Cartilla nº1

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Mujeres

y VIH / SIDA

en Honduras



Para Dolores Caballero y Trudys PĂŠrez, compaĂąeras de ruta



PRESENTACIÓN Esta es una de las tres cartillas que hemos elaborado para el apoyo del trabajo político de las mujeres en sus organizaciones o en cualquier espacio desde el cual actúen. El tema que hemos desarrollado en ellas es el de las mujeres y el VIH/SIDA, pero no visto como un problema de salud sino político, porque es así como lo consideramos, es decir como una situación que tiene que ver con la justicia, la libertad y el bienestar por el que luchamos las feministas. Nuestro objetivo es que donde quiera que lo lean: sea en sus cocinas, en los pasillos de una escuela, en una caseta, esperando el bus, tomando café o en un taller, este material les provoque pensamientos, inquietudes y deseos. Esta colección la llamamos La vida vive en mi cuerpo, que es el nombre del libro de la investigación sobre VIH/ SIDA que hiciera un grupo de investigadoras del CEM-H en este año 2008. Las cartillas contienen la información y reflexión que están en el libro, pero escrito de manera que sea accesible a todo el público, pero sobre todo a las mujeres de Honduras. Ojalá encuentren en este trabajo ideas interesantes. Les invitamos a compartirlas y discutirlas en todo lo que les pueda servir y lo que no les sirva, dejen que las palabras circulen en su cuerpo y en otros cuerpos y experiencias de hombres y mujeres, de jóvenes y personas mayores, porque el pensamiento no puede vivir atrapado, tiene alas y necesita volar. 5


ÍNDICE Presentación

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Introducción

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Cómo se hizo esta investigación

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Las ideas que escogimos para este trabajo

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Situación del país 17 El VIH/SIDA y las Mujeres El VIH/SIDA en la salud de las mujeres positivas Vivir con VIH/SIDA: realidades, estigma y discriminación hacia las mujeres Contraer la infección Recibir el diagnóstico La reacción de la familia y el entorno Ocultar la realidad de su enfermedad

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Aprender del VIH

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La maternidad en los cuerpos y las vidas

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Conclusiones

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Recomendaciones

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INTRODUCCIÓN Hablar de la infección del VIH/SIDA es muy importante para todas las personas, pues cada día aumenta el número de infectados. Pero, sobre todo, cada día aumenta el número de mujeres infectadas. Hasta hace poco era una infección que tenía que ver más con los hombres que con las mujeres, y eso ha cambiado. Son cada vez más mujeres amas de casa las que contraen la infección, además de otras que hacen muchos otros trabajos y que viven en muchos lugares del país y del mundo. El VIH/SIDA es una infección de transmisión sexual. Es cierto que se puede contraer por otras causas como por transmisión de sangre contaminada, o por usar jeringas infectadas con el virus. Sabemos que a las personas que van a ser operadas por lo general se les pone sangre, y a sus familiares nos hacen ir a buscar donadores. Esta sangre debe ser analizada para que no transmita ninguna enfermedad. También se sabe que en los primeros tiempos del VIH/SIDA hubo quien se infectó de esta manera porque el cuidado no era tanto como ahora. Algunas personas que trabajaban con jeringas, como médicos, enfermeras y otro personal de salud se infectaron con ellas porque no usaron protección adecuada en su trabajo. Pero en este momento, en Honduras de cada diez personas infectadas, nueve se infectaron a causa de tener relaciones sexuales sin protección. 7


Tener VIH/SIDA no es como tener cáncer. En primer lugar porque actualmente hay muchos tipos de cáncer que se curan. El VIH no se cura, todavía, aunque hay tratamientos que controlan el virus y con ellos se puede vivir muchos años y tener una vida buena. Otra diferencia con una enfermedad como el cáncer es que cuando una persona es diagnosticada VIH positiva no recibe el apoyo y la solidaridad que puede recibir alguien que tiene otra enfermedad grave. A las personas que viven con VIH/SIDA por lo general se les rechaza, se les señala, se les margina y discrimina. La discriminación es maltratar a otra persona por alguna característica que se supone es diferente a la de muchas, la discriminación no es solo una actitud individual sino una cultura, una forma de ser de muchas personas de un país o de una comunidad. Esa cultura nos enseña a señalar y rechazar algunas personas y comportamientos, y a desear, promover y alabar otros. En el caso de las personas que viven con VIH/SIDA se les discrimina por tener en su cuerpo esa infección. ¿Pero por qué se le condena a una persona que tiene un problema de salud tan grave? Porque esta infección tiene que ver con la sexualidad, y nos han enseñado a negar, a esconder y a condenar la sexualidad, sobre toda la nuestra, la de las mujeres. Esta cartilla está hecha para explicar lo más importante que encontramos en la investigación que concluyó el CEM-H en el año 2008 y que tiene un largo nombre: Factores socioculturales que inciden en el aumento de la infección del VIH/SIDA en las 8

mujeres hondureñas, pero nosotras la llamamos: La vida vive en mi cuerpo. Todo lo que está escrito aquí es para discutir, para reflexionar nosotras mismas y con otras compañeras y para que eso sirva un poco para mejorar la vida y las acciones organizadas de las mujeres. Es probable que todo lo que aquí digamos ustedes ya lo sepan y lo hayan discutido antes en otros espacios, talvez no. En todo caso, ojalá que logremos un poco este deseo de seguir aportando al pensamiento y al cambio de la realidad injusta e infeliz en las que muchas mujeres viven.


CÓMO SE HIZO ESTE TRABAJO Este trabajo a la que llamamos investigación social se realizó hablando con muchas personas. Se hizo para conocer la situación y el pensamiento de algunas mujeres de Honduras que están enfrentándose con el VIH/SIDA en sus vidas personales y en sus comunidades, así como todas lo estamos viviendo en el país, pues esta realidad nos interesa y afecta a todas y todos. La mayoría de las entrevistadas fueron mujeres. Se conversó con mujeres lencas de Intibucá, con mujeres garífunas de Tela, con trabajadoras en distintos oficios, y con mujeres viviendo con VIH/SIDA. Se hicieron talleres para trabajar con ellas, y se realizaron entrevistas personales. Para algunos aspectos se entrevistó a hombres y a mujeres que son parte de organizaciones y de instituciones que trabajan con el VIH/SIDA. También hicimos lecturas de libros, informes de otras investigaciones y recogimos la información de datos y números que nos dieran detalles sobre la situación del VIH/SIDA en el país, en este momento de la historia. Una actividad que hicimos todo el tiempo es que las investigadoras nos sentamos a pensar y a discutir sobre todo lo que íbamos encontrando y cómo desde nuestra forma de

ver el mundo entendíamos las palabras y realidades que estaban en las palabras de otras mujeres. Esta investigación nos tocó mucho en nuestras vidas, nos hizo pensar en nuestra propia manera de relacionarnos con las parejas o sin ellas, en el amor y en la sexualidad, en la forma como nos cuidamos o descuidamos el cuerpo y toda la vida. Somos feministas y como feministas creemos que el trabajo que hacemos con otras mujeres es parte del trabajo con nosotras mismas, pues la cultura en la cual vivimos hace que todas compartamos una situación parecida por ser mujeres, aunque sabemos que hay diferencias importantes entre nosotras. Por ejemplo, si una mujer es rica o pobre, o si es profesional, o si es indígena, o si es lesbiana, o trabajadora de la maquila, o garífuna. Esas características hacen que existan diferencias en cómo vivimos las mujeres. Pero de todos modos todas nosotras vivimos en una cultura que se llama patriarcado. En esa cultura el cuerpo de las mujeres, sus pensamientos y sus trabajos se consideran inferiores porque vienen del cuerpo de las mujeres. En esa cultura se considera que las mujeres somos para servir a otros, para criar hijos, nada más, lo cual es un trabajo enorme 9


y complejo. En el patriarcado se piensa que sólo vivimos para hacer de comer al marido y satisfacerlo en todos los campos de la vida sobre todo en el sexual, o para ser decoración en la vida de los hombres con los que crecemos, con los que trabajamos, con los que viajamos en los buses o con los que caminamos por la calle. Lo peor de todo es cuando a veces nosotras mismas creemos eso. En este proceso de dialogar y escribir este trabajo algunas compartimos un secreto que se esconde en las calles de los barrios, debajo de camas por arreglar, en medio de libros, en miradas, en pelos por peinar, en los frijoles para cocer, en las reuniones, en las tardes: esto se llama rebeldía, esa fuerza que viene de la vida pensada y se expresa de muchas formas, para que nadie nos imponga ni nos obligue a nada, y para cambiar las cosas y oponernos a las personas que nos maltratan, nos explotan y nos hacen infelices. Esa rebeldía se descubre a veces con el tiempo, pero siempre se descubre, hay mujeres que la descubren desde pequeñas, y por eso les dicen malcriadas y respondonas, las castigan y las apartan. Algunas la descubren después y les dicen que no son buenas mujeres, o que son malas madres y que son desobligadas, y que son viejas, feas y locas. Todo eso que nos dicen es para que nos sintamos mal y seamos las que otros quieren que seamos, o sea, mujeres obedientes para favorecer a los que se aprovechan de nuestro trabajo y creatividad. Lo bueno que tiene la rebeldía es que una vez que la tenemos en nuestros cuerpos y palabras, y una vez que valoramos lo que significa para la vida, no la regalamos a nadie, aunque sí estamos dispuestas a compartirla con otras mujeres.

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LAS IDEAS QUE ESCOGIMOS PARA ESTE TRABAJO Cuando una se pone a pensar cómo sería la primera vez en el mundo que una mujer echó tortillas, y cómo hizo para llegar a tener una buena masa de maíz, y cómo se ha mantenido esta forma de hacerlo por tantos y tantos años, una se siente muy impresionada. Cómo es que aprendió una mujer a sembrar y a conocer para qué sirven las flores de manzanilla o el anís, como supo por primera vez cuanto tiempo se debe cocer una olla de barro para que sea útil. El conocimiento se pasa de unas a otras. Hay muchos conocimientos. Algunos sirven para que seamos más obedientes, para que nos dejemos explotar por otros y no luchemos por cambiar cosas que se pueden cambiar. Hay otros que nos ayudan a ver posibilidades para mejorar la vida, para sentirnos más a gusto. Hace algunos años las personas pensaban que las mujeres no debían ir a la escuela, que eso era para los hombres; ahora se sabe que las niñas tienen y deben ir a la escuela. Ese conocimiento fue importante para las niñas que luego serían mujeres y mandarían a sus propias hijas a la escuela sin dudarlo. Los conocimientos cambian con el tiempo y con otros conocimientos. El conocimiento está en todas partes, y tiene que ver con muchos intereses, por ejemplo, está en las canciones que oímos en la radio donde se burlan de las mujeres asesinadas por sus parejas, o donde se dice que debemos satisfacer sexualmente a los hombres, y nos dicen perras y traidoras; está en las iglesias donde se dice lo que una mujer debe hacer y no debe hacer y lo que recomiendan es servir a los maridos y a los hijos; está en las pláticas


con otras mujeres de donde aprendemos a rebelarnos o a someternos más en nuestra vida. Para esta investigación hay muchas ideas que necesitamos plantearles porque es el conocimiento que nosotras estamos proponiendo para entender la problemática del VIH/ SIDA y las mujeres. Son, por supuesto, ideas para discutir. Aquí explicaremos las que consideramos más importantes para este documento: 1. No hay nada natural para las mujeres. Todo lo que hacemos no lo hacemos porque sea natural de nuestro cuerpo y palabra, como nos han dicho y siguen diciendo por todas partes. Lo que hacemos y como vivimos es así porque hay un modo de vivir que dice que así debemos hacerlo y porque nosotras escogemos obedecer o rebelarnos. Por ejemplo, aunque las mujeres podamos dar de mamar a los niños y a las niñas, cosa que a veces no sucede porque hay mujeres que no dan de mamar, porque no tienen leche o porque tienen que trabajar fuera de la casa, o simplemente porque no quieren, los tiernos pueden ser cuidados por cualquier persona que no necesariamente tiene que ser una mujer, que perfectamente puede ser un hombre. No es natural que las mujeres cuidemos a los hijos y a las hijas. Este trabajo es algo que se le dio como responsabilidad a las mujeres desde hace muchos siglos, y que se mantiene así porque es más fácil para los hombres y es más barato para la economía de los gobiernos. Son millones de mujeres trabajando gratis. 2. La familia patriarcal se ha creado para que la mayoría de las mujeres dejen sus proyectos personales y sirvan a otras personas gratis, no sólo a los miembros de su familia sino a toda la sociedad. Esto no quiere decir que es malo tener una familia, pero es importante pensar en como es esa familia y a quien beneficia y a quien perjudica. Si ustedes se fijan verán que en los paseos familiares son las

mujeres por lo general las que están haciendo la comida, sirviendo y limpiando. No son las que van a divertirse o a platicar, a jugar pelota o a caminar en la playa, a bañarse en el río sin preocupación. Muchas veces las mujeres pelean este espacio porque es el único que tienen en la sociedad y les hace sentir bien porque se les ha enseñado a que eso es bueno. Se sabe que hay muchas mujeres que no sólo quieren tener hijos y marido, que quieren hacer otras cosas, pero cuando se casan, la costumbre o la cultura la obligan a dejar sus propios caminos porque como dicen “ya se hizo de responsabilidad”. Esa responsabilidad significa una cantidad infinita de trabajo. Es raro que una muchacha, al casarse, siga estudiando, o que se forme en una organización o participe de otras formas del conocimiento. Más bien se dedica a lavar ropa, cocinar y criar niños y niñas y debe pasar mucho tiempo para que hagan otras actividades, a veces sólo cuando son mayores y viudas. En el país hay muchas mujeres que quieren tener su propio trabajo y salario, otras que quieren estudiar, escribir, hacer música, inventar cosas o salir a conocer otros lados, sin que estén todo el tiempo ocupadas solamente trabajando para su familia. Es raro que la familia sea un ambiente donde se dé oportunidades a las mujeres para desarrollar otras actividades. Para poder hacer otras cosas fuera, ellas tienen que buscar ayuda en otras mujeres: hermanas, ahijadas, trabajadoras, hijas y aún así siempre andan corriendo, cansadas y enfermándose continuamente. El trabajo de las mujeres en las familias es muy duro. No lo paga nadie, no tienen vacaciones y muchas veces no se reconoce de ninguna manera. Si una mujer fuera de su casa hace el mismo trabajo doméstico que hace en ella, por lo menos recibe algo de dinero, aunque también el trabajo doméstico fuera de la casa es mal pagado, y las patronas y patrones generalmente son explotadores y abusivos. Ese dinero que ganan las mujeres que trabajan fuera de la casa puede ser que lo usen 11


para dar de comer a sus hijos, o para comprarse algo para ella misma, lo importante es que eso las hace menos dependientes de un hombre o de otras personas. Para todas es importante sentir que podemos ser independientes y que nuestro trabajo tiene un valor, que no vamos a pasar necesidad porque no tenemos otras personas que nos mantengan. Es necesario que las familias que oprimen a las mujeres cambien. Que no sean sólo ellas las responsables de ese trabajal, y que no sea un espacio de esclavitud como bien lo dicen muchas compañeras campesinas “Uno de mujer sólo el fogón conoce”. Esa forma de funcionamiento en el que la mujer es única responsable del trabajo doméstico para criar, cuidar y mantener a la familia es parte de lo que se llama la división sexual del trabajo que ha sido organizada para que las mujeres estén en el mundo de la casa y se queden ahí, aisladas y lejos del conocimiento y de la toma de decisiones de la sociedad. Empieza desde que nacemos, desde que ven nuestro sexo y saben que somos niñas, desde 12

entonces se nos enseña a ser mujeres y ese ser mujeres tiene mucho que ver con el trabajo de amas de casa, esposas y madres. Tener un sexo de mujer no nos tiene que obligar a ser trabajadoras explotadas para nadie. 3. En este texto hablaremos bastante sobre la sexualidad. La sexualidad de las mujeres en el mundo en que vivimos es muy importante, porque define lo que somos y lo que se espera que hagamos y seamos, sobre todo cuando se nos repite que la sexualidad de las mujeres es la que tiene que ver con procrear y cuidar y se considera natural. La sexualidad no sólo NO es natural ni es sólo para procrear. La sexualidad es cultural, es aprendida y enseñada, está relacionada con todos los actos de nuestra vida y en todas las edades. Tiene que ver con la economía, con la política, con la cultura, es decir con todo, recuerden que ya hablábamos que la división sexual del trabajo ha hecho estas sociedades de tal manera que las mujeres se quedan en su casa y los hombres salen al mundo, a ganar dinero, a aprender y a viajar. Es por esa división del trabajo que las actividades de ellos son más reconocidas y pagadas, y que las mujeres están más limitadas para tener conocimiento, desarrollo personal, información y decisiones. También la sexualidad es histórica, como todos los hechos humanos. En los tiempos de antes, para dar sólo un ejemplo, cuando no habían anticonceptivos hormonales como las pastillas, las mujeres tenían más dificultades para planificar su familia, y se llenaban de hijos, pero el uso de ese método cambió mucho una parte de la sexualidad que tiene que ver con las relaciones sexuales y la maternidad. Aunque, bien lo sabemos, todavía se limita el uso de los anticonceptivos sobre todo por razones religiosas y económicas. Para que la sexualidad sea placentera y sana, como quisiéramos todas, necesitamos estar informadas de lo que pasa con nuestro cuerpo y con el mundo. Y necesitamos algo importantísimo: autonomía. La autonomía


es la capacidad de una persona de gobernarse a sí misma. El derecho a escoger lo que necesita, desea y le hace bien a una misma. Eso también quiere decir cambiar. La autonomía es la emoción que se siente cuando tenemos ideas que nos llevan a hacer algo propio, a conocer cosas nuevas, es cuando tomamos decisiones para cambiar nuestro mundo de todos los días. Y sobre todo cuando lo cambiamos. La autonomía en este caso de la investigación tiene que ver con decidir libremente sobre el cuerpo propio. Aún cuando sabemos que la libertad está limitada por muchas realidades, las feministas intentamos construir menos límites y más opciones para nuestras vidas. 4. Cerca de estos temas de la sexualidad, hay uno importante en esta investigación y es el de la heterosexualidad obligatoria. Ser heterosexual es una práctica sexual, es una forma de relacionarse y una cultura. Se considera heterosexual una persona que siente atracción y se relaciona sexualmente con personas distintas a su sexo. Pero sólo es una parte de lo que significa esta palabra. En la cultura en la que vivimos en este momento a todas las personas se nos obliga a ser heterosexuales. A que sólo nos gusten los hombres si somos mujeres, y a que a los hombres les gusten sólo las mujeres. Se dice que es lo normal y que todo lo demás es malo, desviado, pecado y sucio. Pero es sabido que en la historia de la humanidad han existido y existen distintas prácticas sexuales o lo que se llama opciones sexuales o también orientaciones sexuales o preferencias sexuales. Sin embargo que algo sea más común, no necesariamente quiere decir que es lo único ni lo mejor. En muchas comunidades hay mujeres y hombres que viven solos, que nunca se casaron, que no tienen hijos e hijas. También hay personas que tienen doble vida: están casados pero tienen relaciones extramatrimoniales, a veces con personas de su propio sexo, pero de manera escondida. Ser heterosexual es una decisión que las personas deben tomar

con autonomía, así como ser lesbiana o ser homosexual,o ser bisexual. Homosexual y lesbiana se les dice a las personas que aman, desean y tienen relaciones sexuales con personas de su mismo sexo. Bisexuales son las personas que tienen relaciones sexuales y afectivas con hombres y con mujeres. Sin embargo, la sociedad no lo permite, prohíbe todo lo que no es la heterosexualidad. En el caso del VIH/ SIDA vamos a ver cómo esta obligación tiene responsabilidad en lo que viven las mujeres. La heterosexualidad obligatoria no sólo tiene que ver con la pareja y la reproducción humana, está en todo el funcionamiento de la sociedad. En todas las formas de relacionarnos y comportarnos. Por ejemplo la heterosexualidad tiene que ver con que las niñas en las escuelas barran el aula y no lo hagan los niños. Tiene que ver con que muchos hombres piensen que todas las mujeres son propiedad de ellos y por lo tanto se sientan con el derecho a violarlas. La heterosexualidad se refleja cuando se habla de madres solas porque no tienen un hombre, pese a que están acompañadas por hijas e hijos o por otras mujeres. Es que a las secretarias se les exija un cuerpo esbelto y ropa cara aunque su trabajo no tenga nada que ver con ese cuerpo y su vestuario. También tiene que ver con que no se respete al arte de las mujeres como el de los hombres, ni siquiera por las propias mujeres que lo hacen. 5. La identidad de las mujeres. Una identidad es algo que nos hace reconocibles, que nos identifica, como dice la palabra. La tarjeta de identidad que tenemos las hondureñas es algo que dice quiénes somos, dónde nacimos, cuántos años tenemos. Pero hay otras identidades. Una mujer se puede identificar como campesina, como indígena, como lesbiana, como ama de casa, como madre, como política, como profesora, y a veces se identifica de muchas formas al mismo tiempo. Tiene que ver con muchos aspectos de la vida. Y también puede cambiar. 13


En esta cartilla nos referiremos a una identidad que es muy común entre las mujeres y que tiene gran importancia para el tema que vamos a desarrollar, esa es la de Ama de Casa. La ama de casa es definida sobre todo por su trabajo: el trabajo doméstico, y por su papel en la familia, ella puede ser mamá y esposa, en una misma persona. Como ya hemos dicho en esta cartilla el trabajo en la historia de la humanidad se ha dividido por el sexo. En esa división las mujeres tuvimos la peor parte, no por lo que hacemos sino porque los que tuvieron el poder decidieron que nuestro trabajo no fuera reconocido económicamente ni socialmente de manera importante. El ama de casa es la mujer que está mucho tiempo en su casa, una casa propia o alquilada, realizando muchas tareas para el bienestar de su familia. Para eso tiene muchas habilidades, como por ejemplo: sabe limpiar de manera rápida y eficiente, cocina, administra el dinero, cuida de la salud de todas y todos, cuida los bienes familiares, educa a hijos e hijas, y además desempeña actividades sexuales en beneficio de su pareja, hace actividades comunitarias también. Todo esto lo hace al mismo tiempo y en un mismo día. Y cuando se les pregunta en qué trabajan, muchas mujeres dicen, “No trabajo, soy ama de casa”. Y aunque ha sido la parte menos reconocida es necesario y muy valioso políticamente que las mujeres valoremos todo lo que sabemos y que salgamos a usar esas habilidades en el espacio de afuera de la casa, más allá de la pila y de la estufa. Nos enseñan desde muy pequeñas a ser amas de casa, los juegos de las niñas se realizan con trastecitos y con muñequitas bebés, se nos fortalece la idea de que tenemos instinto maternal y de que todas queremos ser madres, y se nos enseña a pensar que el amor es lo más noble e importante en el mundo, y se realiza en el hogar con el esposo y los hijos e hijas. Mientras a los niños se les enseña a hacer la guerra con juegos y juguetes. Hay muchas mujeres en todos lados que no desean tener hijos, 14

que no quieren casarse, que no les gusta cocinar, lavar, trapear, barrer y que se niegan a hacerlo aunque se peleen con todos. Es difícil imaginarse cómo sería el mundo si no existieran estas mujeres que trabajan para el bienestar de millones de personas. Pero es posible. En muchos lugares donde las mujeres se han rebelado a quedarse en su casa trabajando o se han visto obligadas a salir a trabajar se han tenido que hacer inventos y formas de organización para suplir esta actividad del ama de casa, por ejemplo en las ciudades se usa cada vez más la lavadora de ropa, claro que para personas que tienen el dinero para pagarla. Pensemos todas en cuanto tiempo de nuestra vida nos hemos pasado lavando ropa y no solo la nuestra sino la de los hombres de la casa. En otros países, el estado se encarga de cuidar a los niños y niñas desde muy pequeños. Antes, en Honduras habían guarderías donde los hijos e hijas de mujeres que trabajaban eran cuidados mientras ellas ganaban su salario, pero eso desapareció hace mucho tiempo, lo cual es parte de las políticas neoliberales en contra de las mujeres trabajadoras. En la mayoría de los casos y en un país como el nuestro y en este momento no pasa ninguno de estos ejemplos de organización que favorecen a que las mujeres tengan tiempo y bienestar. Para trabajar fuera de la casa las mujeres tienen que esforzarse más que todos, lo cual es muy peligroso para su salud física y mental. Y, como ya dijimos, terminan dejando en otras mujeres los mismos trabajos por lo cual se vuelven patronas aún siendo mujeres pobres, en muchos casos. Y en esa situación muchas veces reproducen el mismo modo de explotación, entre ellas. 6. Violencia contra las mujeres. En esta investigación hablamos mucho sobre el tema de la violencia. Sabemos que hay muchas formas de violencia, desde la brutalidad física hasta la simbólica, todas son humillantes. La violencia es el mecanismo de la cultura patriarcal que se usa para controlar nuestras vidas y nuestra rebeldía. La


violencia crece en el seno de la familia, en la casa, la conocemos desde que somos niñas y va creciendo con nosotras. La información a nivel del mundo dicen que las mujeres mueren más por violencia en su casa que por enfermedades como el cáncer. La violencia también está en la calle. Tanto la de la casa como la de la calle se mantienen por que la cultura patriarcal tiene la idea de que las mujeres somos seres dependientes, débiles, con limitaciones, con mañas y mal comportamiento, y que los hombres tienen el derecho de golpearnos. Las mujeres también lo creemos a veces. En esta cultura también se enseña que a los niños y las niñas hay que educarlos con violencia y que la naturaleza también se debe controlar por medios violentos. La cultura patriarcal es violenta. Por eso también hace la guerra entre los países y estados que terminan enemistando a pueblos hermanos, como lo fue en el caso de la guerra entre Honduras y El Salvador en 1969. La cultura patriarcal junto al sistema neoliberal está acabando con formas de vida natural porque tiene una gran ambición para explotar la tierra, el aire, el agua. Para controlarnos y mantenernos humilladas, los hombres usan desde los chistes, las burlas al cuerpo y al pensamiento, el insulto, y el crimen. En Honduras, en Guatemala y en otros países ha aumentado el asesinato de mujeres de manera violenta y además impune porque nadie hace nada para investigar y castigar a los asesinos ni mucho menos prevenir los asesinatos. Podemos asegurar que el patriarcado produce los asesinatos contra las mujeres y es parte de su mecanismo de existencia. Este crimen se llama femicidio. El femicidio es el acto más brutal de la violencia, pero puede detenerse si se detiene todo tipo de violencia, desde la más pequeña y aparentemente más inofensiva, si como dicen las feministas autónomas radicales latinoamericanas se cambia la lógica del sistema y no sólo los instrumentos legales. Todas y todos podemos contribuir a que pare la

violencia si nos negamos a ser violentas y violentos cada día, y a no participar de la impunidad de ésta. Una forma de violencia común en la vida de las mujeres es la sexual. Muchas crecemos con la experiencia de la violación desde niñas, o en la adultez. Ya se sabe que la violación sucede más en las casas que en la calle. Es realizada en la mayoría de los casos por hombres cercanos, incluyendo padres, hermanos y maridos. Toda esta situación compleja y permanente de la violencia en contra de las mujeres agrava la problemática del VIH/ SIDA en las mujeres. 7. La pobreza. No es necesario explicar qué es la pobreza porque la conocemos bien. Aunque ahora se habla más que antes sobre este tema porque también la pobreza ha cambiado. Se ha convertido en miseria. En Honduras, la pobreza ha empeorado, al grado de que hay miles de personas que no tienen ni siquiera para comer una vez al día una buena comida, ni en muchos días. La mayoría de esas personas son mujeres. Se sabe que de cada mil personas pobres en el mundo, 600 son mujeres. Y también son mujeres las que

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al ser jefas de sus hogares tienen que ingeniárselas para alimentar a la familia con cada vez menos dinero y con una canasta básica más y más cara. Como decíamos, las mujeres vivimos situaciones parecidas por ser mujeres, pero las mujeres pobres viven en peores condiciones que las que tienen dinero, y eso por varias razones: Las mujeres pobres tienen menos oportunidades de conocimiento y de trabajo. Están más expuestas a trabajos explotados y peligrosos. Viven en lugares de alta criminalidad. Carecen de servicios básicos para la vida. Por eso es cierto que no puede haber un retroceso en la infección de VIH/SIDA en el país, si no se erradica la pobreza de las mujeres. 8. La migración. En los primeros tres meses del año 2008 han sido deportados al país, casi seis mil personas, eso quiere decir que los trajeron de regreso y contra su voluntad al país. Quiere decir que el número de deportados es más alto cada día. Nunca antes tantas personas se fueron de Honduras para buscar trabajo y mejoramiento de la vida. La mayoría buscan irse a los Estados, aunque algunos también se están marchando a España o a cualquier lado. La migración ha aumentado porque en Honduras no hay trabajo, y los que hay son generalmente mal pagados y sobre explotados. Desde hace unos años, la situación en el país ha ido empeorando. Se han cerrado cada vez más empresas nacionales y se ha abierto el comercio a otros países,

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sobre todo a las de Estados Unidos a costa de la pobreza de nosotras. Por eso ahora hay una gran cantidad de negocios norteamericanos, pero se han perdido los locales. Sobre todo en la ciudad ya no mira uno en el barrio las pulperías, las zapaterías, sastrerías, comedores, pequeñas fábricas, etc. eso es por los Tratados de Libre Comercio que son parte fundamental del sistema económico capitalista. Estos tratados logran que los gobiernos, como son serviles con otros gobiernos del exterior, permitan que entren muchos productos que son más baratos que los nuestros porque están hechos en fábricas en las que se le paga muy mal a la gente o porque los productos tienen un bono de protección de sus países. Estos tratados han permitido también la entrada al país de alimentos que son tradicionales en Honduras y que sostienen nuestra cultura como es el maíz. Los hondureños y hondureñas somos un pueblo del maíz. Pero los TLC han introducido maíz que es más barato, de peor calidad y no producido por los campesinos y campesinas locales. Igualmente se está negociando un tratado con los europeos que se llama el Acuerdo de Asociación que es lo mismo o peor que el TLC y es menos conocido por los movimiento sociales. Como decíamos sobre la migración, la gente se va ilegal y en situaciones de riesgo mortal. Más mujeres se van cada día, exponiéndose a violaciones sexuales, maltrato y


muerte. Una señora que entrevistamos para este trabajo, decía que ella está segura que todas las mujeres que se van para los Estados son violadas en el camino, varias veces. Las migrantes van a hacer trabajos mal pagados, o entran a la prostitución, pero prefieren esto a morirse de hambre con sus hijos en Honduras. Además para una mujer pobre, que le pagan por servir y limpiar, lo que ha hecho gratis toda su vida, esto le parece una gran oportunidad. La situación de los hombres es parecida, aunque encuentran opciones menos riesgosas, por lo menos en relación a su sexualidad, a los hombres adultos es muy raro que los violen, porque los hombres se respetan entre ellos, los hombres machistas se consideran personas lo que no consideran a las mujeres, ni a los niños y niñas. A nosotras nos consideran cosas, objetos, cuerpos para ellos. En las relaciones entre las mujeres y los hombres podemos ver que los que son casados, llegando allá al otro lado, se consiguen otras parejas, aunque mantienen control sobre la compañera que tienen en el país a través de llamadas telefónicas o vigilancia de la familia. Aquí, las mujeres se consiguen otras parejas, pero muchas veces de manera escondida, para no tener problemas con la pareja migrante y su familia, son las suegras o las cuñadas las que las vigilan.

LA SITUACIÓN DEL PAÍS Se dice que en Honduras vivimos en democracia. Se puede asegurar esta idea porque el concepto de democracia es que hay elecciones cada cuatro años y las hondureñas y hondureños podemos ir a votar. No hay una forma de gobierno militar, como lo hubo en otros tiempos. Ni sobrevive una dictadura formal como también ya lo hubo en Honduras, cuando Carías. Pero es necesario que pensemos en qué significa esto llamado democracia para la mayoría de las personas que vivimos aquí. La democracia se supone que es una forma de gobierno que es del pueblo y para el pueblo. ¿Y quiénes son el pueblo? Si miramos con atención vamos a ver que los representantes en el gobierno, en el congreso, y en las instituciones son un conjunto de personas que en la mayoría son: hombres, son blancos, y son ricos o acomodados y son todos heterosexuales (por lo menos aparentemente). Entonces, eso quiere decir que la democracia no incluye en su gobierno a las mujeres, a 17


los indígenas, a las y los negros, a las personas con otras opciones sexuales ni con capacidades diferentes. Es cierto que cada vez hay más mujeres, y algunos representantes de pueblos garífunas en el congreso, pero no sólo son pocos sino que en el caso de las mujeres, casi todas son de la clase alta que no representan las necesidades y las propuestas de la mayoría y que en muchos casos están en contra de ellas y sirven de acompañantes de los hombres de sus partidos. Preguntémonos también quién se beneficia de esta democracia, seguro no es el pueblo hondureños. Lo que sabemos con seguridad es que con democracia o sin ella vivimos en un país muy pobre, y eso no ha cambiado sino que ha empeorado. Este empeoramiento se explica porque el modo en que se maneja la economía, la política y todos los aspectos de la vida nacional están amarrados a un sistema que empobrece a los y las pobres, y enriquece más y más a los ricos, eso se llama neoliberalismo. Los pobres ahora son más que antes y están en peores condiciones, y para las mujeres pobres esta situación es todavía peor. Porque el neoliberalismo es patriarcal, es decir sirve y beneficia a los ricos y a los hombres, incluyendo a los hombres pobres, aunque de manera diferente que a los ricos. Explicando esto, queremos decir que de alguna manera los hombres más pobres siempre tienen una mujer que les hace trabajo doméstico gratis, a veces los mantiene o mantiene a sus hijos e hijas con cualquier actividad. También es un sistema racista que excluye a la población de los pueblos indígenas y afrodescendientes y favorece a los extranjeros que llegan con su capital para aprovechar el trabajo de las mujeres y hombres empobrecidos. Con el sistema patriarcal neoliberal las acciones del estado de proveer de la calidad de vida a los habitantes de un país, han ido desapareciendo, aunque en Honduras siempre fueron pocas esas acciones. Los gobiernos ahora se dedican fundamentalmente a cuidar de los intereses de los capitales 18

extranjeros más que de las necesidades de su pueblo. Eso lo podemos ver de todas las formas posibles, hemos visto como en Honduras cada día es más difícil tener un trabajo, un trabajo digno, pagado de manera justa. Si pensamos en la maquila vemos que cuando hay un conflicto porque a las obreras no les quieren pagar con justicia y conforme a la ley, las instituciones del gobierno se ponen a favor de los maquiladores, amenazando con que los patrones se van a ir del país, lo que quiere decir que las obreras y obreros deben soportar cualquier humillación y explotación. Conocemos también que los centros de salud y hospitales están vacíos de medicinas y de buena atención, porque en Honduras de cien lempiras que se producen, sólo tres lempiras se usan para la salud de las personas, es por eso que somos uno de los países con más alta desnutrición infantil en el mundo y con más muertes de mujeres embarazadas o de parto. Los hospitales públicos no tienen equipos para atender a la gente y muchas veces cuando el equipo se arruina pasa meses sin que los compongan, como sucede ahorita con la bomba de cobalto que se usa en tratamientos contra el cáncer en el Hospital Escuela. La comida es cada vez más cara, los alimentos han aumentado en el costo, los salarios de las personas que tienen trabajo, que de por sí ya son pocos, no aumentan de acuerdo a esa alza de los precios de la comida. El gobierno reconoce que en el país casi la mitad de las personas viven en pobreza extrema, y para enfrentar esa realidad han hecho planes que ya no son para acabar con la pobreza sino que se llaman estrategias para reducir la pobreza. Estos proyectos se han implementado con millones de lempiras, pero han sido un fracaso para la gente, y sólo la han aprovechado los consultores y funcionarios públicos. La pobreza sigue aumentando, y además de que la gente se muere de hambre, pues muchas enfermedades tienen que ver con la falta de alimentación apropiada y de tratamientos de salud, se


asesina a las personas como si la vida no valiera nada. Se mata a la gente por un celular en las ciudades como Tegucigalpa y San Pedro Sula. La vida de las mujeres cada vez vale menos, pues se asesina una mujer cada día y medio en la mayor impunidad. Miles de personas se van de Honduras porque no tienen de qué vivir o no encuentran oportunidades para vivir bien y seguramente se van también por el miedo. Cientos de personas están en la calle pidiendo, robando, buscando desesperadamente trabajo, o enredándose en el narcotráfico, y en mafias de todo tipo, así como en trabajos peligrosos. Las que más están sintiendo esta realidad son sin duda las mujeres. La población femenina es más de la mitad de la población, lo que significa tres millones ochocientas mil mujeres. Son ellas, las de los sectores más empobrecidos, las que están viviendo en su cuerpo los efectos de esta miseria. Las mujeres, en el caso de la salud, son las que cuidan a sus familias. Son las que buscan los modos de curarla sea por sus conocimientos o porque buscan como pagar los servicios de salud que se están privatizando con más rapidez. Las mujeres son las que se las ingenian para hacer muchos trabajos que les den ingresos y con ellos poder alimentar, vestir y educar a sus hijas e hijos. Las últimas que reciben estas atenciones son ellas mismas. Las relaciones entre las mujeres y los hombres en el trabajo son desiguales, las mujeres ganan mucho menos que los hombres aunque hagan el mismo trabajo, sólo porque son mujeres. Así son las cosas en este sistema. Las estadísticas que miden la situación del país dicen que somos las mujeres las que tenemos menos trabajos o estamos semi-empleadas. Que hasta de los trabajos menos pagados estamos siendo desplazadas, como es el caso de la venta en los buses, quienes ahora son más vendedores hombres que mujeres. Y como agravante para este panorama es necesario mencionar el hecho de que hay cada vez más personas

con una mentalidad religiosa fundamentalista tanto a nivel de los Estados como de las sociedades civiles, estos fundamentalismos limitan los derechos de las mujeres sobre su cuerpo en lo que se refiere a decidir si quieren tener hijos y cuántos y cuándo, a decidir si quieren tener pareja o no, o si prefieren tener una pareja mujer, a realizarse exámenes para cuidar su salud sexual, a no tener relaciones sexuales a la fuerza. No pensamos que las personas están mal por sus creencias religiosas sólo reafirmamos que la Constitución de Honduras dice que en este país las iglesias no deben intervenir en los problemas políticos, aunque eso sea una mentira. Pastores y curas están todo el tiempo diciendo lo que se debe hacer con el país y cómo deben vivir las mujeres, como si ellos supieran algo sobre esta experiencia de ser una mujer hondureña. Para ello, intervienen directamente y tienen sus activistas en los puestos del gobierno y en el congreso nacional, así como en las organizaciones sociales.

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EL VIH/SIDA Y LAS MUJERES El VIH/SIDA es una infección que tiene un gran impacto en las zonas del mundo con mayor pobreza como lo son África, Asia y América Latina. Esto es debido a las malas condiciones de vida en general, y pésimas condiciones de salud y educación. En el caso de América Latina, es en Centroamérica donde se registran las mayores cantidades de personas infectadas.. Cuatro de los seis países de América Latina con más VIH se encuentran en Centro América: Belice, Honduras, Panamá y Guatemala. Honduras ocupa el primer lugar de la región en cuanto al número de casos acumulados, seguido por El Salvador y Guatemala. Es en Belice donde hay más mujeres que hombres infectados, aunque en Honduras la razón Hombre Mujer es casi de uno a uno. Eso significa que hay una mujer y un hombre infectados, cuando antes la epidemia afectaba más a los hombres. Los departamentos de Cortés, Atlántida y Francisco Morazán registran la mayoría de los casos. De cada diez personas infectadas, siete se infectaron en estos departamentos, sobre todo en las ciudades grandes como Tegucigalpa y San Pedro Sula. 20

El mayor número de casos de SIDA está ubicado en las edades entre los 20 y 39 años: Se observa que a partir de los 15 años es cuando aumenta el número de casos, y casi la mitad de las personas viviendo con SIDA tiene menos de 30 años. O sea que estamos hablando de que la gran población joven está en situaciones de infección o de riesgo alto. El VIH/SIDA deteriora las condiciones de salud de las mujeres que ya de por sí están deterioradas por la pobreza y el exceso de trabajo, disminuye su calidad de vida y elimina sus derechos y posibilidades. La mujer que está infectada con el virus es expuesta a la discriminación y al estigma, a que la gente, incluyendo su familia, la rechace y la maltrate, además se enfrenta al dolor de abandonar a sus hijos si mueren. Son ellas quienes cuidan de sus familias aún cuando están enfermas, son ellas quienes se preocupan por adquirir medicamentos para sí mismas y su pareja, e hijos. A todo esto hay que agregar las dificultades que tienen las mujeres para recibir medicamentos de las instituciones privadas o del Estado, pues se privilegia a los


hombres jefes de familia, porque supone que son los que mantienen sus casas. La forma más común de transmisión del VIH/SIDA en Honduras es por la vía sexual y de esos casos la mayoría son entre personas heterosexuales, es decir en relaciones sexuales entre hombres y mujeres. Es importante saber este dato porque se ha dicho que el VIH/SIDA es una enfermedad de maricones como se les llama a los homosexuales para ofenderlos, o de mujeres de la calle como se dice de las trabajadoras sexuales. Pero se ha demostrado con los datos de salud que esto no es verdad. El que la forma de transmisión sea mayoritariamente heterosexual nos demuestra que este modelo de sexualidad es violento y se caracteriza por ser dominante, autoritario, agresivo, porque se le da el poder al hombre, pues en esta forma de relación las mujeres tienen mucha dificultad para decidir sobre su cuerpo y su sexualidad, y no tienen poder para conocer el comportamiento de los hombres aunque sea peligroso para ellas. En Honduras se acepta que los hombres tengan varias parejas sexuales, e incluso se les celebra, y como ya hemos explicado se acepta que ejerzan violencia contra las mujeres, y a las mujeres se les enseña a humillarse y a aguantar.

El VIH/SIDA y la Salud de las Mujeres Positivas La presencia del VIH/SIDA en el cuerpo de las mujeres deteriora su salud física, emocional y mental, pues así lo viven, lo dicen y lo sienten las mujeres a las cuales les resulta su examen de SIDA como positivo y que se llaman a sí mismas mujeres positivas. Es decir a las mujeres que viven con la infección. Ellas nos contaron cómo su cuerpo se deforma por el tratamiento de los retrovirales, ya que uno de sus efectos secundarios es provocar algo que se llama lipodistrofia (eso quiere decir que se acumula tejido grasoso en las partes del cuerpo donde usualmente no se acumula en las mujeres, por lo que el cuerpo cambia exageradamente). Los retrovirales son medicamentos que se han hecho para contrarrestar los efectos del VIH y que pueden ayudar a las personas a vivir mejor y más tiempo. La composición química de estos medicamentos genera mayores daños en las mujeres que en los hombres, pues las investigaciones de los mismos se han hecho, pensando en el cuerpo masculino y no en el femenino. Los retrovirales afectan directamente la salud de las mujeres pues en los primeros meses de aplicación del tratamiento les causan depresión, insomnio, pérdida de peso, delirios, desordenes gástricos y otras reacciones que las limita para realizar sus actividades cotidianas, sin embargo las mujeres que se mantienen en el tratamiento logran mejorar su salud y alargar la vida. Las mujeres positivas que viven con su pareja o hijas e hijos que también tienen VIH/SIDA son las responsables de la aplicación 21


de los medicamentos para todos y todas, son las que están pendientes de su estado emocional y de cuidar de todos los aspectos de la salud de los miembros de su familia. Además, aunque enfermas son las que se siguen encargando del trabajo doméstico y eso les genera más cansancio físico y emocional. Algunas mujeres positivas al igual que las otras mujeres enfrentan situaciones de violencia física, emocional y sexual, ya sea por su pareja, hijas(os), madres, padres, hermanos(as) al tratarlas con desprecio como “sidóticas”, al culparlas por tener el VIH/SIDA, pues sus familiares las acusan y critican su actividad sexual como causa para adquirir el virus. Otras de las violaciones sexuales más frecuentes es el hecho de que sus parejas se niegan a usar el condón, por ello, son objeto de reinfecciones con otras infecciones de transmisión sexual o con una carga más grande de virus. La experiencia de las mujeres VIH positivas nos cuenta de que hasta que se enfrentan con su problemática de salud, es que “saben” sobre su cuerpo, lo que les sucede y cómo se explica. Las que están organizadas y relacionadas con el movimiento social de mujeres y de personas viviendo con VIH/SIDA son informadas, y expertas en una serie de temas sobre la sexualidad y los derechos humanos.

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Positivas

creación colectiva

Otras tan positivas como yo cuchillo en lengua y envidia -mirá para allániños futuro en negativo mujer que traiciona mujer egoísmo de iglesia Nosotras a pesar de todo(s) nos amamos



Vivir con VIH/SIDA: realidades, estigma y discriminación hacia las mujeres Para tocar este tema trabajamos con dos fuentes de información: entrevistas a personas y a grupos, y el Perfil de las mujeres viviendo con VIH/SIDA. Este perfil fue elaborado por un equipo del CEM-H, sobre la base de doscientas encuestas realizadas a mujeres de distintos departamentos del país: Francisco Morazán, Atlántida, Cortés, Intibucá. De las 200 mujeres entrevistadas que viven con el VIH/ SIDA 68 % tienen edades entre 22 y 41 años, y el 63% son menores de 36. Sin embargo las que se encuentran entre 10 y 16 años representan el 5% del total, y las mayores de 42 años son el 20% de las entrevistadas. De esas 200 mujeres, el 85% tienen hijo/as y únicamente el 15% no tiene. Las mujeres positivas con hijo/as tienen un promedio de 3 hijo/as por mujer y se encuentran dentro del promedio urbano de hijo/as en el ámbito nacional. El mínimo de hijo/as de estas mujeres es de uno y el máximo nueve. El 25% de estas mujeres viviendo con VIH SIDA son mujeres casadas, Un 38% viven en unión libre, 37% son solteras y un 17% son viudas.

Contraer la infección:

En la cultura en la cual vivimos, las amas de casa son de las más importantes para mantener la sociedad. Viven separadas por paredes de hogares que las encierran en el mundo doméstico donde hacen tareas repetitivas y acompañadas de la televisión y la radio. Las amas de casa

viven en la soledad una serie de realidades duras como el hecho de que los matrimonios no son como se esperaban y que los maridos, en su mayoría, no son fieles. Ellas, las que se sienten orgullosas de ser las procreadoras, las que cuidan, por encima de todo, a su familia, las guardianas y reinas del hogar. Muchas de las mujeres entrevistadas en los estudios de caso, especialmente las VIH positivas se definen como amas de casa, de las entrevistadas, la mitad viven con VIH. Las doce mujeres nos dijeron que ellas no se protegieron de sus maridos, y que ellos las infectaron. Las mujeres se cuidan poco de infecciones de transmisión sexual, y el hecho de estar casadas les hace pensar que no es bueno desconfiar del marido, pues eso va en contra del pacto matrimonial. Esto es lo que nos decían: El fue quién me infectó. Cuando yo ya me daba cuenta de que yo tenía VIH él no estaba, y en ese tiempo como me acababan de decir en el hospital y entonces a mí me pegó un trauma y el trauma se me fue a la columna y no me podía levantar, estaba toldeada (postrada) en una cama, no podía moverme. Cuando él regresó a mi casa, para un día de la madre, él regresó y les dijo a los cipotes, “¿cómo está tu mamá?”, “mire como la tiene usted” le dijeron ellos, mis hijos grandes —mirá ese hombre ha recibido rechazo de mis hijos grandes, ha sido bien duro—. Le dijeron a él: “no le bastó infectarse usted, a mi mami, a quien nosotros más queremos, y a nuestra hermanita”. (Gladis) 25


Yo con mi pareja no me protejo porque yo sólo con mi esposo. Él también sólo tiene una pareja que soy yo. Eso de que los esposos infecten a las mujeres es tremendo porque uno inconscientemente …. yo la verdad nunca me he protegido con mi esposo, yo tengo 13 años y nunca me he dado cuenta de nada, será que él sabe hacer sus cosas, porque nunca he sabido que anda con otra mujer. Tengo confianza primeramente en Dios y luego en mi esposo, porque primero Dios y de ahí todo. (Alicia) En el entendido del matrimonio se considera que la fidelidad es indiscutible para mantener la pareja y la familia, así lo dicen las religiones y la moral social. En la cultura hondureña las relaciones extra-matrimoniales, o fuera de la pareja, son vividas de manera encubierta aunque solapadas por la cultura, sobre todo si son los hombres las que tienen amantes. Con las entrevistas, queda expuesta la mentira que esconde esta idea de la fidelidad, pues las relaciones amorosas, están marcadas por la frecuente “traición” al pacto matrimonial:

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Los hombres llevan la enfermedad a la casa nos decía Berta: una está tranquila y le traen el mal a su propio hogar. En muchas de nuestras entrevistas esta realidad fue expresada por muchas mujeres, en un tono de aceptación inconforme: La mayoría de las personas infectadas ahorita son amas de casa porque dicen, ¡ay mi marido es fiel¡, pero no sabe que dando la vuelta ella, él sale por otra puerta y le dice a la vecina allá te espero, en tal parte. Y ellas dicen no, mi marido no sale a ningún lado, mi marido del trabajo no pasa, va a mi casa. (Participante, grupo focal de trabajadoras sexuales, Tegucigalpa) Cuando anda bolo, lo primero que empieza a decirme es “es que andas con otro”, no sé, él no acepta la enfermedad, cuando yo le dije a él, me dijo que yo había sido (responsable de la infección) yo le puse todos los problemas,… yo he luchado por mis hijos, él es el mujeriego, de tantas mujeres que ha tenido, porque él llegaba a los tres días, a la semana no llegaba, se perdía, se drogaba, entonces yo tenía mi conciencia tranquila. (Participante, grupo focal de mujeres viviendo con VIH/SIDA, Tegucigalpa) En la investigación nos dijeron que casi todas las mujeres eran heterosexuales, eso quiere decir que tenían relaciones sexuales con hombres, pocas dijeron ser lesbianas, o sea mujeres que tienen relaciones sexuales con mujeres. Aunque la heterosexualidad tiene el riesgo claro de infección de ITS y de VIH/SIDA pues las lesbianas son mujeres con pocos problemas de este tipo, en la cultura hondureña se agrede a las lesbianas, y se obliga a las mujeres a ser heterosexuales desde que son niñas a través de toda la cultura y la represión. Con relación a parejas migrantes en Estados Unidos, ellas decían: No existe la fidelidad, si esto así una estando aquí en el mismo país, hay mucha infidelidad, no digamos en otro país donde


una no los mira, como que hasta se olvidan de uno. (Participante de grupo focal mujeres viviendo con VIH/SIDA, Tegucigalpa)

Recibir el diagnóstico:

La noticia de tener una enfermedad agresiva que posiblemente acabe con la vida de una es difícil para enfrentar. Para las mujeres que fueron diagnosticadas en los años noventa, cuando el VIH era una infección más conocida por su alta mortalidad que por otra cosa, recibir el diagnóstico fue brutal. Varias de ellas no tuvieron consejerías ni apoyo emocional de ningún tipo. En los últimos años esta realidad ha cambiado, por lo menos en algunas ciudades del país, en donde el servicio de pruebas rápidas y consejerías para recibir el diagnóstico ha mejorado notablemente, aunque siempre en pocos lugares. Estas son sus historias: Yo cuando me di cuenta de que era una persona viviendo con VIH y se lo detectaron a la niña que sólo tenía dos años, ya estaba yo para tener otra niña, en ese momento fue bien difícil porque me dijeron tu niña tiene SIDA, se va a morir en dos meses, se lo detectaron porque ella tenía dos años y sólo pesaba 18 libras, no caminaba, tenía inflamado el hígado, se le había caído todo el pelo, y yo la andaba en todos lados en los centros de salud, y nunca me decían que tenía, me decían que yo no le daba de comer pero no era eso, en el hospital San Felipe me dijeron eso, de ahí me hicieron el examen a mí, pero lo que me dio más coraje es que cuando se lo hicieron a ella y me lo hicieron a mí no nos dijeron, a ella se lo detectaron en octubre del 94 y me dijeron hasta en marzo del 95, no sé por qué el doctor no sé por qué no me lo diría, pero yo digo que mejor me lo hubieran dicho porque yo viendo que mi niña se me debatía entre la vida y la muerte, y yo, ya cuando me dijeron en el hospital yo sentí que todo se me iba de las manos, en ese tiempo no había información, nadie te daba una esperanza de vida lo que te decían es no te acerques a mí que me vas a pasar el SIDA. (Gladis)

Como en el caso de Gladis, otras mujeres se dan cuenta de su infección porque la enfermedad es detectada en sus hijos e hijas, lo cual es un doble golpe para ellas. Eso lo narra también Jacqueline, quien tenía anotada la fecha en que le dieron el resultado positivo, ella contaba que esa fecha la pasaba de una agenda a otra, así cada año. Esto no se le olvida a uno, pero yo lo pongo en las agendas, el 8 de julio del 2002. Yo me puse mal, no me dieron consejería ni nada, así al chile (de golpe) me dijeron, cuando me dieron el resultado yo pensé que mañana me moría, y que no servía para nada… Cuando me diagnosticaron yo miraba como me miraban las personas y decía, “es que éste ya me echó de ver”, estaba como traumada con esa idea y yo no volteaba ni a ver la gente, me decían: “Púchica, usted, ha cambiado”, yo decía, “déjenme en paz, no quiero saber de nadie”, porque yo decía que si quedaba viendo a las personas me iba a echar de ver. Yo decía ya no voy a tener amigas, nadie va a querer hablar conmigo, nadie me va a querer dar un bocado de comida, y como yo siempre he sido el eje de la casa y la que ha buscado el billete, no me importa si el marido trabaja o no, yo siempre he tenido el bocado en la casa….la doctora que me dio el resultado al chile, y el doctor la sacó de la clínica... yo le decía, “doctor, póngame una inyección de veneno, no quiero seguir viviendo”, le decía yo, “porque yo no sirvo para nada”…. “Doctor”, le decía, “¿y a todos mis hijos les voy a transmitir esto?”, porque vivo con todos ellos, “tonta” me decía, y me explicaba. Otras mujeres narraron que sintieron depresión, culpa y enojo. Muchas manifestaron que la idea del suicidio y la venganza estuvo presente en sus cabezas, como lo observamos en esta historia: El 7 de junio de 1997 me diagnosticaron, cuando me dijeron no sentí nada de nada, ya después, me encontré algo negativa hacia el problema, porque ese día que me dieron el diagnóstico fui y le conté 27


a una amiga, como tres días después reflexioné que eso no era nada bueno, y regresé para decirle que eso eran mentiras de la enfermera, que me habían mandado a llamar otra vez y que era un resultado equivocado, lo hice por pena y por vergüenza. Empecé en mi etapa de negación y un montón de cosas.(…) estaba como mal de la cabeza, viendo mal a todo el mundo, queriendo infectar a todo el mundo, así, hasta tenía un cuaderno con nombre y apellido y las fechas cuando yo me metía con cualquiera. Yo hacía eso por rabia, por rabia y por ignorancia puedo decir hoy en día, porque una persona que actúa así ignora la situación. (Dilcia) Las reacciones de las mujeres fueron distintas. La diferencia tuvo que ver con el hecho de que si tenían información y orientación sobre el VIH y si se relacionaron con personas que les apoyaron, generalmente del servicio de salud, que les hizo confiar en que existían posibilidades de tratamiento y de vida. Los procesos de información y capacitación marcaron la diferencia para que estas mujeres, con el tiempo, incluso llegaran a liderar movimientos y acompañar a otras personas en su situación. Ellas, como se notaba en sus conversaciones, están acostumbradas a luchar por la sobrevivencia desde la infancia, y de esa práctica se entiende que muchas pudieran superar el impacto inicial de la noticia y la realidad que significa vivir con el VIH/SIDA, para retomar sus proyectos vitales y llevarlos a cabo. Ya tenía la otra bebé y tuve otro, cuando… me di cuenta yo lo que hice fue… que he sido una mujer que nunca me he quedado estancada, siempre he sobresalido por mí misma, nunca nadie me va a decir que fui una mujer que ha andado ahí mendigando, dando lástima, no, yo toda la vida he trabajado y busqué ayuda, porque yo no quería que mis hijos estuvieran en la calle, que fueran unos vagos, que fueran unos drogos, no. Yo busqué ayuda y fue para que ellos estudiaran, se prepararan y lo conseguí. (Gladis) 28

La reacción de la familia y el entorno:

Las reacciones frente al VIH/SIDA van desde el rechazo y la discriminación hasta la compasión cristiana, y por supuesto ha generado una lucha por el respeto a las personas viviendo con VIH/SIDA, por parte de ellas mismas. En Honduras, puesto que poco se ha politizado la sexualidad de las mujeres, el VIH no se considera una infección que es producto de de las desigualdades violentas entre hombres y mujeres, como lo son otras infecciones de transmisión sexual sino que se considera una maldición divina, un mal, un pecado y una vergüenza, sobre todo para las mujeres, que deben esconderla. Conocemos historias de familias que han echado a sus parientas a la calle, que las confinan en hospitales o en sus propias casas, y también sabemos de otras que apoyan el tratamiento y acompañamiento de las infectadas. Estos casos constituyen la minoría, como lo es la madre de Violeta, una de las entrevistadas. Cuando se enteró del diagnóstico, la señora tuvo un ataque de diabetes que la inmovilizó, sin embargo, como ella dice, después de haber pasado el trauma se dio cuenta de que su hija era la que más necesitaba el apoyo, reunió a su familia y explicó la situación, y organizaron la manera en que acompañarían a Violeta y a sus hijas e hijos. Encontramos el caso de una mujer que tiene una pareja que no tiene la infección y dice que él lo vive con tranquilidad y con muestras de apoyo, es el caso de Dilcia: La gente sabe que tengo VIH, aparentemente es tranquilo, al principio yo lo negaba y les decía que eran mentiras de la gente, no les hagas caso, le decía yo, pero ya después cuando me preguntaban las personas les decía, si tengo, ¿por qué?. A mi pareja actual, una muchacha le dijo que si sabía que soy positiva, y él dijo que sí, y le preguntó si él no me tiene miedo, y él le dijo, “si le tuviera miedo ya


días la hubiera dejado”. Yo ya no escucho que la gente hable de mí, y él nunca tuvo ningún rechazo. Algunas de las mujeres, pasaron tiempos solitarios con esta realidad, tuvieron dificultades muy profundas para decirle a sus familiares cercanos lo que estaba pasando, tenían miedo de ser rechazadas y se sentían ignorantes, culpables y por supuesto a punto de morir: Cuando les doy la noticia a mis hijos, dos meses después de saber yo, todo me lo estaba tragando sola. Tenía un hijo que me decía: “mamá, mire yo le compro lo que quiera”, y yo pensaba de qué servía que una mujer como yo anduviera por la calle, y a los dos meses le dije al doctor, yo le voy a decir a mis hijos, y si me quieren botar a un basurero, pues que me boten, me dijo que si quería lo hiciera, que no era obligación, pero que un día se los tenía que decir. (Jacqueline) Según lo que nos cuentan, los hijos e hijas son un apoyo, más afligidos por el futuro de la madre que por el juicio sobre su sexualidad, se ponen de inmediato de su lado y contra el padre o el hombre que las infectó, a veces de manera muy violenta. Las mujeres cuentan el dolor profundo que les causa todavía el hecho de que esta realidad se instale en sus vidas: Yo los reuní a ellos, y el mayor dijo (se puso) a afilar un machete, “al nomás venir ese hijuelagranputa de su marido, lo voy a matar, a ese perro porque él la jodió”, entonces le dije, “no hijo, esto no es así eso viene de años atrás”, (…) Entonces decía mi hijo mayor, “lo voy a matar a ese flaco hijueputa”, “sí”, decía el otro, el de doce, “yo le voy a traspasar el corazón a ese perro”, y mi cipota decía: “ay Dios mío lindo, mi madre se me va morir”. Y mis hijas todas rodeándome llorando, y ya cuando les dije de mi hijita, pues Dios mío decían mis hijos, y como ellos adoran a esa güirra, pero les dije: “ni modo, se quedan sin mamá y sin hermanita porque nosotras cualquier ratito de estos dejamos de dar quehacer”.

Ocultar la realidad de su enfermedad:

El miedo a ser rechazadas y agredidas por ser VIH positivas está presente en muchas mujeres. Hay quienes incluso siendo activistas de organizaciones a favor de las personas con VIH/SIDA intentan ocultar su realidad a familiares y amistades. Lo mismo pasa con muchas lesbianas, muchos homosexuales y transexuales, que se esconden de sus familias y amigos por no querer vivir el rechazo, señalamiento o la burla. Esto es porque como hemos dicho la sexualidad es algo que todos y todas vivimos, pero sobre la cual casi no se habla, se esconde y sobre la que siempre se juzga y señala. Las causas del ocultamiento de la enfermedad se deben a lo que conocemos como expresiones del estigma y la discriminación, que se convierten en agresiones contra las personas que las hacen ser víctimas de la injusticia y la violencia de todo tipo. Tenemos mucha información sobre como funciona esa realidad en la vida de las mujeres, por ejemplo, la marginación de parte de sus vecinos y amistades, la pérdida de afecto de familiares, el abandono, la exclusión laboral, el desempleo y los sentimientos de ellas mismas que les hace sentirse culpables y avergonzadas.

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• Enfrentarnos a más violencia. • Pasar de ser amas de casa a líderes nacionales en el área. • Tener que luchar contra muchos prejuicios en lo personal, familiar y social. De manera especial, Rosa Gonzáles, una reconocida activista de los derechos de las personas viviendo con VIH/ SIDA, cuando le preguntamos cómo se mantenía tan activa pese a la fragilidad de su salud, contestó con mucha frescura. “es que así engaño al VIH, vos, no ves que no me quedo quieta, entonces no me puede agarrar bien, como quiere”.

APRENDER DEL VIH/SIDA En el Encuentro de Mujeres Viviendo con VIH/SIDA de Centroamérica y Panamá, organizado por el CEM-H en septiembre del 2007, las mujeres expresaban la realidad de vivir con el VIH/SIDA hoy en Centroamérica, estos son algunos de sus comentarios. • Significa reconocer que no tuvimos la capacidad de negociar protección en nuestras relaciones sexuales con la pareja. • Estar concientes de los cambios vitales. • Sentir los efectos de los tratamientos en nuestros cuerpos. • Reconocernos sujetas capaces, solidarias, con derechos. • Ocultarnos. • Luchar contra el estigma y la discriminación. • Nos obliga a salir al mundo público y a buscar ayuda y organización. 30

De las doscientas mujeres que fueron encuestadas para hacer lo que llamamos el perfil y que están viviendo con el VIH/SIDA: el 65% de ellas, son menores de los 36 años, o sea mujeres en edad productiva y reproductiva. Las mujeres buscan empleo aunque esconden su condición. Hay que decir que en Honduras es prohibida la prueba obligatoria del VIH/SIDA pero se practica en muchos lugares. En las pequeñas comunidades el problema con el trabajo es mayor porque al saberse la noticia, la cual se sabe muy pronto a través de los chismes, es seguro que la mujer encargada de trabajos como preparación y venta de alimentos, comunes entre muchas en este país, pierda sus clientes y por tanto su ingreso. Del total de las 200 mujeres entrevistadas, únicamente el 28% tienen un empleo, y el 72% son desempleadas. La mayoría no encuentran un empleo formal con beneficios sociales para tener una vida digna, por lo que tienen que sobrevivir en el sector informal de la economía del país, ya sea como vendedoras ambulantes o en otros oficios de la calle, en condiciones de alto riesgo. El 41% de las mujeres, dijeron tener ingresos que representan un promedio de 3,272 lempiras mensual, mientras


el 59% manifestaron que no tienen ingresos. El 28% de ellas, declararon que sus ingresos provenían de un empleo, el resto de las que tienen ingresos, los reciben por vía de apoyo familiar, dentro del cual se encuentran algunas remesas, sobre todo de hijos e hijas en los Estados. El 66% de las encuestadas son mujeres que solamente cuentan con estudios de la escuela primaria completa, de ahí que muchas tengan como actividad laboral, aquellos trabajos de menor salario como lo son: el doméstico, las ventas en la calle, y la promoción social.

LA MATERNIDAD EN LOS CUERPOS Y LAS VIDAS De las doscientas mujeres 85% de ellas tienen hijas e hijos, lo que quiere decir 170 mujeres. El promedio de hijos e hijas es de tres, y de esos hijos e hijas, el 68% son menores de quince años. Tal como lo han mostrado las entrevistas las mujeres viviendo con VIH/SIDA tienen hijos incluso después de ser diagnosticadas. Si bien hay una discusión importante sobre el derecho de la maternidad para las mujeres viviendo con VIH/SIDA, pues es contra los derechos reproductivos que a causa de esta infección a las personas se les niegue tener familia. También es necesario considerar que tener hijos muchas veces responde a la demanda hecha por la cultura de la que hablamos antes, de la cultura patriarcal, sin que las mujeres, sean o no positivas, estén realmente decidiendo sobre su maternidad. Hay gran cantidad de mujeres que no deciden sobre ella. Como en esta cultura se da importancia a los fetos más que a las madres, lo mismo pasa con las mujeres viviendo con VIH/ SIDA, el programa de transmisión de madre a hijo, es el que más dinero recibe del Estado, siempre que se considere

como prioritario al “producto”. Mientras las mujeres sin este papel no son de importancia para los servicios estatales de ningún tipo. En conversaciones con las mujeres positivas, hemos reconocido que una enorme preocupación en sus vidas es el destino de sus hijos e hijas. No sólo por la posibilidad de la muerte, sino por saber que su estado de salud a veces las hace estar mal además de aumentar su pobreza. Se preocupan sobre cómo “sacarlos adelante” y al mismo tiempo cuidarse, de cómo obtener un trabajo digno y al mismo tiempo escapar de la discriminación laboral por su condición de salud. Tal es así que las mujeres que toman ARV dijeron hacerlo por sentirse con sus defensas bajas, en primer lugar, y en segundo, por vivir más para cuidar de sus hijos. El 21% de las informantes tienen por lo menos un hijo con VIH/SIDA. El 81% de las mujeres entrevistadas, pertenecen a una religión, un 49% pertenecen a la religión evangélica, 27% a la católica y un 5% son de otra religión. Por lo general, el discurso de las iglesias las hace vivir con mucho sentimiento de culpa sobre su infección. Y al mismo tiempo son estas instituciones las que dan apoyo emocional, solidaridad por la vía del asistencialismo, o sea como parte de su labor cristiana. Hay una gran cantidad de grupos de autoapoyo que dependen de distintas iglesias. El refugio de las mujeres en la iglesia les permite pensarse en la posibilidad de alcanzar la salvación por sentirse pecadoras, y la cercanía de una posible muerte muchas veces las hace acercarse más a las iglesias. Respetando las creencias religiosas, en nuestra experiencia consideramos que muchas de ellas culpabilizan a las mujeres y las hacen sentirse mal con su pasado y sus decisiones. Nosotras pensamos que es muy importante que todas seamos responsables con nuestras vidas y que se debe fomentar esa cultura de la responsabilidad, pero no la de la culpa, porque la culpa es paralizante y enferma a las personas. 31


CONCLUSIONES 1. Para tener un cambio profundo y real en la vida de las mujeres, se requiere entender y cambiar las causas que en toda la historia de Honduras han impactado sobre la población mayoritaria del país. Eso quiere decir entender la situación de riqueza y pobreza, las relaciones de poder entre hombres y mujeres, y la situación de racismo que viven las comunidades indígenas y negras. También para cambiar esta realidad es necesario tener una verdadera convicción del cambio. 2. Es necesario que las personas entendamos que la sexualidad es política y es pública y tiene que ver con toda la vida, y por lo tanto hay que transformarla porque como la vivimos ahora, sin hablarla, sin discutir sobre ella, a escondidas, puede crear situaciones peligrosas para la vida como lo es la misma infección del VIH/SIDA. 3. Necesitamos fortalecer la autonomía de las mujeres en todos los aspectos de la vida. Las mujeres necesitan estar convencidas de su capacidad para transformar las relaciones con los hombres, con la maternidad, con las condiciones de trabajo, y por supuesto que eso solo se hará de manera colectiva porque es un trabajo político y no individual. Las mujeres necesitamos sentirnos capaces 32

de pensar un proyecto de vida digno y libre para nosotras, y llevarlo a cabo. 4. Honduras es el tercer país de América Latina con el porcentaje más alto de personas en situaciones de pobreza e indigencia. La pobreza y el VIH/SIDA tiene una relación indiscutible, pues la pobreza deteriora toda la vida de las personas, y obliga a las mujeres a realizar trabajos peligrosos y de alto riesgo para su salud. También les dificulta el acceso a la información, al uso de métodos anticonceptivos, las obliga a participar en situaciones de riesgo como la migración a las ciudades o hacia otros países en busca de oportunidades de empleo, y en un ambiente violentamente cambiante de la cultura y práctica sexual. 5. Para los que toman decisiones y hacen las políticas en el país, las mujeres, la salud y la sexualidad no son temas de agenda ni parte de la democracia y de la política. Muy poco dinero se asigna al cuidado de la salud, y cada vez se privatiza más. Así que solo tiene salud y medicina quien la puede pagar. La lucha porque el Estado asuma su responsabilidad es de todas las ciudadanas.


6. Desde los años noventa, la feminización del VIH/SIDA ha venido en aumento, eso se prueba porque para 1998 ya hay igual número de infecciones para hombres que para mujeres. Lo que quiere decir es que las mujeres están en más riesgo. 7. El 41% de los casos de VIH/SIDA en la región centroamericana, corresponde a mujeres jóvenes con su vida reproductiva muy activa. La presencia de esta infección causa muchos problemas emocionales y económicos en sus vidas, pues son las que cuidan a los enfermos y son responsables de suplir las necesidades básicas de la familia. 8. Los grupos de edad en los cuales se concentran los mayores casos de SIDA en Honduras son los comprendidos entre 20 a 39 años. 9. Los datos del VIH/SIDA se logran en gran parte por la presencia institucional que se ofrece en una oferta de servicios de información, consejerías, pruebas rápidas, grupos de autoapoyo entre otros y sensibilización de la población sobre la problemática. Estos servicios solo existen en pocos lugares de Honduras, y no en la mayoría de las ciudades y comunidades rurales, adonde no llega información, ni prevención. 10. El empoderamiento de las mujeres positivas es vital para el conocimiento y ejercicio de sus derechos, y para que participen en los espacios políticos de tal modo que incidan con sus propuestas en las estratégicas de prevención y atención que reconozca sus necesidades prácticas y estratégicas. Este activismo está expresado en organizaciones como la Red de Mujeres Hondureñas Positivas que funciona con varias seccionales en todo el país. 11. Falta la representación de calidad de las mujeres viviendo con VIH/SIDA en las instancias a más alto nivel político del Estado, como lo son CONASIDA, el Gabinete Social, la Consejería de Ministros y el Poder Legislativo, desde donde se permita asumir la prevención

y atención del VIH/SIDA como prioridad de la agenda y presupuesto nacional. 12. Los grupos de autoayuda, movimientos gay y las organizaciones feministas, han politizado la problemática del VIH/SIDA, en el espacio público y en especial en las instancias del Estado, demandando acceso a medicamentos, respeto de los derechos humanos de las personas viviendo con VIH/SIDA y abordando las situaciones de estigma y discriminación. 13. Muchos grupos de autoapoyo son un espacio vital para mejorar las condiciones de vida de las mujeres, pues son iniciativas de acompañamiento, solidaridad y de incidencia. 14. Las mujeres positivas, aunque tienen organizaciones, son las mayores ausentes en los procesos de participación para el diseño de planes estratégicos y otros aspectos de políticas públicas, esto en parte se debe a la carencia de recursos para movilizarse a las ciudades donde se realizan las actividades. 15. La falta de un estado laico y de funcionarios libres de prejuicios moralistas restringen la posibilidad del respeto de los derechos sexuales y derechos reproductivos de las mujeres viviendo con VIH/SIDA. 16. El enfoque de género se visibiliza, aunque vacío de contenido, en el diseño de las Políticas Nacionales sobre Infecciones de Transmisión Sexual y VIH/SIDA aprobados en el año 1999, por la Secretaría de Salud y en el II Plan Estratégico Nacional de Lucha Contra el VIH/ SIDA. En este instrumento de planificación estratégica, aparece la categoría de equidad de género y la promoción de la salud sexual y salud reproductiva en la visión y como ejes transversales. 17. La institucionalización de la perspectiva de género comprende tener en el centro del análisis, el tema del poder y cómo esas relaciones de poder desiguales entre 33


los géneros afectan las condiciones de salud de las mujeres. Algunas son consecuencias de la subordinación y dominación que ejercen los hombres en sus vidas, tales como la hipertensión por estrés y la mortalidad de cáncer uterino que suele ir asociado a infecciones de transmisión sexual. 18. Aún persiste un enfoque sanitario para el abordaje del VIH/SIDA, dándole mayor relevancia a la atención que a la prevención, esto se debe a la falta de compromisos de las otras instituciones del Estado como; educación, trabajo y finanzas. Los programas y servicios de salud de las mujeres están orientados a atender la salud reproductiva: la atención y prevención de las enfermedades de transmisión sexual, el cáncer uterino de mamas, y en el caso de los servicios de salud para la atención de las mujeres positivas el programa de Transmisión Vertical que es el que ha tenido mayor apoyo técnico y financiero. Como vemos, esta visión no logra superar la concepción que tiene el Estado de la sexualidad de las mujeres unida a la procreación y la heterosexualidad obligatoria como norma. 19. Se han verificado avances en cuanto a la oferta de servicios a nivel de las instituciones gubernamentales en especial del sector salud y organizaciones de la sociedad civil, para la atención y prevención de las personas viviendo con el VIH/SIDA, como: instalación y funcionamiento de los CAI, dotación de equipo de algunos CESAMOS y CESARES, para la realización de pruebas rápidas, la asignación de fondos presupuestarios para la compra de anti-rretrovirales, capacitación del personal de salud en especial las que laboran en las consejerías, campañas publicitarias, dotación de condones en algunos centros de salud entre otros. 20. En la oferta de servicios se presentan problemas de falta de coordinación entre las instituciones y organizaciones que atienden está problemática, los servicios no son accesibles para las mujeres positivas del área rural, por 34

su ubicación geográfica, y los CAI no existen en muchos municipios del país. 21. Existen problemas en el acceso a los medicamentos por falta de recursos económicos de las personas afectadas para desplazarse a los centros de salud, no tienen información sobre los lugares donde funcionan los CAI y los servicios que ofrecen. Por otro lado, las mujeres no cuentan con los recursos para efectuar el pago de la cuota de recuperación y por las situaciones de discriminación que enfrentan tanto por la familia y la sociedad. 22. Existen diferencias regionales en la oferta de los servicios, pues la mayor parte de los servicios se concentran en Tegucigalpa y San Pedro Sula, (tanto del sector gubernamental como de las organizaciones de la sociedad civil), lo que limita la igualdad de oportunidades de las mujeres sobre todo del área rural. También son muy pocas las organizaciones que tienen programas y proyectos dirigidos a las mujeres. 23. En algunos hospitales y centros de salud no hay suficiente personal, medicamentos para la atención de enfermedades oportunistas, y en algunos casos las mujeres reciben un trato discriminatorio y estigmatizante por parte del personal de salud y de otras instituciones del Estado como es el caso de la Secretaría de Trabajo. 24. Son pocas las organizaciones e instituciones que priorizan estrategias de prevención como el fortalecimiento organizativo de las mujeres positivas, empoderamiento a los liderazgos, el trabajo de incidencia política, la participación ciudadana de las mujeres y el abordaje de la se-xualidad y los derechos sexuales y derechos reproductivos.


RECOMENDACIONES 1. El cuerpo de las mujeres debe ser reconocido como un espacio político de vida y la calidad de la salud depende del autocuidado, el respeto a la integralidad física y emocional, y las condiciones materiales que la sociedad y el Estado les proporcione. 2. Las instituciones del Estado deben desarrollar estratégias de intervención orientadas al empoderamiento de las mujeres como sujetas políticas apropiadas de conocimiento, información y recursos, autovalorizadas y reconocidas como ciudadanas con derechos humanos; para que puedan participar en los espacios de poder donde se toman decisiones. 3. La educación sexual es vital en la prevención del VIH/SIDA para que las mujeres y los hombres tengan información, conocimiento y apropiación de su cuerpo, hablen con libertad sobre sus experiencias sexuales, eviten los embarazos a temprana edad y cuenten con las habilidades para exigir condiciones más humanas para el ejercicio de la sexualidad con bienestar y salud mental. 4. El Estado hondureño debe asumir su responsabilidad de promover, defender y fortalecer los derechos humanos de las mujeres como parte de sus obligaciones constitucionales que responde a su categoría de Estadonación cuyo deber ineludible es la defensa de su territorio y la vida de sus ciudadanas(os). 5. La existencia de un estado laico es indispensable para evitar la influencia de los líderes jerarcas de las iglesias en las decisiones del Estado en lo que se refiere a los graves problemas públicos que enfrentan las mujeres relacionados con la violencia. Se debe garantizar el ejercicio de la libertad de pensamiento, de conciencia y del derecho al saber científico.

6. Deben operarse cambios, a todo nivel, en el abordaje de la salud de las mujeres, desde la perspectiva de los derechos humanos, del disfrute de una vida sexual satisfactoria y sin riesgo. La atención a la salud reproductiva necesita tratar la salud sexual como parte de ese ser social. 7. La respuesta ante la pobreza y la violencia de las mujeres deben ser tratados como ejes estratégicos de un plan de desarrollo de país, pues la existencia de ambas problemáticas en la vida de las mujeres obstaculiza su ciudadanía plena. 8. Los organismos de derechos humanos y los movimientos sociales, en lo que se incluye el movimiento femi-nista, requieren aglutinar esfuerzos para demandar una Política Migratoria de Estado que contemple como prioridad en sus políticas y acciones, la defensa de los derechos humanos de las y los emigrantes, para evitar las constantes violaciones a las que son sometidas las mujeres en la ruta migratoria y el tráfico sexual de mujeres y menores. 9. Debe lograrse el fortalecimiento de las organizaciones de la sociedad civil para el ejercicio de los derechos humanos y la integración de agendas inclusivas, donde el VIH/SIDA sea una de las demandas prioritarias. 10. Se necesita establecer campañas permanentes de solidaridad y de respeto de los derechos humanos de las personas viviendo con VIH/SIDA para solventar los problemas de estigma y discriminación. 11. Urge el establecimiento de alianzas con actores sociales, que en la práctica defienden los derechos humanos de las mujeres positivas, para garantizar su bienestar y para que puedan acceder a empleos dignos sin ningún tipo de discriminación.

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© CEM-H Centro de Estudios de la Mujer -Honduras Textos: Melissa Cardoza Basado en la investigación Factores socioculturales que inciden en el aumento de la infección del VIH/SIDA en las mujeres hondureñas. María Elena Méndez Adelay Carías Melissa Cardoza Mujeres participantes en esta investigación: María Bernabé Manueles María Lina Manueles Balbina Castillo Santos Magda Yesennia Martínez Dixa Bulnes Dolores Caballero Rosibel Guzmán Leslie Montoya Gloria Rodríguez Idalia Zúñiga Trudys Pérez Poesía positiva: Melissa Cardoza, Amanda Castro Antologadoras Ixbalam Editores, CEM-H, Red de mujeres hondureñas positivas Fotografías: Mariana Pessah © Diseño y diagramación: Alesia Rivera




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