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Berna
¿Quién dijo que la capital suiza era aburrida? Por mucho que aquí se tomen todo con tranquilidad, Berna es una urbe llena de encantos. Su centro es Patrimonio de la Humanidad por sus arcadas y su trazado medieval. Recorrerla, es muy sencillo gracias al Bern Ticket que todos los hoteles ofrecen gratis a sus huéspedes.
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Berna en flor. En los meses más cálidos, Berna florece sin complejos. Ejemplo de ello son los miles de colores con los que sorprende su Jardín de Rosas o la vida que rebosan los oseznos del Bärengraben. Otro plan en manga corta es ir caminando hasta el precioso Zentrum Paul Klee y acabar refrescándose en los bares pop up de la ribera del Aare.
Licencia para avistar. A apenas dos horas y media en tren se encuentra el Schilthorn, un espectacular mirador desde donde mirar a los Alpes cara a cara. Además de por sus vistas, este espacio es famoso por su arquitectura futurista, por atraer a los esquiadores más atrevidos y por haber sido una localización mítica en James Bond: Al servicio de su Majestad.

Monumentalidad urbana. Considerado Patrimonio de la Humanidad, el Casco Histórico es un conjunto armonioso de callejuelas, torres medievales y fachadas de piedra arenisca. Su icono son los seis kilómetros de arcadas que hoy acogen tiendas y restaurantes. Otro punto interesante es el imponente Bundeshaus, la sede del gobierno Federal.

¡Oh, blanca Berna! Cuando caen las primeras nevadas todo se transforma. Tanto, que en el mirador de Gurten se instala una pista de trineo. Además, cada cuarto lunes de noviembre las principales calles del centro acogen el Mercado de las Cebollas dedicado a las hortalizas de invierno mientras que la Navidad lo inunda todo en los mercados de la catedral y de Waisenhausplatz.

