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NIÑOS MIGRANTES

¿Cómo Imaginar el Mundo, a Un Metro del Piso?

Por Dhc Nancy Guérrez Herrera*

Cuan resilientes fuimos los primeros años de vida en el mundo, en la escuela, en la familia; así como se fue construyendo una historia con recovecos y transformaciones, giramos y tuvimos vértigo y horizonte que nos ha marcado camino ¿tuvimos mundo, escuela y familia? Probablemente sí; pero no destino, ese quedó en el horizonte y hemos caminado hasta ser adultos responsables de este mundo que da la bienvenida a muchos niños todos los días, y muchos son migrantes… son migrantes todos los días de su vida y dejan de ser niños a los pocos años de llegar a este mundo.

En el primer trimestre del 2023 caminaron nuestro país más de 34 mil… y no siempre acompañados, han sido puestos en “manos de los Gobiernos” como si eso les brindara una mejor oportunidad que al resto de los que migran en familia; y este primer trimestre del año todas las cifras se han agudizado con el término del Título 52. Hay más detenciones (subió 42%), hay más solicitudes de asilo (24% más), hay más pendientes y sin duda el más urgente es la protección de la niñez y adolescencia migrante en manos del Estado.

Si a esta niñez anclada a un sitio aún le debemos cobijo en garantía plena a sus derechos, ¿qué estamos dejando de hacer con la niñez “de camino” a casa? Si su casa es el sur de México, en Chiapas y Tabasco están los índices más altos de mortalidad infantil. Si crecieron hasta edad escolar en esta pandemia, están dentro de la generación de menor matriculación en educación primaria.

Ni la vida ni las razones para vivirla son garantizadas por los poderes de Gobierno a su población, así que migrar ¿es aún peor?; imaginar un mundo a un metro del piso es mérito sólo del alma que por sí misma pone los ojos más allá de su presente, más allá de su origen, más allá de lo posible cuando va de camino. Y no camino a casa, no camino a la escuela y muchas veces no de la mano de papá y mamá con el riesgo de ser víctima de robo, secuestro y tráfico y retención ominosa en cualquier lado de la frontera.

Qué mundo hacemos posible para la niñez

La niñez es la etapa “más chiquita” de ser humano; somos adultos mayores por 20 años, adultos simples por 40, jóvenes por 10 y niños sólo la mitad; el resto somos bebés o adolescentes, aunque adolezcamos emocionalmente de lo básico toda la vida. Y es justo ese el tiempo que miramos al mundo alrededor de un metro del piso, cerca de las raíces, lejos de la cabeza e instalados profundamente en el corazón. Es una etapa fugaz que sirve para construir el mundo posible, no el cotidiano, sobre ese hay responsabilidad criminal en quiénes deben actuar y no lo hacen.

Nuestros niños -históricos, sociales, migrantes- son la palabra gráfica y existencial de las obras que nos ocupan, es un reto para quienes vivimos este mundo que los recibe el poder rodearlos de condiciones que permitan la seguridad, la salud, la educación y el divertimento; sí, debemos asegurar que aprendan a ser felices en la circunstancia de vida que ahora les toca y que puedan vivirla como un presente que sí tiene futuro posible, real, nítido; deben aprender que el imaginario es posible, que la justicia sí está al alcance y que los adultos son responsables, que los poderes de Gobierno son responsables y que la sociedad es responsable. Y que ojalá juntos cumplamos esa encomienda histórica.

No sólo es casa, comida y sustento para crecer; pero son principios obligados. También está el acompañamiento para quienes viajan en familia, para las familias incompletas y para los niños que viajan solos es vital. Sin duda la niñez migrante no deja de crecer y con ellos la urgencia.La migración en el mundo interior de los niños debe dejar de ser una tragedia que miramos desde lo alto, pongámonos de rodillas, mirémoslos a los ojos y dejemos que nos atraviese, sólo así, de frente se entiende que esa mirada dura un instante antes de acabar con la infancia y volverse adulta fuera de casa, fuera de su país y fuera de su familia.

Seamos humanamente solidarios y abramos la mirada como si fueran nuestra familia.Tan lejos del piso como andan algunos gobernantes de varios países, es difícil comprender que niñez y adolescencia migrante no siempre se vive andando y la espera es extrema; tengamos presente la eterna mirada al norte de los niños que han visto partir a sus padres y que esperan con ilusión llegar “al otro lado” para apretarlos de nuevo ¿al otro lado de qué? No siempre es una frontera, un río o una montaña; a veces es un destino y se gesta ahí, en soledad en esa mirada a un metro del piso.

1 Según reporte del Instituto Nacional de Migración (INM), entre el 1 de enero y el 24 de marzo de 2023, ha logró presentar a 34,489 niñas, niños y adolescentes migrantes extranjeros.

2 Recuperado el 30 de abril del 2023 https://mexicocomovamos.mx/indice-de-progresosocial/

* Nancy Gutiérrez Herrera, es Académica de la FESC UNAM Directora de la Comunidad Internacional de Ética y Responsabilidad Social, CIERS. Coord. UNAMos Manos por la Responsabilidad Social Universitaria.