Revista Stakeholders Nº 17

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OPINIÓN Para ello se necesitará un replanteo de la agenda de RSE en la región. Un alto número de empresas latinoamericanas están aun en la etapa “narcisista” apegadas estrictamente a la maximización del lucro, y aisladas de toda rendición de cuentas a la comunidad. Algunas han avanzado en los últimos años a la “filantropía empresarial” con contribuciones crecientes, si bien mucho menores proporcionalmente, que las que se efectúan en el mundo desarrollado. Eso es un progreso, pero siguen distantes de la asunción de la RSE. Impera en amplios círculos empresariales, la idea de que una empresa es responsable, si paga los sueldos, y cumple con los impuestos. Ello es una concepción muy estrecha frente a los rumbos de la RSE a nivel internacional y las necesidades regionales. Eso significa simplemente cumplir con la ley. Lo contrario es infringirla. Pero RSE es mucho más que eso, es asumir responsabilidades como las seis que se mencionaron anteriormente, y replantearse el rol mismo de la empresa en la sociedad. La ciudadanía espera y demanda cada vez más un perfil de responsabilidad mayor de la empresa privada, como así también de otros actores claves. En la encuesta Latinobarómetro (2007) cuando se pregunta a los encuestados en 18 países latinoamericanos, sobre los niveles de confianza de los diversos actores sociales, la empresa privada sólo tiene un 41% de credibilidad. Lideran la tabla los Bomberos, la Iglesia, los pobres, y la radio.

dación Gates, dedicada a la lucha contra las enfermedades de los pobres como el SIDA, la malaria, la tuberculosis y el paludismo, al anunciar que en el 2009 a pesar de haber perdido el 25% de su fondo por la caída de la bolsa, la Fundación aumentaría en un 25% su presupuesto de ayuda llevándolo de 3.000 a 3.800 millones de dólares. Estimulante también el planteo de la Fundación Telefónica de España que ha decidido seguir ampliando en el 2009 su vigoroso programa contra el trabajo infantil PRONIÑO que ha rehabilitado a más de 100.000 niños de 13 países de la región. Una agenda renovada de RSE en este Continente, implica también avanzar hacia un nuevo pacto fiscal. El esquema actual es regresivo, con más de 2/3 de la recaudación fiscal provenientes de impuestos indirectos, como el del valor agregado que grava a la población por igual independientemente de sus patrimonios e ingresos. La falta de equidad se refuerza aun más con la existencia de cerca de un 50% de evasión fiscal. Un pacto fiscal progresivo, y minimizador de la evasión, basado en sistemas modernos, y totalmente profesionalizados, puede ser una fuente clave para el financiamiento de las inversiones más prioritarias como salud, educación, y generación y protección de “trabajo decente”. Si América Latina no responde a la crisis con políticas públicas muy activas, y de alta calidad, y con una agenda renovada de RSE en sus empresas, los escenarios pueden ser muy problemáticos.

Junto a los componentes de la RSE antes reseñados, la primera obligación de la empresa privada en el escenario que surge de la crisis, es colaborar activamente con la política pública en la creación y defensa de “empleo decente”.

Tiene una fortaleza muy importante. La ciudadanía se ha puesto en marcha. Avanza un profundo proceso de democratización. La región y el municipio recuperan protagonismo. Muchos grupos excluidos están hoy participando e incidiendo como los indígenas, las mujeres, y los jóvenes. Crecen las organizaciones de base, y las ONGs representativas.

La crisis puede ser un incentivo a las conductas de ajuste a través del desempleo, o la degradación de los empleos existentes. La demanda social es que en alianza con las políticas públicas, las empresas por el contrario multipliquen esfuerzos para proteger el empleo.

Los latinoamericanos quieren construir una economía con rostro humano, y han aprendido después de la caída en el vacío a que los arrastró en los 90, la misma ortodoxia económica que hundió la economía americana, que la ética debe dirigir la economía y el comportamiento de sus actores.

También se necesitará que los apoyos que las empresas dan a causas de interés colectivo no se reduzcan. Son más necesarios que nunca. Así lo planteo Bill Gates como Presidente de la Fun-

La idea de Responsabilidad Social de las empresas es uno de los focos de esta demanda colectiva por más ética, que exigirá crecientemente respuestas en este campo.

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