DE LO PRIVADO A LO PÚBLICO
mucho menos de las nuevas que están apareciendo. Me he preguntado muchas veces, cuando visito los países ricos, desarrollados y maduros, qué no hemos hecho bien o qué estamos haciendo mal para seguir viviendo con tanto atraso y desorganización. Confieso que mis primeras reacciones son siempre de pena. Pero ¡caramba! ¿Es que no podemos nosotros cambiar para mejor? ¡Qué bueno sería si tuviéramos una sociedad organizada, con servicios que funcionen, donde haya oportunidades de empleo y de trabajo y que la gente comprenda que para vivir cómodamente y con las necesidades básicas cubiertas hay que trabajar y no asumir la posición cómoda de esperar que le den ayuda! Cada día que transcurre es más difícil ser original en las ideas y en la manera de hacer las cosas. Pero si la realidad del mundo y de nuestro país cambia ¿por qué no cambiamos nosotros la manera de hacer las cosas? Me refiero a la política. Si ya no hay, o hay muy pocas ideas nuevas, sí podemos buscar ideas frescas, o refrescar algunas viejas -tan viejas que han sido olvidadas- pero que pueden ser más adecuadas a los tiempos que vivimos y a los desafíos que tenemos y que debemos enfrentar. Una de mis conclusiones fundamentales, que está a la base de la visión que trato de explicar en estas páginas, es que tenemos que voltear la pirámide con que se suele representar el poder del Estado y de cualquier otra organización. El modelo actual, como ya vimos, es el que en los niveles altos están los que
175
MORALES TRONCOSO -parte I-.p65
175
23/02/02, 12:22 p.m.