Tabú

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Biografía

Sharon Michelle Rodríguez Garza es una estudiante que está cursando su licenciatura en la Facultad de Filosofía y Letras en Monterrey, Nuevo León.

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Titulo original: Tabú

1ra edición, 2022

D. R. © 2022, Sharon Rodríguez

D. R. © 2022, derechos de edición mundiales en lengua castellana: Castillos, S. A. de C. V.

Maquetación: Castillos

Edición: Valeria Moreno, Fernanda Velázquez, Itzayanni Hernández y Hannia García.

Ilustraciones: Sara Martínez e Itzayanni Hernández

ISBN: en trámite

No se permite la reproducción, almacenamiento o transmisión total o parcial de este libro sin la autorización previa y por escrito del editor. Todos los derechos reservados.

Impreso en México Printed in Mexico

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Para todos los que creyeron en mi durante el proceso y no dudaron en brindarme su apoyo

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INDICE

“Tienes que cuidar tu peso” ………………...….…9

No quería que fuera de esta manera………………37

La única salida……………………………………55

Fidelidad o infidelidad……………………………65

El dolor para el resto de mis días…………………75 Soy solamente yo…………………………………83

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Tienes que cuidar tu peso”

Héctor abre sus parpados lentamente gracias a la molesta luz que proviene de su ventana, él ya sabía que esto iba a pasar, pero la pereza le ganó la noche anterior al no levantarse para cerrar las persianas. Un sonido dedisgusto salió desu boca,yasabía quetenía quelevantarsepara empezarotrodíamás,peroestaba tan cómodo en su cama que no quería ni moverse. Pasó recostado otro rato más, pero no descansó ya que en su mente seguía la constante reprimenda de que tenía que levantarse, así que, con la molestia todavía palpable en su rostro, se levantó y tomó sus cosas para ir directo a la ducha, abrió el agua fría y se sumergió en ella sin pensarlo dos veces.

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Bajó las escaleras después de salir del baño y alistarse, el olor del desayuno le inundó su nariz mientrasquesupanza rugíaenrespuestaaesto.Llegó al comedor y lo primero que hizo fue tomar un plato limpio mientras se servía los huevos revueltos que seguían en el comal.

Buen día, corazón, ¿cómo amaneciste el día de hoy?

Y ahí fue cuando su apetito ceso por completo al escuchar esa voz que muy seguido no lo dejaba descansar por las noches. Volteo su rostro y ahí estaba, su mamá, su queridísima madre que en vez de que esas palabras le trajeran un sentimiento reconfortante, en realidad le causaban todo lo contrario.

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Mamá, no te esperaba aquí tan tarde Dijo con un tono fingido porque era verdad, casi siempre él trataba de estar listo cuando su mamá ya estaba dejando a su hermana en la escuela y él podía moverse con facilidad en la casa, sin tener el pendientedeencontrarseconella,peroporlo quevio, esos minutos de más en la cama lo traicionaron.

Si cariño,veo quete tomó mástiempo elestarlisto, pero no pasa nada, esto es una oportunidad para verte cuando te pesas.

Unadelasrazonesporlas cualesélevitabaasumamá en las mañanas era por el deseo de siempre querer pesarlo, no importaba si él estaba enfermo o en sus peores días, su mamá siempre lo obligaría a pesarse.

Él lograba convencer a su mamá de que siempre por

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las mañanas se pesaba y eran muy pocas la veces las cuales ella se quedaba en casa solo para ver a su hijo hacerlo. Pero mamá ya estoy atrasado, solo tengo tiempo para este desayuno antes de que se me haga tarde. Oh bueno, entonces te quedas sin desayunar, por lo que veo te hace falta más ejercicio y más dieta, y eso que solo es con la vista, no me quiero ni imaginar cómo sería cuando te peses. Aquellas palabras fueron como mil apuñaladas a su corazón, ¿en serio su propia madre le había dicho eso? La verdad él no sabía ni porque se sorprendía, su mamá siempre lo había criticado por su peso y había aprendido con el tiempo quelo mejorerahacerle caso y dejar de lado sus sentimientos.

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Tienes razón, siempre tienes razón, necesito bajar más de peso y hacer más dieta.

Así se dice, bueno ahora es momento de pesarse. Ven, deja ese plato ahí después yo me encargo, por ahora solo vas a tomar agua.

Él asintió en silencio y se acercó a la báscula lo más lento que pudo, siempre le ha tenido miedo a esta parte del día y decepcionar a su madre, ya que, para ella solo subir, aunque sea medio kilo, era el fin del mundo. Sucuerpono dejó detemblar enlos segundos que la báscula estaba midiendo su peso, aunque él sabía que eran solo segundos, no podía evitar sentir como si se trataran de horas. Por fin la báscula hizo el sonido que la indicaba que ya tenía el peso final y él, por inercia, cerro los ojos con demasiada fuerza

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evitando así ver el resultado y la reacción de su mamá. Un silencio ensordecedor los envolvió a ambos, ninguno dispuesto a decir nada hasta que el otro se atreviera a hablar, él ya sabía como reaccionaría su mamá al no tener el peso perfecto, pero todavía seguía con la leve esperanza de que todo cambiara.

¿Qué es esto? Escuchó como su mamá era la primera en hablar con un tono de molestia pura y él simplemente quería que el suelo se lo tragara y que lo dejara en cualquier otro lugar.

M-Mamá

¿Qué te pasa, Héctor? Este no debería de ser tu peso normal ylo sabes, estasarribadeesteporunkilo

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y medio de más, ahora no vas a comer ni cenar y espero que tomes tiempo extra en el gimnasio.

Pero mamá, no puedo, hoy es una noche especial, voy a ver a mi novia y

Eso lo hubieras pensado antes de tener el peso que tienes ahora. Ya no hay pero que valga, tomaras tu hora extra de ejercicio y punto final, no voy a aceptar más quejas.

Ya sabía que no podía contradecir a su mamá, así que tomó sus cosas y salió de su casa lo más rápido que pudo, aguantándose sus ganas de gritarle lo que sentía, siempreserepetía lo mismo yal final aprendió que todo termina antes si se ahorraba sus comentarios. Tomó el camino largo a su trabajo a pesar de que ya sabía que iba tarde, pero no le

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importaba, él estaba más interesado en hacer que pasará su malestar que su mamá había provocado. Cuando estaba a punto de llegar recibió una llamada de su novia, ellos ya llevaban un par de años saliendo y Héctor sentía que después de todo lo que habían pasado esa relación duraría para siempre, entonces desde hace un tiempo él se estaba contactando con la mejor amiga de su novia para empezar a ver los planes del matrimonio y por eso, para él, esta noche era una de las más importantes. Ya estaba todo preparado, la reservación, el anillo, el regalo y desde hace un tiempo ya estaba ensayando las palabras que iba a usar para declararse, entonces lo único que faltaba era que llegara la hora, por eso no podía permitirse perderse esa cita por nada en el mundo.

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¡Hola, amor! ¿cómo estás?

Con solo escucharla, Héctor sintió como su día mejoraba de manera inmediata y no pudo evitar la sonrisa que se empezó a formar en su rostro.

Hola, amor, yo ando muy bien, gracias. ¿Y tú?

Bien, bien, gracias por preguntar, solo te llamó para saber si nuestros planes siguen estando en pie, la verdad me urge hablar contigo.

Claroquesiamor,yasabesqueestanochetenemos una reservación junto con la sorpresa que te tengo preparada.

Unsilenciosepresentóenlaotralíneatelefónica,casi como si se hubiera cortado la llamada.

¿Amor?

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Aquí estoy cariño,emm buenoentonces nos vemos esta noche.

Si, hasta la noche.

Y después de esas palabras la llamada se cortó de inmediato, a Héctor no se le hizo raro ya que su novia últimamente tenía muchas cosas que hacer así que lo dejó pasar y solo se estacionó en el parque cerca de su trabajo para empezar otro día de jornada, pero sintiéndose más ansioso de lo normal para que ya fuera la hora de la salida.

El tiempo pasó más lento de lo que él hubiera deseado, pero después de atender a unos clientes y firmar uno que otro acuerdo, por fin la hora de su salida había llegado y no se podía sentir más feliz, cada vez que pensaba en la cara de felicidad que

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tendría su novia cuando tuviera el anillo hacía que su corazón latiera más rápido de lo normal. Agarró sus cosas y se fue directo a su auto sin despedirse de nadie, no quería entretenerse cuando su tiempo ya estaba limitado. Se subió a su carro y manejó directo a su casa, en su mente estaba repasando todo lo que haría cuando estuviera en el restaurante y gracias a esos pensamientos no se dio cuenta que cuando llegó a su casa el auto de su mamá estaba estacionado a fuera, se maldijo internamente ¿Por qué no había pensado en su mamá en todo el día y como ella podría, con unas simples palabras, cambiarlo todo?, rápidamente buscó una solución que lo sacara del apuro por el que estaba pasando y como si fuera arte de magia (o destino) su hermana apareció por el lado

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de su auto mientras se dirigía a su casa, reaccionó de inmediato y bajó el vidrio mientras le gritaba.

No me grites en medio de la calle. Le reclamó mientras se acercaba más a su hermano.

Perdón, pero es que tengo prisa, ¿podrías ser tan amable de hacerme un favor?

Todo depende del favor, ¿de qué trata?

Necesito que lleves a mamá a otra parte mientras yo me alisto, solo sería una media hora, ni más ni menos lo prometo.

¿Llevar a mamá a otra parte cuando ella ya sabe que saliste? Ni loca, no te puedo ayudar, ¿sabes lo intensa que se pondría conmigo?

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Héctor sabía que estaba exagerando, mamá nunca se enojaba con ella porque era su hija favorita, ella podría asaltar un banco si quisiera y mamá siempre la protegería como si su vida dependiera de ello.

Hermana, por favor, te hago las tareas una semana si quieres, pero necesito que me ayudes esta vez.

¿Una semana? Mmmm, no sé, no me logras convencer así.

¿Dos semanas? ¿tres? ¿cuántas quieres en verdad?

Solo dime un mes y tendrás a mamá fuera de tu camino por media hora.

¡Hecho! Pero tienes que darte prisa.

¡Hey! Esto toma tiempo, pero en menos de 10 minutos considérala fuera de la casa.

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Ycon esas palabras sefuecorriendoalacasa,él sabía que haber aceptado ese trato con su hermana era lo peor que pudo haber hecho, pero no veía otra salida si de verdad quería llegar a tiempo. Después de 6 minutos, porfinvio como su hermana salíadesu casa con su mamádelamanoyél rápidamenteseescondió para que ninguna de las dos lo pudiera ver. Salió corriendo de su auto para entrar en la casa e ir directo a su cuarto, tomo el anillo, su cambio de ropa y se dio unafugazvista en el espejo paraarreglarsu pelo, para salir con la misma velocidad con la que entró. Encendió su auto y sin esperar nada arrancó lo más rápido que pudo para irse sin mirar atrás.

Al llegar al restaurante que había reservado, se fue directamente al baño solo para cambiarse al esmoquin que había rentado para ese día en especial,

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no se tardó más de cinco minutos para estar listo e ir averquetodo estuviera perfecto enlamesareservada en la terraza. Cuando estaba a punto de salir se dio cuentaquesucelularestabasonandoycuandolo sacó para ver quien lo llamaba notó que era un número desconocido y él, desconcertado, atendió la llamada.

¿Hola? ¿Dónde estás?

Y, como en la mañana, esa voz empezó a atormentarlo, poniéndolo nervioso y sintiendo su espalda fría, su corazón empezó a latir más de lo normal provocando que él no pudiera articular ninguna palabra.

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Te estoy hablando, ¿dónde se supone que andas?

Ya deberías de estar aquí para ir a tu hora extra del gimnasio. Sentía los nervios atorados en su garganta y como estos le apretaban cada vez más si intentaba hablar. Respiró profundamente, obligándose a olvidar el amargo sentimiento.

M-Mamá,tedijequehoyeraunanocheimportante para mí, lo comenté en el desayuno ¿lo olvidas?

No me creas tonta, claro que lo recuerdo, pero ahorita lo más importante es que tu estes en el gimnasio. ¿crees que no sé qué planes tienes hoy?

El sentimiento amargo que trató de reprimir volvió rápidamente a él, envolviéndolo y olvidándose de su alrededor.

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Mamá, no quiero tener esta conversación aquí y de esta forma.

Héctor, deja de hacerte el tonto, sabes que ella nunca te va a aceptar de esa forma, de ese peso. Cuando ella te vea arrodillarte, lo único que va a pensar es que desearía no estar ahí, pasando por eso, así que no lo hagas sufrir. Ven a la casa, trabaja en ti y después hablamos del matrimonio, por favor, no se obliguen a pasar por eso.

Esas palabras le cayeron como un valde de agua fría, sabía que su mamá podría ser cruel a veces, ¿pero que llegara al límite de decirle que no es capaz, por su aspecto, de que su novia lo acepte? Le dolía más que todo lo que lehubiera dicho antes. Inconscientemente sus lágrimas empezaron a llegar a sus ojos,

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nublándole la vista de poco a poco, no quería tener que aguantar esto, él no creía haber hecho nada malo para estar pasando por lo mismo todos los días. No quiero escucharte más, me tengo que ir. Y sin esperar alguna respuesta colgó el teléfono mientras se recargaba en la pared más cercana y dejaba salir el suspiro que estaba reteniendo en el día. No iba a llorar, él estaba convencido que ni una palabra de su mamá lo dañaría nunca, porque sabía que eso era lo que quería. Tomó una bocanada de aire y la retuvo durante diez segundos para después exhalarla. Volvió a tomar el camino a la terraza y preparó sus cosas, ya con la única preocupación de que llegara su novia.

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Pasaron alrededor de 20 minutos para ver a su novia llegar con un hermoso vestido color rojo que le había regalado en su aniversario anterior, cada vez que la veía él se sentía como si los ángeles le hubieran dado el regalo divino. Cuando vio que lo estaba buscando levantó su mano y la agitó para que se dieran cuenta que estaba ahí.

Amor, que alegría verte de nuevo. Le dio un beso en la mejilla . Y déjame decirte que esta noche luces radiante.

Muchas gracias, cariño. Bueno, veamos que hayen el menú de hoy.

Los dos empezaron a ver el contenido de la carta. Después de un rato un camarero se les acercó para preguntar si querían algo para empezar, a lo cual los

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dos comentaron que sí y aprovecharon el momento para pedir su platillo principal de una vez, el mesero lo anotó todo y se fue, no sin antes haber agarrado los menús.

¿Y cómo te fue en el día de hoy? ¿Sigues tan ocupada como todos los días? Empezó a hablar primero Héctor para mostrar un poco más de interés.

Si, ya sabes, es lo mismo de siempre, mis últimos días se han basado en la misma rutina, pero es de algo que no me puedo quejar.

Estoydeacuerdo,siempremedigoamímismoque hay que aprovechar estas oportunidades, pero claro, sin decirle que no a los planes que te salen de improvisto.

Si, estamos en la misma idea.

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Y así continuó su plática, hablaban de su día a día, de los problemas que habían pasado y las nuevas oportunidades que se les habían presentado en todo el tiempo que no se habían visto. El mesero llegó con sus platillos y ambos empezaron a comer, lo que ocasionó que la plática cesara por completo, ambos estaban tan concentrados en su comida que se les olvidó la presencia del otro y no fue hasta que acabaron que empezaron a hablar de nuevo. La noche estaba siendo perfecta, no había ni una nube en el cielo, la luna estaba en su máximo esplendor y la fuente estaba ayudando a que de fondo se escuchara el agua corriendo, así que Héctor lo sintió como el momento perfecto, cerró sus ojos por un momento y respiró profundo, se paró de su silla y su corazón

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empezó a latir demasiado rápido, mostrando lo nervioso que estaba.

Cariño, sé que puede tomarte un poco desprevenida y que tal vez tu todavía tengas dudas, pero yo no, después de estos 2 años de relación estoy seguro de que tú eres la indicada, sinceramente no me veo con nadie más en mi futuro. Dijo mientras se arrodillaba lentamente y sacaba la pequeña caja de su saco que contenía la joya más exquisita que se había permitido comprar, todo esto sin apartar los ojos de su amada. Así que, ¿me permitirías ser el hombre más feliz del planeta casándote conmigo?

El silencio se hizo presente en ambos, después de tales palabras ninguno se atrevió a decir nada, los dos

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estaban igual de petrificados esperando a que el otro hiciera algo.

¿Amor? ¿me escuchaste? Pregunto Héctor sin poder aguantar otro segundo de esa lenta agonía que estaba pasando.

Sí, digo no, ¿me estas proponiendo matrimonio?

Pues, si pedir matrimonio significa estar hincado en una rodilla y sostener un anillo en una pequeña caja mientras te pregunto ´¿Quieres casarte conmigo?´ entonces sí, te estoy pidiendo matrimonio.

No puede ser, ¿cómo llegamos a esto, dios mío? Dijo mientras Héctor observaba como su novia se levantaba y empezaba a dar vueltas en el lugar.

¿De qué hablas? Pensé que tu podrías sentir lo mismo que yo. Llevamos dos maravillosos años, ¿no

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te da ese sentimiento de querer que esto sea para siempre? No, absolutamente no. Mira amor, digo, Héctor, esta fue una relación muy bonita, eso no te lo puedo negar, pero en realidad yo venía a terminar definitivamente contigo. A esta relación no le veo ni pies ni cabeza, además que desde hace tiemSu cerebro se desconectó en ese momento, ¿en serio había pasado por eso? Su novia estaba terminando con él después de dos años, ¿cómo se supone que debería sentirse ante eso?

Entonces estas terminando conmigo en este momento ¿o me equivoco?

No, no te estas equivocando. Héctor, quiero que entiendasquesoyyo, túnotienesabsolutamentenada

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de malo, solo siento que es momento de tomar nuestros caminos por separado ¿entiendes?

Pero era muy tarde porque Héctor ya estaba imaginando que ella estaba rompiendo con él por su peso, gracias a que las palabras de su mamá estaban grabadas en lo profundo de su mente.

Está bien, dejémoslo aquí, en realidad tu no me debes ninguna explicación. Oh, pero mira la hora que es, no me había dado cuentadeque es tan tarde, tengo que volver rápido a la casa, no te preocupes por la cuenta, todo está absolutamente pagado, cuando quieras te puedes ir.

No esperó respuesta alguna y se fue corriendo de ese lugar hasta su camioneta, arrancó lo más rápido que pudo y paro en el parque más cercano que encontró.

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Serecargóensu asientohaciendotodo loposiblepara olvidar el enorme dolor que estaba en su corazón, ¿Al final su mamá tenía razón?

¿Él tenía que bajar de peso para ser aceptado?

¿En serió le habían dicho que no por su aspecto?

No podía ignorar el gran nudo que se estaba instalando en su garganta, al final todas las situaciones que había pasado ese día se habían juntado, ocasionando que por fin todas esas lágrimas que había reprimido salieran una tras de otra, sin dejarle tiempo para respirar y logrando que empezara a hiperventilar.

En su interior todo estaba revuelto, sus sentimientos no tenían un inicio ni un fin, pero había uno que destacaba por encima de todos. Héctor solo podía

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sentir como en su corazón estaba un gran agujero que estabasegurodequeno sanaría, perodealgunaforma él lo vio como una oportunidad para recordarse continuamente lo que le había dicho su mamá “Cuida de tu peso porque al final eso es lo único que importa en esta vida”

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No quería que fuera de esta manera.

Mamá estaba muy enferma, pero no era de esas enfermedades que se iban de un día para otro, no. Me preocupaba que ella se quedara así para siempre. Mi mamá había sufrido de una parálisis, la cual la había dejadoen camadesdehaceyavariosmeses, no quería pensarqueestoseransus últimosdíasjuntoamí,pero lo veía como una idea persistente cuando observaba como mi mamá solo asentía a lo que decíamos, sin poder articular ni una sola palabra.

Ya era de noche y yo estaba volviendo de mi trabajo, estaba exhausto por haber tomado doble turno, pero me recordaba que era necesario, los medicamentos de mi mamá estaban saliendo más caros de lo que nosotros podíamos pagar, y el trabajo de mi papá no

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alcanzaba para cubrir todo. Entré a la casa y todo se sentía vacío, las luces estaban apagadas y no se escuchaba ningún ruido, el frío se sentía como el de un congelador entre soplidos y oscuridad, mi mente no pudo evitar viajar a los recuerdos de cuando todo era exactamente diferente; respiré profundo y luego exhalé, logrando olvidar lo que mi mente me decía. Tomé valor para subir a mi cuarto y dejé mis cosas para luego ir a donde estaba ella. Carola, ¿tuviste algún problema hoy?

Nosotros habíamos contratado a Carola para que cuidara a mi mamá mientras mi papá y yo no estábamos en casa por el trabajo, aunque ella nos había sido de mucha ayuda nuestra preocupación no había cesado, entonces decidimos comprar cámaras

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para poderlas monitorear todo el tiempo o por si teníamos que ir de inmediato con ella.

Hola Jael, no, no he tenido ningún problema con ella, la verdad es que le veo una mejoría, ya puede mover los brazos, es muy poco, pero es un gran avance. Por cierto, creo que deberías de hablar con ella, sigue llorando por lo mismo, ya sabes. Trate de disimular mi enojo cuando me dijo aquello, ya había hablado con ella muchas veces y por lo que veo, es muy difícil que mamá deje pasar algo así.

Ya hablaré con ella, no te preocupes, igual muchas gracias por venir todos los días, ve a tu casa y descansa, nos vemos mañana. Ella se fue por el pequeño pasillo y yo entré al cuarto de mi mamá, estaba en la misma posición de todos

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los días, era inevitable sentir como mi corazón se rompía cada que la veía así. Me acerqué a ella y le di un beso en la frente, a lo que ella respondió con un intento de sonrisa.

Mami, ya estoy en casa, ¿hay algo que pueda hacer para que estes más cómoda?

Ella no me respondió así que lo interprete como un no, tomé su cobija y la arrope con ella. Me senté en la cama y le empecé a hablar de mi día, haciendo hincapié en como algunas personas eran muy malagradecidas y como mis compañeros eran tan amablesdentroy fueradeltrabajo.Estuvemuchorato hablando con ella hasta que vi como sus ojos se cerraban, quedando profundamente dormida, me aseguré que estuviera cómoda para luego salí de su

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habitación.Tomémicelularyllaméaesenúmeroque estuve evitando por mucho tiempo pero que no podía evitar pensar cada vez que estaba con ella.

Sonó una, dos, tres veces y nadie atendía, hasta que al final me saltó la contestadora, no deje ningún mensaje para que intentará llamarme, lo cual veía complicado porque casi nunca podía contactarme con ella. Seguí intentándolo un rato más, pero no logré tener un resultado distinto al de siempre. Ya resignado, guardé mi celular y me fui a preparar algo para cenar, últimamente me vi en la necesidad deaprenderlo básico enlacocinapara poderpreparar algo simple, a veces solo para mí y mi mamá porque eramuy raro quemi papá seapareciera porlas noches en la casa. Terminé de preparar la cena y me fui a

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sentar al comedor, pero antes de que empezara a comer, el timbre empezó a sonar logrando que frunciera mi ceño, no esperaba alguna visita. Cuando fui a abrir la puerta mi sorpresa se pudo apreciar en mi rostro, pero fue rápidamente cambiada a una expresión de enojo. Del otro lado de la puerta se encontraba mi hermana.

¿Qué estás haciendo aquí? Le pregunté de la forma más fría que pude hacerlo

Vine a visitar a mamá, ¿no es obvio?

No, no lo es, tú nunca vienes por iniciativa propia ¿qué quieres?

Bien, tienes razón, mi auto se quedó atascado en la otra cuadra y ocupo que me ayudes, ¿puedes venir un segundo?

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Me sorprendió que lo haya dicho de esta forma porque solo había venido por problemas de su carro, no había pensado en ver a mamá, ni menos en visitarme a mí. Mi enojo empezó a incrementar.

Larisa, ¿estas consciente de la excusa que me estás dando? Sabes que ella te necesita más que nunca ¿o es que no entiendes la gravedad de la situación? Ella te extraña, carajo, sigue llorando por las noches porque tú nunca apareces, solo has venido como dos veces desde que te enteraste que está así, ¿puedes tener la decencia de por lo menos llamar?

Mi voz salió más molesta de lo que estaba planeada, pero era difícil no gritarle todo lo que sentía cuando, a pesar de saber el estado en el que estaba mamá, no

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le importaba en lo más mínimo, dejándola a ella con un dolor aún más grande que el de la enfermedad.

Mira, Jael, creo que te debo de recordar algo, yo estoy cumpliendo con lo que dije desde un inicio, iría a ver a mamá cuando yo lo sintiera necesario y tu estuviste de acuerdo, ¿por qué me estas reclamando ahora? Me enojó mucho más que en su voz no se escuchara ni un poco de culpa, casi se escuchaba hasta con aburrimiento.

¿Te tengo que recordar cómo se comportó mamá la última vez que estuviste aquí? Larisa, era cuando ella podía estar en silla de ruedas, ahora ya no puede, y esa vez ella te estuvo persiguiendo por toda la casa para evitar que te fueras y ¿tú que hiciste? Nada. No te importó que nuestra mamá, te estuviera pidiendo

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que te quedaras. Por una vez te pido que tengas compasión de ella y de su situación e intentes ser más como su hija que como una extraña.

Mis palabras habían salido de forma cruel y dura, pero no me importaba si la hería, lo que más me importaba era mi mamá y sus sentimientos, así que esperaba que ella reaccionara ante mis reclamos.

No tienes ningún derecho de decirme algo así cuando sabes perfectamente que yo tengo otra familia, tengo que cuidar a mi hijo y estar pendiente de mi esposo, no puedo dejar mi vida por estar al pendiente de ella.

¡Dios! ¿cuándotehedichoalgo así? Notepido que renuncies a todo por ella, solo te estoy diciendo que te aparezcas más seguido y le hagas compañía, no sé,

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tal vez podrías tomarlo como un agradecimiento de TODO lo que ella hizo por ti, por esta familia.

¿Y papá? ¿dónde está él cuando su esposa está pasando por todo esto? Ah, espera, ya me acordé, no se aparece por las noches, mmm ¿no es algo raro que desde que ella empezó con la enfermedad él ya ni caso le haga? No planeaba contarle que, desde hace un tiempo, ya le había encontrado mensajes y llamadas de mujeres desconocidas que le preguntaban cuando se iban a volver a ver, no, no quería ver en su cara algo de satisfacción.

Él no tiene nada que ver en esta conversación, esto se trata de nosotros dos.

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No, no, no, no, si me vas a reclamar todo a mí, también tienes que meterlo a él en la conversación, él está en la familia tanto como yo.

Si, he hablado con él, pero me dice que está ocupado con su trabajo. ¿Crees que a mí no me duele tampoco? Soy el único que está pendiente de ella las veinticuatro horas. Tuve que dejar de estudiar para trabajar y comprarlos medicamentos ¿qué máspuedo hacer? Estoy dando todo de mí, y tú, que tienes más tiempo libre no quieres ni llamar. Sinceramente, ¿estas bien de la cabeza?

Entonces deja de sentir que esto es obligación para ti, si quieres puedes dejar esto, él único que lo debe sentir como obligación es papá.

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¿Es lo mismo que pensaste cuando la dejaste a su suerte en el hospital? La primera vez que la dejamos contigo cuando empezó con sus embolias estaba en el hospitalytúdejastequelaamarraran,cuandotehabía dicho perfectamente que uno de sus brazos le dolía que se lo movieran, y a ti parecía que te entro por una oreja y salió por la otra, porque cuando fui a verla la tenían en una posición tan incómoda y con su brazo todo torcido.

Eso te dije que tenía una explicación, entiende, yo no pude mantenerla quieta, entonces la dejé en manos delos expertos,¿quién mejorque ellos parasaber que hacer en esa situación?

Pero tuviste que haberlos detenido, sabes que a mí no me gusta dejarla con ellos porque la tratan como

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una tonta que no sabe hacer nada por su condición, y ellaestodo locontrario,yoséquecuesta,peroalfinal capta todo lo que le dices.

Primero, eso no me lo habías dicho, yo no leo mentes Jael. Segundo, me surgieron problemas con mi esposo y siempre he dejado claro que yo tengo prioridades.

¡Exacto! Y una de ellas debería de haber sido mamá durante todos estos meses porque…

Pero no pude terminar de gritarle porque escuché como la silla de ruedas de mamá estaba cayendo de las escaleras y cuando me volteé la vi tirada en el piso. Fui corriendo hacia ella para tratar de levantarla y subirla de nuevo a la silla, pero cuando ella trató de apoyarse en sus piernas una de estas no reaccionaba,

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la cargué un poco para sentarla en su silla y luego me puse de rodillas para checarle su pie, pero era inútil, de lejos podía ver que estaba roto.

Iba decirle a mi hermana que me ayudara, pero en cuanto me di la vuelta ella ya no estaba, ignoré la pequeña punzada que me dio en el corazón y fui corriendo por las llaves, ahora mi único objetivo era llevarla a que la atendieran y que estuviera bien.

Cuando me vieron llegar al hospital con mi mamá en silla de ruedas llegaron tres doctores a ayudarme para llevarla a urgencias. Traté de pasar con ellos a la sala, pero no me permitieron el paso, diciéndome que es recomendable que la pareja estuviera ahí, no insistí y solo me hice a un lado. Saqué mi teléfono y marqué

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el número de mi papá, sonó una, dos, tres veces y al final me salió la contestadora, intenté otra vez y me dio el mismo resultado, intenté una tercera vez y ahí fue cuando me contestó.

¿Papá? ¿dónde estás? Ocupo que vengas de inmediato al hospital, internaron a mamá después de que se cayó de las escaleras.

Hijo, ahora no puedo atenderte, estoy en una junta muy importante del trabajo. Pero yo sabía que me estaba mintiendo, podía escuchar risas de diferentes mujeres al fondo de la línea.

Papá, se trata de mamá, ¿no te interesa?

No es que no me interese, pero no puedo dejar esta junta a la mit…

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No lo deje terminar y colgué el teléfono antes de que pudiera decirme las mil razones del por qué no podría venir, las cuales ya me sabía de memoria. Intenté llamar a mi hermana para ver si tenía algún tipo de apoyo en esta situación, pero grande fue mi dolor cuando la llamada me decía que no podía contactar al número… ella me había bloqueado.

Me senté en el piso frio del hospital mientras me cubría la cara con las manos, mis lágrimas querían salir, pero no quería que nadie me viera y pensara que soy muy débil pornolograrpasarestasituación como un hombre. No quiero decir que todo esto se culpa de mamá, claro que no, ella nunca habría decidido este camino para mí, pero me duele que no esté mi familia completa para afrontar esto juntos. En mi mente solo estaba el mismo pensamiento de siempre, la única

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persona que siempre va a estar en las buenas y en las malas, eres tú mismo, no importa que tan grave sea lo que estés pasando. Al final, no puedes confiar en nadie y mucho menos en tu familia.

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La única salida. Nadiemepuedeculparporser asíporquenadienunca se preocupó por mí, tuve un padre ausente y una madre que no era de mi sangre, entonces ¿por qué habría de importarles lo que hiciera? Era mi vida y era mayor de edad, así que no había nada que me detuviera. Muchos me decían que había tomado el camino equivocado y que era mejor que me quedara en la comodidad de mi familia, pero no les hice caso porque ellos no saben el infierno que yo vivía simplemente por respirar o por pedir cosas que por derecho merecía. Muchas veces resulté herida física y mentalmente por no cumplir lo que ellos querían. Difícilmente se encontraban en casa y mi soledad

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resultaba ser mí mejor compañía, pero aun así ellos encontraban el modo de exigirme más cada día. Como yo ya estaba desesperada de esta situación, opté por salir todas las noches hasta que mi energía se agotará; esto ocasionó que conociera mucha gente que me ayudaba a pasar un buen rato, me ofrecieron bebidas, pastillas y comida que me aseguraban que me harían pasar los mejores momentos y yo, desesperada por sentir lo que ellos decían, lo acepté. Yo era muy feliz de tener esa rutina todos los días, la pasaba bien y a mis papás no les interesaba ni preguntaban, se podría decir que era un acuerdo silencioso del cual no se hablaba, pero ambos sabíamos que estaba ahí.

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Viví así por mucho tiempo, con el ansia siempre presente de que el tiempo pasará mucho más rápido y con el deseo de que diera la media noche para tomar mis cosas y no volver hasta que el color arrebol dominara el cielo, yo quería que esos días duraran para siempre, pero se me había olvidado que todo lo que empieza debe terminar y esta vez, todo terminó gracias a mi hermano mayor, el cuál era la adoración para los ojos de mis papás. Él había vuelto después de ocho años que estuvo estudiando fuera del país, lo habían recibido con una fiesta sorpresa y con todos los vecinos de invitados, todos lo sentían como un día especial, pero para mí, solo se trataba de un día como cualquier otro. Llegó, nos saludamos y no nos dijimos nada más. Estuve en la fiesta solo hasta que diera la media

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noche, después de eso volví a mi cuarto para escaparme por la misma ventana de todas las noches, tome mis cosas y cuando tenía un pie fuera de la ventana la puerta se abrió de forma estrepitosa, voltee a ver quién era y ahí estaba mi hermano, mirándome con el ceño fruncido.

¿Qué haces? Me preguntó mientras cerraba la puerta detrás de él.

Voy a salir ¿no es obvio?

Pero ¿por qué usas la ventana?

Esunasituaciónmuycomplicadaquenomequiero tomar las molestias de explicarte, así que nos vemos enlamañana. Peronopudesalirporqueélmetomó del brazo y me obligó a quedarme.

¿Mis papás saben que vas a salir?

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En realidad no les importa, es un acuerdo no dicho pero que sabemos que existe.

¿Debo de preocuparme?

Nah, no lo hiciste todos estos años así que no veo porque lo debes de hacer ahora.

Mesoltédel agarredemi brazo ysalí sin esperarnada más. Ese fue el peor error que pude cometer, después de esa noche él estuvo pegado a mi para saber si salía todas las noches y cuándo volvía, le dije muchas veces que no tenía de que preocuparse, pero el empezó a decir que era su deber como hermano mayor, lo dejé pasar porque no llegaba a más de los monitoreos delaentrada y delasalidadelacasa, pero hubo una vez en la que casi me acompañaba, así que

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para evitar que eso sucediera de nuevo dejé de salir por un tiempo. Fueron semanas de terrible aburrimiento y tortura que no pude soportar sola, así que tomé la decisión de sacar las pastillas que me habían regalado cuando dije que en mi casa la pasaba muy mal, prometiéndome que el tiempo pasaría más rápido y más calmado. Las estuve tomando todas las noches sin falta, logrando lo que todos me prometían y sintiéndome bien conforme más tomaba de ellas. Hubo una noche en la que estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando mi hermano entró y vio todo loquetenía,empezandoa regañarmey aamenazarme con que le diría todo a nuestros padres.

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¿A cuáles? Si ellos solo están cuando les conviene, ahorita ni están en la casa.

Cuando vuelvan les diré, esto está mal y le estás haciendo daño a tu sistema… Dejé de escucharlo y fui por los dulces que estaban intactos, no los había probado, pero me decían que todos ellos eran inofensivos. Lo obligué a abrir su boca y puse el dulce en su lengua, obligándolo a que lo tragara. Empezó a toser desesperadamente mientras corría por un vaso de agua, yo lo seguí pensando que tenía una reacción muy exagerada y después de que hiciera efecto, cualquier sentimiento se volvería más relajado. Lo seguí a la cocina y vi como no paraba de tomar agua, le pregunté si estaba bien, pero él no me respondía, estuvo pegándose en

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el pecho por mucho rato hasta que cayó al piso comenzando a retorcerse.

Todo sentimiento relajante se fue de mi cuerpo cambiándolo por un sentimiento de miedo, tomé el teléfono de casa y llamé al número de emergencia. El estruendoso sonido de las sirenas aturdía mi mente y se hacía uno con los pensamientos que pasaban.

Tardaron cincominutos en llegar,perosesintió como tres horas, tomaron su cuerpo y lo subieron a la camilla fría para llevarlo directo al hospital.

Pasaronmásdetreshoras ynorecibíaningunanoticia de él, no me llamaron y no me enviaron ningún mensaje, lo que ocasionó que me imaginara lo peor; no lo dudé dos veces y tomé todas las cosas que me parecieron necesarias, cuando terminé me encaminé

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a la puerta principal, decidida a irme y no volver jamás, independientemente de cuál fuera el resultado que tuviera mi hermano. Antes de salir le escribí una nota a mis padres tratando de explicarles lo que había sucedido y pidiéndoles perdón por todo, esta era mi última oportunidad y no quería quedarme con ningún remordimiento.

Con las manos temblorosas y las piernas a punto de derrumbarme salí y tomé la misma ruta de siempre, la cual me llevaba a ese lugar que tanto me gustaba, porque al final, era el único lugar en el que fui feliz siempre.

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Fidelidad o infidelidad.

Mi abuela falleció el mes pasado, y fue uno de los dolores más grandes que pude haber presenciado. Cuando me dieron la noticia mi mundo se bloqueó completamente, deseaba quetodo setratarádeun mal sueño, pero conforme fue pasando el tiempo la realidad me cayó como balde con agua fría. Con mi familia estuvimos de luto un mes entero, habíamos estado tan acostumbrados a su presencia que perderla fue un gran golpe hacia nuestro día a día, pero cada uno pudo superarlo a su ritmo. Nos apoyamos en ciertos momentos, pero no al punto de estar al pendiente del otro, ya sabíamos cómo tratarnos, entonces no fue una sorpresa que optáramos por decidir tener esas actitudes.

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El que perdiéramos a mi abuela nos marcó mucho a todos porque, aunque no lo admitían, estoy seguro que a todos nos dolía; ver su asiento solo con el polvo empezando a formarse como una leve capa, la casa sin tantas risas donde el eco de lo que hacíamos se podía escuchar hasta la otra punta del lugar y, lo peor de todo, era que mi abuelo pasaba mucho menos tiempo en la casa como era costumbre, pero no era porque él estaba triste, no, era porque se le hizo fácil volver a los brazos de su antigua amante. Desde antes que mi abuela falleciera nosotros ya sabíamos que mi abuelo tenía una segunda familia. Un día él había llegado de su trabajo mientras nosotros estábamos a mitad de una comida, nadie habíanotadosu presencia, peroen el momento en que escuchamos un “Tengo una segunda familia” todos

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nos habíamos quedado callados, ninguno volteo a su dirección hasta que mi abuela salió corriendo mientras empezaba a sollozar. Ninguno de nosotros le habló por un tiempo después de eso, nos sentíamos traicionados y queríamos fingirquenada de eso había pasado, pero mi abuela decidió romper el hielo. Un día mi abuela nos citó a todos para que habláramos, ahí nos empezó a explicar cómo mi abuelo le había jurado que esa familia no significaba nada para él, que todo lo que él siempre quiso estaba con nosotros y que no importaba cuanto intentara llamar la atención su otra pareja, era inútil, porque él solo tenía ojos para mi abuela; todos habíamos visto losbrillosensumiradacuandohablabadetodoloque le había dicho, entonces nadie se atrevió a contradecirla y, al final, todos nos vimos obligados a

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perdonarlo, cuando la realidad era completamente diferente. Después de todo mi abuelo cumplió con su palabra, no busco a su otra familia por un tiempo y estuvo lo más que pudo con mi abuela, de lejos se podía ver lo felices que eran juntos, se abrazaban, se besaban y se buscaban, casi podrías llegar a pensar que ninguno de los dos leseria infiel al otro y que serían la pareja más feliz hasta el final, pero en mi abuela siempre vivió esa espinita de traición en su interior. No existía reunión familiar ni plática en la que ella no mencionara sus sentimientos hacia las acciones de mi abuelo, se podía ver que en su corazón todavía vivía esa pequeña sombra de dolor que no sanaba a pesar de todo lo que había hecho mi abuelo.

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Vivieron con la misma rutina durante muchos años hasta que mi abuela enfermó y, después del tercer día en el hospital, nos dieron la noticia que ella ya no estaba con nosotros. Sentí como mi mundo se había hecho pedazos y observaba como el mundo de los demás había continuado como si nada, y en lo que menos esperaba ya estábamos en el panteón dando nuestras últimas palabras para desearle un descanso eterno.

Me tomó una semana volver a las actividades de mi vidacotidiana, el dolorde su ausencia estaba presente en todo lo que hacía y mi mente siempre buscaba en cada rincón su voz, o alguna que se pareciera a ella. A mí me costó mucho, pero a mi abuelo le costó menos que a todos superar la situación. En la segunda semana de la partida de mi abuela, él empezó a salir

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todas las noches, nadie nunca le preguntó nada, todos asumimos que era una etapa de duelo que tenía que pasar solo, así que le dimos su espacio; pero nuestro pensamiento cambió cuando él continúo saliendo a la misma hora todos los días durante un mes, nadie quería creer que era eso, pero conforme pasaba el tiempo, nos empezó a resultar demasiado obvio, lo que ocasionó que en nuestra familia se instalara una pequeña brecha que estábamos seguros que no sanaría. Nos juntamos y le preguntamos si había decidido volver a verse con su antigua pareja, en nuestro interior vivía esa pequeña esperanza de que él dijera que no era cierto y que nosotros nos estábamos haciendo historias, pero esa esperanza murió cuando mi abuelo, sin ninguna vergüenza, nos confesó que

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volvió a hablar con ella porque se sentía muy solo, ningunodenosotroscontestóysolonosfuimosdeahí prometiéndonos que nadie nunca le volvería a hablar. Después de un tiempo hablé con mi mamá de la situación, ella me repetía que no debía de preocuparme porque eran asuntos de mayores y que yo no tenía la edad suficiente para entenderlo, pero yo siempre me terminaba preguntando si las relaciones siempre terminaban de esa manera o si también debería de tomar las mismas decisiones que tomaronmisabuelos,siemprebuscabarespuestas con todos, pero al final me terminaban diciendo que eran asuntos que, a mi edad, no deberían de estarme preocupando, dejé el tema después de no conseguir el resultado que quería, lo que me llevó a que mis ideas

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no cambiaran y siguiera viviendo con el pensamiento que lo que vivieron mis abuelos era lo correcto.

Cuando me preguntaban qué era lo correcto en las relaciones yo siempre contaba la misma historia, la demisabuelosyaque,paramí,eseeraeltipodeamor verdadero y el que siempre debería de buscar. Este tipo de pensamiento me llevo a muchos golpes y problemas con todas las personas con las cuales salía.

Todos me decían que estaba mal, que yo no debería de vivir con este tipo de ideales, pero no podía cambiar. ¿Cómo podría contradecir lo que me habían inculcado desde pequeño?

¿Qué era lo que estaba mal cuando así vivieron mis abuelos?

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Si mi abuela vivió feliz ¿por qué a los demás los hacían sentir todo lo contrario?

Todo esto empeoraba cuando volvía a preguntarle a mi familia sobre la historia de mis abuelos, pero siempre terminaba con la misma excusa que me llevaba a hundirme en mis propios pensamientos.

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El dolor para el resto de mis días. Mi ansiedad iba empeorando con el tiempo, yo solo podía sentir como está me consumía y me dejaba en el fondo de un gran abismo sin salida; mientras mis pensamientos me ahogaban conforme pasaba el tiempo. Estaba consciente que estaba mal, que necesitaba ayuda, pero cuando intenté hablar con alguien, nadie me ofreció su mano para apoyarme en ella, en cambio, todos pensaron que yo estaba fingiendo para tener atención. Me dolía que pensaran así de mí, pero estoy segura que no tendrían esa idea si mi mamá no los hubiera convencido.

Desde que tengo memoria a mi mamá le ha gustado exigirme mucho, al principio no tuve ningún problema, me gustaba dar todo de mí y ver su sonrisa

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de satisfacción, pero en cuanto más pasaba el tiempo, más me demandaba y yo me ahogaba. Ella empezó a pedirme que me exigiera más fuera de la escuela, que no podía dejar de estudiar solo porque no estaba en mis horariosde clase, al principio creí que teníarazón así que seguí lo que me dijo, pero después llegó al límite de monitorearme las veinticuatro horas, exigiéndome que leyera únicamente libros que tuvieran contenido educativo. Mi ansiedad empezó de poco a poco, los dolores de cabeza incrementaron junto con los mareos cada vez que pensaba en volver a casa y estudiar. En mi mente empezaban a revolverse mis ideas llegando a marearme y como consecuencia, terminaba vomitando. Intentaba hablar continuamente con mi mamá para que me escuchara y me dejara de exigir

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tanto, pero ella no lo hacía y terminaba convenciéndomedequetodo estabaen mi mente, que yo no tenía ningún derecho a quejarme porque, al final del día, mis estudios eran mi única responsabilidad.

Continué así por un tiempo, ignorando esos sentimientos y priorizando lo que quería mi mamá, al final yo ya no tenía ni voz ni voto en mi vida. Llegué a mi punto más alto cuando mi mamá me regañó por haber fallado el examen de admisión a la preparatoria, ella me exigió demasiado para que yo entrara con honores, pero justo en el momento en que me entregaron mi examen mi mente se bloqueó por completo, olvidando todo lo que había estudiado y fallándolo por completo.

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Cuando mi mamá se enteró me regañó como nunca en mi vida, recordándome que ella solo me pedía una cosa y que si no se la podía cumplir le fallaría como su hija. Salí corriendo a mi cuarto y me arrastré a un rincón a llorar maldiciéndome a mí misma por no haber podido cumplir con lo que me pedía, fue justo en ese momento en que sentía como mi respiración empezaba a flaquear, doliéndome al momento de inhalar, lo retenía un momento para calmar el dolor, pero en cuanto exhalaba toda la opresión volvía a mi cuerpo.

Mi ansiedad llegó a ser mi única compañía en los días más oscuros, cuando mi mamá me regañaba por no sobresalirenlos estudios oenmis actividades diarias. No fue la mejor compañía porque después de todo, me hundió… peor; empecé con mis hábitos

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compulsivos y mis mareos diarios, ya no tenía uñas de las cuales enorgullecerme porque todas me las había mordido sin parar.

Llegó un punto en el que ya no podía ocultar más mis emociones, así que explote, grité, lloré, corrí, olvidé todo lo que tenía que ver conmigo y me autolesione. En ese momento mi mamá creyó que lo mejor era que fuera a visitar a un doctor, diciendo que nada de lo que hacía o creía era normal para una chica de mi edad, le hice caso y me llevó a muchos doctores, los cuales daban el mismo resultado “Depresión y ansiedad”.

Mamá seguía sin creerlo y decidió pensar que lo que estaba pasando era solo una etapa, así que siguió exigiéndome tanto como ella quiso, sin detenerse a

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pensar en mi ni en mi salud en ningún momento, mientras yo me ahogaba en mi habitación junto con mis pensamientos todo el tiempo.

Yo estaba consciente que lo intenté, intenté hablar con muchas personas, doctores, psicólogos y maestros con los que intentaba demostrarles mis gritos ahogados de ayuda, pero ninguno de ellos captó mi mensaje; en cada paso que daba se podía ver reflejado en mi sombra como alguien me impedía decir lo que estaba pasando y lo que estaba sintiendo, así que me rendí y llegué a muchos lugares de los cuales no existía ningún tipo de salida.

Tener que lidiar con mi ansiedad todos los días me llevó a tomar muchas decisiones que, en un principio, nunca las hubiera tomado como una vía de escape,

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pero en esta ocasión lo veía necesario si quería tomar un descanso de todas mis emociones. Después de todo me seguía preguntando. ¿Qué fue lo que hice mal para tener estos resultados?

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Soy solamente yo.

Pasaron muchas cosas que me obligaron a pensar que, para ser aceptado por mi mamá, tienen que gustarme definitivamente las mujeres, después de pensarlo y pensarlo, he aceptado que mi preferencia sexual, va dirigida a ellas. Me lo dije a mi mismo mientras me veía en el espejo, tratando de convencer al otro lado de mi corazón para olvidar esa tonta idea de que me gustaban los hombres.

Desde hace un tiempo ya le había contado a mi mamá sobre mi homosexualidad, y como desde hace un tiempo estaba rondando en mi mente esa idea. No tuve la reacción que esperaba de ella, pero tampoco fue el fin del mundo, le hablé desde mi corazón y lo único que logré fue que ella me aplicará la ley del

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hielo por tiempo indefinido. Al principio no pensé que fuera a durar más de una semana, pero los días pasaron y lo único que obtuve de ella fueron miradas decepcionantes. Sentí una opresión en el pecho al ver como se cumplía el año sin recibir ninguna señal de parte de ella. Me dolía ver como mi mamá podía tan fácilmente fingir que no tenía un hijo y que yo solo estaba de adorno en la casa. A pesar de que no quería aceptarlo era verdad que me hacía mucha falta el contacto con mi mamá y, al sobre pensarlo mucho, decidí cambiar por ella y hacer lo que le pareciera correcto. Al final sabía que de esta forma tampoco sería feliz, pero todo era mejor cuando ella estaba cerca, cuando ella me daba sus abrazos y me decía

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esas palabras de ánimo que siempre me ayudaban a salir adelante.

Así que cambié, cambié todo de mi para hacer feliz a mi mamá y que ella me volviera a amar, cambié por necesidad, no por decisión propia.

Para ser mínimamente feliz tienes que cambiar a la idea de todos, aunque eso te cueste tu propia felicidad.

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Se termino de imprimir

el 28 de noviembre del 2022 en Monterrey, Nuevo León.

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Se dice que lo amargo acaba siendo dulce con el tiempo, pero se vuelve difícil de cambiar cuando estos problemas son tu realidad en tu día a día. Estas páginas están empapadas de esas lágrimas causadas por aquellas personas más cercanas a ti que nunca imaginarias que te lastimarían, encontrarás como la tinta se volvió uno junto con el dolor y como las emociones traspasaron el papel. Ser familia no es sinónimo de estar bien y amarnos, al contrario, cada familia es diferente, pero todas tienen algo en común: convertir los problemas más simples y cotidianos en tabú.

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Tabú by Sharon Rodriguez - Issuu