Revista Despertar Espiritual - Edicion 4

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Claudio María Domínguez ESPIRITUALIDAD PRÁCTICA

¿CÓMO DEJAR DE Amigos del alma, gracias por su búsqueda interna y por la indagación del Ser. ¿Cómo se sale del sufrimiento, de la mentira, de la adicción continua, de la necesidad, del odio, de los recuerdos del pasado que no se superan, de los miedos al futuro y de las depresiones de todo tipo?, ¿cómo logramos que nuestros pensamientos, palabras y acciones no generen reacciones que vuelvan a nosotros continuamente?, ¿cómo escapamos de esta rueda que parece no tener fin? La respuesta es tan sencilla, que hasta a veces asusta. Amando, amando, y amando. Nos parece insólito, leer esto, escucharlo, porque suena tan simple que enseguida la mente trata de colocarse en una posición de superioridad con todo su bagaje de conocimientos y sus curriculums y sus años de mundo y relaciones, y opina que no. Que no puede ser tan simple la ecuación de la vida, o incluso más, que si de amar se trata, eso es lo que hemos estado haciendo, y sigue la trampa, el engaño, la ignorancia de llamar amor a lo que hemos estado viviendo y que de amor, genuino, incondicional, verdadero, en realidad no tuvo nada. Fueron distintos estados de negociaciones y condicionamientos, de provechos, de carencias, de buenas intenciones, de sacrificios sufridos, de concesiones, de exigencias, de todo lo que se nos ocurra, pero de amor, casi nada. El amor no tiene pasado ni futuro, no analiza, no opina, no juzga, no compara, no exige, no ordena, no mendiga, no impone, no ruega, no necesita, no limita, no culpa, ni siquiera perdona. Miren que fuerte esto, el amor no perdona, ¿por qué? porque simplemente, totalmente, incondicionalmente ama.

sufrir

No necesita perdonar para amar, ya que ama directamente. Por eso se dice que quien perdona, todavía no ama en plenitud, tiene el ego herido, ve la diferencia, la separación, pero con un cierto discernimiento, decide ir superando sus miserias mentales y emocionales, y empieza a perdonar , lo que de por sí, ya es un gran logro. Pero confundir perdón con amor es seguir manteniendo la mentira. El amor, es amor, y no otra cosa. Basta de disfraces, de ocultamientos, nadie debería engañarse más a sí mismo.Ya nos pasamos engañando al mundo, pero es hora de entender que fuera de nosotros no hay refugio. Nadie escapa de sí mismo. Si nos amamos, amamos de verdad, sin fantasmas de la mente, ni residuos del pasado, ni neurotransmisores hechos pelota, de tantos golpes recibidos y que es hora de arreglar para siempre, sin tantas cicatrices, que ya tienen que cauterizar definitivamente. Si amamos, lo que somos, lo que es el otro en su esencia mas allá de todo nombre y forma, si amamos, la existencia, la creación, la conciencia, el alma universal, ya esta todo ahí. Cuando amamos no dañamos a otras formas de vida, que son otras formas de nosotros mismos en distintos cuerpos y por ende no hay que volver a experimentar lo que hemos causado. Cuando nuestros pensamientos, palabras y acciones son luz, y no odio, son amor y no perjuicio, son paz y no miedo, ya estamos aptos para ser felices, y no repetimos más materias que nos aten a sufrimientos residuales. Si quieres conocer más sobre las actividades de Claudio María Domínguez ingresa a www.claudiomdominguez.com.ar.

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