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LA ESTRATEGIA DEL CANCILLER

Para nadie es un secreto que Marcelo Ebrard aprovecha su posición de secretario de Relaciones Exteriores para posicionarse en la carrera por la presidencia de la república.

Lo sorprendente es que construye su candidatura de la mano de los Estados Unidos, que no vota, pero influye en el proceso electoral. Washington y la comunidad económica y financiera que representa han palomeado desde siempre a los que desean como presidentes de México, aunque no siempre gana su favorito.

Marcelo Ebrard trabaja coordinadamente con representantes de la Casa Blanca y se ha posicionado como interlocutor privilegiado y brazo ejecutor de las políticas injerencistas de Washington en materia de energía, ambiente, automóvil, industria y migración, por citar las más visibles.

El secretario de Relaciones Exteriores se ha abrogado, no sin enojo de sus colegas, funciones que les corresponden a las secretarías de energía, medio ambiente, economía y gobernación. Su amplia experiencia le ha permitido comerles el mandado a todos los demás, con aval y respaldo del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuya política exterior ha sido altamente condescendiente con la Casa Blanca.

Ebrard negoció con John Kerry, enviado especial de Joe Biden para el cambio climático, el aumento del compromiso de México en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. De manera inédita, ambos anunciaron la mayor ambición climática de México en conferencia conjunta. Lo hicieron codo a codo durante la COP 27.

Ahí declararon que dicha reducción sería de 35% a conseguir hacia 2030, cinco puntos porcentuales por arriba del 30% que la Semarnat tenía programado anunciar durante dicho evento. No sólo le quitaron protagonismo a la secretaría del ramo, también le corrigieron la plana.

El Plan Sonora, calificado por Marcelo Ebrard como “la base del nuevo modelo energético de México”, será uno de los productos insignia en materia energética de este sexenio

Plan Sonora

De igual modo, el canciller negoció la eliminación de la quema y el venteo en las operaciones de petróleo y gas en México, el despliegue de 30 mil MW en nuevas centrales eólicas, solares, geotérmicas e hidroeléctricas, para un total de 40 mil MW de energía solar y eólica y 105 mil MW de energía limpia hacia 2030.

El Plan Sonora, calificado por Marcelo Ebrard como “la base del nuevo modelo energético de México” es otro producto elaborado por ambos funcionarios. Se trata de un proyecto bilateral, donde México pone el territorio y Estados Unidos los equipos y el capital (48 mil millones de dólares). Esa iniciativa surgió como respuesta a los cuestionamientos de Washington sobre la política energética de López Obrador.

La visita que organizó Ebrard a Puerto Peñasco, a la que acudieron 80 embajadores y 25 representantes de organismos internacionales, fue un mero espectáculo mediático, sin mayor objeto que aumentar la visibilidad y el prestigio internacional del canciller. Los países invitados a sumarse a la iniciativa sólo están invitados a mirar, ya que es una cooperación con sólo dos participantes.

El Plan Sonora, “eje del modelo de energía limpia del país”, busca generar energía eléctrica con plantas solares, así como aprovechar el litio para impulsar la reconversión de la industria del automóvil hacia el auto eléctrico. Aprovechando los vacíos dejados por una colega que pasa su tiempo construyendo una refinería, Ebrard se ha apropiado del tema de la transición energética.

La Secretaría de Relaciones Exteriores coordina un grupo de trabajo para la electrificación del transporte, donde participa la Universidad de California, el equipo de John Kerry, así como representantes de ambos países, con objeto de crear un mapa de ruta México-Estados Unidos para transitar hacia la electromovilidad en ambos países.

En cercanía

Durante la presentación del grupo el año pasado estuvieron presentes altos funcionarios del gobierno Biden y del estado de California. La hoja de ruta fue presentada por el canciller el 1 de febrero pasado. Ebrard se ha posicionado como el interlocutor predilecto de la industria del automóvil y su localización a lo largo del territorio nacional.

La Semarnat no fue invitada a sumarse al proyecto a pesar de llevar varios años elaborando la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica, con participación de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, y MOVE, una plataforma de conocimiento auspiciada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

Más allá del giro saludable que ha tomado la política energética hacia la sostenibilidad, la cercanía y alineación de Ebrard con los intereses estadounidenses plantea un problema para nuestro país. En una reciente entrevista para Univisión, Martha Bárcena, embajadora de México en Estados Unidos de 2018 a 2021, opinó que todas las decisiones que ha tomado Ebrard al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores han estado sujetas a su ambición personal de ser el candidato presidencial y convertirse en presidente de México.

En la misma entrevista, la exembajadora confirmó las declaraciones de Mike Pompeo, secretario de Estado de Donald Trump, que afirmó que el canciller aceptó el acuerdo que dio origen al nefasto programa “Quédate en México” y le pidió mantenerlo en secreto. Pompeo aseguró que el acuerdo se negoció a espaldas de López Obrador y de la embajadora Bárcena.

Marcelo Ebrard ha hecho de los Estados Unidos su principal aliado. Es una estrategia al filo de la navaja. Entre más se aleje del espíritu original de la 4T menos chance tendrá de ganar la candidatura, a menos que piense que la última palabra la tiene Joe Biden.

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