
1 minute read
Zúrich
Zúrich es lo más parecido que hay en Suiza a una metrópoli. No es que sus dimensiones sean inabarcables, es porque cuenta con un ambiente muy cosmopolita y un espíritu bon vivant. Aquí se pueden encontrar desde restaurantes de primer nivel hasta cafés elegantes y un lago que pide a gritos darse un chapuzón en verano.
Zürich Tourismus trade@zuerich.com www.zuerich.com
Verano en el lago. Cuando aprieta el calor todos los caminos conducen hasta el lago de Zúrich. Aquí esperan los barcos que recorren este remanso de agua así como los que realizan pequeños cruceros por el Limmat, el río principal de la ciudad. Ya en la orilla esperan los badis, unas playas urbanas efímeras donde darse un chapuzón y disfrutar del buen ambiente.
Sobre los tejados. Un pequeño trayecto en tren separa Zúrich del cielo. En concreto, del macizo de Uetliberg, la excursión preferida de los habitantes de esta ciudad. ¿Por qué? Pues porque desde aquí se disfruta de unas panorámicas únicas de la ciudad y, además, cuando cae la nieve, sus caminos se convierten en pistas de esquí de fondo y trineos.

Lo clásico y lo moderno. El encanto urbano de Zúrich oscila entre lo medieval y lo moderno. El idilio con el pasado se vive en lugares como la iglesia Grossmünster o el Casco Antiguo, un compendio de callejuelas y mansiones históricas. El futuro tiene un barrio propio, Zúrich West, donde lo industrial se ha transformado en diseño y cultura.

Zúrich contra el frío. Cuando baja el mercurio, la metrópoli helvética se refugia en museos como el del Fútbol Mundial de la FIFA, el Nacional o el Kunsthaus de arte. Y también en otros lugares más navideños como el mercado cubierto más grande de Europa situado en la estación central o bajo los tejaditos del Wienachtsdorf, donde el diseño lo moderniza todo.

