SOL NW Diciembre 2014

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Editorial Llegó el fin de año; un fin de ciclo que dará inicio a uno más. ¿Qué les puedo decir? A mí me queda el recuerdo de que en mayo fui invitada a participar en esta revista para elaborar la portada, y hoy me veo coordinando sus contenidos, trabajando con personas tan distintas y tan similares, y escribiendo para ustedes. Les quiero decir que me siento muy contenta. En este mes les quisimos hablar sobre la comunión, el compartir, el convivir. Vaya que nos resultó. Nosotros cada vez estamos más estructurados y pensamos que de a poco nos conectamos mejor con ustedes. Los contenidos son bellos, llegan nuevas secciones dedicadas a la mujer, a las historias de latinos que han logrado sus sueños, etcétera. Integramos en la música y en el cine a personas que se unen para dar vida a algo, para rescatar tradiciones, idiosincrasia, costumbres… Por ejemplo, Guido del Carpio es nuestro artista estrella en diciembre: la temática que aborda, su estilo e historia nos encantan. Mono Blanco se dedica al rescate del Son Jarocho (sus integrantes son familia o son conocidos), además de participar en otras actividades que ayudan a su comunidad. Por otro lado, 0 y van 4 es una película que reúne a varios cineastas para reflejar una realidad social. ¿No es eso hacer comunión con su mente, su país, sus paisanos o sus colegas? Además está el tema de Guadalupe-Reyes. Ya sabrán de qué se trata, pero les adelanto que es una invitación a convivir más con los amigos y la familia. También hay una sección donde se reflexiona sobre los ciclos. Concretamente se habla de los solsticios; inicio y fin de etapas que se suceden en todo el mundo. A unos nos llega el invierno, a otros el verano; y en realidad con quien festejamos esos días es con la Tierra, el espacio que nos da vida y nos ve crecer. Me despido con un fuerte abrazo, los mejores deseos, ansias por la llegada de enero (que viene con muchas sorpresas, con nuestro equipo más fuerte que nunca), y como siempre, deseando estar aportando a ustedes parte de la historia y cultura latina. Felices fiestas y pásenla rico. Rocío Arias Puga

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CONTENIDOS

4→mono blanco: impulsando el son jarocho y su cultura 10→Guido del Carpio: un inquisitivo latino en el gran viaje 16→ser mujer: hermosa aventura 18→de lupita a melchor, gaspar y baltazar 22→0 y van 4... y después seis madrazos más 26→el ciclo de la vida 28→o evolucionas, o desapareces. Reflexiones y fragmentos de la entrevista con Juan Rogel, director de la fundación Puro Corazón

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Mono Blanco: impulsando el son jarocho y su cultura por RocĂ­o Arias Puga

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Para poder escribirles sobre Mono Blanco, extraordinarios músicos “de oído”, primero quiero hacer una breve introducción del son jarocho, que es el género musical al que se dedican. El son jarocho tiene su origen en el siglo XVIII, época de la Colonia. Los españoles que llegaron a México trajeron sus ritmos que, a su vez, se mezclaron con las influencias africanas que proliferaban en esos días, las de los ahora cubanos y por supuesto con las de los indígenas nativos. Se describía esta música como de fusión así como de mulatos y gente de color quebrado. Las bulerías —un tipo de baile flamenco—, y los fandanguillos —destacado por su uso de castañuelas y ejecutado en pareja— ambas españolas fueron el resultado de la mezcla de músicas gitanas, árabes, judías y bizantinas. Las coplas, por ejemplo, usan particulares instrumentos y ritmos de los africanos que junto al zapateo de los tangos fueron conformando el son jarocho. Todos estos elementos aparecen en él, a su manera, claro, lleno de originalidad, ritmo y alegría. El son jarocho es una música que nace de un choque de tradiciones, de un mestizaje, una de las tantas riquezas que puede dejar la multiculturalidad. Veracruz fue la tierra que lo vio nacer. Su forma musical alterna melodías instrumentales con cantadas. Los instrumentos básicos para tocarlo son la jarana, el requinto, la guitarra sonera, el arpa y pandero. Se zapatea sobre una tarima al ritmo de la música y se lanzan poesías, cantos y versadas. Las versadas son cuando el cantante se avienta versos, refranes o dichos conocidos o improvisados. A los que declaman se les llama decidores y a los que los inventan: improvisadores. El fandango es la atmósfera ideal para la cultura jarocha. Es una fiesta popular que se da con música, zapateo y tarima; un punto de reunión donde la comunidad comparte los alimentos, los cantos, la alegría y la charla. Una de las características del fandango es que hay momentos determinados para subir a tocar: se tiene que sentir la vibra de hacerlo, nadie puede desajustar el ritmo colectivo que se ha generado. De la misma manera, los que zapatean deben esperar su turno, hay también canciones exclusivas para el baile y el canto de las mujeres. Se dice que la gente llegaba al fandango con su ropa de trabajo hecha de manta u otras telas colores terrosos o claros, por eso el sombrero en los hombres y el paliacate (un pañuelo grande, confeccionado en tela estampada generalmente de un color o combinado con blanco, que se usa para adornar el cuello o cubrir la cabeza). Hoy en día las mujeres combinan los faldones largos con blusas preciosamente bordadas, vestimenta que en ese entonces sólo las mujeres de clase alta usaban. Son tantas las cosas que uno podría describir sobre este género y su cultura que apenas esto es una embarradita del tema, pero quisiera una vez dada esta introducción, dar paso a Mono Blanco,

que estoy segura que llamará su atención y una vez que los escuchen, les va a encantar.

El son es alegría, amor que se susurra. “Adonde bajan los dioses para entregarnos las voces”

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Mono Blanco se fundó en 1977 en la Ciudad de México por Gilberto Gutiérrez Silva, Juan Pascoe y José Ángel Gutiérrez. Motivados por rescatar e impulsar el son jarocho iniciaron la historia de esta gran agrupación que ha sido una combinación de varias generaciones. Después de una serie de grabaciones se les unió a sus 87 años el legendario don Arcadio Hidalgo, considerado el “padre del renacimiento del son jarocho” y don Andrés Vega, una de las voces más significativas en el resurgimiento del son jarocho tradicional. Durante cuatro años fue auspiciado por la Secretaría de Educación Pública del país, periodo en el que realizaron varias presentaciones, grabaron dos acetatos y participaron en diversos programas de televisión.

‘’Don Arcadio fue el único de los jaraneros tradicionales que sabía que el son jarocho era una música que tenía y debía evolucionar para sobrevivir” -Gilberto Gutiérrez En 1984, tras la muerte de don Arcadio Hidalgo, se fueron agregando más y más integrantes a la familia: Andrés Alfonso Vergara, José Tereso Vega, Octavio Vega “Tito”, Gisela Farías, Juan Campechano, Lucero Fernández e Iván Fernández por mencionar a los hoy presentes en la agrupación, ya que por Mono Blanco han pasado unos 30 músicos a lo largo de su trayecto. Cada uno de ellos tiene una historia y un linaje increíble, acá la reseña de algunos de ellos. Gilberto Gutiérrez creció en Tres Zapotes, Veracruz. Viene de una familia versadora y amante de la música; su abuelo tocaba la jarana, su padre prefería los boleros y la guitarra. Él, de pequeño en la escuela primaria declamaba. De joven se mudó a la Ciudad de México, y es ahí, en un ambiente setentero, al calor de las canciones de protesta que se entonaban entre estudiantes de preparatoria, donde decidió ser músico. Se hizo compositor como fruto de sus actividades cuando era un chamaco y tocaba el pandero, la jarana y tantos otros instrumentos que se usan en los sones. Es laudero (creador de instrumentos musicales), aprendió a fabricar sus instrumentos debido a que al requerirlos se demoraban de seis meses a un año en llegar. También enseña a diseñar instrumentos. Andrés “el güero” Vega es considerado poseedor de una de las voces más significativas en el resurgimiento de son jarocho tradicional. Aprendió a tocar viendo a su padre: tomaba una latita de sardinas como jarana y ahí llevaba el ritmo, le robaba la guitarra del baúl y hacía como que cantaba y componía, escuchaba tangueos y contrapuntos de viejos músicos... Fue campesino, arriero, pescador, agricultor, azucarero y carbonero; dice que en la vida todo le salió bien, y aprendió mucho. Cuando habla de cómo uno puede lograr ser un gran músico en una entrevista que le hace Cristina Pacheco para el programa Aquí nos tocó vivir del Canal 11, expresa: “la música se aprende no de hoy pa’ mañana, hay que escuchar y se lleva tiempo”. Es un hombre de la tierra y quiere dejar viva esta tradición, por eso comparte con sus hijos y nietos todo lo que puede respecto al son. Octavio Vega “Tito”, 4ª generación de músicos de la familia Vega. A los seis o siete años aprendió a tocar la jarana junto con su hermano, escuchaban al abuelo (Mario Vega) y al papá, “nada más fue 6


cosa de poner las manos en el instrumento, pues la música ya la teníamos en la cabeza” dice Tito. Arpa y requinto es con lo que él normalmente colabora en el grupo. Gisela Farías zapatea, ejecuta y canta a la vez. Algo poco común dentro de las mujeres que se desenvuelven en el género. Gisela tan sólo por estas cualidades, brinda a Mono Blanco una frescura y dote muy particular. Juan Campechano desde niño disfruta el son y ha formado parte del grupo familiar Los Campechanos. En Mono Blanco participa como bajista tocando el guitarrón jarocho. Es un chico que además de estudiar música, lleva una carrera paralela de pedagogía. Mono Blanco además realiza múltiples actividades en pro del desarrollo de sus tierras. Tienen

talleres de versada, laudería, canto y danza. Es un conjunto de personas valiosísimas, pues además de rescatar las tradiciones musicales de su tierra, se dedican y comprometen en otros campos, siempre con la idea de ayudar a la comunidad. Mono Blanco me encanta y a ustedes lectores les tomará un par de minutos para saborearlos e integrarlos desde ya a sus playlists.

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Parroquia de San Jer贸nimo - Coatepec Veracruz, M茅xico por Lucy Nieto

https://www.flickr.com/photos/lucynieto/

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Guido del carpio: un inquisitivo latino en el gran viaje por Esteban Hernández García

“Mis pinturas y dibujos no narran o explican… hacen preguntas.” 1 1

De su biografía en su sitio oficial. www.guidodelcarpio.com


Un día como cualquier otro —para usted, querido lector, si ya había nacido por aquel entonces, estimo que a principios de los años sesenta—, Guido del Carpio descubrió que tenía un talento especial cuando se dio cuenta de que era capaz de reflejar la realidad sobre una superficie uniforme usando sus ojos y sus manos, empleando algo que le permitiera delinear contornos, una crayola o un lápiz. Es probable que no comprendiera inmediatamente la importancia de su hallazgo, las cosas que le permitiría hacer, pero no pasaría mucho tiempo hasta que comprendiera que tenía entre sus manos algo invaluable, algo que sencillamente no se podría poner palabras. Guido nació en Arequipa, Perú esa ciudad en donde se puede ver el volcán Misti, con su pico nevado durante la temporada más fría y con su inmensidad rocosa que apabulla. Fue hijo de sastres, y un niño muy observador. Desde muy joven se interesó por el dibujo y la pintura y se dedicó a aprenderlos de manera autodidacta. Se inspiró en las iglesias de su pueblo natal con sus esculturas y altares, se inspiró también en la música que la gente tocaba en las calles, guardó en su memoria la arquitectura de un lugar tan hermoso y sencillo como es la ciudad sureña de Arequipa. A los 16 años, por allá por 1969, salió de su casa y se lanzó a la búsqueda de una oportunidad como dibujante en Lima y también aprovecharía para hacerse un sitio en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Fue en esa primera destinación también donde consiguió un puesto como caricaturista en el Diario Expreso (en su revista El Escolar), convirtiéndose en el más joven caricaturista del periódico. Sin embargo, aquella sólo sería la primera parada de un largo viaje, que es lo que realmente serían los años venideros para él, quizá fuera por buscar la aventura, quizá por viajar al norte y ver la vida de otros lugares con sus propios ojos, quizá, como para muchos migrantes, una cosa llevó a la siguiente y todo pasó en un abrir y cerrar de ojos. En 1972 llegó a México, donde la industria editorial estaba en pleno florecimiento. Allí lo recibieron con gusto en varias editoriales y cualquier mexicano que se haya quedado sentado alguna tarde leyendo las historias de Tarzán de los monos, seguramente se encontró con sus dibujos, también así los lectores de Fantomas y de tantas otras memorables revistas de historietas en las que pudo participar como ilustrador y dibujante en aquel tiempo en que los libros llenos de ilustraciones fantásticas y los cómics de héroes y villanos abarrotaban los puestos de periódicos de la república mexicana. Aprovechando el tiempo y el gran interés que tenía por las artes gráficas, Guido ingresó a las escuelas de arte más importantes de la Ciudad de México, estudió en la célebre escuela La Esmeralda (donde alguna vez impartieran clases Frida Khalo, Diego Rivera y Carlos Orozco), al igual que en la Academia de San Carlos. Nunca se sabe suficiente, nunca se deja de aprender. En México, Guido ganó varios premios importantes por su producción artística como ilustrador y encontró un hogar temporal en aquellos años en que también emigraron a la gran urbe los dibujantes e ilustradores, Pablo Marcos, Gonzalo Mayo y Ricardo Villamonte, connacionales peruanos que dejaron su sello inconfundible en las historietas mexicanas. Quizá por aquel entonces ya tuviera consciencia el talentoso artista, de que podría llegar muy lejos sacándole provecho a su don, pintando, retratando, copiando, reviviendo instantes, haciendo trazos coloridos con su afanosa dedicación. Su siguiente parada fue una estancia en el viejo continente, Paris, Barcelona, Madrid, Londres, y finalmente terminó trabajando en la gran manzana, aunque esto sería hasta el año de 1980. En Nueva York, dos años después, ya un hombre de familia, casado y convertido en padre, Guido lograría colocarse como Jefe de Diseño en el diario neoyorkino La Prensa y tuvo la oportunidad de convivir con la comunidad artística de la urbe entre ellos, los ampliamente reconocidos artistas Andy Warhol y Jean-Michel Basquiat. Tras decidir que quería dedicarse de lleno a la pintura llegó al sitio de su residencia actual, Tamarac, Florida, donde se dedica, actualmente, a pintar y a hacer trabajos como muralista y como pintor de casas. Guido lleva una vida sencilla: pinta y lee poesía: “La poesía es 11


fundamental en mis obras […] si un artista está conectado a la poesía, cualquier cosa que cree con sus manos será también poesía”. Hoy día sigue amasando una producción artística formidable y es posible ver sus trabajos más recientes en su página oficial1 y en su perfil público de Facebook. 2 Los trazos de Guido han cambiado al pasar los años aunque las figuras que evoca siguen siendo las mismas fundamentalmente, piernas, manos, caras, ojos, gestos, ilusiones, bestias, animales salvajes, paisajes extraordinarios, pasajes de una historia sin fin, de la historia del tiempo y la filosofía, paisajes de lo humano, de lo latino, de nuestra condición en este mundo. Al mismo tiempo, su trabajo constantemente refleja sus inquietudes, las cosas que le llaman la atención y le quitan el sueño, así sean las “imperfecciones” de un hombre sin hogar, la belleza de una calle cualquiera, el retrato de un ídolo deportivo, la indignación ante las injusticias, las sinrazón, todas estas son cosas que nos dejan entreverlas obras de Guido. Lo importante es hacer, y lo fundamental es, precisamente, hacer esa pregunta incómoda, ¿y así fue como la historia de aquella tragedia en Ayotzinapa terminó? ¿Y eso es todo lo que tienes que decir sobre mí, hombre que me juzgas por mi apariencia desgarbada? ¿No ves que todos somos el caballo encabritado, no acaso sospechas que eres así tú mismo? Guido es un orgulloso artista latinoamericano quien ha encontrado en Estados Unidos la más reciente parada de su viaje, ¿será la última? No lo sé, ¿a estas alturas quién puede saberlo? Bien es dicho que los latinos, a diferencia de los migrantes de otras partes del mundo, con valentía, con arrojo y al mismo tiempo vulnerando mucho de su propio ser, son capaces de apropiarse de las culturas que visitan, son capaces de amar lo recién conocido, se arrojan con los ojos abiertos al vacío horroroso de lo incierto, y son capaces de defender los ideales recién adquiridos, si los considera justos, dignos. Quizá, como también se ha dicho, los latinos se dejan el ser en esta transición, se desprenden una parte de sí mismos, sufren y batallan. Pero, ¿no acaso es el arte un proceso análogo a la migración? ¿No acaso cuando nos sentamos a contemplar la obra de un hombre capaz de conmovernos hasta los más firmes cimientos de nuestra identidad estamos contestando a la pregunta con nuestra propia respuesta? Dice en un discurso sobre el exilio, Roberto Bolaño, ahora un reconocido escritor Chileno, que el exilio siempre es una opción, que es peor querer exiliarse y no tener cómo hacerlo, dice también que a los artistas, a los poetas en particular, les salen alas cuando están lejos de su sitio natal, les salen más brazos y producen y trabajan como nunca podrían trabajar en casa. Hasta cierto punto concuerdo con este tren de pensamientos. Considero, arriesgándome a equivocarme, que las latitudes latinoamericanas albergan entre sus márgenes políticos, —al fin y al cabo ficticios, producto de tantas cosas que tan poco tienen que ver con la división que representan— a los mejores artistas que además son los más apasionados viajeros. Me atrevo a decir, que las amplias tierras del sur, centro y hasta lo más bajo de Norte América son los lugares de origen de los migrantes con más ganas de volver, de los migrantes que se marchan con 12

http://www.guidodelcarpio.com/ https://www.facebook.com/guidodelcarpioart


buenas intenciones y que hasta allá a donde viajan desearían siempre poder hacer el bien y retornar algún día con lo cosechado, para compartirlo con todos los que se quedan atrás, ¿para qué más? Guido podría ser una excepción a la regla, un ciudadano ejemplar, un artista comprometido, un hombre de ideales, gran luchador, porque sólo luchando y aprendiendo y borrando y volviendo a comenzar, uno puede llegar a dominar la técnica y hacerse acreedor al reconocimiento que este cautivador artista merece. Guido representa al talento peruano, los sueños y aspiraciones de tantos miles de hombres que cada día cruzan la frontera norte, ¿por qué habría de ser una excepción y no una regla? Ah, pero, habríamos de recordar entonces que las respuestas nos tocan a nosotros, necesitamos visitar las pinturas y los dibujos del maestro del Carpio, necesitamos ser capaces de hacernos esas preguntas que él nos propone allí, con honestidad, necesitamos seguir adelante, con la frente en alto y con las manos bien puestas en la poesía. ¿Será que estoy pidiendo mucho de nosotros, latinoamericanos? No lo creo, creo que los latinos sobresalimos por nuestra entereza, posiblemente por nuestra ingenuidad, pero eso sí, y nadie lo podría negar, empezamos el viaje entonando la nota más alta que alcanzamos y transmitiéndola a los cuatro vientos, comenzamos a movernos hacia el futuro con ansias de que llegue, porque cuando esté próximo, cuando lo podamos tocar con la punta de los dedos, vamos a asirnos y vamos a llevar con nosotros lo mejor que tenemos durante todo el viaje, vamos a dejar por todos lados evidencias de que no tenemos miedo de amar como amamos, de añorar lo que tanto añoramos, de trabajar con todas nuestras fuerzas, de perseguir nuestros sueños, de formular las preguntas que constantemente nos hacen buscar la forma en que podamos dar lo mejor nuestro.

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La Abuelita , grandmas wear many hats. En el mercado San Camilo, Arequipa, Peru, por Alan.

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Ser Mujer: hermosa aventura por Silvana MartĂ­n

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A lo largo de la historia de la humanidad el rol de la mujer ha ido cambiando hasta lograr, en las últimas décadas, grandes conquistas (como el acceso a la instrucción o el derecho a voto) que no estuvieron exentas de sangre, sudor y lágrimas. La lucha fue desigual, pero ahí estuvieron ellas, las anónimas mujeres de la historia que fueron sembrando lo que hoy nosotras podemos cosechar. Pero esta es una transformación constante, que no se detiene, y está en nuestras manos seguir abonando el terreno en el que florecerán las mujeres del futuro. Es sabido que las mujeres nos hemos ido incorporando masivamente al mercado laboral (avanzando sobre casi todas las áreas) y a la enseñanza universitaria. También hemos logrado reconocimiento intelectual y creativo, y alcanzamos la participación en la vida política. Peleamos y seguimos peleando por nuestros derechos y por la igualdad. En algunos lugares del mundo todavía queda mucho camino por recorrer, pero así y todo, mucho se ha avanzado. Las nuevas condiciones traen nuevos desafíos. Hay más responsabilidades y exigencias de todo tipo, e incluso si logramos liberarnos de las presiones externas, todavía nos queda lidiar con nuestros propios prejuicios y ataduras (quizás los más difíciles de romper). Y es que ser mujer es una difícil pero hermosa aventura. Son muchos los obstáculos a los que nos enfrentamos en nuestra búsqueda de la felicidad. El paso del tiempo (como si la vejez fuera algo malo que trae arrugas y la sabiduría no valiera nada), las incómodas preguntas sobre cuándo vamos a casarnos o a tener hijos, el dilema trabajar o no trabajar cuando ya tenemos hijos, la eterna dieta que intentará cambiar la imagen que nos devuelve el espejo, etcétera, etcétera. Toneladas de mandatos sociales que creemos que tenemos que cumplir. ¿Queremos cumplirlos? Atrevámonos a vivir la vida que soñamos. Las mujeres hoy en día somos multifacéticas y necesitamos hablar de la complejidad de nuestro mundo. Somos hijas, madres, hermanas, esposas… pero sobre todo mujeres. Mujeres que trabajan, que estudian, que enseñan, que emprenden, que crean, que invierten (o todo al mismo tiempo, y más). A partir de la próxima edición, mi objetivo será crear un espacio en el que podamos quitarle peso a las exigencias y hablar de nuestros verdaderos miedos, sueños, objetivos, y de todo aquello por lo que reímos y lloramos cada día. Vivamos con alegría la aventura de ser mujer porque como dijo Indira Gandhi “para liberarse, la mujer debe sentirse libre, no para rivalizar con los hombres, sino libre en sus capacidades y personalidad”.

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De Lupita a melchor, Gaspar y Baltazar por RocĂ­o Arias Puga

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¿Habían escuchado alguna vez del maratón Guadalupe-Reyes? ¿Lo han intentado aquellos que saben de qué va? ¿Lo lograron? Bueno, para los que no sepan de lo que ando hablando, les cuento de lo que se trata. Acá en mi tierra, México, se le dice Maratón Guadalupe-Reyes al periodo lleno de festejo que va desde el día de la Vírgen de Guadalupe al día de los Reyes Magos. Y señores, niños, niñas y señoritas, ustedes sabrán definir esa palabra “festejo” a su manera. Conozcan ustedes las fechas que no se les pueden pasar para entrarle a esta ya tradición noventera de nosotros los mexicanos: • • •

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12 de diciembre: celebración de las apariciones de la Vírgen de Guadalupe 12-15 de diciembre: temporada de pre-posadas (nótese cómo esto también es un “cuento chino” inventado por que no podemos esperar a la temporada de posadas) 16-24 de diciembre: temporada de posadas. Les recomendamos ampliamente hacer piñata para los chamacos, ponche pa’l frío, pastorela para recordar el valor de la empatía (ponerse en los zapatos de los otros) y por supuesto pedir posada porque de eso se trata y además cantar es de esas actividades alegres que siempre nos hace bien. 24 de diciembre: Nochebuena 25 de diciembre: Navidad, me parece que por allá llega Santa Claus, el amigo lejano de los Reyes Magos 28 de diciembre: día de los Santos Inocentes, más adelante se detalla el cómo festejar este día 31 de diciembre: víspera de año nuevo. Recuerden que es la fecha límite de cumplirse eso que nos deseamos un año antes y además nos comprometemos con lograr otros tantos más 1 de enero: año nuevo 6 de enero: día de los Reyes Magos y por supuesto, la partida de rosca

Por si fuera poco, ese mismo día resulta que uno podría ligar de una buena vez la siguiente fecha de reunión: la fiesta de la Candelaria, que sin detallar mucho, es el 2 de febrero y sí, la comedera no para, se festeja con tamales y atole. Que sea esto pretexto de reunirse con la familia, de abrazarse los unos a los otros, de disfrutarnos y de cargar pila para todo lo que nos viene. Y bueno, ya que di fechas, consejos y etcétera, les quiero dejar dos recetas para acompañar las festividades decembrinas: atole de pinole y chocolate y atole de guayaba. Disfruten y permitan ser disfrutados.

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Atole de pinole con chocolate

Atole de guayaba

Ingredientes: 1/3 taza de pinole 2 cucharadas de cocoa 1 1/2 litro de leche 2 tazas de agua 1 trozo de canela 1 taza de azúcar

Ingredientes: 2 litros de agua 6 guayabas medianas 20 cucharadas soperas de azúcar 2 trozos de canela 4 cucharadas de fécula de maíz, sin sabor 2 latas de leche evaporada

Preparación 1. En una olla vacía el agua, incorpora el pinole y la cocoa. Mueve hasta disolverlo; reserva. 2. En otra olla calienta la leche con la canela y cuando suelte el hervor agrega el agua con pinole y cocoa; baja el fuego y cocina hasta que hierva 10 minutos. 3. Añade el azúcar y mueve constantemente para que se integre y no se pegue el atole. Sirve al momento.

Preparación 1. Disuelve la fécula de maíz en un vaso de agua fría 2. Hierve las guayabas con el agua, la canela y el azúcar. Retira del fuego hasta que estén cocidas las guayabas. 3. Retira la canela, licúa la mezcla, cuela y coloca nuevamente a fuego con la canela. 4. Incorpora el vaso de agua con la fécula de maíz, mueve para evitar que se pegue. 5. Cuando ya espese, agrega la leche evaporada y mezcla hasta el primer hervor. Sirve al momento.

6 porciones

6 porciones

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César Chávez: crónica fregona de una vida fregona por Leonardo Cea

Una “guerra fría” es el marco perfecto para matizar dramáticamente los escenarios de una historia donde los protagonistas son el abuso, la desigualdad y la dignidad que se impone. Una “disputa por las mentes de los hombres” a nivel global es el motor narrativo que da sentido y credibilidad a una historia totalmente lejana a la lógica. Territorio conquistado donde los nativos se sienten extraños y donde los extraños se consideran legítimo envalentonados por un irresponsable culto frenético hacia su autoimagen de hombre blanco, encabezan la utilería perfecta que le brindará tintes farsicos al relato.

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¿Pero de qué trata todo este asunto de César Chávez? Y más precisamente: ¿Quién es César Chávez? Más importante aún: ¿Por qué es tan importante ese tal César Chávez? Antes de continuar, me resulta preciso aclarar que esta vez no ni un cuento de hadas salido de alguna se trata de cine de ciencia hollywoodense, sino de un viñedo algunos cientos de kilómetros de distancia, en el condado Kern, también en California, donde César trabajaba como recolector. Tampoco se trata de algo salido de Broadway. ¡¡No señora, señor, niños, niñas!! se trata de un capítulo de la historia que como ciudadanos del mundo nos ha tocado presenciar y como latinoamericanos, más concretamente mexicanos nos hace falta creer y con eso sentirnos orgullosos. Enla Segunda Guerra Mundial, justo cuando Estados Unidos decidió intervenir bélico, la guerra dejó innumerables plazas vacantes y la economía en el estadounidense requería con urgencia la fuerza de trabajo, los mexicanos por la cercanía fueron los primeros en la lista. Ante esa coyuntura histórica, México logró negociar un acuerdo laboral que abrió las puertas a miles de trabajadores nacionales. Al suscitarse la resolución de esta coyuntura el fenómeno de migración continuaba, sin embargo el convenio y las plazas laborales ya no. La migración continuó y unos años más tarde, en pleno contexto de capitalismo vs comunismo, la supremacía ideológica y a la vez racial norteamericana se agudizaba en todos los sectores de la sociedad. Los campesinos mexicanos sufrían maltratos, humillaciones y tratos indignos para cualquier mujer y para cualquier hombre. Físicamente moreno, de mediana estatura, con ojos achinados y con el rostro de alguien que podría fácilmente ser mi tío o mi padre César Chávez hace su aparición en la historia del mundo. Proveniente de una familia de inmigrantes mexicanos, creció entre los campos de cultivo del estado Arizona y más tarde de California. Allí conoció la tierra y sus bondades, conoció además el trabajo y de comunidad. Esto lo volvió un individuo bondadoso y sensible, el cualidades que lo distinguirán toda su vida y que lo llevarían a realizar una búsqueda en su interior y en el mundo que lo rodeaba. y esta travesía lo llevó en el suelo, levantar la mirada, para a salir de entre las masas, plantarse con una sonrisa plena y valor deslumbrante patearle el trasero al sistema neoliberalista americano. Esta búsqueda se trató de defender los derechos laborales de los campesinos mexicanos por lo que lo llevó a mediados de los años 60 a formar y dirigir la coalición de Trabajadores del Campo Unidos (United Farm Workers). Su liderazgo consistió en restringir la inmigración de trabajadores ilegales en el campo y la protección del mejor pago y los derechos de los campesinos estadounidenses sindicalizados. Con la idea de conseguir lo anterior organizó protestas y emplazó huelgas contra el empleo de migrantes mexicanos en el campo y contra la deportación además la naturalización de campesinos que rehusaban unirse al sindicato de campesinos, UFW. En un corto lapso de tiempo Logró conquistas importantes entre ellas la abolición del “Programa Bracero” favoreciendo ventajosamente a los trabajadores campesinos.

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César Chávez plantea en su tesis la idea de que es posible encontrar lo que uno busca. Y también que la búsqueda está en el camino que uno decida. La búsqueda de César trajo consigo una idea que en mi opinión es una idea máxima: “El de toda la educación ciertamente debe ser el servicio a otros” Y ya han pasado casi 50 años y en un tiempo que gira y se mueve a velocidades y direcciones insospechadas y donde las supremacías del verticalismo social aun en estos días tan civilizados imperan jerárquicamente, todavía existen los momentos en lo que después de una larga jornada de trabajo uno se detiene a mirar atento el ocaso y descubre, inmerso en este suspiro de alivio de estar en casa, una sensación de nostalgia de algo que no se conoció pero que vibra en algún lugar del espíritu que en conjunto con la imaginación permite pensar que el mundo, éste en el que vivimos puede ser diferente, puede ser mejor. En realidad todo esto es en sus miles de millones de versiones, es una manifestación propia del ser humano, por inclusión, propia de los guerreros de corazón de bronce, es la búsqueda de libertad. Pero la vida como he dicho gira y se mueve a velocidades endemoniadas, por lo cual también es común que el pensamiento de búsqueda se quede en una simple idea, o en una clase de cosquilla en el interior de nuestros pechos que como dolor de huesos quitamos con abrigo. Existen momentos cruciales en la historia de los pueblos, que traen consigo personajes visionarios, arraigados en sus convicciones y que ven por la colectividad y que preservan la comunidad. César Chávez ahora es un nombre que por fortuna habrá quien ya no lo relacione con el boxeo, yo por lo menos nunca más lo harésino con esta visión de búsqueda. César Chávez es un nombre que invita a incendiar esa chispa hasta crear una luz que ilumine el camino de quienes vienen atrás, tímidos y temblorosos en la oscuridad. César Chávez es un nombre que como Emiliano Zapata o Francisco Villa me resulta sinónimo de revolución, igualdad y dignidad. Nuestra historia proviene de este tipo de personajes. Esa es la historia de México. De latinoamérica. Como dice Taibo, de allí provenimos.

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El monstruo más bello Ciudad de México por Eneas de Troya.

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Se acerca el 31 de diciembre y como si no fuera suficiente señal de que algo nuevo se aproxima, por las dudas, el solsticio (de invierno o de verano, según en qué hemisferio del planeta nos encontremos) también se ocupa de recordárnoslo. Y si encima cumplen años por esos días (como es mi caso) la sensación se intensifica todavía más. Creemos que algo se termina y corremos a organizar reuniones y fiestas antes de la llegada del nuevo año. Sabemos que bien podríamos dejar algunos planes para enero, pero sentimos que todo tiene que hacerse antes de fin de año, antes de que un ciclo termine y vuelva a comenzar. Un raro nerviosismo nos invade. El último mes del año pasa más rápido que los once anteriores, pero así y todo intentamos comprimir en esos 31 días todo lo que nos quedó pendiente de los planes para ese año. En un abrir y cerrar de ojos, terminó el día, terminó el mes, terminó el año. Terminan los festejos y nos permitimos escuchar el silencio por primera vez en varios días. Entonces nos relajamos y tras un suspiro nos sentimos oficialmente viviendo un nuevo año. Y el ciclo sigue su rumbo. Aunque nosotros celebremos la llegada de un nuevo año y casi no nos preocupemos por la posición del sol más que a la hora de planificar vacaciones, casi todas las culturas de la antigüedad conmemoraban la llegada de los solsticios. Si alguna vez lo escucharon sin saber bien de qué se trata, solsticio es un término astronómico que hace referencia a los dos momentos del año en los que el sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, y la gran mayoría de las civilizaciones ancestrales ya eran capaces de reconocer la importancia que tenían (y tienen) para nuestras vidas. La transición del invierno al verano traía temperaturas más cálidas y agradables, mejores cosechas, y más facilidad para encontrar alimento. Si bien el solsticio de invierno coindice con el comienzo del invierno, la realidad es que a partir de ese punto los días comienzan a alargarse, hasta la llegada del solsticio de verano cuando el ciclo volverá a comenzar. Así, en muchas culturas el solsticio de invierno se percibía como el triunfo del sol sobre la oscuridad, e incluso era el día en el que se creía que habían nacido muchos dioses relacionados con el sol, como Horus (en la mitología egipcia era venerado como el dios iniciador de esa civilización) o Apolo (uno de los principales dioses de la mitología griega, quien amenazaba o defendía a los hombres desde el cielo). El sol mismo fue la primera divinidad a la que la humanidad veneró. Los aztecas, por ejemplo,

El ciclo de la vida por Silvana Martín

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pensaban que sus rituales de culto al sol contribuirían a que la deidad ayudara a los hombres a respetar los ciclos de la vida y a lograr mejores cosechas. Los incas, por su parte, celebraban el Inti Raymi (“fiesta del sol” en quechua) que se trataba del festival más importante de su civilización y representaba el comienzo de una nueva etapa. A la inversa, durante el solsticio de verano, estos pueblos comprobaban cómo las horas de luz solar se acortaban y cómo el sol perdía su fuerza. O por lo menos, eso es lo que ellos pensaban y temían por su propia supervivencia (como hemos visto, estos hombres tenían en claro que sus cosechas dependían de la luz solar). Surgió entonces la Noche de San Juan (todavía vigente en muchos países), una festividad durante la cual se prendían hogueras para ayudar a que el sol no perdiera su energía. Como amante del verano, siempre me alegro por su llegada, pero al mismo tiempo me enfrento a lo contradictorio que me resulta saber que los días comenzarán a acortarse inexorablemente. Y aunque hoy todos sabemos que los veranos seguirán llegando y ya no tememos inviernos eternos, ¿seríamos capaces de valorar tanto una hermosa noche de verano si no fuera por los grises días del invierno? ¿Entenderíamos la belleza que hay en una flor? La vida misma tiene una naturaleza cíclica que necesitamos comprender y respetar. El paso de las horas a lo largo del día, las fases de la luna, las mareas, el latir de nuestro corazón. Todos procesos circulares necesarios e imprescindibles para el desarrollo de la vida y para la armonía del mundo que habitamos. Nacemos, vivimos, y con el tiempo morimos, pero a lo largo de ese camino, de ese ciclo sinfín de vida, cada tanto es bueno elegir algún momento para hacer un alto antes de seguir adelante. Los solsticios y la llegada de un nuevo año nos invitan a la reflexión para encarar lo que viene con nuevas fuerzas, con nuevas energías, pensando en lo que hicimos y en lo que todavía nos queda por hacer. También puede sorprendernos la nostalgia, pero alegrémonos por haber podido vivir grandes momentos y luchemos por lograr que el próximo año sea aún más memorable. Un nuevo año es una hoja en blanco en donde escribir nuevas historias, vivir nuevas aventuras, cumplir viejos deseos y sumar nuevos. Y oportunidades, cientos de nuevas oportunidades. Aprovechemos este solsticio que se avecina para retomar los hábitos de nuestros antepasados y renovemos nuestras energías para seguir en busca de la felicidad.

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“O evolucionas o desapareces” Reflexiones y fragmentos de la entrevista con Juan Rogel,

director de la fundación

Puro Corazón

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En el boxeo, a diferencia de otros deportes, no hay mediador, no hay balón. Son dos mentes enfrentadas a través de los puños. Se demanda toda la concentración posible dispuesta en un cuadrilátero donde hay doble confrontación: con el otro, y con sí mismo. Llegar a estar ahí parado, sin miedo —o en control de él—, sabiendo que tiene que atacar, defender, distraer, agilizar, deslizar, y, en las mejores posibilidades, ganar; es un reto para el que la mente debe estar dispuesta y entrenada en una disciplina que trasciende los rounds. ¿Cómo más se puede aprender a resistir? Boxeadores que venían de las calles, de pandillas, de peleas sin guantes y sin jueces, de peleas que no necesariamente querían luchar, se reúnen ahora en el cuadrilátero de Puro Corazón, donde Juan Rogel dispone un espacio para ayudar, formar, y crear nuevos intereses en jóvenes que pueden estar distrayendo su vida, y desperdiciando su fuerza a partir del entrenamiento mental y físico del boxeo. — J.R: Acá no estamos formando boxeadores, lo que importa es que empiecen a valorar una acción, encuentren motivación y confianza. Así dijo Juan, acerca de la premisa de la Fundación que trabaja a partir de la relación de los entrenadores con los jóvenes, en su mayoría latinos y afroamericanos, que están vulnerados por problemas sociales que muchas veces hacen que tomen las decisiones equivocadas. Las cualidades que se necesitan para afrontar una pelea son, muchas veces, las que se necesitan para afrontar la vida. Puro Corazón se alimenta de esta analogía, donde la mente combativa y la disciplina se desarrollan no sólo para enfrentarse en el ring, sino para la vida en todas sus luchas, que son, así como el combate, luchas de amor, no de odio. Mantener el paso firme es no ceder al miedo. Juan es ahora, además de boxeador (desde los 8 años en México, luego en Texas y ahora en Oregon), un reflejo de su propia experiencia en otros, ya madura, germinada en un discurso para incentivar, y acoger a otros muchachos. —Hay que quitarse los prejuicios, enseñar a ocupar el tiempo. Yo empecé a hablar, Cuatehemo Bautista, entre otras cosas, me impulsó a ir a las escuelas, a entender que cada uno tiene su propia personalidad y su propia posibilidad de salir adelante. Quiero que los muchachos sepan que son realmente importantes para alguien. Así que puede ser boxeo para muchos, o cualquier otra cosa: Adrian Mendoza empezó el programa en Puro Corazón y terminó cabalgando. Cabalgando de noche y de día, con la misma disciplina que se imparte en el boxeo, con la misma pasión, con el mismo sentido de vida. Se dio una oportunidad en una forma de ocupación, lejos de las calles o de los problemas de su hogar, se dio un valor para la sociedad. Cauhtemos Alvarado, un entrenador de la fundación que se dedica sobre todo a los muchachos que están o estuvieron en pandillas, está también haciendo terapias con baloncesto. Las formas son diversas, y las metas son igualmente cumplidas. O que lo diga Marco Mendoza que ya no debe preocuparse por problemas con la ley, únicamente por sus exámenes universitarios y todo un porvenir académico en el que se abrió camino después de tomar el programa. — J.R.: ¡Cualquiera es bienvenido! Es un espacio para el pueblo.

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Para el pueblo. Qué bonito que haya un pueblo nuestro, un pueblo ayudándose. No es una coincidencia que los más grandes boxeadores del mundo hayan sido latinos o afroamericanos, y es una coincidencia afortunada, así, como mayoría seamos relegados a ámbitos de violencia y relacionados con tráfico, pandillas y drogas. Digo que es una coincidencia afortunada porque, como Juan me explicó, es una tradición histórica del boxeo, nos corre por las venas. Sin embargo, Puro Corazón, no quiere boxeadores, quiere formar personas y las personas somos de cualquier color, y cualquier nacionalidad, para cualquiera está este espacio. Simplemente es bonita esa imagen del latino, del negro luchando en Estado Unidos, haciéndose grande a través de su mente, de su corazón. — J.R: Creer para ver, no ver para creer. Espero que a los muchachos les quede algo, que evolucionemos a mejores personas, inculcar amor y sembrar disciplina. Esto comenta Juan acerca de las metas y proyecciones que tiene con Puro Corazón. Las ansias son por la educación, los valientes no son aquellos que cargan un puñal, o huyen de su casa, son quienes logran enfrentar su vida con valores, son quienes se atreven a tomar el paso, a conectarse con una actividad (en este caso el deporte), a decidirse a progresar (sabiendo que no es un camino fácil), a saber que es mejor vivir en el amor, quienes aprenden a seguir una disciplina. “O evolucionas, o desapareces” así termina Juan con la entrevista. O sabes que debes producir, sembrar en este mundo, o desapareces en tus propias aversiones y terquedades. Puro Corazón es una iniciativa que responde a las necesidades de jóvenes (y viejos) a través del mundo, está planteando una nueva manera de cultivarse, el boxeo es adrenalina, pero sobretodo, es una contienda que lo lleva al límite de sus capacidades, lo prueba y lo más importante: lo fortalece. No hay nada que no se pueda lograr.

‘’Puro corazón is about having the courage to always get up and keep fighting to become who you were born to be... a winner”

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