Desde la Sexta Circunscripción no. 11

Por Dhc Nancy Guérrez Herrera*

El día internacional del migrante es un anecdotario institucional que permite visibilizar lo que da sentido a la vida de millones de personas en el mundo; sentidos que han transformado el contexto del mundo y que deviene en cambios generacionales, tanto en lo social, como en lo económico, en lo político, en lo humano y ¡hasta en el deporte! ¿A quién le importa el deporte en un día tan relevante que, como cualquier otro, el mundo verá morir aproximadamente 12 migrantes? 12 seres humanos serán convertidos en estadísticas y más migrantes morirán sin ser encontrados nunca; 12, como los goles de la final en Qatar... esa final para la que muchas veces sobrevivieron, simbólicamente, 11 migrantes sureños ¿con suerte? adoptados por Francia como ciudadanos.¹ La devastadora sensibilidad de colocar estos dos datos numéricos en la misma línea, es resultado de un choque con varias realidades el mismo día, devastadoras, también: en la cancha, 11 migrantes perdieron deportivamente el juego final del Mundial de Fútbol 2022, y en preparativos más de 400 perdieron la vida alrededor del juego, y más de 6 mil² migrantes murieron “por causas naturales” (sic) construyendo inhumanamente los escenarios futboleros que tanto beneplácito brindaron a la afición de todo el Mundo… en 2022. Un juego de economía mundial, que revela la realidad política, también mundial. Cuánta humanidad se pone en juego en el norte del planeta. Este Norte que ha estrujado el último aliento de más de la mitad de los migrantes que han muerto en los últimos ocho años, a pesar de los esfuerzos humanitarios de ciudadanos y organizaciones en todo el mundo, el Derecho Universal al Libre tránsito por todo el planeta es un peligro ¿cómo un derecho humano se volvió un riesgo de muerte?³

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