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des”. Para Hierro, el crítico de arte debe saber sobre el arte del pasado, a fin de “deducir de lo que éste fue lo que puede ser el arte del presente”, y también debe conocer “por dentro, por su práctica, el oficio de artista”. Asimismo, debe ser poeta, es decir, “capaz de ver bajo las apariencias”. Este “dogmático inteligente” sabe que el arte encierra mucho misterio, inalcanzable por la vía racional: “Todo intento de racionalizar el misterio constituye [...] un fracaso no exento de comicidad”. Entre otros muchos temas, Hierro reflexiona sobre la Escuela de Altamira, Rafael Alberti como pintor, el surrealismo español, el arte del retrato, el viejo y e l nuevo surrealismo, Man Ray, el Greco, Picasso, así como sobre una gran cantidad de artistas que se desarrollaron hasta ya entrada la segunda mitad del siglo xx. El libro concluye con una amena conversación entre Muñoz y Hierro. El primero había afirmado en el texto introductorio, con acierto, que Hierro “vio la pintura desde la poesía, no desde la crítica”. Esta deliciosa compilación es la primera vez en que se reúnen los textos de Hierro sobre pintura y arte en general. Verdad es que ha llegado algo tarde, pero eso no importa cuando los textos son trascendentes no sólo por su calidad, sino por sus intensas apreciaciones en torno a esos objetos permanentes que desafían el tiempo y el espacio: las obras artísticas. José Hierro, Los sentidos de la mirada. Convergencias sobre arte. Compilación, edición y entrevista de Miguel Ángel Muñoz, Editorial Síntesis, 2012; 315 pp.

Siempre!

El control es tuyo (Primera de dos partes)

H

emos explorado en recientes aportaciones a estas páginas de Siempre! el universo de las relaciones deficitarias entre televisión y usuario. Hemos visto cómo la mayor parte de nuestras opciones de consumo e incluso estilos de vida vienen dados por influencia de la pequeña pantalla. Sin embargo, las cosas están cambiando de manera vertiginosa. Apenas la colaboración pasada hicimos un desglose de los problemas detectados en las redes sociales con respecto a los niños y los adolescentes. Problemas que van desde la incitación a la violencia hasta el estupro. A continuación, me permito copiar y resumir ocho ideas que — además del control de los padres— sugiere la Academia Americana de Pediatría como práctica para las familias que, realmente, quieren tomar el control de la pantalla y en la próxima entrega lo haré con respecto, justamente, al cuidado que hay que tener de las redes sociales: 1. Fijar límites razonables. Sin prohibir, poner reglas claras de cuánto tiempo es razonable que se use la televisión en casa. 2. Planificar lo que se va a ver. No ver “todo lo que pongan” en el tiempo que se pueda. Es mejor seleccionar que padecer. 3. Ver televisión en conjunto. Evitar que cada quien tenga “su” programa. Y, por supuesto, evitar que haya un aparato por habitación. 4. Encontrar el mensaje adecuado. Por ejemplo, el mensaje ade-

Jaime SePtién cuado para enseñar a los hijos que las mujeres no son objetos de uso. 5. Enseñar a los hijos a ver de manera crítica los anuncios. Mostrar que la publicidad hace que se quieran cosas que no se necesitan. 6. Buscar alternativas. Decir que no se vea televisión no es una alternativa; es una orden.

Proponer otras salidas. Ya hablamos de la lectura. 7. Dar ejemplo. Resulta inútil predicar sin coherencia. Es más, a la larga resulta hasta más riesgosa la incongruencia. Porque pasa por mentira. 8. Expresar nuestra opinión. Si algo nos gusta o nos disgusta, hay que expresarlo con toda claridad. El silencio nos vuelve cómplices. 30 de junio de 2013

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