Guardianes de lasEstrellas
Había una vez dos hermanitos muy curiosos: Mateo y Fernando.
Había una vez dos hermanitos muy curiosos: Mateo y Fernando.
A Fernando le encantaban los dinosaurios y podía nombrar a cada uno con sus dientes y colas enormes.
A Fernando le encantaban los dinosaurios y podía nombrar a cada uno con sus dientes y colas enormes.
Mateo, en cambio, soñaba con cohetes, planetas y estrellas.
Mateo, en cambio, soñaba con cohetes, planetas y estrellas.
Una noche, mientras miraban el cielo desde el patio, una estrella fugaz cayó muy cerca de ellos.
Una noche, mientras miraban el cielo desde el patio, una estrella fugaz cayó muy cerca de ellos.
Cuando fueron a ver, encontraron un pequeño dragón azul con alas brillantes como el cristal.
Cuando fueron a ver, encontraron un pequeño dragón azul con alas brillantes como el cristal.
—¡Soy Lunaris, el dragón del espacio! —dijo el dragón con voz suave—.
—¡Soy Lunaris, el dragón del espacio! —dijo el dragón con voz suave—.
Necesito ayuda… los dinosaurios de un planeta lejano han quedado atrapados y solo los verdaderos aventureros podrán liberarlos.
Necesito ayuda… los dinosaurios de un planeta lejano han quedado atrapados y solo los verdaderos aventureros podrán liberarlos.
Mateo y Fernando no dudaron ni un segundo. Subieron a lomos del dragón y… ¡fiuuum! volaron hacia el cielo, atravesando nubes, estrellas y anillos de planetas.
Mateo y Fernando no dudaron ni un segundo. Subieron a lomos del dragón y… ¡fiuuum! volaron hacia el cielo, atravesando nubes, estrellas y anillos de planetas.
tranquilizarlos:
—Notenganmiedo,¡losvamosaayudar!
—Notenganmiedo,¡losvamosaayudar!
Mateo,mirandolasestrellas,tuvounaidea:
Mateo,mirandolasestrellas,tuvounaidea:
SiusamoslaluzdelaconstelacióndelDragón,podremos
—Si usamos la luz de la constelación del Dragón, podremos lapuertadelvolcánsinpelear.
Con la ayuda de Lunaris, los dos hermanos dibujaron en el cielo un gran dragón de luz. Sus rayos iluminaron la montaña y el dragón de fuego, sorprendido, se calmó y se hizo amigo de ellos.
Con la ayuda de Lunaris, los dos hermanos dibujaron en el cielo un gran dragón de luz. Sus rayos iluminaron la montaña y el dragón de fuego, sorprendido, se calmó y se hizo amigo de ellos.
Los huevos de dinosaurio quedaron a salvo, y los animales bailaron alrededor de los niños en señal de gratitud. Los huevos de dinosaurio quedaron a salvo, y los animales bailaron alrededor de los niños en señal de gratitud.
Cuando regresaron a casa, el dragón Lunaris les guiñó un ojo:
Cuando regresaron a casa, el dragón Lunaris les guiñó un ojo:
—Gracias, guardianes de las estrellas. El universo siempre tendrá un lugar para ustedes.
—Gracias, guardianes de las estrellas. El universo siempre tendrá un lugar para ustedes.
Y así, cada vez que Fernando veía un dinosaurio en sus libros, y Mateo observaba las estrellas, recordaban que juntos habían vivido una aventura que nadie más creería.
Y así, cada vez que Fernando veía un dinosaurio en sus libros, y Mateo observaba las estrellas, recordaban que juntos habían vivido una aventura que nadie más creería.
Fin.
A mis tesoros más grandes:
A mis tesoros más grandes:
Que nunca dejen de soñar con dragones, dinosaurios y estrellas.
Que nunca dejen de soñar con dragones, dinosaurios y estrellas.
Este cuento es para que recuerden que juntos pueden llegar tan lejos como deseen.
Este cuento es para que recuerden que juntos pueden tan como deseen.