacia la tarima y dejar que los extraños ovacionaran. Es un trabajo duro meterte en algo tan complejo como la interpretación. Sobre todo, si es sobre actuar el papel más maduro que haya recibido: una mujer con miedo al abuso.

11
12

Fracaso

Este lugar era horrible. Veía las paredes de tonos claros que, a mi parecer, eran feos; las pocas ventanas que no dejaban entrar los rayos del sol; la alfombra oscura que deberían cambiar de lo vieja que luce y, claro, el aura triste y sombrío de la habitación donde un ataúd posa en una orilla. Ahí mismo descansaban los restos de mi padre. Es doloroso ver las expresiones de la gente, yo también me siento mal, por supuesto, pero algo diferente pasaba en mi interior.

Un peso invisible siempre había permanecido ante mis hombros desde que tengo memoria. Cada vez que veía a papá hablando sobre querer lo mejor para su querido hijo, es decir, yo, me era casi inevitable querer voltear los ojos y negar con la cabeza. Sé que él trataba de demostrarme cariño a su manera, pero, muchas veces, sus actos de amabilidad terminaban resultando en situaciones incómodas. Aun así, traté de ser el mejor hijo para que se sintiera orgulloso, ¿qué ganaba yo con eso? No estoy seguro, pero es lo que todo hijo debe hacer por sus padres, ¿no? En verdad, di mi esfuerzo en complacerlo, aunque eso me llevara a un mundo lleno de infelicidad.

Espero que lo hayas tomado en cuenta, papá susurré con melancolía.

Pensé mucho en la decisión que quería tomar. Es posible que personas externas me dijeran que estaba loco por no querer seguir en el lugar que mi papá trabajó tanto para darme, un oficio que nunca me

13

interesó. No me consideraba malagradecido. Ustedes, idiotas, no saben nada, me repetía a mí mismo para no sentir tanta culpa.

Es gracioso como sucedían las cosas, en mi ingenua juventud me consideraba un espíritu libre, me imaginaba aventuras sin igual, no pensar mucho y solo vivir el momento, ¡Oh! Que equivocado estaba. Pasó el tiempo y yo me sentía en la piel de otra persona, jugando a fingir, me sentía ahogado, pero ya no más. Estoy en el momento donde nada me ata al pasado.

Han pasado años desde que dejé una de las fantasías más cliché de la historia: formar una banda de rock.

¡Oh, sí! Solía decir que mi música cambiaría al mundo, se deleitarían al escuchar todo lo que tenía que ofrecer, pero claro, todo era tan lejano a la realidad. En sí, trabajé por mejorar mi técnica con la guitarra, algunos me decían que, si continuaba practicando, podía llegar más alto. Mi papá, sin embargo, pensaba que era una pérdida de tiempo. Se empeñaba constantemente a destruir cada pequeña ilusión que se me pasaba por la cabeza. No sé si agradecerle por quitarme la ingenuidad o maldecirlo por crear un desprecio hacia mí mismo. En fin, no tengo porqué seguir pensando una y otra vez. Quiero continuar con lo que siempre me hacía feliz y, para empezar, necesito encontrar a mis antiguos compañeros de grupo: Marcela, Adrián y Alejandro.

Me frustra saber que no hacía las cosas bien, nada era como antes. Traté de contactar a Alejandro, el antiguo baterista que deseaba formar un grupo conmigo. No

14

fue difícil, hallé su perfil en Facebook, seguía viviendo en el mismo estado que yo, eso me alegró. Cuando le dije lo que planeaba hacer, tardó un rato en contestar, pensé que lo estaba pensando o me estaba creyendo un loco de remate. En efecto, me mandó un audio de voz con una risa tan estruendosa y molesta que me decía:

—Güey. ¿Te estás escuchando? Ya no somos niños, y como quiera, no la íbamos a armar. Ni sabíamos tocar chido. ¿Quién lo necesita?

Por otra parte, ni pude conectar con Adrián ni Marcela. Me lleva la chingada. No entiendo qué es lo que sigo esperando. Yo puedo hacer esto solo.

Salí a buscar lugares para tocar con mi guitarra algunos coversclásicos. Sabía que no era el único que buscaba una oportunidad para demostrar su talento. No quería distracciones, por lo que cada vez iba menos a trabajar. De todas maneras, yo era una clase de jefe. No podían decirme algo.

Cuando tocaba, sentía que era poderoso e invencible. Qué podía tocar los corazones de las personas y distraerlas un poco de sus preocupaciones. Tal como me hubiese gustado que alguien hubiera hecho eso por mí. Pero no, eso no ocurría. Es más, apuesto a que no me volteaban a ver y cada quién estaba por su lado. ¿No era tan bueno, entonces? Mi papá tenía razón por lo visto. Me mantuve con la cabeza algo agachada. Era posible que de lejos me veía como el típico depresivo que busca reflexionar sobre algo que aconteció en su vida, así como en las películas. Pero bueno, tampoco estaba lejos de la realidad.

15

Desconecté el amplificador, recogí mis cosas y me fui del lugar, frustrado. Por ir sin cuidado, me topé con un hombre en el camino, pero poco me importó. Solo quería irme a casa de una vez por todas.

Al pasar los días, recibí varias llamadas de algunos conocidos, preguntándome en dónde estaba y cuándo volvería a trabajar. No le tomé importancia al principio, necesitaba idear un plan para destacar, pero una duda me entró apenas vi mi reflejo en el espejo. Me veía demacrado por la falta de sueño, estaba desaliñado y, sinceramente, no me veía para nada atractivo. Creo que jamás me había visto así en años. Y parece ser, por un instante, que mi sueño frustrado me ha estado corrompiendo poco a poco. Ya ni trabajando con mi padre me veía así. Es mi ego el que está herido ahora.

Recordé a todos los artistas callejeros que salían para ganar unos centavos y vivir de ello. Yo sabía que esto posiblemente podía salir mal, pero quise hacerme el ciego por mucho tiempo. Tal vez mi papá tenía razón. Y eso era lo que más detestaba, que hasta yo sabía que tenía razón. Pero quise creer y aquí estoy, más perdido que nunca.

16

Punzocortante

Era una mañana soleada, tenía la ilusión de ver las nubes empañar el cielo. Para ser sincera, estos días me hacían sentir extraña. Corrí hacia la ventana buscando alguna pista de lluvia, pero nada estaba a la vista. No perdí más el tiempo, por lo que, una vez arreglada para salir a las calles, corrí hasta alcanzar el autobús que me llevaría a mi destino.

Al llegar a la panadería por un bocadillo especial, como siempre, saludé a los trabajadores y salí de ahí, pues se hacía tarde. Al llegar a mi instituto, volteaba a ver a todos lados estando parada en un largo jardín que entre todos los alumnos teníamos que cuidar. Sentí un suave toque en el hombro y un sonidito infantil salió de la boca de mi compañera Leonor, mi leal amiga.

Mensa, te buscaba por todos lados dije con una sonrisa que me provocaban sus gestos de siempre.

—Se me hizo tarde, perdón, no te dejaría abandonada y lo sabes… vámonos que se nos hace tarde.

Esa era nuestra rutina de casi todos los días. Pasábamos mucho tiempo en la escuela, comíamos juntas, había charlas interminables; siempre había algo diferente por lo que nunca me aburría con ella.

Oye, Mine, no sé cómo pasó, pero creo que le gusto a Toño, el que vive a unas cuadras de mi casa, ya me invitó a salir… titubeó un poco, pero continuó . Y es raro, no sé, no había hecho esto antes, ¿tú que piensas?

17

¿Qué pensaba? Era una idea tan pendeja, Toño ni siquiera era un buen partido. El tipo se la pasaba obsesionado con su entrenamiento de futbol, olía a sudor todo el tiempo, podrá tener un cuerpo atlético…sí, solo que su actitud dejaba mucho que desear… un sujeto muy, muy feo, si me lo preguntan. Leonor se merece lo mejor.

—¡Noo! Es horrible, no es para ti, sabes que es un engreído.

Para ti, muchos son engreídos me dijo divertida.

—Nah, solo que son hombres, sé lo que te digo.

En todos mis años de conocerte, jamás te he visto con un novio o pretendiente, ¿por qué?

Quedé pensativa con esa pregunta, pero ¿yo para qué quiero eso? Nunca le hallé el chiste a salir con una persona que lo más probable es que la relación termine a las dos semanas por un mal entendido o yo qué sé. Mejor solo que mal acompañado, dicen algunos.

No sé, no es como que me importe mucho. Pero volviendo al tema tuyo, no entiendo por qué lo piensas demasiado, ¿tú quieres salir con él?

No sé por qué me molesta su indecisión, ¡vamos!, no había sido difícil rechazar a los pretendientes que tuvo en el pasado, tal vez le daba pena contarme.

—Pos, no sé. A lo mejor y sí es buen muchacho…

Nembe, no creo, pero allá tú, nomás no vayas a andar chillando después conmigo, eh.

18

Ella se rio y seguimos normal, platicando de otras cosas.

Los días fueron pasando y en uno de esos, Leonor aceptó la invitación de Toño, ay, qué canija. Yo lo dejé pasar porque no me quedaba de otra. Me dije: «solo será una vez, nomás lo está probando», pero para mi desagradable sorpresa, no fue así. Salieron varias veces, otras sin siquiera avisarme. Me había mandado por un tubo una vez que ya no pude soportar y le tuve que reclamar.

—Te pasas, de veras. Pensé que nada más lo ibas a ver una vez y ya hasta parece que se van a casar, no mames.

Jaja, deja de quejarte, exagerada. Solo nos caímos muy bien. Congeniamos mucho.

Pero qué…

Ay sí, ay sí. ¿y tú y yo qué?, ¿eh? Ya casi ni nos hemos visto. ¿Qué? ¿ya no congeniamos?

Son cosas muy diferentes, Minerva. No te pongas así, siempre vamos a ser amigas.

Sí, allí estaba el maldito problema. Había una presión enorme en mi pecho cada que se habla de esta manera. Y no sé qué pasa, la verdad.

Los siguientes días fueron frustrantes porque, por alguna razón, no quería verla y creo que ni ella quería verme a mí porque no me buscaba. Tenía tantas ganas de llorar, pero me aguantaba porque no sentía que valiera la pena. Aunque, para ser honesta, creo que

19

sabía el problema, pero no lo diría jamás en voz alta, pues una vergüenza me invade cada que lo pienso.

Yo no sé, pero necesitaba sacar esto que me afligía. Escribí una carta y solo la leí una vez, despacio y con cuidado. La dejaría en un lugar donde solo Leonor la pudiera encontrar y sería todo.

Esperaba por lo menos una respuesta, un gesto o algo, pero nada llegó.

Estaba segura que no se sentía igual y de alguna manera eso me reconfortaba, pero que ni siquiera me haya volteado a ver las veces que topamos me hacía creer que me odiaba por tal confesión. Esperaba completamente su rechazo momentáneo, mas no su indiferencia tan afilada como mil dagas imaginarias que siento incrustadas en el corazón.

20

Luceros marrones

Sentí la mañana fresca, como los días en que mi prima Diana y yo jugábamos en el jardín de su casa en vacaciones de verano. Tal vez, si otro mundo existiera después de la muerte, podría buscar a esa muchacha y recordarle esos días de diversión. Caí en cuenta que mis párpados pesaban cada vez más. Quise mirar hacia la ventana, pero era difícil, pues sentía mi cuerpo entumecido. Ya no quedaba nada más, me dije a mi misma.

No quería mirar mi alrededor, no quería sentir la soledad en mi corazón una vez más. Mi vida fue una de muchas y no creo haber destacado demasiado, pero traté de llevarla siempre por el buen camino, tenía que cuidar mi integridad ante los demás primero, aunque eso no me hiciera sentir mejor. Lo bueno de esto es que acabará pronto. Ni siquiera creo aguantar más, ya he tenido suficiente aguantando cosas de todo tipo.

Escuché la puerta abrirse lentamente y un olor a rosas rojas me llegó al poco olfato que tenía. No abrí los ojos, pues quería creer que solo era mi mente queriéndome engañar y la enfermera era la que estaba dando sus pasos hasta llegar a un lado de mi cama. Sentí un bajo suspiro y una mano caliente deslizarse por mi arrugada mejilla. No abrí los ojos, pero el toque me hizo viajar en el tiempo al momento donde pude contemplar los luceros marrones más bellos que la vida me dio la dicha de conocer. «Es mi imaginación», me dije. Es imposible describir la calidez que me embriagó. No quería mirar, pero por el llamado de mi nombre me hubiese tambaleado si

21

no estuviese mi cuerpo en el firme colchón. Sin querer, recordé los últimos momentos que me mantuve con ella. Ahora sí estoy en completa paz.

22

Flor del muerto

Un golpe provocó que mis ojos se cerraran, no sé en qué momento ni en qué lugar. Lo último que vi fue el color que representa al entusiasmo. Después de eso, muchas cosas que pasaban por mi inconsciente se veían borrosas, pero recuerdo el último de ellos porque toda sensación fue diferente.

Sentí una sensibilidad que jamás había experimentado. Pasaron algunos minutos para darme cuenta del cambio tan grande e inesperado: me había convertido en un insecto. Y no era cualquier insecto; solo era el más espectacular de los aires.

Todo mi cuerpo era diferente. Era mucho más ligero y por lo mismo, tenía mucha más libertad. Veía el mundo tan inmenso y, así como así, dejé de sentir el peso de la responsabilidad que cargaba sobre mis hombros. Ahora, sentía otra clase de peso. Por supuesto, mis alas eran ahora mis compañeras y sentí, por un instante, que tenían vida propia.

Pasé un buen rato volando. No me preocupé por saber cuánto tiempo había pasado, solo deseaba seguir y seguir hasta que no pudiese más. Sin embargo, no todo era felicidad ya que unas voces se oían a lo lejos, casi imperceptibles. También había algo al fondo, como un pitido. Llegaban de repente y por alguna razón, me molestaba, solo quería que se callaran.

En una de esas veces en las que el viento y mis alas me direccionaban, llamó mi atención un bello jardín con cientos de flores bastante coloridas. Reposé mi cuerpo sobre una de ellas y disfruté del dulce néctar

23

que salía. Sé que no nací como una mariposa, pero hacía todo lo que ellas realizan naturalmente.

Si me quedaba con esta forma, creo que sería feliz. Comprendo que estas criaturas no viven demasiado como lo haría un adulto promedio. Sin embargo, eso no me preocupaba. Abrazaría a la muerte sin problema si mis últimos minutos con vida fuesen de esta manera. Ya no quería enfrentar la presión de ser alguien quien no soy en el mundo humano.

Pasé de flor en flor hasta que vi una perfecta anaranjada, que me trajo un leve recuerdo. Por lo mismo, me disocié un poco y solo sentí como caí de la Caléndula en la que estaba posada. Volvieron esas voces otra vez, más fuerte incluso.

Hice un esfuerzo de que todo se callara, pero lo único que logré fue abrir mis ojos y ver paredes blancas junto al pitido molesto otra vez.

24

Veneno

Mi fachada era dura como una piedra, siempre me percibieron así. Pero esa imagen de mí se alejó cuando sufrí los momentos más vulnerables en mi propio hogar; ésta también fue testigo de dos pérdidas.

Don Julio, mi padre había pasado por tantas cosas que ya estaba cansado. Siempre decía que quería irse de la casa e ir directo al panteón donde yace la tumba de su amada viejita; tal vez quería recostarse en la tierra y que ella llegase a recogerlo, pero no pasó así.

El hombre quería morir y otras veces no tanto. Deseaba que solo dijese esas cosas cuando estaba enojado conmigo, pero me percaté de la sinceridad en sus exclamaciones cuando notó que sus hijos, a los que tanto había procurado, se alejaban cada vez más de su lado. Esa fue una gran alerta para mí.

Les dije que necesitaba de su ayuda; no solo con lo económico, sino también con su presencia. Su presencia era lo más importante. Unos hicieron más caso que otros, pero poco a poco sentí que, cuando venían, era más como una obligación que debían cumplir. Por eso les dejé en claro que, si querían venir bien y si no, allá ellos. Es claro que no se querían ver mal por lo que ninguno faltó el día que les tocaba la visita.

Con el pasar de los días, don Julio se desmoronaba: ya no quería comer ni salir, permanecía dormido todo el tiempo y, de un momento a otro, tuvimos que llevarlo al hospital. Fue allí que me dijeron que no se podía hacer mucho. Claro, había opciones para tratar

25

sus problemas de salud, pero mi viejo solo quería irse para su casa, por lo que cumpliría su deseo.

Sinceramente, la situación ya podía conmigo por lo que tuve que crear una reunión con mis hermanos por milésima vez para hablar sobre lo que pasaría en el futuro.

Cuando todos llegaron, la conversación empezó casual, como siempre. Aunque batallara con varios de ellos en algunas cosas, eran mis hermanos y los quería. Teníamos problemas, sí; pero también una buena relación. Todo se descompuso en el momento que mi hermano mayor comenzó a hablar de manera pasivo-agresiva a lo que, minutos después, otros se le unieron. Sacaron temas del pasado y yo me estaba perdiendo. De repente, escucho que habían comenzado a atacarme directamente. Se comentaba que era muy exigente con lo que les pedía y hasta me tacharon de aprovecharme del dinero que disponía papá. Pude notar también su rencor al decirme que yo envenenaba a don Julio con mis palabras y que por eso tenía preferencias hacia mí.

No sabía lo que estaba pasando. Si antes habíamos estado bien, ¿qué fue lo que cambió? Como yo no iba a dejar que se hablaran mentiras en mi propia casa, sucumbí ante sus provocaciones y los enfrenté. Y todo mientras don Julio escuchaba acostado en cama a metros de distancia.

Los días siguientes fueron tensos e incómodos. Seguía sintiendo mucha tristeza, ¿cómo fue que llegamos a esto? ¿por qué tuvieron que esperar hasta este momento para decir lo que pensaban de mí? La peor

26

parte fue que la mayoría me dejó, sin siquiera darme una posible solución al problema de papá. Me acerqué a él diciendo que nos perdonara, sobre todo, por el reciente suceso que había pasado. Sé que, aunque ya no pueda hablar, tenía mucho que decir…

A medida que pasaba el tiempo, el hombre moría en vida y no, no hablo con alguna clase de metáfora. Balbuceaba y tomaba su cabeza de manera constante. Yo no podía hacer nada para aliviar su sufrimiento. Le repetí cerca de su oído que todos estaríamos bien, que no se preocupara por dejarnos, pero en lo más profundo de mi ser, sabía que tenía un pendiente por lo que todavía no se podía despedir.

Una noche, lo único que se escuchaba en la casa fueron sus gritos incesantes llamándonos por nuestros nombres, uno por uno, por lo que no lo pensé mucho. Después de platicarlo con dos de los hermanos que más me apoyaron, decidí que teníamos que “entregárselo a Dios” por lo que, obviamente, teníamos que juntarnos de nuevo. Me imagino que a don Julio le daría gusto sentirnos a todos conviviendo una vez más.

Y así fue, un jueves en el que los llamé y todos accedieron a venir en son de paz. Estuvimos en su cuarto, lo saludamos uno por uno, cantamos a su alrededor e hicimos una oración. Admito que no era la persona más creyente, sin embargo, mi escepticismo se fue por la borda cuando nos dimos cuenta, minutos después, que él ya había partido sin dolor y sin llanto.

27

Sentí una tranquilidad enorme en ese momento, pues ya no estaba sufriendo. Su semblante se veía relajado por lo que creo que pudimos cumplir su último deseo. Pero ahora faltaba un reto mucho más grande y difícil de llevar: seguir actuando como si no nos hubiésemos lastimado, como si el lazo que teníamos no se hubiese desmoronado.

Tomé una decisión y creo que debo de regresar a mi fachada de piedra.

28

Continuar

Hace tiempo hablé con Catalina sobre la música que escuchábamos y de ahí nos hicimos amigas. Todo pasó porque trabajábamos haciéndole los mandados al director de una escuela primaria; más bien, éramos sus asistentes informales. Yo iba con mis audífonos siempre al cuello por si los necesitaba en mi duro trabajo de ir a comprarle el almuerzo al viejo. En uno de esos días, tenía sonando una canción de metal tan fuerte que se podía percibir a metros de distancia por lo que, cuando ella llegó, me preguntó si me gustaba la banda que tocaba dicha canción. Le respondí que sí y de allí surgió la conversación.

Las pláticas eran superficiales al inicio y de allí fueron escalando a cosas más personales. O eso quiero entender porque el que me contara algunos de sus sueños me hacía creer que yo era una persona en quien confiar y que no la iba a juzgar por más locas que fueran sus fantasías.

Su manera de hablar era tan viva cada que contaba algún chisme o alguna anécdota extraña por lo que, en muchas ocasiones, se cansaba rápidamente. Entre risas, Cata se tocaba el pecho diciendo que necesitaba aire y se sentaba en el piso. Yo la esperaba porque sé que hablar era muy agotador; soy más de escuchar. Pero eso sí, si había algo que nadie me hacía callar era sobre el tema de la música. A ambas nos encantaba hablar de ello. En más de una ocasión me habló de su amor por una banda que venía a presentarse a la ciudad. Aún faltaban muchísimos meses para eso, pero ella tenía la ilusión de ir. No había conocido a alguien tan fanática como lo era ella con esos músicos.

29

Pasó el tiempo y ambas salimos de trabajar. Ya no nos veíamos como antes y bueno, eso era normal. Aun así, nos saludábamos si se daba la oportunidad.

Fue en el mes de julio que una noticia sorprendió al mundo del espectáculo. El vocalista tan amado por Catalina fue encontrado muerto por su manager. No sabía qué decir. Lo primero que pensé fue en mi compañera y lo mal que se debía andar sintiendo. Podrá sonar ridículo, pero sentí la necesidad de darle palabras de consuelo y así lo hice. Lo que me pareció raro fue la manera en la que estaba: se veía triste, sí; pero su semblante era sereno, casi como si no hubiera pasado nada. De esa conversación, recuerdo una frase que llamó mi atención: “Si no lo vi aquí, lo veré en el cielo”, me dijo. Claro, eso mismo digo yo con mis cantantes favoritos que ya no están, pero por alguna razón, me dio mala espina. Esperaba que no fuese a cometer una locura.

Por supuesto, todos los conciertos que daría la banda estarían oficialmente cancelados y por varias semanas se hablaría del tema. Sin embargo, todos continuamos con nuestras vidas como siempre. La Tierra no dejaba de girar por feos acontecimientos.

Pasaron solo dos meses más para volver a ver a Catalina de nuevo. Yo pasaba por un parque cuando la vi parada en la esquina del lugar acompañada de su novio. Parecía que se detuvieron para descansar. La vi y la saludé de lejos, pues tenía prisa. Ella sonrió y levantó su mano también.

Al anochecer, uno de sus conocidos me habló por teléfono y quedé en shock. Solo vino a mi memoria

30

las veces en que ella se reía por faltarle el aire a media conversación.

31
32

Sin tiempo

En la fiesta que sus amigos le habían preparado a Lucía todo era felicidad: mucho color, buena música, no había ninguna discusión de por medio. La invitada especial, por supuesto, era la más querida. Todos ponían la mirada en su llamativo cuerpo y deseaban entablar una conversación.

Ella la pasaba bien y quería mantenerse en el lugar para siempre, sin embargo, por razones desconocidas, la mujer necesitaba retirarse y llegar a su hogar a las 11:30 pm o su solitaria madre moriría de la angustia. Echó un vistazo a un reloj que colgaba en una pared que estaba a lo lejos, pero se dio cuenta que el objeto estaba en blanco; las manecillas no se movían en lo absoluto. Cuando les preguntó a los otros invitados la hora, parecía que estos no se inmutaban en su presencia y jamás recibió una respuesta, lo cual le parecía sumamente extraño.

Momentos después en el que se hartó, gritó para que alguien le hiciera caso y todos voltearon a verla con una coordinación impresionante, algo que le pareció más raro aún. Un hombre moreno salió de entre la gente que empezó a rodearla y no le dijo palabra alguna, solo que en su mirada se notaba que implícitamente le decía «te quedarás».

Lucía estaba inquietándose porque necesitaba llegar a casa o las consecuencias serían permanentes. No sabía qué hacer, aunque lo más conveniente sería rendirse, pues las personas a su alrededor se pusieron serias y no quería tener problemas mayores con alguna de ellas. Estaba a punto de regresar a la pista de baile y

33

hacer como que no pasaba nada, pero tuvo un presentimiento y sonrió cuando pudo identificar la situación en la que se encontraba. Se relajó y de inmediato dijo una frase a todos los presentes, cosa que no les cayó muy bien porque en sus caras se reflejó una clara molestia. Cuando estos tenían intenciones de atacarla físicamente, la mujer cerró los ojos varias veces hasta que todo se calmó.

Cuando abrió los ojos, vio la sala a oscuras en completa soledad. La leve calma que había sentido momentos antes desapareció y regresó ese recuerdo doloroso que la iba a martirizar, tal vez de por vida. Debió de regresar a las 11:30 esa noche.

34

Destructor de mundos

Yo quiero o quería ser un gran poeta hasta que mi maestro se rio de mí y mis poemas. Ya sé que muchos son una mierda, pero me causaba un gran malestar cuando hacía una cara de desaprobación y asco cada que le enseñaba uno de mis borradores. No necesitaba ser un genio para comprender que alguien hizo lo mismo con él en algún momento de su vida y que en realidad no era por sentirse superior y nada más, ¿o era acaso mi ingenuidad queriendo justificar su actitud? Como sea.

Ya conoció a su destructor, posiblemente. Por eso era así. Creo que él podría convertirse en el mío si no me alejo a tiempo.

35
36

Frialdad

Veo que tienes un sinfín de planes para nosotros, es interesante. Para ser honesta, una parte de mi quiere permanecer a tu lado mucho tiempo, Leonel; pero hay varios problemas y te diré el principal: no tenemos futuro. Estoy segura que mi declaración es algo fuerte tal como tu aliento cuando llegas a casa. Posiblemente lo que digo está fuera de lugar, es solo que me prometí a estar sola porque es así como debemos permanecer…solos. Sin sufrir el uno por el otro.

Mi abuelo abandonó a su esposa cuando tuvo la oportunidad. Ni siquiera sé cómo era su rostro, jamás se me permitió verlo. Mi pobre madre había sufrido por el repentino fallecimiento de mi padre y no quiso rehacer su vida con otro. Mi hermana ha sido engañada innumerables veces por un bueno para nada que siempre se le ve del brazo con una de sus pinches amantes. He escuchado de parte de ex amigos o conocidos sobre cómo se expresan de las mujeres, como si fuesen objetos desechables.

Parece como si mi alrededor estuviese en una especie de maldición en la que nadie es feliz por lo que quise que ese fuese mi propósito: ser solo yo y estar acompañada de mi soledad.

Perdóname de antemano, pero es mejor ser sincera ahora que hay oportunidad de correr, ¿no lo crees?

Puede que suene como una egoísta total y entiendo si no estás de acuerdo con mi deseo, pero bueno, de todas maneras, no podrás ver esta carta porque lo más

37

seguro es que ahora mismo estás ahogándote con tu propio vómito gracias a otra de tus borracheras.

En fin. Eres una buena persona, Leo, pero quiero ahorrarme la preocupación. No quiero caer y no poder salir de las garras de tu propia maldición.

Con amor, Beatriz.

38

Dudas

Me mantengo acostada, sentada o de pie. Escribo y no termino. Me estaba cansando. Necesito terminar este trabajo o la pasaré muy mal después. El año pasado fue horrible y me prometí que este iba a ser mejor. Dije que iba a quitarme malos hábitos y, por supuesto, no sé qué tan bien lo esté manejando, pues de nuevo he dejado lo más importante para el final.

Estoy tan distraída que el ver el pasillo oscuro frente a mí me parece más interesante que seguir exponiendo mis ojos a la pantalla brillante. Si Daniel me viese en estos momentos se reiría y después de eso, me regañaría por no cumplir mis 8 horas de descanso.

Son las 3:12 am, la “hora del diablo” para algunos. Jamás me ha dado miedo mantenerme despierta tan tarde, pero en esta ocasión siento que alguien me mira. Voya gritarle mil groserías si es necesario para que lo que sea que esté en este cuarto me deje en paz.

Vuelvo a voltear hacia el pasillo y me veo a mi misma, parada. Carajo, ahora sí que me está afectando la falta de sueño.

No había nada aterrador, la doble no estaba desfigurada ni nada por el estilo. Solo movía la cabeza con desaprobación, mirándome. Puede ser que yo, sentada en esta cama con la laptop entre las piernas, sea la doppelganger, pues en estos momentos me siento como mi peor versión. No me quedó de otra que hacerle un gesto de rendición.

39

Lo hice de nuevo, ¿verdad? Esta mala costumbre me va a terminar matando.

40
Índice Palabras Lejanas 5 Inocencia 7 Fracaso 13 Punzocortante 17 Luceros Marrones 21 Flor del Muerto 23 Veneno 25 Continuar 29 Sin Tiempo 33 Destructor de Mundos 35 Frialdad 37 Dudas 39

Paraíso se terminó de imprimir el 31 de mayo de 2023 en Talleres Casa Bonita S.A de C.V.

Como individuos, buscamos motivación para crecer personalmente. Estamos en busca de algo que nos llene de provecho. Sin embargo, muchas veces, no hallamos algo que nos conecte con el mundo real. Podemos sentirnos perdidos y sin un rumbo fijo. Otras veces, dejamos que, por alguna circunstancia, perdemos el interés en lo que nos gustaba, pero a pesar de lo que nos pueda pasar, nunca se deja de soñar.

En Paraíso, cada cuento se muestran diferentes perspectivas sobre la formación de nuestros sueños, ya sean abstractos o deseos y metas que una persona tiene contemplados. Personajes en contextos distintos reflexionan sobre la manera cómo lo llevan a cabo.

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.