Despertar en primavera - Lenina García

Lenina García

Despertar en Primavera

Colección Ixchel

SIÓN EDITORIAL

Despertar en primavera Lenina García Primera Edición Octubre de 2018 Quetzaltenango, Guatemala Colección: Ixchel Cuidado editorial: Sión Editorial sioneditorial@gmail.com

Ilustración de portada: Nastassja Miroslava Ponce Cividanis Diseño y diagramación: Manuel Rodas Fotografía de la autora: Danilo de Jesús Ramírez Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro con fines comerciales. Esta obra está licenciada bajo la Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. Para ver una copia de esta licencia, visita http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/.

A Lenina Crowne, de Aldous Huxley: Un día ella despertó de la hipnopedia y pudo ver con claridad.

Sea este poemario, su retorno a Mundo Feliz.

“En el velo de bruma donde tiemblan las sombras, en ese incierto tiempo del alba, en la corola de la niebla nacerá el canto del ruiseñor que todavía duerme” Alaíde Foppa

Despertar del sueño

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Mundo Feliz o un diálogo con Aldous Huxley I De dónde viene el silencio ¿quién lo inventó? ¿cuál es el mensaje de los jeroglíficos tallados en la cueva? ¿cuál es la edad de la hierba? ¿de qué tiempo somos? ¿a dónde vamos? ¿para qué vivimos?

II Irrumpimos el silencio en la longitud de la historia.

Descubrimos el fuego, perfeccionamos la daga, moldeamos el gemido primitivo del lenguaje, caminamos en la coraza fértil de la tierra, primero como reptiles, luego como mamíferos nómadas y erguidos.

Navegantes hemos sido, guerreros, herejes, rapsodas.

Nos cambiamos de nombre y a la historia también.

Patriotas o extranjeros, encima de tantos caballos cabalgamos la vida.

En nombre de la libertad promotores de guerras, encima de los cadáveres instauramos fortalezas.

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Tantos descubrimientos, tantas lunas devoradas y al final en las manos siempre nos queda la paradoja de la existencia.

III La cola del tiempo se enrosca en nuestro cuello, algo tenemos de pasado que nos nacen las arrugas.

Vuelven las preguntas, las no respuestas, la llaga primitiva de sabernos mortales.

IV Al abrir los ojos tuvo plena consciencia y en la repartición del Reino el hombre sometió a los árboles y ríos, inventó fronteras y una interminable escalera hacia el Paraíso.

Con el devenir de los tiempos descubrió la alquimia del progreso, entre máquinas y cohetes apresura su salida de la Tierra.

No sin antes desechar con aguja o bisturí cualquier rastro de su estirpe, de su humanidad.

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Origen Quisiera encontrar los pedazos de tierra que era al principio, reconstruirme en la llama de fuego, caminar a tientas la ruta espiral de mi centro.

Descifrar el aliento rupestre impregnado en los pies, abrazar esta planicie mariposa bóveda que absorbe mi espalda, sentir la furia del mar en mi cuerpo primigenio.

Tomarme de las manos, hacer una ronda/órbita alrededor del universo.

Soltarme el cabello, revertir el espejo.

Volver a los siete meses, flotar en la gravedad del comienzo, cuando la palabra primera, me invocó.

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Diálogos con una piedra Te hablo a ti piedra del Norte, del Sur, del Este y el Oeste, antiguo cigoto ancestral, vigía de los tiempos, luz de la historia.

Te hablo a ti roca de los suelos, a veces inerte, a veces tropiezo, a veces inteligente por tu talento al callar.

Consternada, a cada paso te golpeo, sin razón o intención, con esa extraña energía que me atrae hacia ti. ¿Acaso no eres la estética de la tierra? ¿Acaso no evolucionas igual que nosotros?

Podrás ser un cuerpo tan ínfimo, podrás saberte por siempre en el exilio, pero dialécticamente te deslizas por el mundo reparando grietas, haciendo caminos y sabes más de la vida que los pies que te han triturado.

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Revelación del infinito Cuando de niña descubrí por primera vez un bosque y un libro, supe que tenía frente a mí el infinito.

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Muertos, desde siempre La muerte nos ha llegado desde hace mucho, tan solo vivimos regenerándonos, reponiéndonos de la agonía.

La muerte camina afanosa junto a nosotros y le huimos absurdos sin sabernos cadáveres.

Algo de arrebato, algo de duda, algo de anhelo revive el reloj del latido, fuerza que nos orilla a ver el sol entre la escarcha a fundir la estatua de la inercia a resistirnos.

La muerte nos calza y aún así palpitamos en los brazos tiernos de la vida, aspirantes a seres humanos con la voz seca, el sudor escurrido y los sueños a medias.

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Inventario No tengo voz solo el silencio de un mueble de cocina.

No tengo manos, solo herramientas para ser explotada.

No tengo pies, tan solo figuras que arrastran cansancio infinito.

No tengo ojos, solo agujeros donde se cuelan aguas negras.

No tengo piernas, aparecieron mutiladas en una banqueta.

No tengo espalda, solo un muro donde escalan otros arrancándome la piel.

No tengo cintura, solo un espacio donde ser atada a los demás.

No tengo vagina, solo un rincón donde parir soledades.

No tengo lengua, No tengo brazos, No tengo rodillas, No tengo orejas, No tengo senos, No tengo vientre...

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Expulsada del paraíso condenada al destierro, soy un espectro que flota en el aire con una corona de espinas.

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Mi casa Desde pequeña errante, en cuartos de alquiler, en apartamentos donde compartíamos el patio con los niños, donde cada vecino era un personaje en mis historias, donde nos turnábamos los lazos para tender.

De adolescente, errante, con el intestado de mi tío, entre papeles y discusiones de familia, sin tronco al que aferrar la fe.

De joven errante, mariposa vagabunda ante la primavera de la vida, exiliada a Kaminal, al Parque San José.

A la trinidad de la Quinta, La Castillo y la Landívar.

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La casa se me fue haciendo pequeña, entonces construí una casa sin puertas ni paredes en la calle, porque hay que hacer de la calle una casa, en los parques, en los bosques, en los mercados, en las plazas, en los callejones donde resurgen los besos, en los rostros de los que bregan sin claudicar, en un abrazo, en una caricia, en un lugar de paso.

Por eso soy de mí, soy del mundo, construyo una patria en cada pliegue del espacio, en cada lugar divisado en las pupilas.

Mi cuerpo se compone de múltiples casas y mi alma se renueva cada día para las visitas, para las tardes de café, mientras bailo en la sala improvisada de mi casa.

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Ávida y mortal

“Mientras yo no pueda respirar bajo el agua, o volar (pero de verdad volar, yo solo, con mis brazos), tendrá que gustarme caminar sobre la tierra, y ser hombre, no pez ni ave”.

Jaime Sabines

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Escupida Nunca antes la realidad se había quitado la piel y me había mostrado tan de cerca sus llagas, nunca antes me había escupido un gargajo sólido, fétido como si estuviera en deuda como si no existiera.

O tal vez no exista y la vida sea una prolongada mentira donde solo hay espacio para ser espectador.

A penas me limpio la cara, camino sin rumbo por la ciudad y su incendio, mañana tal vez amanezca tirada en la acera con una bala entre las sienes, porque me negué a ser parte de esta farsa porque no pude asesinar al viento porque no fui de este territorio ni de este tiempo...

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El nudo del sueño Hay un tramo de la madrugada donde se ensancha el nudo del sueño y la memoria insiste en revelar pasajes olvidados.

Torrente de lava negra, allí se escurre la pesadilla que viaja desde el primer día cuando el silencio explotó.

Una voz grita que amanezca, otra suplica permanecer frente al espejo.

La barca intenta superar el trayecto.

La lava se agita, pierdo los remos. ¿Cuál es esta realidad nocturna que se confiesa sin yugo?

Amanece y la memoria pétrea de silencio, no puede contar lo que miró.

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Camisa de fuerza Camisa de fuerza esta cárcel esta fachada, oscura ceguera que habita en mi mente.

Rechinan mis dientes, rasco paredes, me jalo del pelo. me araño la piel ¡Qué incapacidad para volar! ¡Que oscuro abismo, qué holocausto!

Exterminio de mí.

Uno a uno van pasando mis sueños en la cámara de gas. ¿Hasta cuándo veré el sol? ¿Cuánto tiempo en estas paredes? ¿A dónde se fueron mis brazos? ¿Por qué ya no siento mis pies?

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Cuando la piel llore Animal sin lengua, palabra no dicha, tesoro de soledad.

Quiero penetrar mis pasos en la noche azulada sin testigos, sin oídos.

Quiero pasar desapercibida, mantenerme al margen de la sombra, aunque sea unos instantes saberme en este mundo sola, desposeída.

Y por fin animarme a salir cuando la piel llore descarnada en silencio, cuando haya calmado el sol hiriente de la realidad.

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Súplica Palabras, destruyan los barrotes de esta jaula, incendien cada látigo atado a la garganta, corran despavoridas de la razón.

Dancen, vuelen, revienten el espacio, desfundan sus alas.

Vayan al centro de los sueños, seamos una con la libertad.

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Algún día Algún día se cerrarán las ventanas, aferraré mi espalda en el asiento de atrás, se desvanecerá gota a gota el fluir del recuerdo, se apagarán las luces, el gato buscará otro sitio, un nido de polvo nuevo crecerá en las banquetas, el viento traerá otro color.

Algún día la pared se llenará de moho, cambiará de ruta la gaviota, se oxidarán los cerrojos, serán confusos los rostros, llegará el tiempo de la polilla.

Pero ¿Cuál es esta forma de olvido? ¿En qué momento nos hacemos historia? ¿Cuándo nuestro nombre se destiñe, se acaba?

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Una banca a la orilla del mar

“Oh mi voz condecorada con la insignia marinera, sobre el corazón un ancla y sobre el ancla una estrella” Rafael Alberti

Construiré una banca a la orilla del mar, sus raíces anidarán la nuez de la tierra, a prueba de la furia, de la furia en altamar.

Sentarme en los días de bruma en total perplejidad, viendo la contorsión de las olas el danzar de su cuerpo salitroso.

Escuchar la colección de sonidos que habitan las caracolas.

Mirador de la lluvia, muestrario de nostalgias.

Apacible asiento donde aguardar el crepúsculo, donde atrapar una brizna de sol.

Con el oficio de alguien que talla, construir una banca a la orilla del mar.

Acompañar mi soledad del monstruo marino, aferrarme al silencio de su canto entre las olas.

Ver partir en lontananza los recuerdos, las palabras.

Soltar por fin, la botella del tiempo.

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Con esto empezará su primavera

“Sé lo que es la primavera porque siento un perfume de polen en el aire, que tal vez sea mi propio polen, siento estremecimientos sin motivo cuando un pajarito canta y siento que sin saberlo estoy reformulando la vida. Porque estoy viva”.

Clarice Lispector

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La que aún no se conoce Esta es la que aún no se conoce la que despunta sus primeros rayos al alba la que flota entre las lágrimas.

Esta es la que aún no nace la que gira, siempre gira en Luna nueva la que se atreve, la que se frena, mariposa escuálida botón de orquídea.

Esta es la única que quedó entre las ruinas, entre espejos rotos, máscaras, ensoñaciones fallidas.

Esta es el único retoño de vida ¡el único que queda!

Con esto empezará su primavera.

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Sabiduría de las abuelas Las abuelas dicen que hay que cortar los rosales en Luna llena, para que crezcan.

Que hay que tener buena mano para sembrar.

Hablarles a las plantas, echarles agua.

Así corto mi cabello para remover las hojas secas.

Es el tiempo, de la joven en flor.

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En busca del silencio O la insurrección de Lenina Crowne Voy en busca del silencio, escalo la montaña para ver el cielo despejado y atrapar con las pestañas un cúmulo de estrellas ¡qué lejanas! ¡qué extranjeras me parecen! este cuerpo de concreto me ha privado la imagen real del Universo ¿a dónde se fue la Luna? tan grandes son las torres que no la veo.

Voy en busca del silencio, me aferro a la inocencia de la infancia, voy hacia un lugar sin vallas, ni autopistas, donde las luces no distorsionen mi mirada.

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Voy en busca del silencio a abrazar mi secreto, a palpar uno a uno mi dolor, a sentir hasta lo más hondo el eco de mi tiempo.

Porque todos hablan, gritan, hurgan en la vida del otro.

Yo busco la esencia, el profundo sentido de las cosas.

Por eso quiebro las pantallas, los relojes, los espejos.

Voy callando una a una las voces que me siguen, que me hablan.

Voy en busca del silencio, a vibrar en el vacío, a aprender de las hormigas su filosofía, a caminar descalza por la arena.

A ver con los ojos cerrados.

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Ancestras Soy mis abuelas soy mis tías soy mis primas soy mi mamá soy las mujeres Soy el vestigio de sus pies inquebrantados por la espina.

Soy la memoria colectiva de su pelo, piel de sus cuerpos, manuscrito de voces que se rebelan.

Trenza color abeja, maíz que pulula en la sangre, fermento de lucha, aguacero para la siembra.

Portadora de historia sobreviviente al exilio.

Soy el collar de sus nombres defendiendo libertad.

Soy mis abuelas soy mis tías soy mis primas soy mi mamá soy las mujeres soy el microcosmos de su columna vertebral.

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Memoria Abriré el cajón, desempolvaré mi recuerdo hecho tiempo, posaré la mirada en cada artefacto de niña.

Viajaré años luz de esta vida menguante.

Sentiré el olor que despidió la piel, las células de cada fulgor los rostros que dijeron adiós.

La metamorfosis de las alas renovadas.

Recordaré la infancia, el hallazgo del bosque, la prolongación de la palabra, el parque donde fue libre la adolescencia.

Vendrá frente a mí la noche más larga del llanto, el miedo más abyecto, la soledad más habitada.

No habrá espacio para muros de lamentos.

Abriré el cajón sin miedo allí estará todo, cuando lo cierre cada recuerdo se llenará de un viento nuevo.

Seguirá latiendo en el espacio denso de la memoria.

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Quiero sentir Quiero entregarme a sentir este vaivén que vibra en mi piel, mariposa que aletea en la punta de los pies, lluvia que enciende el farol de mi cuerpo, roce tibio del aire que alborota el cabello, luz de Luna que humedece mi sexo.

Quiero sentir sin preguntar, ser más que huesos más que un simple cuerpo.

Recorrer este vacío, explosión de galaxia, oquedad inabarcable que soy.

Dejar que suene el cascabel de mi ombligo, perder la noción del espacio/tiempo, reunir las coordenadas de mi centro, ser una con el Universo.

Sentir...

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Paraíso Me gusta huir a ese montículo de árboles y flores, de ramas retorcidas donde mi vestido campea al ritmo del viento.

Me gusta sentir el cosquilleo de las hormigas bordeando mis piernas, el sol rebotando en mi cuerpo, mis pechos volando como dos mariposas inquietas.

Me gusta regresar a esa casa de árbol, al cofre donde guardé tantas cartas esperando una respuesta de la tierra.

Hábitat natural, tapete de hojas suelo/cielo de estrellas, el placer más exquisito de la libertad.

Mientras la memoria del tacto va recordando cada textura del follaje, cierro los ojos y creo que ya estuve en este lugar.

No temo a la muerte, este es mi paraíso terrenal.

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Sexto sentido Se apagan las luces y la llama sigue encendida.

Mientras las repisas caen y los rincones perecen las imágenes van girando en su órbita.

Detengo el tiempo y lo abrazo en mi pecho.

Respiro, solo respiro.

Levito en el aire, me hago polvo, activo el sexto sentido de mi ser en cautiverio.

Suelto el colibrí escondido en mi lengua.

Me integro al ritmo de este mundo inexplorado no susurrado no inventado.

Se mueven mis placas, la venda se rompe.

Solo quedo yo y mi sexto sentido.

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Despertar en primavera Cuando moría, los colibríes llegaron revoloteando como milagro, poblaron de hojas las ramas secas de mi cabello, la sangre atorada en las venas bombeó de nuevo al corazón.

Con su aleteo infinito, dibujaron flores en mis pezones.

De su néctar, bebieron miel.

Desnuda y en soledad pude salir de mi viejo escondite, ya no huí del relámpago dejé que la lluvia limpiara cada una de mis llagas que abrazara el lienzo de mi piel.

Y me encontré llorando como se llora al abrir los ojos al mundo por primera vez.

Desperté en primavera con olor a jazmín y tierra mojada -como se despierta cada mañana-, con la esperanza de un nuevo Sol.

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Lenina Amapola García López (1992) Maestra de Educación Primaria y Profesora de Enseñanza Media en Lengua y Literatura por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Estudiante de la Licenciatura en la Enseñanza del Idioma Español y la literatura, e integrante del Colectivo Literatas que dan lata. Sus cuentos y poemas han sido publicados en La Revista Primeros Auxilios, Volumen 1, Chuleta de Cerdo Editorial (2016) y en blogs digitales. Ha leído su poesía en Ferias del Libro y en el Festival Internacional de Poesía Aguacatán 2017.

Además de escritora y poeta, mantiene un fuerte activismo por la Educación pública. De 2012 a 2017 coordinó el Programa Educativo del Niño, Niña y Adolescente Trabajador PENNAT y de 2017 a 2019, ocupará el cargo de Secretaria General de la Asociación de Estudiantes Universitarios “Oliverio Castañeda de León” de la USAC.

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