LIBRO DE CUENTOS DE TERROR 2

2 CUENTOS DE TERROR Basado en el libro “La dama de blanco” del autor Guillermo Barrantes, esta obra literaria muestra la creatividad, el talento y la capacidad de expresión de las alumnas de sexto grado A y B del Colegio María Auxiliadora.

“Puede que la pandemia prive a las personas de la libertad de circulación, pero no podrá privar jamás la capacidad de imaginar” Silvia Álvarez- Docente

El libro que tienes en frente está inspirado en la obra literaria “la dama de blanco”, del autor argentino Guillermo Barrantes.

La dama de blanco comienza con un corazón roto: Fabián ha perdido a Rufina, una joven enigmática, pero recorrerá toda la ciudad de Buenos Aires para recuperarla.

Leyendas urbanas y misterios históricos se cruzarán en el camino de este muchacho, que está dispuesto a todo para encontrar a Rufina. Con la ayuda del poeta Dante Alighieri, Fabián intentará no perderse en el laberinto de calles y reencontar al amor de su vida.

Las alumnas de sexto grado, con la orientación de su docente, han creado nuevas aventuras sobre Fabián.

Guiado por la poesía de Dante deberá atravesar por terroríficas pruebas y encontrarse con monstruosas leyendas.

Año: 2020 Colección: Maín y Petronila Autores: Alumnas de sexto grado Compaginación: Silvia Alvarez – Docente Colaboración: Paula Riebke Copyright, Colegio María Auxiliadora, Tucumán. Argentina.

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Índice El hombre del subte

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El ama de llaves

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La luz mala

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Niños sonrientes

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La casa abandonada

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El perro del demonio

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En la biblioteca

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Javier el duende

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El círculo interminable

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Caffe Evil

22

Esfinges

24

Muñeca endemoniada

26

El zombi del bosque

28 2

El misterioso círculo mítico

30

Fabián y el minotauro

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Un lugar muy peculiar

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El tenebroso cambiaformas

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El ogro y su tesoro

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EL HOMBRE DEL SUBTE Fabián estaba al tanto de que faltaba un último círculo mítico, pero no le preguntó a Dante de qué se trataría.

Llovía constantemente sobre el Buenos Aires, y corría un frío que cortaba la piel, a tal punto que se volvía insensible.

Dante iba en el taxi de la muerte con Fabián y le dio un reloj de la marca Citizen y Fabián.

FABIAN-¿Para qué me va a servir esto?

DANTE-Ya vas a ver. Te cuento una historia: Este hombre iba todos los días una hora antes al subte para llegar bien a trabajar. Un día, un ladrón lo encontró al hombre solo, ahí enfrente de las vías, esperando al subte y lo tiró justo cuando éste pasó cortándole las piernas. El ladrón salió corriendo y este hombre murió en las vías. Desde ese día el fantasma del hombre va buscando a su asesino para vengarse. Se dice que el hombre solo vio una sola cosa de su asesino, vio su…

Fabián-¿Qué fue lo que vio al ser asesinado?.

Dante-Llegamos.

Llegaron a la estación de Retiro, en el subte de línea A, en Libertador y Av. Alem.

Dante dijo: AL QUE MADRUGA DIOS LO AYUDA NO POR MADRUGAR AMANECE ANTES… Fabián entró a la estación y bajó por unas escaleras muy oscuras y solitarias. Estaba pensando en lo que el hombre le había visto a su asesino y en el refrán que le dijo Dante.

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Cuando terminó de bajar las escaleras no había nadie, ni un alma.

Bueno, un alma sí.

Se puso enfrente de las vías y de repente estuvo cara a cara con las vías. Alguien lo estaba agarrando muy fuerte del cuello presionándolo contra las vías.

Cuando sintió venir el subte, a Fabián, casi se la sale el corazón, y justo antes de que caer a las vías, extendió su mano y le mostró el reloj al espíritu.

De repente, el espíritu se detuvo, Fabián ya no estaba cara a cara con las vías y nadie lo estaba ahorcando del cuello.

Fabián exclamo: ¡EL RELOJ! El hombre antes de caer vio un reloj ROBLEX a su asesino, pensó.

Pero Fabián tenía uno Citizen por lo que el hombre, luego de ver el reloj, lo dejó que se pare, y se puso al lado de él, lo miró y se fue.

Fabián salió por Constitución y Av. Baracas. En ese lugar, estaba esperando el taxi.

Finalmente había terminado el noveno círculo mítico.

Indiana Frau

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El ama de llaves Entre tanto, el taxi se desplazaba por las calles del lujoso barrio de Belgrano de Capital Federal. En la otra Buenos Aires…

De pronto, Fabián miró hacia una gran casa con rejas altas. Pudo observar en primer lugar, un gran chalet, en segundo lugar, vio en el recibidor a una bella mujer, con vestimenta de los años 40, parada mirando hacia la calle.

Fabián atrapado por la belleza de dicha dama, hizo detener el auto y preguntó a Dante quien era. Éste le comentó que dicha mujer murió, esperando que su prometido cumpliera la promesa de buscarla, para vivir con ella, una gran historia de amor…

Su prometido nunca volvió para casarse y dicha dama sigue esperándolo en el hall de la entrada de la casona, que alguna vez lució su esplendor.

Amigo, en el espejo de la vida un amor viejo nunca se olvida.

Cuando Fabián atravesó el portón de la reja de entrada, notó en la cara de la dama, la inmensa tristeza de la espera que, aún hoy, después de muerta, expresaba mientras esperaba el regreso de su amor.

Luego, la mirada de la mujer se iluminó y su rostro triste sonrió después de varias décadas, pensando que su prometido había regresado a buscarla. Ésta atrapó a Fabián entre sus brazos, lo cual, le causó un terrible escalofrío desde la cabeza hasta la punta de los pies. Asustado, quedo inmóvil, sin saber qué hacer. En ese momento, totalmente sorprendido, sacó de su bolsillo un anillo de perlas. Se lo obsequió a esta bella mujer. Su cercanía era tal, que hasta su perfume podía percibir.

Cuando ella recibió el anillo, sintió una inmensa alegría en su interior. Agradeció con una gran sonrisa. De esta manera, miró a Fabián,

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se dio vuelta y con esa alegría que la envolvía regresó al interior de la antigua casona. Para ella, su prometido había regresado.

Fabián se alejó cerrando el portón de rejas altas que limitaba con la vereda. Al subir al auto, le comentó a Dante lo sucedido con el anillo que encontró. Dante le contó que ese anillo pertenecía a su prometido, el cual antes de partir se lo iba a entregar. Nunca lo hizo…

La Parca también había llevado a su prometido en su taxi y entregó el anillo para cumplir la promesa pendiente.

Anisse Dadda

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La luz mala Fabián se encontraba caminando solo, por las calles de Buenos Aires. Estaba tranquilo sin que nadie lo molestara porque eso era lo que quería, estar solo, y que el frío viento de ese invierno rosara sobre su rostro con sus ojos cerrados.

Pero en un segundo a otro sintió una leve luz en su rostro y eso hizo que abriera levemente sus ojos. Fabián no lo podía creer, aquella luz brillante y azul se acercaba y alejaba de él como si temiera ser atrapada. Luego desapareció dejándolo confundido.

Fabián, asustado, salió corriendo después que viera nuevamente el reflejo azul de la luz sobre el piso mojado.

Se despertó muy rápido de esa pesadilla, parecía que se había puesto muy nervioso debido a que estaba sudado y se cuestionó si ese sueño era real o no aunque se sintió bastante real.

Fabián se levantó rápido y tomó su celular para poder saber qué hora era. De repente tiró aterrado su teléfono hacia el piso, ¡no podía creer lo que acababa de ver! Un video que se había viralizado mostraba lo mismo que él había soñado, solo que esta vez, apareció esa luz a unos jóvenes que caminaban, muy de noche, por la Avenida 9 de julio. Fabián no lo dudo más y se dijo a sí mismo: Hoy voy a ver esa luz.

Llegó la noche, Fabián preparó su mochila para poder ver esa luz, tomó sus cosas y salió de su casa. Había llegado a su destino algo asustado, pero esto no le impidió que se armara de valor y fuera directo al lado del Obelisco, donde aparecía la luz. Espero unos minutos hasta que sintió escalofríos, se sentía observado por una presencia de maldad y oscuridad. Tomó todo su valor para poder ver a su costado y vio esa luz, por fin.

Esa luz que aparecía en su sueño, la misma luz que vieron esos jóvenes. No dudó más y con su teléfono quiso grabar, pero la cámara no le funcionó, como si una especie de campo magnético le impidiera funcionar adecuadamente a su celular, éste empezó a dejar de reaccionar y parpadear intensamente hasta que se apagó. Batería agotada. ¿Cómo los jóvenes pudieron filmar y a mí el teléfono no me funciona? se preguntó. Pero de tanto pensar, la luz desapareció sin dejar rastro alguno.

Sin dudarlo se fue a su casa corriendo. Al llegar, se acostó muy rápido en su cama, tapándose el rostro con las sábanas para quizás, ya dormido, encontrar una respuesta en sus sueños. Muy desconcertado se preguntaba: ¿qué fue lo que paso? ¿Por qué mi cámara no funciono?

Por dios, tengo tantas preguntas y ninguna respuesta. Cerró sus ojos quedándose completamente dormido.

A la mañana siguiente se levantó un poco confundido, todavía; tomó su celular y llamó a su amigo Dante: D: Hola ¿qué paso Fabián?

F: Hola Dante, te quería preguntar si me quieres acompañar a ver esa tal luz, que todos hablan y nadie se anima a ver, bueno… excepto yo.

D: ¡Claro que te acompaño! ¡Siempre quise ir a ver esa luz!

F: Perfecto, entonces hoy a las 11:30 de la noche nos vemos D: Bueno F: Muchas gracias D: No, a ti por invitarme F: Okey, adiós nos vemos después

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D: Adiós -fin de la llamadaLlegó la noche y Fabián fue a buscar a Dante ya que su casa quedaba más cerca de donde se encontraba la luz F: - Hola Dante ¿vamos?

D: Claro, vamos.

F: ¿Tienes un plan para enfrentar a esa cosa?

D: Sí, Estuve investigando en internet y dicen que esa luz es un espíritu, que protege un tesoro escondido ese espíritu es un pirata que guardó un tesoro ahí para que no se lo robaran.

F: ¿Enserio?

D: sí, y por eso traje esto –abre su mochila y saca una pala, agua Bendita y una cruzF: ¿La pala es para desenterrar el tesoro y la cruz y el agua bendita para qué es?

D: Es para enfrentar a la luz.

F: Bueno, vamos.

Llegaron al lugar donde se encontraba la luz, al lado del obelisco.

D: Fabián nunca, pero nunca mires fijamente la luz. Le advierte Dante.

F: ¿Por qué?

D: Porque dicen que esa luz puede controlar la mente y hacer cosas terribles.

Llegaron al lugar y se sentaron en el piso, detrás de unos arbustos, hasta que la luz apareciera, y, después de tres minutos apareció.

D: Ahí está la luz, pásame el agua bendita y vos agarra la cruz.

Dante le estaba tirando agua bendita y Fabián arrimaba la cruz. La luz se iba haciendo mucho más pequeña, cada vez que Dante le tiraba agua bendita, la luz iba perdiendo intensidad, cada vez que Fabián le mostraba la cruz se debilitaba. Hasta que por fin la luz desapareció.

D: ¿Quieres que desenterremos el tesoro?

F: Claro, espera, nos puede ver alguien.

D: No, si lo hacemos rápido.

Dante tomó la pala y comenzó a cavar, cavaron y cavaron, pero no encontraron nada parecía que el tesoro, estaba muy debajo de la tierra, o en realidad no existía.

D: ¡Todo esto para nada!

Los dos rieron. Pero Dante, no estaba tan seguro que la luz hubiera desaparecido para siempre, pero decidió no contarle nada a Fabián para que esté tranquilo.

Lourdes Romano Ocampo

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Una vez más, la muerte lleva a Fabián y a Dante al último circulo mítico en un barrio llamado ´´La Boca´´.

Dante le explica a Fabián que ese barrio solía ser el más colorido y pintoresco de Buenos Aires e inspiró la música del famoso tango “Caminito”, compuesta por Juan de Dios Filiberto. Él era muy querido por las personas de ahí porque le bailaba a los niños enfermos del hospital Argerich, un hospital de niños.

Lamentablemente hubo un accidente en este hospital y se incendió.

Todos los niños murieron.

Cerraron el hospital pero dicen que, a veces, se escuchan los gritos de los niños quemándose. Hay algunas personas que dicen que lograron ver algunos de ellos quemados, casi como zombis.

Tienes que pasar por ahí sin que te hipnoticen con sus risitas de niños felices y llegar al cuarto 102 donde está el portal hacia el otro Buenos Aires, le dijo Dante a Fabián.

Antes de entrar te daré un consejo que tienes que recordar al estar allí adentro:

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NO TE DEJES ENGAÑAR POR ESAS RISAS INOCENTES QUE SOLO HIPNOTIZARÁN TU MENTE Y LO QUE TE PASE ALLÁ DENTRO YA NO SERÁ UN ACCIDENTE Fabián entra al hospital y, al principio, no encontró ningún niño pero al final los vio. Ellos tenían una hermosa risa que de verdad hipnotizaba, pero recordó que tenía que volver a su casa.

Una niña lo tomó de la mano y lo estaba llevando a un lugar donde seguía el fuego prendido. Rápidamente Fabián se dio cuenta y recordó la frase de Dante, se soltó de la niña y corrió hacia el portal que lo llevó a casa, a su casa.

Volvió con sus familiares y amigos, organizó una fiesta para poder escuchar las hermosas risas y también recordar la sonrisa de Rufina.

Y ahora, todas las mañanas antes de ir a trabajar, va al cementerio y le deja un ramo de flores a la estatua de Rufina.

Lucía Fagioli

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La Casa abandonada El taxi de la parca se detuvo en una casa antigua del barrio Palermo. Antes de que Fabián bajara, Dante le advirtió que tuviera cuidado ya que allí se encontraba el fantasma de un hombre llamado Jonás, que a simple vista parecía bueno pero en realidad tenía un malvado plan. También le dijo que podía atraparlo con un espejo de plata, pero debía hacerlo antes del atardecer y se lo obsequió para que así pudiera defenderse.

Fabián bajó del taxi y se quedó observando aquella casa por unos segundos, era antigua, parecía que nadie había vivido allí hace mucho tiempo, estaba descuidada, tenía dos pisos y sus ventanas estaban bloqueadas con madera.

Al principio tuvo temor, pero luego se armó de valor porque recordó que tenía que hacer eso si quería estar con Rufina y decidió entrar.

La casa por dentro estaba oscura pero, gracias a la luz que entraba por uno de los espacios que quedó entre las maderas que sellaban una de las ventanas, se alcanzaba a ver que estaba dañada y con mucho polvo.

Fabián sintió escalofríos, como si alguien hubiera pasado cerca de él y también sintió como si lo estuvieran observando. De pronto, escuchó un ruido, se dio la vuelta y allí estaba Jonás, el fantasma de un hombre; era alto y delgado, tenía grandes ojeras, una larga barba y en una mano tenía una bolsa de dinero vacía. El hombre le dijo: - Estaba esperando tu llegada.

Después de un tiempo que estuvieron conversando, Jonás le contó a Fabián, que en el pasado, había hecho un trato con una bruja, éste consistía en que ella lo uniría para siempre con la persona que él deseara, a cambio él tendría que pagar una gran suma de dinero. La bruja cumplió con su parte del trato, pero Jonás nunca le entregó el total del dinero, por eso ella lo transformó en un fantasma y lo dejó allí

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encerrado para siempre; sin embargo había una única forma de salir, para eso alguien debía ayudarlo a escapar de esa casa o prisión eterna.

Fabián, advertido de lo que le había dicho Dante, fingió tratar de ayudarlo para así poder encerrarlo en el espejo de plata, ya que de acuerdo a lo que el fantasma le había dicho, pudo deducir que la única forma de que él saliera, era que Fabián ocupara su lugar y se quedara encerrado en la casa para siempre. Así fue que Fabián le dijo a Jonás que estaba dispuesto a ayudarlo, pero que antes quería mostrarle el regalo que le había comprado a Rufina, su amada. Entonces le mostró el espejo de plata y logró encerrarlo. Segundos después de que Fabián lo encerrara, Jonás gritó:- te maldigo, ojalá nunca encuentres a tu amada y sufras eternamente como yo lo hice.

Luego de atrapar al fantasma, Fabián salió de aquella antigua casa, vio que ya casi estaba por anochecer y subió al taxi que lo estaba esperando para llevarlo a su próximo destino.

Lucía Moyano

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Para empezar en este Círculo Mítico, el golpe fue de espalda.

Fabián percibió un profundo dolor. Luego sintió que caía de espaldas, así pues, estaba angustiado porque no sabía cuándo volvería a ver a Rufina. Por otro lado estaba desconcertado porque no conocía el lugar. Lo único cierto es que, ese cañaveral no era su Buenos Aires natal Luego, abrió los ojos y se encontró rodeado por distintas especies de plantas, parecía un jardín botánico. Entonces se levantó y comenzó a recorrer el lugar.

Mientras recorría la zona vio a un trabajador que descansaba, y decidió hablarle: Señor, ¿qué hace aquí solo? Le preguntó Fabián. El obrero estaba sentado en la puerta del ingenio San Pablo.

Estoy cuidando el ingenio, y a vos ¿qué te trae por aquí?.. Es muy peligroso… no deberías… Fabián no lo dejó terminar y preguntó ansioso. ¿Usted conoce a Dante?

Si, él me dijo que te recordase que en el Parque Chas, nunca escuchaste, que el poncho del Diablo te pertenece y con él deberás resolver este desastre.

El trabajador se dio cuenta de que Fabián iba a enfrentar al Familiar… y le advirtió.- Si lo quieres retar, no será tan fácil vencerlo, pero yo te ayudaré - ¿A quién deberé enfrentarme?, preguntó Fabián.

Se llama… El Familiar; nuestra leyenda rural dice que es el perro del diablo, un enorme monstruo, un perro de ojos rojos, que arrastra cadenas y tiene colmillos enormes… ¿Y porque está aquí? preguntó Fabián.

Pues, él está aquí porque el dueño de esta fábrica hizo un pacto con el Diablo, y se trataba de que “el familiar” debía matar una persona cada año, para que el propietario pueda mantener su fortuna. Y mientras más personas matara el Familiar, más suerte tendría el empresario durante la zafra.

Mirá, ésta es una tierra de gauchos y ponchos…

Así que, al escuchar aquellas palabras, Fabián quedó pensativo y le dijo... ¿Y eso tiene que ver con el poncho que perdió el diablo en Parque Chas?

Si consigues el Poncho (hecho por la tejedora, aquella que le había dicho, NO LA PIERDAS…haciendo referencia a Rufina) podrás ocultar tus emociones en el otro Buenos Aires. ¿Así que, si consigo el Poncho del Familiar, serían menos visibles mis sentimientos por Rufina? se preguntó confundido.

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Por tal motivo, después, exclamó feliz ¡Y así podré estar con Rufina por siempre!

Genial.

Fabián recordó que la última vez que vio a Dante le comentó que en Parque Chas, todo podía perderse, que inclusive el Diablo había perdido su poncho, en una oportunidad. También sintió en su interior que si superaba este décimo círculo mítico, sus emociones no lo llevarían de regreso a su lugar de origen, sino que podría quedarse junto a su amada en la otra Buenos Aires.

Ya estaba seguro de lo que iba a hacer, enfrentaría al “Familiar” con la ayuda del trabajador azucarero que acababa de conocer. La misión era arrebatarle el poncho y de esa manera, abrigar sus emociones. Finalmente Fabián haría invisibles sus sentimientos, gracias al poncho y así podría quedarse junto a Rufina. Gracias a esta leyenda rural, podrá reencontrarse como su gran amor, Rufina.

Estaban charlando al pie de la chimenea y no se habían dado cuenta de que se abrió la puerta; era el espantoso animal…

Cuando lo vieron quedaron impactados, era igual a como se lo habían imaginado. Tenía unos enormes dientes y unas cadenas que le colgaban de él.

Fabián le dijo al trabajador: - Tengo una idea, tú distráelo, mientras yo le saco el poncho.

Al peón le pareció bueno el plan que pensó Fabián, entonces distrajo al animal arrojando una herramienta contra la pared, Fabián aprovechando el descuido del engendro, en un acto de gran valentía, ahorcó al Familiar con sus propias cadenas, arrebatándole el poncho.

Luciana M. Perera

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El chofer frenó. Fabián ya estaba medio dormido ya que fue una noche muy larga; empezó a abrir los ojos y vio que estaba en un lugar bastante familiar. Era la biblioteca a la que iba siempre cuando era pequeño.

Dante le dijo que habían llegado al siguiente círculo mítico. Fabián aun dormido, empezó a pensar qué tendría que ver una biblioteca a la cual iba muy seguido cuando era niño con el círculo mítico.

Dante le dijo el acertijo que siempre le decía antes de bajar.

No siempre se usan los libros para leer Entonces Fabián bajó y no recordó que la biblioteca fuese así, tenía un aspecto diferente, maderas húmedas, mucha telaraña, al parecer estaba abandonada.

Fabián decidido entrar a la biblioteca. Al principio vio todo como lo recordaba como cuando era chico pero con aspecto de abandono.

De repente escuchó un suspiro como si alguien le hubiese respirado en la oreja, entonces rápidamente se dio vuelta y no vio nada, pero él estaba seguro de que algo estaba allí.

Algo se había movido, al parecer, era un lápiz que se encontraba en el escritorio de la difunta secretaria que aparte siempre daba la bienvenida a la biblioteca.

Entonces apareció un fantasma. Era ella, la secretaria, se la notaba enojada, bastante enojada.

Fabián, de inmediato, empezó a correr pero, como era de esperarse, el fantasma era mucho más rápido que él.

Mientras Fabián corría empezó a recordar lo que le dijo Dante antes de bajase del taxi: no siempre los libros son para leer Entonces se acercó a los estantes de libros que había por allí, agarró un libro de William Shakespeare y le pegó al fantasma, justo en donde estaban sus anteojos. La secretaria quedo medio mareada ya que fue un golpe fuerte.

Ahí fue cuando Fabián salió corriendo hasta llegar al taxi.

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Dante lo esperaba con una cara de angustia porque pensaba que Fabián ya no saldría de allí.

Lucila Lizárraga

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JAVIER “EL DUENDE”

Fabián se subió al auto para un nuevo círculo mítico. La muerte arrancó el auto. Dante le explicó a Fabián que este círculo mítico era muy peligroso y le dijo que tuviese cuidado.

Mientras viajaban, él le fue contando como iba a ser esta nueva aventura, ésta se trataba de un señor llamado Javier que era muy petiso, todos se burlaban de él y lo llamaban “el duende”. Un día él fue a un bar llamado “Cantina: Los Amigos”, que quedaba en el barrio de Villa Crespo, sobre la calle Guruchaga, fue a comer y cuando salió del bar se topó con sus compañeros que comenzaron a molestarlo.

Le decían petiso, entre otros insultos y lo golpearon hasta dejarlo muerto.

Se cuenta, que hasta el presente, Javier vaga por los alrededores del bar en busca de venganza en contra de aquellos que lo golpearon, y de todo aquel que pasa por ese lugar a la misma hora de su muerte.

Cuando llegaron al destino, Dante le dijo a Fabián: Tienes que vencer al duende para pasar al próximo circulo mítico En las bifurcaciones, la izquierda es la mejor. Él es alérgico a las nueces y huye de temor.

El Auto se estacionó frente al bar. Fabián bajó del auto y miró a su alrededor. El reloj marcaba las tres de la madrugada, hora de la muerte

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de Javier, y “el duende” no aparecía, hasta que miró hacia atrás, donde estaba el bar, y ahí encontró al duende que lo miraba fijamente.

Fabián, antes de cruzar la calle, miró a su alrededor y cuando levantó su mirada hacia el bar, el duende había desaparecido.

De pronto apareció atrás de él con un cuchillo. Fabián al percatarse de su presencia por un ruido, salió corriendo del espanto. Llegó hasta una bifurcación, recordó y analizó el verso que le había dicho Dante y, entonces, Fabián se dio cuenta de que el duende tenía un punto débil “le afectaban las nueces”, ¿pero dónde encontraría esas nueces…?

El duende, cada vez, se acercaba más. Fabián corría aterrorizado, mientras, por momentos, sentía la punta filosa y helada del cuchillo en su espalda. Al llegar a la esquina dobló a la izquierda y milagrosamente encontró un nogal, Fabián corrió hacia él y lo trepó, logrando a duras penas arrancar unas cuantas nueces, y con mucho miedo espero a que el duende se acercara lo suficiente.

Cuando el duende estaba casi unos centímetros de Fabián, este le tiró las nueces en su rostro, entonces mágicamente el duende desapareció.

Finalmente, Fabián aliviado, pero aun preocupado, corrió entre la neblina y la oscuridad a buscar el auto, hasta que lo encontró por sus luces y logró subirse a él.

Dante se alegró de verlo y también de que haya podido escapar sano y salvo del duende. Y la muerte arrancó…

Agustina Godoy Rocha 19

El círculo interminable Fabián partió acompañado por Dante en un taxi que conducía la Muerte y se dirigieron al barrio de Pompeya.

Era una noche fría y llovía.

Mientras Fabián pensaba, se detuvieron en la puerta de una vieja casa. Antes de bajar, Dante le advirtió: —Lo primero que debes hacer es tratar que no se enoje y segundo, debes escucharlo bien porque su última palabra te servirá para encontrar al siguiente personaje, quien finalmente te llevará a la respuesta final.

De pronto, Fabián se dio cuenta que la puerta de la casa estaba abierta y tuvo dudas, pero tomó coraje y entró. Se encontró en una habitación grande y cuando ya estaba adentro, la puerta se cerró sola.

En ese lugar tenebroso pensó que había alguien, pero solamente vio un sillón desde la parte de atrás. En el lugar casi no había luz, todo parecía terrorífico. De pronto, una voz resonó en su cerebro, como si alguien se comunicaba con el pensamiento.

— ¿Qué buscas aquí?

—Disculpe usted, no quiero molestarlo, sólo quiero descubrir el misterio.

—No sé nada —dijo la voz en forma de pensamiento y luego continuó — estoy aquí desde hace siglos y nunca escuché sobre él.

—Disculpe —siguió Fabián— alguien me mandó aquí para averiguar.

Rápidamente, se levantó una figura desde el sillón, pero sólo era un cuerpo que no tenía cabeza. Todavía le corría sangre por el cuerpo y el horror dejó paralizado a Fabián porque ese cuerpo se acercaba con un enorme cuchillo en su mano.

—Eres un intruso que viene a molestarme —decía la voz— y esto te costará la vida, porque en estos lugares todo es diabólico y malo, menos lo antiguo.

Fabián estaba aterrorizado, abrió la puerta de aquella casa maldita y corrió lo más rápido que pudo. Luego comprendió porque no escuchaba el sonido de

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las palabras. En la esquina alcanzó a ver el taxi con la Muerte y Dante y les pidió que se alejaran de allí.

Después de unos minutos, Fabián recordó que la segunda de las advertencias era prestar atención a la última palabra. Aquel degollado había hablado sobre algo antiguo o viejo. Justo en ese instante pudo ver a la única persona que andaba por la calle, pidió a la Muerte que se detenga y bajó para hablar con él. Parecía un viejo mendigo, aunque su rostro era el de un hombre bueno y tenía una sonrisa que tranquilizaba.

Fabián pensó que al fin encontró a alguien amistoso. Sin necesidad de preguntar nada, el hombre le dijo: —Hijo, vuelve a la Buenos Aires actual y en el bar Los Angelitos, frente a la Plaza de Once, habla con Roberto, el mozo, y pregúntale sobre el misterio.

Fabián subió al taxi, que estaba esperando con sus acompañantes, y les pidió ir a Plaza de Once.

Al llegar, vio que estaba en la otra Buenos Aires, luego se bajó y miró partir el vehículo que recorrió media cuadra y después desapareció misteriosamente.

Entró en el bar de la esquina y después que se sentó, se acercó un mozo que le preguntó que se iba a servir y si le podía ayudar en algo. Fabián pidió un café y le preguntó: —¿Usted es Roberto?. Por favor ¿me puede ayudar a descubrir el misterio?

—Si, por supuesto, respondió el hombre con una sonrisa.

A los pocos minutos trajo el café y lo dejó en la mesa junto con un sobre. Al abrirlo descubrió que era una carta de su hija, que le decía que siempre lo iba a querer, que todo el tiempo lo estuvo acompañando en el círculo y que lo esperaba pronto, que esta vez, se encontrarían. Cuando Fabián, miró a su alrededor, se dio cuenta que el mozo ya no estaba, sólo había una mujer que era la cajera que conversaba con otra persona que era la moza del bar.

Antonella Parra

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En un día nublado, Fabián empezó a armar la valija para irse a visitar a un amigo en Devoto. Estaba en camino al colectivo y vio el amanecer, se quedó un rato largo mirándolo porque era muy hermoso. Después se dio cuenta que estaba llagando tarde y salió corriendo hacia la parada. Subió al primer colectivo que vio.

Después de que había pasado un largo tiempo, Fabián se dio cuenta de que había pasado demasiado tiempo.

Entonces, le preguntó a las personas que estaban atrás, a qué lugar se dirigía el colectivo y los señores le respondieron, que se dirigía a Almagro.

Fabián volvió a su asiento y se puso a buscar en donde quedaba esa ciudad. Y se dio cuenta que era, muy lejos de Devoto.

Entonces llamó por teléfono a su amigo y le contó la situación. Éste le dijo que su hermano vivía en ese pueblo y que iba a llamarlo para que le dé hospedaje en su hogar, lo iba a llamar más tarde, cuando su hermano le responda.

Como Fabián ya sabía que el viaje era bastante largo tomó una siesta.

Empezó a sonar el teléfono. De repente, Fabián se despertó y atendió. Era su amigo, que le dijo que su hermano lo iba a recibir. Estuvo muy contento por la noticia, aunque todavía faltaba para que llegue a su destino.

Cuando ya por fin llegó a Almagro eran las 8:42 pm y se sentía muy cansado por el viaje.

Para despabilarse un poco, se fue a tomar un café y entró a un lugar llamado café Evil. La cafetería era un poco extraña, toda la gente que estaba adentro se veía triste, pero Fabián no le dio importancia y se sentó.

Cuando estaba a punto de pedir un café, Dante lo llamó y le preguntó a dónde estaba, porque había ido a visitarlo a su casa, pero no encontró a nadie.

Fabián le respondió que había planeado ir a visitar a un amigo, pero surgió un inconveniente y que después le iba a contar los detalles, le comentó que en ese momento está en el Café Evil.

Dante le respondió gritando:- ¡¿Estás en el Café Evil?! No te conté nunca la historia de ese lugar. Fabián le respondió rápidamente: - Tienes razón, pero me la puedes contar ahora. Dante contestó:- Sí, con mucho gusto te la cuento. Me dijeron que, una vez al año iba una persona que le decían “Diablo”, se vestía de negro y rojo, nunca se sacaba la capucha y hacía, que todos los que bebían café, estén tristes para siempre; y cuando le preguntaban a aquellas personas que les pasaba, ellos respondían que el café estaba tan bueno, que te haces malo.

Fabián quedó sorprendido y le preguntó al mozo qué hay en el menú. El mozo le contestó que solo había café y medialunas. Entonces Fabián decidió pedir el menú pero no probar el café por miedo de la historia que acababa de escuchar.

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Cuando terminó de comer las medialunas salió del bar y se dio cuenta de que todos los habitantes de la ciudad estaban decaídos.

Directamente se fue a la casa del hermano de su amigo, pero no había nadie. Las llaves estaban colgadas en la puerta. Fabián pudo ingresar a la propiedad y se sentó a pensar en el sillón. Dijo en su mente: Esto es diferente a los círculos míticos anteriores, no está ni el hombre de negro ni ningún conocido, creo que tengo que salvar a este pueblo de la tristeza, pero no sé cómo.

Luego de pensar un largo rato, se le ocurrió una idea:- ¡Ya sé cómo salvar el pueblo, tengo que encontrar al llamado diablo y derribarlo para sacar el embrujo de esta ciudad!

Salió afuera, simulando estar triste, para parecerse al resto de los habitantes, empezó a buscar al diablo, alguien que esté vestido de negro y rojo, que traiga una capucha puesta. Primero fue al bosque porque creía que el diablo no iba a estar en la ciudad. En la entrada había muchos murciélagos y animales extraños pero no estaba el diablo. Entonces se fue a buscar en la ciudad, pero la gente caminaba lento y si los empujabas muy poquito se enojaban mucho.

Cuando terminó de buscar por todas las calles, y como ya era de noche, se fue a la casa. Lo raro es que todavía no estaba el hermano de su amigo, pero lo mismo entró y durmió en el sillón.

Al día siguiente, cuando se levantó, no desayunó porque solo había café. Luego su mente se iluminó y dijo:- ¡el diablo debe estar en el café Evil !

Rápidamente fue al café pero no estaba el diablo por lo que se enojó tanto que alzando la vos expresó:- ¡Diablo, ven para acá, sino, sos un cobarde! De un instante al otro el diablo estaba al frente de Fabián.

Fabián quedó sorprendido pero, lo mismo, con coraje preguntó:- ¿por qué le haces esto a este pueblo? y el diablo contestó:- Porque ver a gente triste me pone feliz. ¿Pero sabes que no me pone alegre? que vos estés contento, ya mismo tomá un café, si sos alérgico, no importa.

Fabián dijo:- yo no voy a tomar ese café, porque sé que si lo tomo voy a estar triste toda la vida y no quiero eso.

El diablo muy enojado le gritó:- ¡Así que ya sabes la historia. Bueno, entonces deberé hacerlo por las malas!

Fabián le respondió:- no te tengo miedo. Pelee con vampiros, brujas y muchas bestias aterradoras. Vos no sos nada.

El diablo estaba tan enojado que empujó a Fabián que cayó sobre una mesa quedando inconsciente. Después el diablo lo llevó a su casa para matarlo sin que nadie supiera.

Rosario Ruiz

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Fabián se bajó del taxi para enfrentar un nuevo desafío, ésta vez en el Barrio Monserrat. Esta prueba dependía mucho de su astucia y rapidez para poder vencer a las Esfinges y así encontrarse con su amada Rufina.

Pero debía sortear varias pruebas antes de enfrentarse con ellas.

Caminó varias cuadras. Al llegar al lugar indicado sintió un gran escalofrío por todo el cuerpo, ya que era tenebroso, apartado y muy solitario.

Fabián pasó por el “Sendero de los gritos”, el camino era largo, pedregoso y con poca luz debido a la cantidad de vegetación, los gritos lo envolvían de tal manera que provocaban pánico en Fabián. Sin embargo hizo oídos sordos y siguió su camino, luego se topó con el “Lago de las aguas ardientes”, encontró una balsa añeja atada en un poste y la tomó para poder cruzarlo, el agua era cristalina, sin plantas ni peces, la temperatura era de 100°C por esa razón no lo podía rozar ni un poco ya que se quemaría vivo. Al salir de allí se encontró con el “Laberinto de las almas perdidas”, era un lugar muy florido con ligustrines, erró muchas veces la salida hasta que logró encontrarla.

A pocos metros Fabián divisó unas enormes Esfinges de piedra enfrentadas y dormidas. Ellas eran su último desafío.

Se detuvo un trecho antes de cruzar entre ellas, respiró profundo.

Fabián empezó a caminar muy lento y en puntitas de pie para no despertar el sueño de las Esfinges. Le faltaba el último tramo cuando vio que estaban despertando, Fabián empezó a correr lo más rápido que pudo, y para acortar dio un salto largo y mientras estaba en el aire, las Esfinges lanzaron de sus ojos un rayo exterminador sin poder alcanzarlo ni hacerle daño.

Fabián regresó al taxi victorioso y feliz sabiendo que muy pronto se encontraría con su amada.

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Fabián estaba muy pero muy asustado porque debería enfrentarse a la muñeca endemoniada en este círculo. Dante lo miró y le preguntó: ¿Te sientes bien? Te veo preocupado.

Fabián: No, porque no sé si voy a poder derrotar el alma de la muñeca.

Dante: Tranquilo. Vas a ver que lo vas a lograr.

Fabián: Bueno. Gracias, pero ¿adónde vamos ahora?

Dante: Estamos yendo al barrio Palermo.

Fabián: Sí, pero ¿en qué lugar me voy a enfrentar con la muñeca?

Dante: En una juguetería abandonada.

Era una noche muy fría. El taxi había parado y Fabián ya estaba preparado.

Antes de que saliera del taxi Dante le dijo: “Con lo que juegan los niños encontrarás en tu camino.

El cabello tú le cortarás para poder ganar”.

Fabián se bajó del taxi e ingresó a la juguetería.

Allí, vio una muñeca que era igual a su amada, Rufina. Recordó lo que Dante le había dicho, por lo tanto se dirigió a una vitrina cerrada. Trató de abrirla, pero resultó inútil. Al instante escuchó una voz que parecía provenir de la muñeca, que decía: -Encuentra la llave, encuentra la llave.

Fabián se asustó tanto que sin querer tiró la vitrina.

Automáticamente la puerta de entrada se cerró bruscamente. En ese momento el alma del juguete se despertó.

Y empezó a formar, poco a poco, una especie de remolino.

Fabián buscó por todos lados algo con que pudiera cortarle el pelo.

Encontró una tijera y se dirigió a donde ella estaba. La tomó de los cabellos, pero la muñeca se enfureció aún más y trató de encerrar a Fabián en el remolino. Le quitó la tijera y le empezó a cortar mechones a él. El muchacho se tiró al piso, y luchó hasta vencerla.

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Después la pisó y la hizo trizas. A todos esos pedazos los puso en una bolsa. Lo único que no rompió fueron los ojos porque le iluminaban el lugar.

Cuando volvió al taxi, Dante le preguntó: ¿Qué es eso?

Fabián: Esto es lo único que me recuerda a mi amada. Es el cabello del triunfo.

Dante: Te felicito porque lograste derrotar a la muñeca.

Fabián: Gracias.

Y se fueron al siguiente círculo mítico.

Guadalupe Mora

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Cuenta la historia que, en los bosques de Palermo, Bs As, se distingue un gran lapacho rosado que, en principio, resulta bello a los rayos del sol pero con la luz de la luna se convierte en tenebroso debido a que fue el escenario del ahorcamiento de Martín. Martín era un joven feliz, amable, cariñoso y muy trabajador.

Por un lado, éste disfrutaba de la tranquilidad y las brisas frías del anochecer y por otro, iba al parque a meditar siempre en el mismo lugar, debajo del gran lapacho rosado. Fue allí donde lo hallaron sin vida.

Según comentarios de vecinos y concurrentes al bosque, nunca se supo quién fue el culpable de su muerte y a manera de venganza él se les presenta a todas aquellas personas que se sientan a meditar debajo de dicho árbol.

Fue así, que en unas de las noches de tanto frio y soledad, Fabián con su campera abrigada, bufanda, gorra y guantes en sus manos, se sentó debajo de aquel árbol sin saber lo que le esperaba.

Entonces las hojas del suelo comenzaron a girar formando un remolino y apareció entre ellas el zombi, generando en Fabián un gran susto al advertir tan grotesca imagen. No hablaba, solo gemía tratando de decir algo. Poco a poco se fue acercando hasta Fabián, caminaba despacio con los ojos desorbitados, el rostro transformado, extendiendo sus brazos que buscaban tocarlo.

Así pues, Fabián, buscó a su alrededor algún elemento para defenderse. Observó que había un trozo de rama caída cerca suyo y corrió hasta él para poder tomarlo y así enfrentar al zombi.

Luego de luchar un rato con tan feo personaje, recordó las palabras que un día le dijo Dante: “para vencer a un zombie debes enfocar tu energía en su cabeza, ya que es el cerebro lo que lo mantiene vivo”.

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Finalmente, Fabián esperó la oportunidad, detrás del gran árbol, para dar un golpe traicionero y sorpresivo y así derrotar al zombie.

Milagros Rengel Gatti

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El misterioso círculo mítico Después de ver a Rufina, Fabián llegó a la cafetería que le mencionó el hombre de negro, pero no entró.

Se fue a un bosque alejado de la gente. Necesitaba estar solo.

Entonces, allí apoyado en un árbol, se encontraba Dante quien lo observaba silencioso.

Fabián se sorprendió y con impaciencia le preguntó - ¿qué pasa? Dante le respondió – hay una última prueba para vos.

Fabián confundido le preguntó – ¿qué tengo que hacer?

Dante se acercó un poco más a Fabián y le contó que existía una chica que era mitad demonio, mitad ángel, su edad era como de unos quince años, tenía un cuerno rojo y otro blanco, al igual que sus ojos; sus alas eran negras.

Ella se escondió en este mismo bosque.

Deberás enfrentarla si deseas volver a ver a Rufina - Dijo Dante.

Fabián lo escuchó con mucho asombro y atención.

Dante finalmente le dio una advertencia – recuerda; de los colores que veas, busca a aquel que ilumina el camino.

Al rato que Dante se fue, Fabián vio a una chica que se acercaba a él. Era igual a la descripción de Dante. – Pensó.

Fabián decidió salir corriendo, pero era demasiado tarde pues la chica ya lo había visto y se acercaba con rapidez.

Finalmente ella atrapó a Fabián pero antes de rendirse, él recordó el verso de Dante. Pensó un momento y se dio cuenta de una diferencia en los cuernos de la chica y decidió tocar suavemente el cuerno blanco.

En el acto se encontró de nuevo al lado de Rufina. La luminosidad del cuerno blanco era la salvación y el camino hacia Rufina.

Fabián, muy feliz al verla, promete quedarse siempre con ella, amándose por toda la eternidad.

María Victoria Battig 30

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Fabián y el Minotauro Una noche fría de invierno en el barrio Puerto Madero, Fabián seguía pasando por los círculos míticos. Lo que él no sabía que este círculo mítico era un tanto peligroso, porque el ser que debía enfrentar, era mitad toro y mitad humano. Era una bestia llena de furia, por lo que cuenta su historia, es una bestia creada por Poseidón, el dios del océano.

Se cuenta que el rey Minos ofendió a Poseidón por lo que él decidió castigarlo haciendo que su esposa, Pasifae, se enamorara de un toro, y este amor creó un bebé, pero no cualquier bebé, un Minotauro.

Dante lo llevó al círculo. El lugar era un parque viejo donde ahora se encontraba un laberinto, y se dice que el Minotauro rondaba por ahí.

Antes de bajar del taxi, Dante le dijo:

Cuando estés por perder míralo muy bien De arriba a abajo encontrarás algo con que vencer.

Fabián bajó del taxi y se perdió por el laberinto, caminando y caminando hasta que, al fin, llegó a un punto del laberinto que parecía ser el centro y donde había una estatua.

Fabián pisó un botón y la estatua comenzó a bajar como un ascensor, vio unas escaleras y cuando bajó por ellas se encontró con una bestia peluda con unos cuernos muy grandes y unos brazos muy fuertes.

Fabián, sin querer, tropezó con unos huesos de esqueleto y el ruido provocó que el Minotauro se diera la vuelta y corriera hacía él.

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Fabián recordó lo que le dijo Dante, se paró y saltó agarrándose de los cuernos del Minotauro y cortándole uno de sus cuernos con un pedazo de roca que agarró del piso; se soltó de la cabeza del Minotauro, mientras tanto, el Minotauro siguió corriendo y chocó contra la pared.

Fabián en una punta y el Minotauro en otra. Fabián corrió hacia el Minotauro y el Minotauro corrió hacia él, y antes de chocar, Fabián apuntó el cuerno al corazón del Minotauro.

Cuando cayó muerto se hizo cenizas y se desvaneció, quedando tirado el cuerno cortado. Fabián se llevó ese cuerno y subió por las escaleras.

Al salir del laberinto, éste desapareció como arte de magia. Corrió hacía el taxi y le preguntó a Dante que haría con el cuerno, a lo que Dante respondió: lo necesitarás para el próximo círculo.

Después Dante le dijo a la muerte: Vamos a los tres Picos con los trols de nieve y el taxi arrancó.

Martina Gistas Merino

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Fabián salió del bar. Lo esperaba el taxi manejado por la muerte, pero en vez de llevarlo a un barrio de Buenos Aires, lo llevó a una provincia del norte; no sabía bien cual era. Antes de que bajara del auto, Dante no le dijo nada, simplemente le entregó una nota.

¡No lo hagas!

Fabián no entendió lo que quiso decir. Bajó del auto, pero antes de que girara, Dante le entregó un cuchillo y una cruz, le dijo: “es la única forma de vencerlo, o al menos servirá para protegerte”.

Fabián tuvo miedo, tomó valor y salió del auto. Lo primero que presenció fue un ingenio, su nombre era “Santa Ana”. De pronto recordó que cuando era niño, su padre proveniente de Tucumán, le contó sobre una leyenda de la zona que decía: en los ingenios azucareros hay un perro, pero que no es uno cualquiera, sino uno de tamaño descomunal que se hacía llamar “el familiar”. Se decía, también, que ofrecía tratos peligrosos a las personas. Pronto, entendió lo que quiso decir Dante.

Entró al ingenio cuidadosamente, atravesó un par de pasillos y en uno de ellos sintió un ruido tenebroso. Abrió la puerta lentamente. La piel se le erizó. Un monstruo de aspecto demoníaco de más o menos un metro lo miraba fijamente. Era enorme.

Reaccionó rápidamente, lanzando una feroz puñalada, que fue esquivada.

Inmediatamente se transformó en un ser aterrador de aspecto inexplicable, le dijo que si le conseguía una víctima le daría lo que más quisiera en este mundo. Fabián se tentó en aceptar el trato, pero recordó que su propósito era otro. Tomó el cuchillo que Dante le había entregado y lo apuñaló reiteradas veces, peleando hasta el cansancio.

Salió victorioso y lastimado, a duras penas logró subirse al auto y escapar del lugar.

Micaela Cabria

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El Tenebroso Cambiaformas La muerte aceleró el taxi con Dante y Fabián a bordo.

-Hace doscientos años, un hombre llamado Smith iba por una calle del Barrio San Telmo con su auto, en medio de una tormenta. Se le pinchó un neumático, así que, como ya era tarde decidió refugiarse en una casa que tenía la puerta abierta y entró. -continuó DanteLo primero que vio fue una bella sala de estar y al subir las escaleras observó una cama y una chimenea. Entonces pensó en pasar la noche ahí. Pero cuando vio hacia la esquina del techo, vio una “bestia” humana que trepaba paredes y parecía sedienta de sangre. El monstruo se acercó a él y…

-¿Y qué paso?- Lo interrumpió Fabián -Smith pidió a aquella bestia que tenga piedad pero la bestia lo mordió.

El pobre, sintió dolorosamente que su cuerpo sufría graves cambios.

Ahora se dice que Smith se transforma en todo lo que desee y hará que todos paguen el mismo precio que tuvo que pagar él.

-¿A qué te refieres con que “se trasforma en todo lo que el desee gracias a esa “bestia”? -Preguntó Fabián -Ya lo verás- Dijo Dante.

El auto se detuvo y llegaron al Barrio San Telmo. Dante le abrió la puerta a Fabián y le dio una estrofa: Si al monstruo quieres acabar el metal te va ayudar Y miedo no has de tener Tú lo verás descender.

Fabián entró a la casa abandonada y lo primero que vio fue una bella cocina con una mesa que tenía hermosos platos y finos cubiertos con candelabros; una sala con un sillón antiguo y la escalera al segundo piso. Fabián subió las escaleras y vio una habitación con una chimenea y una cama en la que encontró una baba blanca. Al darse vuelta apareció ante él un monstruo blanco con colmillos y ojos rojos que se

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transformaba en avispas asesinas o en serpientes venenosas. Entonces comprendió que el monstruo era un cambiaformas.

Fabián volvió a pensar en la estrofa de Dante y se dio cuenta de que si él tenía miedo, el monstruo crecía, que era lo que estaba pasando pero también pudo comprobar que el metal lo ahuyentaba.

Escapando de la habitación y bajando por las escaleras hasta la cocina, Fabián buscó algo con que pudiera defenderse del cambiaformas. Entonces tomó un tenedor de la mesa y miró al monstruo que se estaba acercando, cada vez más, para devorarlo.

Enfrentándolo, Fabián le dijo: no te tengo miedo y lo apuntó con el tenedor.

El monstruo, del miedo que tuvo, se transformó en un inofensivo gatito y se quedó lamiéndose sus patitas.

Fabián salió de la casa, vio a la muerte y a Dante en el auto y subió contento. Juntos siguieron la aventura.

Paula Lis Fernández Picón

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“El ogro y su Tesoro” Después de un año y dos días de aquella noche, perdiendo la cuenta de las veces que había regresado a visitar a su amada, Fabián decide realizar una vez más los Círculos Míticos, y si no logra reencontrarse con su amada piensa darse por vencido.

Realizando los círculos míticos, Dante le comenta a Fabián que agregará un círculo mítico más.

-¿Por qué?-Pregunta Fabián levantando una ceja.

-Porque la tejedora y yo decidimos darte una segunda oportunidad, se nota que amas a Rufina-Dijo Dante.

La muerte gruñó y frenó en el Parque General Paz. -Aquí será tu nuevo círculo mítico-Exclamó Dante.

-Se dice que en este parque, existía un ogro en los años 70, quien tenía un collar mágico, el cuál si lo poseía alguien que sintiese amor verdadero, el collar le otorgaba el poder para trasladarse a distintas dimensiones, y encontrar así a su amor perdido.

Fabián sintió que su corazón se aceleraba en su pecho a medida que escuchaba el relato.

-Al ogro nadie lo podía ver porque salía en las noches de luna llena.

Un día, un cazador caminaba por este parque e intentó quitarle el collar al ogro.

Solo consiguió herirlo en un ojo, quedando ciego parcialmente- comentó Dante. Luego miró a Fabián y le dijo: Cuando bajes del auto, sé valiente, En tu cintura está La llave que te llevará Al éxito fácilmente…

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La noche llegó fría y oscura y el miedo se apoderaba de Fabián. Sintió que temblaba el suelo, miró entre los árboles y vió que un ser grande, verde, de orejas puntiagudas y nariz redonda se aproximaba ¡Era el ogro!

Miró su pantalón, y vio el cinto, el reflejo de la luna brillaba extrañamente en el agua y éste a su vez en su cinto.

Entonces surgió la idea…El resplandor se orientó hacia el rostro del monstruo, encegueciéndolo aún más y quien se quejaba de no poder ver.

Un salto fue suficiente para llegar al collar y tomarlo…Una luz se abrió entre sus manos. El rostro de Rufina se adueñaba del espacio, la felicidad era infinita, no era necesario nada más…

Paulina Herrera Mangone

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