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DIVERSIDAD Y FAMILIA Por: Jhonny Morales La familia, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), es el elemento natural y fundamental de la sociedad humana, el centro fundamental del desarrollo de la vida afectiva y moral del individuo. Por tanto, se constituye como el núcleo de todas las experiencias del niño, siendo sus integrantes quienes facilitan herramientas importantes que influyen en desarrollo de habilidades, capacidades y aprendizajes, además de colaborar en la formación emocional y afectiva donde se comparten valores, creencias, tradiciones y expectativas. Hoy en día se habla bastante sobre la diversidad de las familias entendiendo que este concepto abarca elementos tales como: la aceptación de la individualidad propia de cada miembro del núcleo familiar, es decir, gustos e intereses particulares, maneras subjetivas de percibir y relacionarse con el entorno- mediadas por aspectos cognitivos, emocionales, culturales, sociales y físicos que configuran un mundo particular a cada persona- historias de vida singulares y maneras propias de relacionarse con los otros. Estas postura frente a la aceptación de la diversidad en la familia, aunque reciente, ha permeado la construcción de políticas públicas en nuestro país, a partir del desarrollo y planeación de las mismas en el que se integra el enfoque diferencial1, que recoge, en gran medida las anteriores ideas. Aunque, desafortunadamente, existe aún dificultad para que éstas lleguen con mayor impacto sobre la estructura social, de allí que uno de los principales objetivos de la intervención sea el de visibilizar la diversidad en cada entorno dentro del cual los individuos nos desempeñamos. Algunas estrategias que se deben trabajar con las familias y que pueden contribuir al cumplimiento de este objetivo pueden ser: Facilitar, en el niño(a) con discapacidad, el desarrollo de independencia, autonomía y autoregulación, promoviendo la exigibilidad de sus derechos sin vulnerar los ajenos. Asimismo, se debe permitir la regulación de sus libertades y límites, afianzar el rol del niño dentro de la familia y espacios de participación en comunidad por medio de garantizar la posibilidad de participar en la toma de decisiones. La familia es una red de relaciones reciprocas que debe favorecer oportunidades suficientes para visibilizar a los niños con discapacidad como actores sociales, sujetos de derechos.
1 “El enfoque diferencial en las políticas públicas contemporáneas es un imperativo ético en razón a que grupos históricamente excluidos ya sea por su participación o por modo de vida, en razón a su etnia, raza, sexo, identidad de género, ciclo vital y discapacidad, reivindican hoy el ejercicio de una ciudadanía desde el reconocimiento y la redistribución, desde la libre escogencia de llevar el tipo de vida de acuerdo a sus preferencias y capacidades” (Baquero,2009)