Serafín, quien ya no era aceptada en los aquelarres de su ciudad natal, decide buscar nuevas oportunidades en otro pueblo, pero con lo que ella no contaba, era que su mala reputación había llegado a oídos de los aquelarres de la zona, quienes la rechazan rotundamente. Ya cansada y sin saber si cumplirá su sueño decide crear un aquelarre con sus propias manos.