Cruce de caminos, cruce de razas
Cualquier viajero que pase por el Cesar no dejará de sorprenderse por cuenta del crisol de razas que habitan la zona, algunas de los cuales subsisten intactas en lugares como Nabusímake, pintoresco caserío en los alrededores de Valledupar, donde pasar un fin de semana, recorriendo estos parajes alucinantes, escuchando la voz de sus pobladores y sintiendo la energía de sus montañas y ríos. Es una oportunidad para tomar un sinnúmero de increibles fotografías. A finales de los años cuarenta y comienzos de los cincuenta, llegaron grandes grupos poblacionales a la pacífica región del Cesar: santandereanos, cundina-
marqueses, tolimenses y antioqueños que aceleraron el desplazamiento de los indígenas a territorios más difíciles de la Sierra Nevada de Santa Marta y de la Serranía del Perijá. Fue el primer paso para que la región del Cesar dejara de ser parte del Magdalena y se erigiera como departamento en 1967, cuando era presidente Carlos Lleras Restrepo (1966 - 1970). Se trata entonces de un joven departamento con hondas raíces. Integrado por: el vallenato o provinciano, al norte, y cuyo núcleo es Valledupar; el bajero o ribereño, al centro con Curumaní como ciudad neurálgica, y el sureño o santandereano en torno a Aguachica. Pocas partes del mundo cuentan con un paisaje humano de tales características y semejante riqueza.