Lucerna

Si Suiza es el corazón de Europa, Lucerna lo es de Suiza. Ubicada a solo media hora de Zúrich, esta ciudad boutique sintetiza los encantos helvéticos en sus callejuelas, monumentos y rutinas. Pasearla es encontrar esculturas emocionantes y puentes llenos de flores, y con la Luzern Card moverse es un placer.

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Lucerna florida. Los largos días de verano se alegran con las flores que adornan el emblemático puente Kapellbrücke. También con las melodías procedentes del auditorio KKL donde se celebra el exclusivo Lucerne Festival. Bajo el sol luce mejor el Monumento al León y el lago de los Cuatro Cantones se llena de pedalos y barcos de recreo.

La montaña que da vueltas. Pese a que Lucerna está rodeada de cumbres y cimas muy atractivas, Stanserhorn es la preferida de muchos viajeros. ¿Qué por qué? Pues porque su ascenso combina un funicular de 1893 con un moderno teleférico y porque arriba no solo esperan unas vistas increíbles. También ¡uno de los dos únicos restaurantes giratorios que hay en toda Suiza!

El museo más visitado de Suiza. Este honor le corresponde al Museo Suizo del Transporte, un parque temático divulgativo dedicado a las carreteras, los trenes, los aviones y el espacio. Más allá de la temática, lo que sorprende son sus atracciones entre las que destacan su planetario de 360º o el Media World donde la realidad virtual no tiene secretos.

Lucerna son dos fiestas. El frío se combate en esta ciudad con dos grandes acontecimientos. El primero en llegar es su mercado navideño que llena de puestecitos y ambiente la plaza «Franziskanerplatz». El segundo es el Carnaval, una festividad protagonizada por un personaje, el Fritschi, y por las bandas de música que no paran de alegrar con sus improvisaciones.