Revista Incontrastable N.-12- Edición especial

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ÓN CI I ED

L IA C PE ES

HUANCAYO - HUANCAVELICA - TARMA - LA OROYA - JAUJA

S/. 2.00

REVISTA MENSUAL Año II - N° 12 Mayo - Junio

Un pueblo se resiste a ser borrado del mapa. Esta es la verdadera historia que el Estado y los medios intentaron sepultar

MAESTROJOO BOMBEROS MASACREMALPASO JAUJA PRENSAALQUILADA


ALMUERZOS EJECUTIVOS • Entrada • Plato de fondo • Postre • Refresco SERVICIO DE CAFETERIA • Pizzas • Hamburguesas • Salchipapas • Café Express • Calientitos • Piqueos • Aperitivos (2x1) • Bebidas calientes y frías

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Jirón Ayacucho N° 718, Huancayo Reservaciones:

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“el periodismo es libre o es una farsa”

LA

Prensa MERCANTILIZADA Tiene

Rodolfo Walsh

(1927-1977)

Editorial Periodística Grupo Atlantis

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Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2014 - 17472 EDITADO POR:

Editorial Periodística Grupo Atlantis IMPRESO EN:

fecha

de

vencimiento

Es triste convencernos de que cada vez más parecemos extranjeros en nuestro propio país; es triste sentir al Estado como detrás de un mostrador, siempre en las sombras cuando lo necesitamos. Contaminación, corrupción, abuso de autoridad, discriminación y delincuencia por doquier, son el saldo de un gobierno alquilado a las viejas mafias familiares dueñas del Perú. Ante todas estas iniquidades la responsabilidad social de los medios de comunicación se hace de vital importancia, ese compromiso por develar los abusos, por denunciar los atropellos y fustigar a un estado corrupto es lo que debería guiar el norte de una prensa independiente. Sin embargo, precisamente lo que necesita el pueblo para la defensa de sus derechos, esa indignación y ese ardor para hacer frente al poder desmesurado, es lo que adolece la mayoría de periódicos, radios, programas de TV y revistas. Hay tantos casos que desconocemos o conocemos apenas, como la escabrosa venta de un distrito a la voraz industria extractiva china que no tiene ni reparos en contaminar su propio territorio. El caso Morococha - aunque ya muchos dirán que es tema zanjado (esto confirma lo que los medios alineados han deseado que usted piense) - es un tema latente, pues todavía existe un conflicto social que resolver y muchas irregularidades que aclarar. En Morococha se va a explotar el yacimiento de cobre más grande del Perú, señores. Si la población no conoce que una empresa transnacional se llevará alrededor 1.526 millones de toneladas de mineral y dejará como saldo un inmenso tajo abierto y a la población enjaulada en un humedal, mucho menos se enterará de pueblitos anónimos cuyas lagunas, pastizales, cerros, y hasta su propia gente, son subastadas al mejor postor. Ese monopolio que hoy es la prensa peruana marca la pauta de lo que es y no es noticia. Favorecimiento y clientelismo que allanan el camino a la corrupción es su menú de cada día. Y no sólo eso, pues además de imponer una agenda noticiosa, hacen hasta lo imposible para encubrir un hecho; manipulan la verdad haciéndola ver según las instrucciones de los empresarios a los que sirven. Lo que recientemente sucedió en Arequipa es un ejemplo. A los que protestan y reclaman apoyo para la agricultura, los denuncian como terroristas y los golpean como sacos de lona. Nos cuesta mucho aceptar que en nuestro país está prohibido quejarse. Las imágenes de ese montaje que aceptó Epensa o El Comercio, que vienen a ser lo mismo, revelaron lo que era una verdad a gritos: la prensa en nuestro país, al igual que el gobierno, le da la espalda al pueblo. Y que las empresas periodísticas, hoy no tienen nada de periodísticas y sí mucho de empresa, pero de empresas embaucadoras. Sobre esa pobreza editorial escribieron grandes autores en su momento. En su libro El Periodista Profesional, el periodista norteamericano, Jhon Hohemberg, discípulo del genial Theodoro M. Bernstein, menciona lo siguiente: «El antiguo Graphic de Nueva York, de triste memoria, con sus fotografías falsas y cotidiana ración de la hez del día, había sobrevivido como potente órgano. Aunque alcanzó una eyaculación de 700 mil ejemplares murió porque la gente responsable y de recursos no quería ni siquiera oírlo mencionar y los anunciantes lo sabían.» Como el Graphic de Nueva York, otras empresas periodísticas en el mundo tuvieron su ocaso. Personalmente creo que cuando se pierde la credibilidad de un medio periodístico todo está acabado. Un diario o revista cuyo contenido direccionado se vende al por mayor repugna a sus lectores, entonces estos no tienen otra forma de protestar que dejando de adquirirla. Creo también que un diario como Correo, cuyo nivel de cultura y credibilidad se arrastra por el suelo, desaparecerá algún día. Yo lo creo posible. Y también creo que las nuevas generaciones de periodistas tendrán mayores posibilidades y herramientas para no buscar la verdad donde se la comercializa. Estoy convencido de que cuando un medio se traiciona y autocensura por intereses económicos marca, inexorablemente, su fecha de vencimiento. Aunque muchos suelten una carcajada, solo el tiempo determinará el escenario en que nos desenvolveremos, o mejor dicho, desenvolverán nuestros hijos o nietos. Pero lo que sí constituye una realidad palpable e inmediata es ese nicho que dejan los medios mercantilizados, es ahí en donde deben de apostar sus esfuerzos los periodistas independientes para hacerse fuertes y convertirse en un contrapoder frente a lo que algunos se afanan en llamar periodismo. La gente espera ese medio que hable de ellos, que diga su verdad, que los proteja, que represente en la práctica ese cuarto poder del que todos oímos hablar. Esta revista que lleva por nombre Incontrastable, quiere ser, una vez más, esa voz que se revela sin ataduras, sin condicionamientos. Hoy que cumplimos un año podemos estar tranquilos pues hemos sido fieles a nuestros principios, hemos mantenido intacto nuestro más preciado patrimonio: la libertad…a quienes nos leen por primera vez les decimos que somos estas páginas; somos el clamor que se refleja en cada una de ellas; somos los esfuerzos por estar a la altura de una profesión que no tiene contraste, somos más que juventud y entusiasmo.

Inversones Dala Graphic EIRL Jr. Cuzco 421 - Huancayo Tiraje 3,000 ejemplares

El Director


Crónica

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Por E. J Villanueva

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I.- CÓMO SE VENDE A UN PUEBLO

a amplitud de su deslumbrante sonrisa denotaba satisfacción por el reciente acuerdo con el señor Xiao. Pero su buen humor quizá se debía también al apetitoso desayuno servido esa mañana en el comedor del Palacio de Gobierno, pues los botones exhaustos de su traje azul y el surco invisible dejado en su ancho cuello por sus corbatas de ceremonia revelaban que este hombre no mezquinaba ni una lechuga a la hora de comer. Alan García Pérez parecía el presidente más feliz del mundo y el mejor alimentado de todos. Por lo menos en la fotografía del 5 de mayo de 2008, en cuyo encuadre posa con toda su enormidad junto al presidente de la empresa Chinalco Perú, el también sonriente señor Yaqing Xiao. El acuerdo de ese día significaba la transferencia del cerro más rico en reservas cupríferas del Perú a manos orientales por un tiempo de 32 años. Dicha ceremonia se traducía en un avance importantísimo para la economía nacional y las inversiones extranjeras.

La distancia que separa Morococha de la capital del Perú son 140 kilómetros, de modo que la noticia de la reunión de los presidentes no tuvo que galopar, como en los años de la colonia, durante días y semanas enteras por cerros, montes, trochas y quebradas, para llegar a los oídos de un pueblo de los Andes. Bastó a los morocochanos sintonizar Radio Morococha o Radio Karisma de La Oroya, para enterarse de la novedad. Aunque la novedad en sí no era tan nueva, pues hace meses las lenguas más ágiles y enteradas del pueblo decían que una millonaria empresa minera vendría «a trabajar el cerro Toromocho». Esta nueva empresa había desembolsado sin titubeos 792 millones de dólares a la alicaída corporación canadiense Perú Cooper, que inicialmente había pagado sólo 2 millones de dólares por el gran filón de cobre llamado Toromocho. Lo verdaderamente novedoso era que los hombres que habían clavado sus ojos en esas tristes y amarillentas tierras, no eran americanos, ni canadienses, ni suizos, ni mucho menos limeños, si no, cosa extraña, eran chinos. «¿Chinos japo-


Crónica neses o chinos coreanos?», preguntaban algunos despistados y vagabundos del lugar. Porque antes de la Tragedia, no hace más de tres años, todavía habitaban vagabundos en el pueblo. Se los podía ver despatarrados en las salidas de las viejas concesiones mineras, blindados del frío gracias a una borrachera de los mil demonios. «Chinos made in China, hermanitos», respondía con benevolencia el padre José Deardorff desde el púlpito de «La Preciosa Sangre». Los fieles que asistieron a otra eucaristía después de la noticia del 5 de mayo, se preguntaban cuánto dinero significaría 32 años de explotación minera, 32 años, o tal vez más, bajo

la administración de una nueva empresa. Sin embargo esto no era para tanta filosofía ni clarividencias, Morococha había nacido y vivido por la minería. Así lo evidenciaban las pestilentes y multicolores lagunas de relave que fueron apareciendo desde el siglo XIX en los contornos del pueblo. Era natural que la actividad extractiva siguiera proporcionándoles el sustento, pensaban. Así que a estos aires de progreso se agregaba el eco halagador de los medios de comunicación y las autoridades por la llegada de la inversión extranjera. No había cabida, pues, para más murmuraciones ni comentarios inexactos. La conclusión era una sola: Chinalco explotaría Toromocho.

Foto Saulo Balbín. 2013

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Crónica *** La Tragedia se desataría cinco años después, entre nieve y protestas. Hasta entonces a poca gente se le antojaba irse de Morococha, si no era por razones laborales o académicas. Cinco años después de la firma de los presidentes, quienes se quedaron fueron testigos de las primeras maniobras del éxodo. «Venda su casa, hombre, para qué se va a quedar en esta puna donde todo es retraso… Venda, háganos caso». Los que recién llegaban de largos viajes a sus hogares de Morococha Vieja, no estaban enterados de quiénes eran estos emisarios que hablaban como limeños. Rápidamente sus amistades más avispadas les ponían al tanto: «Ellos son los que vienen en nombre de la Empresa, pues. Qué barbaridad, don Pancho, usted ya parece extranjero…». En el fondo algo de cierto encerraban estas palabras. Morococha habíase hecho gracias a muchas personas de fuera. Hasta ahora se recuerda la llegada del prófugo mestizo Juan Fernández de Hinostroza en agosto de 1593 y su descubrimiento de un «Nuevo Potosí»; las aventuras científicas del italiano Antonio Raimondi por estos nevados; la sabia inversión de sus vidas de los americanos Backus y Johnston; los primeros ingenios de cobre instalados por el germano Carlos Plucker. Por Morococha han desfilado hombres de distintas naciones y provincias. Los sucesos históricos más recordados pueden leerse todavía en libros y revistas antiguas que se han salvado del exterminio cultural, alentado por la mala administración de los municipios peruanos. Desde

1 Subida de Lima a Morococha. ¿De cuándo aquí al Estado le importaba estas punas, si la misma Carretera Central es un atolladero continuo?

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su fundación en 1907, la municipalidad de Morococha ha hecho mucho por empeorar su historia. Los primeros pobladores indígenas que vivían en Morococha1, dieron este nombre al lugar por la existencia de un gran número de lagunas de colores. Rodean a Morococha grandes vetas mineras como Tuctu, Tunshuruco, Churruca, Pucará, Pachachaca, Rumichaca y las lagunas Huacracocha, Huascacocha, Jupaycocha, San Antonio y Marmolejo. Un reaccionario obrero nos cuenta en su antiquísimo testimonio sobre Morococha2 que, cuando ese lugar fue considerado distrito de la provincia de Yauli, «su urbanización se efectuó sobre las propiedades adquiridas, posteriormente a los años de 1900, por las empresas extranjeras Peruvian Corporation y Cerro de Pasco Cooper Corporation. El 21 de julio de 1922, el Ministerio de Fomento Peruano para formalizar y llevar adelante hasta su finalización la transferencia al Estado por parte de la Peruvian Corporation Limited de 40 mil metros cuadrados, tasó el precio de S/. 1. 00 por metro cuadrado». Es decir, 4 mil libras peruanas habría costado Morococha. Pero, ahora, aquellos desconocidos que lanzaban juramentos contra el clima áspero de ese pueblo3, tenían que convencer a la gente de vender sus propiedades a 5 ó 9 dólares el metro cuadrado según su ubicación y material, «Le compramos su casita, señito. ¿Para qué se va a quedar aquí si pronto Morococha va a ser escombros?» El cansancio, el frío y la mala comida no iban a detener a estos hombres que se trasladaban en poderosas camionetas 4x4. «Es un clima de mierda. Tenía que ponerme dos pantalones para que no se me congele el pipilí», confiesa un empleado de la empresa que se encargó del traslado de Morococha, «pero más jodido era aceptar, calladitos, los primeros insultos que nos escupían la gente por hacer nuestro trabajo». Muchos de estos empleados comenzaron a ser mal vistos por la población. Ellos estaban bajo las órdenes de la Social Capital Group, una empresa contratada por la compañía minera Chinalco: la gran empresa china. El precio del metro cuadrado que estos agentes cotizaban en Morococha fue un insulto para todos. Cualquier persona bien informada sabía que el valor del metro cuadrado en las ciudades más cercanas a Morococha como Huancayo, La Oroya o Tarma, no bajaba de los 100 dólares. Los hombres de la Social Capital Group ahora no sólo tenían que lidiar contra el clima y las malas caras del pueblo, sino también contra los primeros arribistas. Pues la empresa china había hecho la siguiente oferta: «compra de la propiedad y el gasto de la mudanza + un domicilio acondicionado en la zona de Carhuacoto + una colocación en la empresa si se era natural de Morococha»; todo esto para los que abandonaran la ciudad, ¡ya! Entonces aparecieron los «foráneos» y los «inquili-

Moro: Varios colores; Koccha o ghoccha: Laguna. MARIN, Alcides. Seudónimo de Gamaniel Blanco. Su testimonio fue Apuntes monográficos de Morococha, 1930. Morococha está ubicada a 4 700 m.s.n.m.

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Crónica nos». Personas que, tentadas por la propuesta, alquilaron viviendas y se proclamaron morocochanos. Sin embargo, había otro grupo de legítimos arrendatarios que vivía hace muchos años en Morococha porque sus trabajos en las mineras contiguas como Austria Duvaz, Volcan o Argentum así lo demandaban. El número de viviendas particulares en el 2009 ascendía a 1 773 y sus ocupantes presentes a 5 183. Gracias a la oferta, la cifra de ocupantes foráneos aumentaría a un centenar aproximadamente. ¿Pero cuál era la urgente necesidad de la Empresa para comprar las casas y desencadenar la Tragedia? Ahí, en esas tierras color del óxido donde el agua sabe también a óxido, deseaban construir el tajo abierto de cobre más grande del Perú. «400 millones de toneladas de cobre duermen en las entrañas del cerro Toromocho o San Francisco», era el cálculo que en 1974 Centromin Perú consignó en sus publicaciones institucionales. Incluso ese mismo año el Instituto de Geología de los Estados Unidos envió a Harrison 2 Las marchas de protesta contra Chinalco, sólo fueron una piedrita en el S. Schmitt, uno de los primeros científicos zapato para la gigantesca transnacional. que pisó la luna a bordo del Apolo XVII, para hacer un recorrido por el codiciado Toromocho. Es probable que los estadounidenses, por entonces, estuvieran reconsiderando el retorno de esas laminillas tiradas en un basurero, ¡caramba!, yo no sabía sus inversiones al Perú, luego de haber sido echados durante la que esas fotografías valían mucha plata para los historiadores». masiva nacionalización de empresas que se dio en el Gobierno Militar Revolucionario del presidente Juan Velasco Alvarado, *** que fue, lastimosamente, un fracaso. Morococha está parcelada en dos barrios: Morococha NueAl pie del Toromocho, inconmovible, se encontraba esa va y Morococha Vieja. A ambas las separa la laguna seca, la Morococha que no adivinaba que meses después viviría una desaparecida laguna de Morococha, que recuerda el episodio nueva catástrofe: la Tragedia de 2013. catastrófico de 1928 cuando murieron 26 obreros peruanos y 2 A diferencia de las negligencias mineras del siglo pasado, extranjeros, según cifras de la empresa Cerro de Pasco Cooper esta Tragedia tuvo sus orígenes en los increíbles argumentos Corporation que entonces operaba ahí y que, al mismo tiempo, que el Estado esgrimió para mudar a Morococha. Las cosas emfue una epidemia para muchos ríos, campos, animales y pro- pezaron así: vincias de la sierra. Esta catástrofe sucedió cuando la compaUna mañana de esas en que se siente la tristeza en el aire, ñía quiso hacer una chimenea desde la mina «Yankee» hasta la por el color de cielo y la ausencia de gorjeos, un primer porta trosalida de la mina «Cecilia», pero el peso de la laguna sobre las pas sacó a Morococha de su letargo. Algunos obreros de concienparedes y los errores de trazo, facilitaron el hundimiento del cia turbia que laboraban en superficie se estremecieron cuando túnel. Sería poco sensato aceptar a pie juntillas la cifra oficial vieron aparecer la mole verde. Las máquinas de una empresa de fallecidos que dio la empresa, por ello se calcula que fueron minera cercana paralizaron su faena por un instante. Algunos más de 300 los que ofrecieron su vida por un mísero jornal de vecinos desinformados clausuraron sus puertas con enormes S/. 2.00 soles. Una crónica periodística de 1975 relata que algu- candados cuyas llaves se habían dejado de fabricar en el siglo nos mineros de subsuelo todavía hallaban vestigios de la ca- pasado. Los muros destruidos de algunas casas de Morococha tástrofe: botas, capachos, huesos… Marcelino Basilio Córdova, Vieja, evidenciaban las primeras maniobras de un éxodo que se un ex trabajador de Centromin Perú y uno de los pocos jubila- venía recrudeciendo en los primeros meses del año. Aquellos dos mineros que llegan a disfrutar una pensión a su edad —75 que se marcharon, se encargaron de tumbar las paredes de sus años—, corrobora esta historia. «No sólo encontrabas ropas casas como dejando las huellas de una batalla perdida. En estas despellejadas o cascos partidos en los contornos de la laguna circunstancias se daba la primera intervención de la Policía Naseca… Yo vi esas famosas fotos del fotógrafo Rodríguez4, todas cional, un mañana de enero en que las cabezas descubiertas de Sebastian Rodríguez, fotógrafo artístico, historió sin querer, a través de los retratos que tomaba a los mineros y sus centros de trabajo, la vida antigua de Morococha. Sus fotografías han sido motivo de estudio de importantísimos teóricos como la francesa Frances Antmann. 4

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Crónica los morocochanos empezaron a blanquearse por la nieve. Hombres con el rostro acerado por el frío y mujeres envueltas con gruesas llicllas, sospechaban la presencia de los uniformados. No tuvieron mejor idea que rodear el portón de la escuela «Horacio Zevallos Gámez» con una única consigna: evitar el traslado del centro educativo a la propiedad que Chinalco había comprado y bautizado como «Nueva Morococha» y donde, poco a poco, uno a uno, fue mudándolos. Pero el nombre geográfico de este lugar ubicado entre Morococha y Pucará es Carhuacoto, un terreno donde sólo crecen raquíticas hierbas y supura agua del subsuelo. «En este año escolar, las escuelas fueron trasladadas a viva fuerza, en el mes de enero. Aun así nosotros hemos enviado a nuestros niños el día que se iniciaron las clases (casi en la quincena de abril). A pesar de que dejaron hecho un desastre nuestros centros educativos; el inmobiliario, las computadoras, eso fue lo que se llevaron», decía en el 2013 Elvis Fuster Calderón, antes de llegar a ser regidor en la Municipalidad de Morococha. La policía tenía el encargo de resguardar ese traslado. Si los morocochanos no querían vender sus propiedades entonces tendrían que largarse aplicándoseles otras formas, porque de hoy en adelante no habrían más escuelas, ni comisarías, ni hospitales, ni nada…Si deseaban estudiar, bajarían a Carhuacoto; si querían denunciar un robo, se mudarían a Carhuacoto; si necesitaban ser curados, ¡ahí estaba Carhuacoto! ¿Por qué eran tercos? La empresa era demasiado generosa: no sólo les ofrecía casas de hasta 120 metros cuadrados, también les llevaban los servicios básicos. ¿Qué más querían? En Morococha, por ejemplo, tenían que cagar con el culo al aire en baños públicos sin puertas, pero en Carhuacoto tendrían siquiera una palanca que jalar. «Trabajo, indemnización y precios justos», fue la respuesta unísona del Primer Frente de Defensa de Morococha. Gran parte de este grupo estuvo en el día de la segunda maniobra del éxodo. Al atardecer del mismo día, las hojas del portón de la escuela «Horacio Zevallos» parecían dos bloques de hielo, por eso cuando la abrieron necesitaron la fuerza de cuatro hombres. Detrás de un camión y un larguísimo bus, una columna de desconocidos aguardaba hasta el anochecer para protagonizar el desfile de los enseres de la escuela: pupitres, bancas, pizarras, computadoras. La policía, disminuida por el frío de la janca, custodiaba todo. Por ratos para desentumecer los brazos cargaban y descargaban las balas de goma y gas lacrimógeno de sus armas. Adentro, el portero se lamentaba de su trabajo. Nadie le tomaba importancia, en vano reclamaba: había desaparecido la llave de la escuela. Los que estuvieron durante el día protestando recibieron varios porrazos, pero ahora al amparo de la noche y con gran parte de la población durmiendo cualquier injusticia se podría cometer. Siempre a un lado el enorme bus —que sirvió también para movilizar a los cargadores desconocidos — obstruía la berma de la escuela. Al día siguiente la población amaneció con una migraña de cólera, pero ya nada tenían que hacer y sólo rescataron algunas cosas, insignificantes cosas, pues hasta las maderas del piso se habían llevado. *** Para muchos niños de Morococha el mundo termina en el lomo de la Cordillera de los Andes. Los que tienen mejor fortuna conocen de pasada La Oroya o Huancayo, y algunos pueblitos que están desperdigados por la Carretera Central. Pero

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3 Enfrentamientos del 2013. Los medios hegemónicos pactaron, orquestadamente, un silencio cómplice.

Carhuacoto no era un pueblo, era simplemente un espacio inútil de la sierra. En ese lugar, convertido por la Empresa en una especie de barracas idénticas de concreto, se dio oficialmente el inicio del año escolar. Muchachitos desnutridos y con el rostro colorado por el frío intenso se instalaron en sus aulas. En el 2008 el distrito de Morococha contaba con 35 docentes de primaria y 22 de secundaria, cinco años después la cantidad de profesores era un grupo respetable pero aun así tuvieron que ceder. ¿No era ya suficiente con venir a enseñar por un patético sueldo a un pueblo mugriento por los relaves y retrasado por las borracheras continuas de sus ciudadanos? Si ese lugar no era el último agujero para caerse muerto, entonces ¿qué era? «En Carhuacoto hay entre 12 y 13 estudiantes por aula. Acá en Morococha hay entre 30 y 35 por cada salón. Viendo esa realidad nosotros hemos ido a Huancayo, a la Subregión de Educación para que vuelvan nuestros centros educativos, porque en nuestro pueblo hay habitantes todavía. Hemos hecho reabrir las escuelas de aquí, pero todas nuestras computadoras se las han llevado abajo. Y los alumnos, prácticamente, han abandonado el uso de la tecnología para sus estudios», decía el carpintero Máximo Díaz Ayra, presidente del Frente de Defensa de Morococha. Y así fue como, por primera vez, los alumnos de Morococha tuvieron cuatro escuelas primarias, y no dos como siempre había



Lugar: Universidad Continental Av. San Carlos 1980, Huancayo. Expositor: Jesús Raymundo, periodista y docente universitario. Inscripciones: artificecomunicadores.com/inscripcionhuancayo prensa2@artificecomunicadores.com. Telf. (01) 426-6643, anexo. 23 ORGANIZA:

sido. Ahora existían dos «Horacio Zevallos» y dos «Ernest Malinowski». ¿El milagro cristiano de la multiplicación de las cosas había bendecido a estas instituciones? Los padres de familia no lo tomaron con regocijo… y se quejaron, protestaron, chillaron. ¿Era esto un chiste de mal gusto?, ¿quién había dado la autorización para semejante atrocidad?, ¿cómo iban a terminar el año escolar sus hijos? Hasta Huancayo emigraron las opiniones de indignación, y los medios y las autoridades se acordaron de su investidura por un rato. Resolvieron el funcionamiento de las réplicas de las escuelas de Morococha en Carhuacoto para acabar el año educativo en curso…, pero al siguiente —esto era una advertencia tácita—, al siguiente año ya todos deberían marcharse, ¡to-dos!, a Carhuacoto. *** Según uno va ganando altura por la Carretera Central, cuando se viaja en bus desde Lima hacia Morococha, la figura de los árboles de eucalipto y el cuerpo suave del viento se van transformando en un recuerdo lejano. La vida en Morococha puede llegar a ser igual de dura como en los páramos rusos o los desiertos africanos, aquí nada crece y todo aumenta. No crecen las flores, no crecen los animales, no crece la economía, ni los niños, ¡fíjense, nomás!, no creció Cuchito, el enano del pueblo, hasta ahora sigue usando zapatitos pequeños. Pero, en cambio, sí aumentan las minas, las betas de cobre, las lagunas muertas, los desempleados, los borrachos y las putas, los hombres encorbatados que vienen del otro lado del mundo para llevarse toda nuestra sangre…

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AUSPICIA:

Los meses siguientes a la segunda maniobra del éxodo, no fueron muy distintas. Hubo un tiempo de tregua, fueron los meses del silencio. ¿Qué iba hacer ahora la Empresa si estos estorbos no se querían ir? Esos cholos que no pasaban de las 300 familias eran como esos yerbajos de los caminos que no se mueren a pesar de ser pisoteados tantas veces. El hostigamiento psicológico empezó a malograr la tranquilidad del pueblo. Aparecían como espectros encasquetados, hombres que intimidaban con amenazas a los vecinos rebeldes; los seguían con los ojos protegidos por gafas oscuras desde la calle Progreso hasta Yankee Alto, desde el apeadero «El Casco» hasta la salida del «Pique María». Nadie podía saber sus nombres, pero era fácil de reconocerlos: utilizaban chalecos naranja y walkie talkies. ¿Quiénes los mandaban? Los periodistas y curiosos eran interrogados hasta el cansancio, las fotografías en Morococha se convirtieron en algo ilícito. «Hemos recibido amenazas y denuncias —decía Raquel Ancieta, una morocochana de cuarta generación y que por entonces ostentaba la presidencia de la Asociación de Mujeres Morocochanas—. Solamente por intervenir en el 2008 y 2009, a raíz del irregular Estudio de Impacto Ambiental, nos han denunciado. Hay un atestado policial donde 9 dirigentes son denunciados por disturbios, por perturbar el Estudio de Impacto Ambiental. Desde el día 18 de octubre del 2012 viene la denuncia. Ahora, hace dos semanas, desde la Fiscalía de Tarma nos hacen llamar para que se dicte la sentencia en la que nosotros no teníamos ni abogado. Tuvimos un abogado de oficio, pero nos dijo: “no les puedo defender porque yo me estaría yendo contra el Estado. Puedo defender a un delincuente pero no a ustedes”. Los otros abogados nos pedían entre 10 mil a 30 mil soles».

Continúa pág. 34 MAYO - JUNIO


Miscelánea CULTURAL

Personaje inmortal ANTOINE ARTAUD: ¿HACIA DÓNDE SE DIRIGÍA? Marsella, Francia, 4 de septiembre de 1896 - París, 4 de marzo de 1948). Fue un poeta, dramaturgo, ensayista, novelista, director escénico y actor francés. Sus amigos y los intelectuales de su tiempo sabían que Antoine Artaud hablaba de sí mismo en una carta que le dirigía a su médico, luego de terribles electroshocks, en la que se declaraba que se había sentido «tratado como un alienado y maltratado a raíz de un gesto, de una actitud, de una manera de hablar y de pensar». Finalmente, este enorme creador y desesperado hasta la nada, murió como un perro. Un jardinero, que trabajaba cerca de su casa, lo encontró una mañana sentado en su cama, con un zapato en la mano. Los que supieron ello, los pocos que supieron, se interrogaban: ¿hacia dónde se quería dirigir ese día Antoine Artaud, ese día de su última soledad? En realidad, hay hombres y artistas cuya desnudez y desgarro son la expresión pura de la verdad. (Juan Cristóbal)

Pohemia

Cinefilia /FRENZY/ Mismo Jack el Destripador, un asesino en serie está acechando a las mujeres de Londres, pero esta vez el verdugo prefiere firmar sus muertes ahorcando a sus víctimas con la corbata que lleva puesta. El simbolismo hacia lo escatológico y el síndrome de Edipo se hacen presentes, como en gran parte de los films del maestro del suspense, Alfred Hitchcock. (Carlos Calle)

/BELLE DE JOUR/ Considerada la última gran película sexual de los sesenta. Este film parte del surrealismo y centra el clímax de la historia en la doble vida que lleva Sévérine, ama de casa y prostituta de lujo. Excepcionalmente cautivadora. No apta para mojigatas ni beatos. (Carlos Calle)

1 INVIERNO Hasta los ríos aumentaban sus aguas con mi penar 2 Como tormenta se llovían mis brazos por buscarte

Libros libres

De Paul Vera Basilio (Huamachuco, 1986)

POR EL DIA DE LA POESÍA Te vi pedir limosna, cualquier cosa para llevarte a la boca, parecías un angelito marginado del cielo, de este cielo miserable y perverso que nos llena de atrocidades la historia y el tiempo, me miraste, no me conocías, yo tampoco te conocía, pero sentía que hace mucho te conocía, por esa mirada tan envejecida que llevabas a cuestas, ¿qué atrocidades no habrás visto?, me preguntaba, ¿quién no te habrá devastado tus años y cómo? Cuando he vuelto a pasar por ese mismo lugar ya no te encuentro, pero descubro otros niños iguales que tú: hurgando basuras, hundiendo su vida en tanta inmundicia, cuando sus manos pequeñas deberían estar tocando las rosas, dando de comer a las palomas en los techos, jugando a los columpios en los parques de su barrio, como lo hice yo, alguna vez, cuando pude mirar el universo a través del mar, recordando que Rimbaud también era un ser predestinado al suplicio, que comía mendrugos de bajo de los puentes y que fue violado una noche por un grupo de milicos, entonces recordé un verso de él, cerca de las olas, «la verdadera vida es estar ausente», que se parecía tanto a esa tarde cuando soñaba con esos dibujitos que colgaban cerca del espejo ausente de mi ventana. (Juan Cristóbal)

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Ceremonia por Bodas de Oro del Museo de Sitio de Wariwilka

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* Siguiendo la tradición de Poe y Lovecraft, Edinson Mucha nos abre la puerta a un mundo de horrores inimaginables con su segunda entrega narrativa Miedo 68 (Ediciones el Gato negro, 2015). Los cuentos que se presentan en este libro se desarrollan en un panorama real, donde nos muestran el lado sórdido y perverso del ser humano. * Marlon Maraví Rojas es el compilador de la reciente muestra de poesía huanuqueña Los otros (poesía joven en Huánuco) (Nictálope editores, 2015). Acompañado por los comentarios de Ronnie Grados Casio y Gerson Asín, constituye una valiosa fuente de referencia para los que buscan enterarse sobre las últimas voces poéticas de esa parte del país.

Concurso escolar de dibujo y pintura: «Juntos por la Ecología», por el día internacional de los Museos

Agenda Cultural *

Exposición temporal de la Batalla de Chupaca

Fecha: 14 de mayo Hora: 9:00 a.m.

Fecha: 29 de Mayo Hora: De 9:00 a.m. a 2:00 p.m.

Fecha: 26 de Mayo Hora: 9:00 a.m. a 1:00 p.m.

Lugar: Parque del Museo de Sitio de Wariwilka

Lugar: Provincia de Chupaca

Lugar: Sala del Museo Regional de Arqueología de Junín

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EL KOTÓN: UN ANTIGUO VESTIDO FEMENINO

La vestimenta contribuye a reconstruir la historia de un pueblo. Le presentamos un texto sobre el afamado kotón: ¿cuándo y por qué desapareció esta legendaria prenda que caracterizó a la kutuncha wanka? Por Sirley Ríos Acuña

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a historia de la vestimenta en el Perú tiene larga data. De la época prehispánica, existen magníficos ejemplares conservados en museos y colecciones privadas. La mayor parte de las piezas son textiles confeccionadas con fibras de camélidos y algodón. Las prendas de vestir de esa época fueron de distintas calidades de acuerdo al rango social de sus portadores. Así, las crónicas virreinales registran categorías de tejidos, siendo para la vestimenta de la nobleza el cumpi o cumbi (tela fina) y para la gente común la avaska o ahuaska (tela ordinaria). Durante el incario el vestido femenino se uniformizó. Estaba compuesto por el acsu o anacu, que era una especie de manta amplia que se envolvía en el cuerpo para formar una túnica, la cual se sujetaba por encima de los hombros con un par de tupus o alfileres y se ataba en la cintura con una faja o chumpi. Como manta se usaba una lliclla sujetada por un tupu. El tocado era un paño rectangular llamado pampacona. La vestimenta masculina común en la época incaica fue el uncu, especie de túnica muy usada entre los integrantes de la nobleza. A principios del virreinato la vestimenta indígena se mantuvo en uso pero se inició un proceso de transformación por la incorporación de nuevas prendas de vestir, de técnicas y materiales de elaboración europeas. Al mismo tiempo lo occidental se fue transformando en manos de los indios peruanos. Después de las primeras rebeliones indígenas, las autoridades españolas reprimieron el uso de la vestimenta autóctona hasta 1780, luego de la rebelión de Túpac Amaru II, en que se prohibió totalmente su uso en todas las clases sociales y se impuso el traje español. Con los siglos, la vestimenta autóctona se fue transformando y adquiriendo una fisonomía más mestiza, es decir, se conjugaron los elementos andinos y occidentales. El componente andino se mantuvo latente sobre todo en la vestimenta femenina y hasta el día de hoy subsiste el uso del anacu, la lliclla, el chumpi o los tupus. En cambio, en la vestimenta masculina el unku se dejó de usar por las poblaciones costeñas y serranas, a excepción de la comunidad Q’ero de Cusco y de algunos grupos amazónicos que lo denominan cushma. Cabe señalar que un factor determinante que ha contribuido en el paulatino desuso de las prendas tradicionales de uso diario y de fiesta, ha sido la fuerte presión social y la discriminación ejercida sobre los campesinos quechua hablantes. EL KOTÓN Una de las prendas de vestir femenino característica de la sierra central es el kotón, el cual dejó de ser de uso cotidiano en la primera mitad del siglo XX para subsistir en la vestimenta de danzas como el waylarsh agrario y de carnaval, la chonguinada, la tunantada y la llamichada. El kotón cuando estuvo vigente fue un símbolo de identidad en la región Junín. A la mujer que portaba este vestido se le llamaba kutuncha o cotona quien lucía con orgullo su kotón hasta que las transformaciones económicas, sociales y culturales de la región obligaron a las poblaciones campesinas a «modernizar» su indumentaria tradicional. Incluso el investigador Manuel Alers-Montalvo afirmó que en la comunidad de Pucará el kotón fue muy usado hasta poco antes de 1930. El término kotón o cotón alude a otra prenda de vestir, la

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En la actualidad, el uso del kotón está restringido a la vestimenta de baile y danza, y casi está desaparecida del conjunto con el fin de privilegiar los suntuosos bordados talqueados de las polleras

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camisa sin cuello, que los españoles introdujeron en el virreinato; además significa algodón, material con el que generalmente estaba confeccionada. Es posible que durante esa época los clérigos impusieran el uso de un cotón o camisón negro con mangas largas debajo del anacu para evitar que la mujer mostrara la pierna, tal es el caso del pueblo de Tupe en la sierra de Lima. Este uso simultáneo de un componente andino y europeo ya evidenciaba un mestizaje que con el tiempo configuró el ko-

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3 1 Kutuncha del waylarsh agrario. Inicios del siglo XXI. Archivo de Moisés Balbín Ordaya. 2 Moisés Balbín Ordaya y Teodora Santana Guerra vestida con kotón del waylarsh de carnaval. 1985-1990. Archivo de Moisés Balbín Ordaya. 3 Anciana vestida con kotón en la calle Real de

Huancayo. c. 1960. Archivo de Moisés Balbín Ordaya. 4 Sergio Quijada Jara y dos kutunchas reinas nativas del carnaval. Década del 50, siglo XX. Huancayo, Junín. Archivo Sergio Quijada Jara 5 Cutuncha Huanca. Foto: Guillermo Joo Muñoz.

tón, es decir, el anacu comenzó a tomar la forma del cotón al coser su abertura para convertirse en un camisón o túnica, pero sin mangas o con mangas muy cortas para así mantener en parte su estructura formal original. Es evidente que la denominación cotón se impuso, mientras que el término anacu, anaco o anaka quedó instaurado para referirse a otra pieza, una especie de paño rectangular o mandil, del que no se precisa un origen definido y que es usada actualmente en la vestimenta femenina de la chonguinada. Cabe la posibilidad de que se haya producido un proceso inverso y más bien el anacu se fue reduciendo hasta convertirse en un simple mandil y que el cotón hispano haya obtenido protagonismo pero cambiando en parte su estructura para parecerse a la forma de la prenda prehispánica, un traje sin mangas. Como apreciamos, la transformación de la vestimenta indígena es compleja puesto que se han dado una serie de apropiaciones, sustituciones y superposiciones con los elementos occidentales. Podemos concluir que el kotón wanka contemporáneo es un vestido mestizo, confeccionado de bayeta de fibra de camélido, lana de oveja y tela industrial, siendo característico su color negro y, en ocasiones, hechos de color azul oscuro. También presentan cuello «V», cosido con una costura doble denominada «nariz de chancho». Esta prenda se complementa con otras dos piezas de ori-

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gen prehispánico: la manta o lliclla conocida en la región como pullukata o huasakata y la faja, chumpi, huachacu o watraku. Mientras que las piezas de procedencia hispana son: fustanes de bayeta debajo del kotón, un par de manguillas, mangas, makitos o maquichas de bayeta negra, ribeteadas y bordadas, y el sombrero de fieltro artesanal o paño de fibra de camélido y lana de oveja o carnero, puro o mezclados. A la altura del cuello en «V» del kotón se hallaba bordado en color rojo un corazón que luego se independizó y desprendió del traje, convirtiéndose en un corazón bordado que se prende sobre el pecho. En la actualidad, el uso del kotón está restringido a la vestimenta de baile y danza y casi está desaparecida del conjunto con el fin de privilegiar los suntuosos bordados talqueados de las polleras. Hasta hace un par de años, el danzante y bordador de San Juan de Iscos, don Moisés Balbín Ordaya (1937-2013), fue, junto a su esposa Teodora Santa Guerra, un ferviente defensor y promotor del uso del kotón wanka, no sólo a través de la confección de esta prenda y la coordinación de exposiciones de su colección de indumentaria tradicional del Valle del Mantaro —en la que sobresalían sus distintas variedades de kutunchas—, sino con la demostración del empleo correcto del kotón en la vestimenta de las danzas tradicionales de la región. Precisamente, dirigía una agrupación de danzas «Embajada Folklórica del Centro» desde la cual revaloraba el uso del kotón.


Opinión

REFLEXIONES SOBRE LA TV BASURA «El hombre es el animal que defiende esforzadamente la basura, y entre todos los animales que defienden de ella es el campeón. (Es) el que más consume y difunde, con más ahínco y entusiasmo…» Marco Aurelio Denegrí

EL SUICIDIO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS

Por Sleyter Espíritu Por Jhonatan Salazar Fernández

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l artículo 14 de la Constitución política del Perú indica que los medios de comunicación social deben de colaborar con el Estado en la educación y la formación moral y cultural de las personas. Por su parte la Ley de Radio y Televisión del Perú 2004 (Nº 28278), en su artículo 40 menciona que la programación que se transmita en el horario familiar (6:00 a.m. a 10 p.m.) debe evitar contenidos violentos, obscenos o de otra índole, que puedan afectar los valores inherentes a la familia, los niños y adolescentes. Precisamente todo lo contrario a lo que habitualmente vemos en las pantallas de los canales de televisión con mayor sintonía. La televisión debe entenderse « (…) no como un instrumento sino como un espacio que permite construir relaciones y sentidos válidos educativamente para el niño (adolescente y joven) de donde extrae enseñanzas para orientar su crecimiento y su integración social. (…) A la vez, la televisión parcela al televidente, lo ve sólo desde el lugar, el del entretenimiento, incentivando las gratificaciones para poder obtener la recompensa del rating y la ganancia» . La TV basura vendría a ser una forma de hacer televisión caracterizada por explotar el morbo, el sensacionalismo y el escándalo como palancas de atracción de la audiencia, contemplada por el sistema neoliberal desde la década de 1990 por la uni-direcionalidad de programas. La mayoría de los canales peruanos transmiten, desde la madrugada, noticias sobre muertes, robos, violencia, maltratos, accidentes, como si únicamente sobre ello giraría nuestra realidad; continúan con sobredosis de espectáculo que no es otra cosa que la farándula barata; luego presentan novelas cursis y huecas; complementan su programación con programas en los que compiten gente casi desnuda, inmiscuyéndose de manera descarnada en sus vidas privadas y en su endeble grado cultural. Como resultado, el televidente termina dinamitado mentalmente, incitado a la violencia y a la morbosidad; adormecido en su sensibilidad, sin capacidad de orientación, raciocinio y crítica. Una responsabilidad que no abarca únicamente a los conductores de los programas, los chiquillos o jovencitas que juegan a ser deportistas o los camarógrafos; sino que «Hay docenas de personas involucradas en esto de hacer mala TV. Docenas, con nombre y apellido: productores de contenidos, productores periodísticos… y la vienen haciendo hace años, y se reciclan. Pero como no dan la cara, nadie los conoce y pasan piola. Los generadores de contenidos (y obviamente los dueños de canales que los contratan) son los que crean todo este rollo…», dice el periodista Eduardo Adrianzén. La educación es un proceso constante de interrelación; y la TV para el espectador cumple esa función. Desde la pantalla se observa a la sociedad y se va extrayendo sentidos útiles para las formas de nuestro ser, de nuestro pensamiento y comunicación. Frente a esto la TV deshace los pocos esfuerzos que la escuela logra. Hay comunidades en las zonas rurales donde únicamente existe uno o dos canales de señal abierta, en ambos casos se dan los programas concurso y no hay más para escoger. Recuerdo que en una comunidad pobre de nuestro departamento se cortó la señal de TV por tres días, al cuarto día las mujeres y los niños fueron a quejarse a la autoridad local, en medio del griterío pude escuchar claramente decir a una señora: «Alcalde ya me voy a enfermar, ya me voy a volver loca, si no veo mi Al fondo hay sitio, Esto es guerra o Combate, no sé qué va a ser de mí; soluciónelo de una vez». Entonces, llegamos a una primigenia hipótesis: el problema de la televisión peruana es: 1) la violación de lo que dicen las normas reguladoras y 2) la falta de variedad en el contenido de los programas. Como consecuencia, se está desorientando al consumidor de TV; se les insiste a vivir en una situación que no es real ni importante, pero que las empresas las hacen ver como únicas. Frente a ello, ¿qué nos queda por hacer? —Respetar y cumplir con el artículo 14 de la Constitución Política del Perú. Con la Ley Nº 28278, especialmente su artículo 40. —Que el Estado impulse programas culturales para cada generación de nuestra población. Nos merecemos ver programas de calidad. Para ello se debe evitar la concentración de los medios de comunicación en pocas manos. —No basta una movilización, se requieren muchas movilizaciones que no sólo involucren a algunos jóvenes que tengan un pensamiento crítico. Es necesario que se movilicen todas las APAFA en compañía de sus hijos, que se movilicen los docentes en todos sus niveles, que se movilicen en general las autoridades. Y en medio de aquellas protestas se debe presentar nuevos proyectos que entretengan y eduquen al televidente.

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l Apra no existe, sólo Alan existe», pregona Julio Cotler, y lo dice con verdadero juicio. Aduciendo la decadencia de los partidos políticos se reconoce no sólo un cambio de época sino también una época de cambios. Antes, los partidos políticos eran representados por sus candidatos; en contraste, hoy los partidos políticos son representados por el mismo partido. Ejemplos diáfanos se pueden hallar por doquier: PPK y su nuevo supuesto partido; Alan García y los fósiles del aprismo; Toledo y el partido que perdió el nombre (Perú Posible) y lo reemplazó por la T; Keiko y el partido de la K; Ollanta y el partido de la O; etc. Este no es un fenómeno coyuntural ni nacionalmente propio del Perú. Sin embargo, el caso peruano tiene matices intrínsecos por su historia y su cultura, por ende, deriva características propias. Una enfermedad para cada enfermo, se diría. Una de las causas por las cuales los partidos políticos se «suicidan» es la individualidad creciente en la era moderna —«yo soy el surrealismo», proclamaría el pintor Salvador Dalí—, que conlleva el afán de un personaje encumbrado por su «popularidad». Si interpretamos al sociólogo Emile Durkheim, para quien el individualismo excesivo es causa de suicidio, explicaríamos que un hombre al no lograr vínculos sociales fuertes con el partido no es capaz de un compromiso con éste y termina por tener decisiones individuales. Lo cual condujo a que los militantes férreos de ayer se disiparan para dar lugar a los «simpatizantes» del presente y su cultura de transfuguismo. La cultura del transfuguismo refleja el interés maquiavélico —el fin justifica los medios— por el ansia de poder traicionando el ideal. Así, las bases ideológicas del partido se sustituyen por el afán de poder como objetivo de los agrupados. Por otra parte, la influencia del neoliberalismo en el mundo ha logrado, por ejemplo, la reducción de los partidos de antaño a castas privilegiadas compuestas por el estado mayor de algún partido con un líder único e iluminado (como el «cholo sano y sagrado» en el Perú), con cuadros intermedios invisibles y bases militantes extintas. Todo esto crea una oligarquía mucho más reducida de la que se tenía, es decir, decisiones de unos pocos, aumento del populismo personalista, menor renovación política (siempre las mismas caras como el señor Alan), menor diversidad de propuestas que se debatan. Por ello señores, ¡no se engañen!, los partidos políticos son colectivos que arman una tienda de campaña cada vez que llega la época electoral para presentar, cada uno, a su propio Inkarri. MAYO - JUNIO ABRIL

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Viaje a través del lente del Chino

« LA VIDA ES UNA FOTO» Por Sergio Girón S.

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actamos el encuentro en la Plaza Constitución. El «profe», como lo llamo amistosamente, ha llegado primero. Viste una casaca color beige y está parado junto a la estatua de quien proclamó la abolición de la esclavitud en nuestro país. «¡Profesor!», lo llamo. El maestro levanta la mirada y con un gesto afable me extiende la mano cuidando de que no resbale el tirante de la cámara que cuelga de su hombro. Luego del saludo, es su especialidad, el «profe» dispara: —¿Como qué me vas a entrevistar: como periodista, como cronista de espectáculos, como reportero gráfico o como escritor de libros? No tenía previsto aquella pregunta. Conozco el carácter del profesor; sé que no le gustan las entrevistas, ni mucho menos verse en una revista. Incluso por teléfono me había advertido que solo tendría disponible media hora. Pensé, en ese momento, escoger alguna de las alternativas que me daba, pero creí que era recortar las otras facetas de su vida.

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—Como Guillermo Joo, profesor— respondo al fin. Lo que en otras personas podría sonar a presunción, en el caso del profesor no es más que la confirmación de su trayectoria. Guillermo Joo Muñoz, con cincuenta años de vida en el periodismo, se ha ganado con creces todos los honores; su aporte a la historia y a la prensa es invaluable, él sabe, y no es vanagloria sino sano orgullo, que su peso no se mide en kilos, sino en quilates. INICIOS DE LA VOCACIÓN Nos acomodamos en la oficina que elegí como locación para la charla. Decido empezar la conversación tocando el tema que fue el eje de su vida: la fotografía. ¿Profesor, cómo se inició en la fotografía? A mí me gustaba desde siempre, desde que era niño tenía esa curiosidad. Empecé con una camarita de cajón, ese fue mi primer regalo.

2 1 Granizada en el parque Constitución-Huancayo 1981 2 Sargento Ramiro Villaverde: poco antes de ser arrastrado por el río Mantaro. 1971.

¿En su familia existía la inclinación por este arte? Mis parientes por parte de madre son todos fotógrafos, ellos radicaban en Lima, el estudio Cóndor es de ellos: Rómulo Cóndor, Juvenal Cóndor, Pedro Cóndor, todos eran fotógrafos. Yo aprendí en el laboratorio con ellos; fueron buenos maestros. Por otro lado, el contexto es fundamental, pero también lo son los patrones genéticos, creo que en un 80% la inclinación del niño se rige por la herencia. En mi caso fue así, la cámara de cajón pudo significar un juguete más en cualquier muchacho, pero para mí era el mejor de todos.

¿Y cómo se inició profesionalmente? También fue con ellos. Aprendí lo necesario en los estudios. Antes todo era más complejo, se hacía toma y laboratorio… Por qué crees que tengo así las manos (las extiende sobre la mesa y me las muestra volteándolas una y otra vez). Tenías que manejar los químicos, se pasaba del frío del ácido al calor de la estufa. En cambio el fotógrafo actual solo hace «click», conecta el enchufe de la máquina, mete la tarjeta y saca la foto. No es culpa de nadie, pero personalmente creo que para conocer la fotografía había que ser laboratorista. En la actualidad eso se ha perdido. Solo unos cuantos se preocupan por conocer un poco más de los orígenes y fundamentos de la fotografía.

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Interview En cuanto al ambiente periodístico, ¿cómo se vivía el día a día en las redacciones? ¿Había esa fraternidad, esas conversaciones sobre literatura y periodismo en las salas de redacción, en los cafés o en los bares como las que cuenta Gabriel García Márquez cuando era reportero? Lo que yo te puedo contar es que eso era un mito. El periodista desde siempre en las redacciones se formaba o deformaba solo. El celo profesional era lo que impedía la posibilidad de conversar con tu compañero de lo que tú aprendías o conocías. Los periodistas eran recelosos… Pensarían, si le digo a este entonces me puentea y me roba el puesto. Y esto no era solamente en el área periodística sino en todas las áreas; con decirte que si a veces había una falla que se tenía que corregir en el linotipo, y el maestro linotipista no estaba, el periodista presionaba la tecla «M» y le salía la «S» — evoca el profesor con una ligera sonrisa.

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EL REPORTERO GRÁFICO

3 Vista panorámica del Parque Constitución. 1976 4 Extinta Cutuncha Wanka.

Hablar de periodismo y riesgo es redundar, hablar de riesgo y periodismo gráfico es redundar por partida doble; Guillermo Joo lo sabe y ha convivido con eso toda su vida. Ese riesgo inherente a la profesión es lo primero que uno debe saber sobrellevar, «con el tiempo se vuelve hasta en una compañera», comenta el maestro. El riesgo es la mano derecha del reportero gráfico y la zurda es la suerte. «Y vaya que he tenido suerte», confiesa. Parece difícil explicar lo que lleva a alguien a dejar la tranquilidad de su hogar, de su familia para ir por el mundo en busca de imágenes que, no es exageración, le pueden costar a uno la vida. No hay una respuesta, pero quizá sea por la misma razón que llevó al sargento Ramiro Villaverde Lazo —inmortalizado por el lente del profesor— a intentar rescatar a las víctimas de un accidente automovilístico y terminar siendo arrastrado por el río Mantaro. Hay mucho de heroico en esta profesión, mucho de sacrificio y aguante.

LOS APACHURRANTES AÑOS 50 En un artículo periodístico habló sobre la vida en los talleres gráficos de los 50. Coménteme un poco sobre su experiencia en el diario Correo de aquella época. Un periódico grande tenía tres divisiones: periodística, publicidad y gráfica, el texto y la fotografía estaban inmersos en la división periodística. Luego, el texto y las fotos bajaban de la división periodística a la división gráfica, ahí se encontraban los talleres gráficos con la imprenta y todo lo demás; estaban también los linotipistas, su trabajo era volver a transcribir todos los originales en una maquinota que se llamaba linotipo y luego se plasmaba en los lingotes de plomo. La fotografía pasaba a la sección fotograbados, ahí se volvía a reproducir y se imprimía en planchas de zinc. En los talleres gráficos también hallábamos a los ludistas, encargados de manipular el ludov, otra máquina que servía para armar los titulares. La mayoría de ellos eran personas con una escasa cultura, no habían acabado estudios, y por eso si se pasaba algún error ortográfico era muy difícil que ellos lo corrigieran.

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¿Qué cualidades debe de tener un reportero gráfico, profesor? El reportero gráfico debe ser sagaz, debe observar y no mirar, porque mirar y observar no es lo mismo, observar es profundizar. Alguien que aspira a reportero gráfico debe ser de mentalidad ágil, debe tomar la fotografía primero en la mente


Interview para anticiparse a los hechos. La mirada del fotógrafo es fundamental. Con el tiempo debe desarrollar su olfato de periodista, conocer qué es noticia y qué no, de lo contrario solamente estaríamos hablando de un fotógrafo de la calle que busca poses. Pero eso no basta, para plasmar aquello que se quiere mostrar, aquello que se quiere transmitir de manera que sea lo más cercano a nuestras expectativas, el reportero gráfico debe conocer muy bien la técnica. El que no es rápido y no tiene técnica mejor que se dedique a otra cosa. LAS CAPTURAS DEL CHINO La conversación se ha extendido más de lo previsto, son ya casi dos horas hablando y los ojos pequeños del «Chino Joo», como es más conocido en el mundo de la prensa, se han dilatado más de lo normal. Mientras continuamos con la charla, en mi mente pasan como ráfagas los instantes, los personajes y los lugares capturados por el lente del Chino: un minero en el campamento de Chungar sosteniendo en los brazos a su hija muerta y rodeado de un mar de cadáveres, un antiguo parque de la Constitución que antes se llamaba Parque del Comercio, una pareja de ancianos enamorados, la extinta Cutuncha Huanca, la legendaria feria de Huancayo en la Calle Real, mil personajes, mil rostros... pero de nuevo se revela en mi mente como un negativo, la expresión del rostro de Ramiro Villaverde en su hora fatal, ese rictus ante la inminencia de la muerte es simplemente demoledor.

5 Tragedia en el campamento minero de Chungar. 1963

DATOS Guillermo Joo es ganador de muchos concursos de fotografía, el más importante “Presencia del Niño en las Américas”, organizado por la UNICEF en 1980 Trabajó además de Correo, en el diario “Nacional Regional”, colaboró en el Suplemento Semblanzas Andinas y otras publicaciones. Fue propulsor y egresó de la primera promoción de Ciencias de la Comunicación de la UNCP. También terminó sus estudios en Educación.

Profesor, esa foto tomada al sargento fue terrible, ¿pensó que podía pasar esa desgracia? No, para mí no fue terrible. Yo la tomé; la suerte, entre comillas, me acompañó. Fue desafortunado, sí, pero para un reportero gráfico una captura como esa es algo que uno estima, y no es terrible. ¿Nunca se ha abatido frente a la intensidad de aquellas escenas? Debe ser complicado enfrentar todo eso y no conmoverse. Mira, yo soy insensible… Soy solidario con los que sufren que es otra cosa, pero uno debe tener la cabeza fría, ¿qué pasaría si yo me contagio de sus dolores y me pongo a llorar con ellos? Un periodista tiene que estar impasible para poder conseguir sus capturas, debe atrapar imágenes que conmuevan, que sorprendan, que estremezcan al público, ese es el objetivo de todo reportero gráfico. Como corresponsal de noticias, usted, presenció muchas cosas.

Yo he asistido a «n» accidentes, a muchas desgracias naturales y he aprendido mucho de los viajes. Antes como no existía el internet, ni el telegrama, ni nada, el periodista tenía que llegar al lugar de los hechos como pudiera, las distancias eran enormes, había que caminar mucho o montar a caballo por varios días. Descender abismos para llegar al cauce del río, ascender montañas peligrosas, pasar huaycos. Es una labor riesgosa, y el físico es importante, hay que saber resistir todo: frío, hambre, sueño. Pero aunque se sufre es satisfactorio para alguien que ha nacido para esto… Mira, a veces llegabas agotado para cubrir un hecho que ya había sucedido. En ocasiones a uno lo acompaña el signo de la buena suerte, estás en el momento indicado en el lugar indicado, pero otras veces uno llega tarde. ¿Y qué sucede cuando se llega tarde? Obviamente, como corresponsal no te van a hacer viajar, por ejemplo a Huancavelica, para que regreses diciendo que no hay nada. Primero te matas tú mismo y luego te tomas la foto (risas). El periodista en eso tiene una ventaja, por último puede engañar

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al lector —¿quién se va a dar cuenta?—; en cambio el reportero gráfico no puede mentir, la fotografía es el reflejo de la realidad, es su espejo. Con el tiempo hay secretos que uno aprende para todo.

6 Conversan los abuelos. 1978 7 Feria de la Calle Real (TERCER PUESTO CONCURSO FOTOGRÁFICO FERIA REGIONAL DEL CENTRO 1970)

¿Cómo cuáles, profesor? Eso no se dice, es secreto profesional (ríe). Eso ya es de cada uno, con la práctica, con la práctica…

si no, no habría formar de acabar la charla.

EL SWING DEL CHINO

EN UNA FRACCIÓN DE SEGUNDO

Hay tantas cosas aleccionadoras que quedarán por ahora al margen de este escrito. Pero como dice el dicho más famoso y acertado del mundo: «una imagen vale más que mil palabras» y a esta entrevista acompañan imágenes que hablan por sí solas. Sin embargo, no me perdonaría, y tampoco el profesor lo haría, si dejase pasar otra faceta de Guillermo Joo; quizá tan importante como la fotografía: la música.

El profesor Guillermo ya ha publicado muchos libros y folletos, el próximo libro que tiene pensado publicar se titula « En una fracción de segundo». No se necesita mayores explicaciones: «nace una persona, vienen los pesares, la tragedia, el drama, la conmoción, lo sublime; es decir lo bueno y lo malo se dan en una fracción de segundo, en una milésima de segundo».

¿Profesor dicen por ahí que usted practicó el canto? No, yo no fui cantante. Mi esposa es cantante. Pero yo soy un amante de la música. Yo seguí las composiciones y los ritmos que iban surgiendo, en especial lo que más me ha gustado siempre, como los huaynos, las mulisas, la cumbia tropical y el rock. Durante mucho tiempo a través de mi columna «Panorama Folclórico» en el diario Correo seguí la aparición de muchas luminarias de la música andina. No sólo cantantes, sino también compositores como Luis Emilio Alanya, Luis Severo Damián y Carlos Baquerizo. En aquel tiempo hubo muy buenas composiciones, las de Alanya destacaron bastante, tuvo la cualidad de fusionar la poesía con la música. Son muy pocos los artistas que no hayan posado para el lente del Chino Joo y que no hayan departido con él alguna charla o estrechado una amistad. Aquella foto de los Datsun con Joel Huanca mirando al vacío. Los Shapish trepados en un árbol. La legendaria Flor Pucarina, Picaflor de Los Andes, el Zorzal Jaujino, el Zorzal Negro, Zenobio Daga, Panchito Layth Navarro y toda la Estudiantina Perú… No sólo eso es uno de los pocos, o por decir el único que escribió sobre las Orquestas Típicas de Huancayo, justamente su libro lleva ese título y acopia la evolución de este fenómeno musical del centro, y describe a las principales agrupaciones y sus representantes. Pero volvamos de la música otra vez a la fotografía porque

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¿De qué va a tratar el libro profesor? Es una síntesis de los años de experiencia como periodista y reportero gráfico. Ahí se publicarán algunas de las fotos que hice en los medios donde trabajé. De seguro va a ser muy valioso, estaremos a la expectativa del libro. Por otra parte, ¿qué piensa hacer Guillermo Joo con su archivo fotográfico? Nada. No pienso venderlo a las universidades ni al Municipio porque pagan una miseria y hasta algunos se apoderan de la autoría. Es lamentable, yo conozco como es eso. ¿Prefiere que se pierda todo su trabajo? Como te dije, en el libro pienso publicar, “En una fracción de segundo” va a reunir algunas fotos y memorias. Estoy trabajando en eso, pero no pienso entregarle a nadie mi archivo fotográfico. Después de toda una vida en la fotografía, ¿me puede decir qué ha significado ésta en tu vida? Lo es todo. Mi hobby predilecto, mi fuente de trabajo, mi pasión. Lo que soy y los momentos más significativos de mi vida se los debo a la fotografía. Ella siempre está presente, no solo en el fotógrafo o reportero gráfico, sino en todos; cuando naces te toman fotos, te bautizas y te fotografían, te casas igual, cuando mueres la única manera de recordarte es por una fotografía, a fin de cuentas qué es la vida sino una foto.


DE FICCIONES Y OTRAS REALIDADES

LADRÓN

DE LIBROS

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Por Hugo Velazco

ibliofilia es el nombre con el que habitualmente ciertos maniáticos han bautizado a su obstinación por el acopio de libros. Conozco a varios de éstos que, aunque transitoriamente, han desarrollado este agudo sentimiento hacia los libros. En Huancayo esta casta de neuróticos ha sabido subsistir en silencio, movidos por el olfato de anticuario, coleccionista, o por la vehemente necesidad de leer y construirse intelectualmente en este mundo. Son culpables, además, de innúmeros estantes, anaqueles, columnas, depósitos y búnkeres abarrotados de libros que cualquiera envidiaría, por su olor, su apariencia casi humana, su contenido o su simple supervivencia en este mundo. No diré que he desertado o sido desleal con ese oficio que hasta hace algunos años atrás fue mi solaz; de vez en cuando olfateo algunas tapas rugosas y pago el precio que se me impone. Lo que quiero decir —confesar—, es que no hará cinco años en que la obsesión por los libros me motivó a cometer un delito. He aquí mi historia: Se trató de una velada literaria, ese grotesco convite del que participan sujetos salidos de las más horrendas canteras; y ese cruce de canas y calvicies en aparente comunión (¡Ay, la etiqueta!) con las naricillas soberbias de los chiquillos arrogantes. Nada hubiera sido llevadero, ni el protocolo ni la fastidiosa sesión de fotos, si es que el escenario de la reunión no habría sido una hermosa biblioteca, de forma que como es de imaginar sobreviví a la empalagosa parafernalia dedicándome a revisar los 20 mil libros que debía haber en los anaqueles. Está claro que exagero, la ceremonia apenas y comenzaba cuando daban las 10 de la noche, así que en las dos horas que duró el compromiso apenas y pude hojear cuatro libros. Tres de ellos eran ediciones recientes y yo seguía prefiriendo las que tenía en casa, primeras ediciones, olor al autor. El cuarto libro simplemente me desagradó. La biblioteca no ofrecía mucho. Es cierto que había libros muy antiguos, otros adornados con la dedicatoria de su autor en la guarda; también estaban los infaltables libros locales de edición rústica y de contenido precario. En un estante recién adquirido se exponían libros donados por editoriales hegemónicas, de las que siempre hay que sospechar. A las 11:50, cuando anfitriones e invitados adquieren posturas delicadas para ser fotografiados, di con el anaquel más antiguo. En él se hallaban libros longevos sobre los cuales el tiempo había inventado alguna que otra telaraña y que los ojos del personal de servicio pasaban por alto. Los había de diversas disciplinas, y estaban olvidados; sus cartillas de visita lo evidenciaban: fecha de préstamo: 14/04/1944, por coger uno al azar. Pero lo importante no era el hecho de que fueran viejos y olvidados; el detalle que me atrajo fue encontrar el libro «X» en su única edición. Lo había codiciado por varias razones: era la primera vez que lo tenía materialmente frente a mí (y eso ya era suficiente); hacía algunos años que lo había necesitado para echar mano de su contenido y complementar mi tesis de graduación; y, finalmente, nadie en la ciudad lo tenía. Constantemente soy víctima de ese delicioso estremecimiento al saberme de pie frente a un libro, como si las reglas de la casualidad te hubieran puesto en esa circunstancia y solo queda adueñarte de él; luego iniciar el juego macabro con el librero, esgrimir todas tus artimañas hasta conseguir el libro a un precio humanamente razonable, aunque claro está, uno siempre sabe que su precio no puede medirse en términos dinerarios. No

obstante tienes al menos el consuelo de poder comprarlo aunque te quedes en la calle, en la quiebra, odiado por todos a quienes dejaste en segundo plano. Había, en consecuencia, que idear un plan. Nadie en la biblioteca se tomaría el atrevimiento de negociar el libro conmigo. Y, en definitiva, yo no estaba dispuesto a obtener una copia (cosa que también estaba prohibida, aunque quizá era «gestionable»); el libro, que había sido revisado solo dos veces en el medio siglo que llevaba depositado en el estante (la última fue en 1985) debía irse conmigo, eso estaba claro. De modo que me volví visitante impenitente de la biblioteca durante 4 meses. Yo tenía la suerte de que mi pobre nombre tenía alguna validez en la ciudad, y las puertas de la biblioteca se me abrían sin mayor exigencia ni requisito. Todas las mañanas, de lunes a sábado, había que ir a la biblioteca con la excusa de realizar un trabajo de investigación (cosa que era cierta y para lo cual la biblioteca tenía basto material informativo). A las 9 saludaba a los dos bibliotecarios que resguardaban uno la entrada a la sala de lectura y otro en la parte posterior: posiciones privilegiadas para que nada escapara a su campo visual, además de una cámara que registraba el ambiente. El plan era sencillo, todo era cuestión de cálculo y de sangre fría. A las 11:00 salía el primer bibliotecario a merendar, el otro lo haría a las 11:10 infaliblemente. La cámara observaba casi todo el espacio y aunque suene inverosímil, el estante de los libros viejos escapaba al espectro visual de la cámara, ¡era el punto ciego! Hasta ahí el destino había colaborado conmigo, lo demás debía ser ingenio mío. Ahí es donde se complicaba la situación. Los libros estaban inventariados, cada uno tenía un código que lo identificaba. Todo habría terminado con coger el libro y desaparecer para siempre, pues jamás el vigilante revisaba mi morral, como sí lo hacía con los demás. No podía por el simple hecho de que el primer día en que solicité el libro mi nombre quedó escrito en la cartilla adherida a la contratapa del libro y en un desproporcionado cuaderno de registro. Si el libro no era encontrado en el inventario de fin de año (era octubre) sería yo el primer y único sospechoso desde 1985. No había escapatoria; la única solución era clonar el libro, elaborar un facsímil de la tapa, desprender cuidadosamente del lomo original la amarillenta cinta adhesiva con el código del libro y trasladarla al de mi calco. Demoré una semana en reproducir la tapa del libro por medios electrónicos, al cual le incorporé la entraña de otro libro de similar tamaño, tipo de papel, cosido y volumen, de forma que desde fuera no levantase dudas sobre su originalidad. La operación fue realizada teniendo en cuenta el mínimo detalle, aprovechando la salida del bibliotecario y el punto ciego de la cámara. El martes 23 de octubre, a las 11:20 yo abandonaba la biblioteca con el libro original en mi mochila. La historia que me hace famoso (aún más que los libros que he escrito) es la que aconteció semanas después. El robo había sido limpio, matemático; el libro clonado dormiría en el anaquel seguramente medio siglo más hasta que algún investigador curioso se percatase de la jugarreta y ya sería tarde para buscar culpables. No obstante el giro que dio mi anécdota fue desolador. Yo no estaba preparado para ser ladrón; robar es un oficio complejo cuando no respetable... Aquella mañana cuando volví a casa con el botín, enterré el libro debajo de un centenar de tratados, tomos, compendios… ¡Lo aparté de mi vista! ¿Cómo entender tal actitud, tal movimiento del espíritu? Y el libro se sedimentó oculto durante un mes sin que me animara a leerlo, examinarlo, rozarlo, olerlo… A ello se sumó la enfermedad, un estrés infundado, la neurosis que terminó por exiliarme en la calle, en cualquier reducto sin que yo tuviera las ganas de volver a casa por no encontrarme con algo monstruoso, por evadir una existencia que me acechaba desde lo oculto… El 14 de setiembre, a las 9 de la mañana, estaba saludando a los perpetuos bibliotecarios quienes preguntaban por mi ausencia. —Libros, libros… —contesté suspirando, derrotado, humillado para siempre. Y me dirigí hacia el anaquel más antiguo.

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Artículo

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SOBRE

LA SUPUESTA

FUNDACIÓN «La idea de la fundación de la capital del Perú se gestó en la pequeña población de Jauja. Francisco Pizarro y los principales conquistadores se habían aposentado en la ciudad andina a su regreso del Cusco con la intención de hacerla centro de la nueva gobernación. Sin embargo, en la segunda reunión del Cabildo, el 29 de noviembre de 1534 bajo la presidencia del alcalde Juan Mogrovejo de Quiñones, se pone de manifiesto que dicha villa, no reunía las condiciones necesarias para instalarse, que los caballos y cerdos traídos consigo no se multiplicaban y que las aves de corral no lograron ni un solo polluelo en ese año, poniendo de manifiesto la inclemencia del clima» De Fundadores de Ciudades de Leopoldo de Trazegnies Granda

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Artículo Por Arturo Mallma Cortez

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l párrafo que citamos líneas arriba afirma fehacientemente que la Fundación de Jauja sólo fue una idea. Nosotros seguimos sosteniendo que nunca se fundó y por lo tanto no se elaboró el Acta de Fundación; solamente se realizaron algunos actos y acciones intrascendentes de una supuesta «fundación». La idea de la fundación cobra ribetes de fantasía cuando nuestro gran pintor jaujino Wenceslao Hinostroza pinta su obra «La fundación española de Jauja», cuyo fondo del paisaje muestra la zona este de Jauja; plasma y diagrama magistralmente con sus pinceles los cerros de Condorsenja y el Mallqui de Viscap y las estampas de los Hatun Xauxinos (hombres y mujeres con sus vestimentas típicas y de gran colorido), además se encuentran los supuestos fundadores en un acto protocolar. Esta bella pintura alimentó el falso concepto sobre la fundación de Hatun Xauxa o Xauxa Tambo. Para el presente artículo hemos tenido especial cuidado, releído y comparado lo escrito por cronistas españoles, tales como Cieza de León, el jesuita Bernabé Cobo, Antonio de Herrera, Marcos Jiménez de la Espada y otros quienes escriben acerca de dicha fundación; ninguno afirma que se fundó Jauja. Asimismo, recurrimos a dos autores jaujinos. Primero al intelectual Clodoaldo Espinoza Bravo, quien en su obra Jauja Antigua sintetiza lo más resaltante de las acciones acerca de la fundación de Jauja en base a una copia de un actuario, proporcionado por el historiador Raúl Porras Barrenechea el 26 de octubre de 1950. Esta copia mecanografiada —que obra en nuestro poder— consta de seis páginas y lleva por título: «El acta de la fundación de Jauja». La finalidad de este actuario era de certificar a favor de dos encomenderos, que necesitaban acreditar los títulos otorgados por Pizarro en dicha fundación (Espinoza Bravo, 1964:109). Desde esta fecha —y desde el 22 de abril de 1964 en que se imprime Jauja antigua— , poco o nada se ha avanzado en relación con el hallazgo de evidencias que confirmen la fundación de Jauja. Este mismo actuario permitió también la interpretación del escritor Rivera Martínez para elaborar parte de lo acontecido, pero de manera diferente a Clodoaldo Espinoza; sin embargo ambos coinciden en la no existencia de los originales de esta acta de fundación. Veamos: «El acta de fundación de Jauja o continuación de la población, (?) iniciada en octubre de 1533, lleva la fecha de 25 de abril de 1534. No es el acta misma original que se contenía en un Cuaderno Viejo que pasó ante Pedro Sancho, Secretario de Pizarro en 1534 i que se guardaba entre los papeles i escrituras del Escribano Francisco de Carbajal en 1565 ». (Espinoza Bravo, 1964:109)1.

La interrogante en negrita es nuestra. En esta transcripción, Espinoza Bravo no precisa gramaticalmente en forma correcta algunos conceptos. En la obra Imagen de Jauja de Edgardo Rivera Martínez, cuyo escrito es considerado por la mayoría de investigadores y científicos sociales por su valor literario, puede reconocerse también su precisión histórica, pues el autor escribe:

2 1 Plaza de Jauja, aproximadamente en el año 1920. De: Gustavo Antonio Villegas. 2 Antigua Laguna de Paca Foto: Jauja en Blanco y Negro

«

Desde 1964 en que se imprime Jauja antigua, poco o nada se ha avanzado en relación con el hallazgo de evidencias que confirmen la fundación de Jauja

»

«Como es ya conocido, Jauja fue fundada, por primera vez en octubre de 1533, durante el alto que hizo en el valle Francisco Pizarro, en su marcha al Cuzco ». (Rivera Martínez, 1967: 85). A continuación Rivera Martínez cita a Raúl Porras Barrenechea y transcribe que no hubo vecinos que quisieron quedarse en la nueva ciudad, pues todos los españoles deseaban marchar al Cuzco. «No habiendo éstos, Pizarro se vio obligado a suspender la fundación y dejar únicamente en Jauja una guarnición. En abril de 1534, a su regreso decidió continuar la fundación », sentencia Porras. Es decir, no se llegó a fundar Jauja. Este actuario donde supuestamente se transcribe una parte de la fundación, menciona solamente a los siguientes españoles: al tesorero Alonso Riquelme, al escribano Pedro Sancho de la Hoz, al dominico Fray Vicente de Valverde, al contador Antonio de Navarro y a Francisco Pizarro. Se ignora si se llegó a concluir dicha fundación, porque hasta el momento ningún historiador local o foráneo ha encontrado la copia original de cualquiera de las dos fundaciones: de octubre de 1533 o la del 25 de abril de 1534. Toda hipótesis es válida, acepto los conceptos de quienes afirman acerca de dicha fundación, pero propongo que lo demuestren. Mientras que los que creemos que nunca se fundó Jauja merecemos se nos respete la opinión, por lo menos hasta el día en que aparezca la copia de la supuesta «Fundación Española de Jauja».

La interrogante en negrita es nuestra *Arturo Mallma es catedrático en la UNCP y director del Museo Antropológico de esta misma casa de estudios

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Evocaciones

LA

DE MALPASO Recordando la vieja fórmula de represión de los gobiernos peruanos en pro de las transnacionales mineras. He aquí un texto que denunció una carnicería excitada por el odio contra los sindicatos obreros de La Oroya Por César Lévano

E

l 12 de noviembre de 1930 se produjo en Malpaso, cerca de La Oroya, la mayor matanza de mineros en la historia del Perú. Un año antes, el 29 de octubre de 1929, se había iniciado la quiebra de la bolsa de valores de Nueva York que preludió años de hambre y desempleo en todo el mundo capitalista. La cotización del cobre bajó en ese tiempo a niveles miserables. La Cerro de Pasco Cooper Corporation buscaba despedir obreros y cerrar minas. En el Perú, una crisis económica y social sin precedentes acababa de arrojar a la tiranía de Leguía. El movimiento minero impulsado por José Carlos Mariátegui avanzaba. Entonces se produjeron, contra una marcha de obreros sobre el puente Malpaso, las descargas que mataron a 23 trabajadores. El episodio y su contexto encierran lecciones para el movimiento obrero y popular. A fines de 1928, Amauta y Labor, periódicos de Mariátegui, habían denunciado los abusos de la Cerro de Pasco contra los trabajadores mineros. Fue a raíz de una catástrofe provocada por la falta de seguridad en el trabajo. Mariátegui estableció desde entonces vínculos personales y correspondencia con algunos dirigentes mineros de la sierra central vinculados a éstos, en particular Gamaniel Blanco y Abelardo Solís. Durante el año 1929 Mariátegui orientó paso a paso la formación de sindicatos con miras a crear la Federación Minera. Esta orientación hacia Federaciones de Industria era ya un principio enarbolado por los periódicos anarcosindicalistas. Los textiles la habían convertido en práctica moderna. Labor publicaba instrucciones precisas al respecto. Bajo la dirección firme y serena de Mariátegui, el movimiento minero avanzaba hacia su consolidación. El 16 de noviembre de 1929, en carta a Moisés Arroyo Posada, el Amauta pauteaba no sólo la orientación, sino también la táctica, el ritmo que debía seguir el movimiento:

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«Ha estado en Lima el Comité de Morococha, pero no ha conseguido el éxito que esperaba en sus gestiones. La empresa se niega a conceder el aumento. Y el gobierno, por supuesto, la ampara. Lo que interesa, ante esto, es que los obreros aprovechen la experiencia de su movimiento, consoliden y desarrollen su organización, obtengan la formación en La Oroya, Cerro de Pasco y demás centros mineros del departamento, de secciones del Sindicato, etc. No deben caer, por ningún motivo, en la trampa de una provocación. A cualquier reacción desatinada, seguiría una represión violenta. Eso es probablemente lo que desea la empresa ». ASI OCURRIÓ Sobre el avance de la organización y sobre todo el movimiento minero de la época hay abundante información en el tomo cuarto de Apuntes para una interpretación marxista de la historia social del Perú, de Ricardo Martínez de la Torre. Figura, por ejemplo, el manifiesto del Comité Central de Reclamos de Morococha firmado el 10 de octubre de 1929 por Adrián Sovero y y Gamaniel Blanco. Se pedía allí aumento de salarios, supresión del sistema de contratas, cumplimiento de la jornada de 8 horas e inclusive que el médico del hospital en que se atendían los obreros hablara castellano, y no sólo inglés. Esto, recordémoslo, es antes de que estalle la gran crisis capitalista. Una vez surgida ésta, las condiciones de vida y de trabajo empeoraron para mineros y metalúrgicos. En vista de la afirmación del movimiento sindical, los gringos empezaron a tomar represalias y a reforzar su seguridad. Así lo señalaba en sus informes a Martínez de la Torre el organizador minero de Morococha Héctor A. Herrera. «La gente está dando pruebas de altivez y rebeldía», noticiaba Herrera en noviembre de 1929. Y en esa misma carta: «Los cien hombres que nos han mandado hace más de dos semanas, provistos de ametralladoras y abundante munición, se encuentran todavía en este lugar». Unos días antes se había producido una huelga que no tuvo éxito, aunque sí había originado, según Herrera, un mejor trato de los yanquis hacia el personal. En los meses siguientes al crash financiero, las cosas empeoraron en Morococha y todos los centros mineros. Como lo había advertido Mariátegui, el nuevo pulso de la economía se reflejó en la situación de los obreros y en la táctica de la empresa y el gobierno (en los meses finales de Leguía). «La compañía está pro-


1 Las familias de los fallecidos nunca fueron indeminizadas por la empresa ni por el Estado. 2 La Guardia Civil de Morococha aplastó las movilizaciones obreras. La “Cerro”, prácticamente, les debe toda su fortuna.

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cediendo de una manera arbitraria, de todos los trabajos hay disminución de personal, en las minas y talleres», escribía Sovero a Martínez de la Torre el 18 de enero de 1930. LA MASACRE En la zona minera, el movimiento había avanzado en forma tempestuosa durante el año de 1930. El 12 de noviembre, se inauguraba el primer Congreso minero, del que iba salir la Federación. Fue en La Oroya. Un día antes se había apresado a los delegados mineros. Esto provocó un paro inmediato en todos los asientos mineros. En algunos se tomó como rehenes a ejecutivos de la empresa yanqui. La acción hizo que la junta de gobierno y la empresa retrocedieran. Fue así como los delegados mineros y los de la CGTP pudieron llegar, en triunfo, hasta La Oroya. En todas las estaciones del ferrocarril la masa salía a aclamar a los dirigentes. En ese tren de la libertad marchaba, entre otros, Eudocio Ravines. Esa misma mañana del 12 de noviembre, los obreros de Malpaso, obra hidráulica en construcción cerca de La Oroya, cruzaban el puente de Malpaso —mal nombre, nombre luctuoso— para llegar a La Oroya. Querían recibir a los delegados y asistir al Congreso.

Fue entonces que el prefecto Santiváñez y el ingeniero Gómez de la Torre, cumpliendo órdenes de la Cerro, azuzaron la matanza contra los obreros indefensos. El asesinato se cometió sobre el puente mismo. Fueron 23 los muertos y 27 los heridos. Los cadáveres fueron arrojados al río. De allí los recuperaron los trabajadores. «Y el día viernes 14 fueron conducidos al cementerio de La Oroya», dice un informe de la época, «entre una muchedumbre de 5. 000 trabajadores, los cadáveres de las víctimas del más siniestro ensañamiento policial, cuyos nombres y fotografías procuraremos publicar». El crimen del imperialismo hizo retroceder el movimiento minero. Esto se agravó por la actitud sectaria de la vanguardia política. En documento de Jorge del Prado al Comité Regional de Lima del PCP, fechado el 15 de enero de 1931, se recuerda que Ravines habló en el trayecto a La Oroya en términos como estos: «hemos venido a establecer los soviets… Estas oportunidades no se repiten sino cada cuatro o cinco años y hay que aprovecharlas». Esto era alejar demasiado a la vanguardia de la masa. El informe indica que en una sesión de los trabajadores inmediatamente después de la masacre «sólo se trató sobre si era conveniente o no, trasladar los cadáveres a Lima, sobre el socorro a las viudas, sobre el entierro de los muertos, etc., sin que tampoco se hablase allí del control de las minas por los obreros, ni del establecimiento de los gobiernos de obreros y campesinos, ni de nada que, tan siquiera remotamente, se pareciese a un verdadero lenguaje comunista… En ningún momento tomamos la palabra». El radicalismo excesivo alejó durante años al movimiento minero de una orientación justa. El APRA captó transitoriamente la mayoría en la zona. Pero aun en las bases apristas se recordaba con ira esa masacre decretada por los gringos. Cuando trabajé en La Oroya, en 1948, en nuestra pensión obrera el tema volvía a cada momento a la sobremesa. Más de un metalúrgico fustigaba los excesos verbales de los comunistas de aquella época. En Lima, en eso días, el embajador de los Estados Unidos pedía a Washington una intervención armada a raíz de los sucesos de Malpaso. Consta así en un libro de James Carey sobre las relaciones entre el Perú y los Estados Unidos. Pese a errores o insuficiencias, los mineros y metalúrgicos estaban haciendo temblar al poder imperial.

* Del suplemento Caballo Rojo del diario Marka, 1981, N° 3.

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Cr贸nica

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Crónica

LOS HOMBRES QUE NO

PODÍAN DEJAR

DE AYUDAR Vivimos en una sociedad donde abunda el individualismo. Pero en esta parcela del mundo llamada Huancayo, existe un grupo de hombres y mujeres que están despiertos como centinelas a media noche, dispuestos a arriesgar sus vidas para auxiliar a otros. Conozca la historia de quienes pelean contra la muerte y las desgracias.

tiguos viajeros solían hospedarse), había tenido como lamentable saldo el fallecimiento del bombero Armando Lizana, en el cumplimiento de su deber. La señora de Lizana vio a su esposo: ¿era su marido o el fantasma de éste? Ante tal aparición, ella sólo pudo ahogar un suspiro entre sus labios. «Todo esto ocurrió allá por los años 50. De un milagro me hicieron resucitar en la morgue», nos cuenta Armando Lizana (el bombero más antiguo de la ciudad), mientras observa la suave garúa de abril a través de la ventana, en la sala de espera de la Compañía de Bomberos #30 de Huancayo. Pero ¿qué es lo que lleva a personas como Armando a arriesgar su propia vida por la de otros? «Me da pena el llanto de las personas, la tristeza de los demás; alguien debe calmar todo ese sufrimiento», contesta Armando, en tanto que recuerda con nostalgia sus años mozos. La Compañía de Bomberos Voluntarios #30 de Huancayo, «Cesar Augusto Habich Sosa», fue fundada el 26 de octubre de 1939 en la sala de sesiones del Consejo Provincial de Huancayo. Según afirman, la primera emergencia que atendieron tuvo lugar el 21 de febrero de 1934, y se trató de un amago de incendio producido a las 6:50 p.m., a consecuencia de un cortocircuito en el domicilio del Alférez (AP) Milla Argandoña, ubicado en la calle Real 541, en pleno centro de la ciudad. *** —Para bombero, ¡los cojudos!

Por Ángel Vila

L

a madrugada avanza inexorablemente, y la esposa de Armando Lizana no puede concebir el sueño. «¿Con quién se habrá ido ahora?», se pregunta hasta el hartazgo. Cerca de las cinco de la mañana, la figura de Armando Lizana se asomaba por la puerta: cuerpo maltrecho y con signos certeros de haber sufrido considerables lesiones. «Y ahora me vas a decir que estuviste trabajando, ¿no?», dispara la esposa, haciendo puchero. «Si no me crees, ¡escucha las noticias en la radio!», se defiende Lizana. Efectivamente; en las noticias de una emisora local, se anunciaba que una explosión ocurrida por el incendio de un «tambo» (lugar donde los an-

Había oído que sus amigos y cercanos decían muchas veces esto; pero a William Córdova aquello fue lo que menos le importó cuando decidió enlistarse en la aventura de socorrer vidas. Explica que lo que más le marcó durante toda su carrera en la compañía de Bomberos Voluntarios de Huancayo, fue una emergencia que dejó como saldo final 9 heridos. La escena más cruda que presenció durante ese accidente fue la de una niña que murió porque no quisieron recibirla en el hospital, «porque el accidente no había ocurrido en esa jurisdicción». Otra circunstancia que lo conmocionó profundamente, fue el rescate a un perro que había quedado atrapado durante varios días (lo que había ocasionado un estado de hipotermia en el animal) en un islote, en medio de un río. «Los animales son como las personas: depositan toda su confianza en ti, porque saben que tú los vas a ayudar», considera mientras nos muestra las instalaciones de la Compañía de Bomberos.

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«

Todo esto ocurrió allá por los años 50. De un milagro me hicieron resucitar en la morgue, dice Armando Lizana, el bombero más antiguo de la ciudad

»

En el segundo piso del edificio donde funciona esta compañía, encontramos una habitación con algunas camas, en las que descansan los hombres de rojo, semi despiertos ante una eventual emergencia. Contiguo a este espacio, se halla una sala de entretenimiento y en la parte alta de la sala un televisor plasma. Luego un auditorio, en cuya pared prevalece representado el logo característico de la compañía de bomberos, con la inscripción: «Dios, Patria y Humanidad». Al igual que Armando Lizana, que sintió el aliento de la muerte, y William Córdova, que supo cuán mezquino es nuestro sistema, hay miles de personas en todo el mundo que dedican su tiempo y sus fuerzas al trabajo voluntario sin percibir ni un centavo por actividades que, en ocasionalmente, pueden poner en riesgo su propio destino y el de sus familias. Si existiera un país donde pudiéramos juntar a todos los voluntarios del mundo, ese país tendría cerca de 140 millones de ciudadanos. El voluntariado, tan venido a menos, calculado en términos económicos es, sin embargo, alentador. Por ejemplo: en países como Suecia o Noruega el aporte calculado como porcentaje del PBI llega al 5%; en el Perú, el aporte de los voluntarios suma el 1% (uno de los promedios más altos de América Latina: superando a Colombia, Brasil y México). Antes de despedirnos del bombero más antiguo de la ciudad, le preguntamos: ¿Hasta cuándo va a trabajar como bombero? — ¡Hasta que me muera!— responde solemne. Ojalá que la muerte vuelva a equivocarse como en aquella lejana madrugada de 1959. El mundo lo necesita y nosotros también.

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3 1 En un mundo mercantilizado e indiferente, la labor de los bomberos nos enseña el valor de la solidaridad. Foto: Ángel Vila 2 La vida de estas personas es muy singular, el trabajo voluntario lo hacen por amor; sin embargo deben de desarrollar otras actividades para subsistir. Foto: Ángel Vila 3 La preparación de un bombero debe ser muy rigurosa pues de ellos depende la vida de muchas personas. Foto: Aldo Vilcapoma 4 Siempre alertas, una vez que suena la alarma, los bomberos entran en acción. Foto: Aldo Vilcapoma 4

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s s a a s s e e r r p p m s E s s a m a a E res res res Instituciones & Empresas

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a Dirección Regional de Transportes y Comunicaciones Junín (DRTCJ), a través de la Sub Dirección de Telecomunicaciones, inició en este mes, el funcionamiento de la señal WIFI, en el Parque Huamanmarca de nuestra ciudad, con una inversión de 18 mil nuevos soles, que beneficiará con internet gratuito a la población que concurra a este conocido parque. Este proyecto se viabilizó gracias al Convenio Interinstitucional entre la Dirección de Transportes y la Municipalidad Provincial de Huancayo, en marzo de este año. Se espera que para mediados del año en curso, se instale también en el Parque Constitución una señal WIFI, indicó el titular del Sector Transporte, Ing. José Luis Castillo Cárdenas.

BACKUS CAPACITA A BODEGUEROS

p p p s m m m E E esa E E r p s m E resa a s p e r m E Emp s a s L e a r s p e r m E mp E s E a s e r p m E C

on el objetivo de empoderar en temas de liderazgo y negocio antes del 2020, a los más de 200,000 bodegueros de los países de América Latina como Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, Panamá y Perú, países en los que el grupo Backus tiene operaciones, las empresas SAB Miller Latam y Backus, con el apoyo de FUNDES y el Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo (FOMIN), buscan capacitar e impulsar el crecimiento de los negocios y bodegueros, a través del programa « 4e, Camino al Progreso». De esta manera los bodegueros pueden convertirse en líderes de sus comunidades. «El éxito de los pequeños negocios es un factor clave en la lucha para la reducción de la pobreza y la inequidad», indica Zahid Torres Rahman, fundador y director de Business FightsPoverty.

DRTCJ Y MPH HACEN POSIBLE WI-FI EN PARQUE HUAMANMARCA

PODER JUDICIAL SE FORTALECE

l Ministerio de Economía y Finanzas destinó más de 9 millones de soles al Distrito Judicial de Junín, para la Implementación del Nuevo Código Procesal Penal (NCPP) en 11 provincias (9 en Junín, 1 en Pasco y 1 en Huancavelica). El nuevo modelo procesal se caracteriza por la oralidad, la investigación a cargo de los Fiscales con el apoyo de la PNP y la rapidez de los juicios, así lo informó el Presidente de la Corte Superior de Justicia de Junín, Dr. Sócrates Mauro Zevallos Soto. Por otro lado, la instalación del Módulo de Consulta de Expedientes en los penales de Huancayo y Tarma está generando opiniones positivas, ya que permite que los internos, puedan informarse de manera gratuita sobre el estado en que se encuentra su expediente, sin necesidad de acudir a terceros.

DIRECCIÓN DE AGRICULTURA IMPLENTA AGENDA AGRARIA

a Dirección Regional de Agricultura Junín (DRAJ), después de 8 años, implementó la Agenda Agraria, la cual permitirá enrumbar el desarrollo sostenido del sector agrario. Esto surgió tras realizarse talleres descentralizados en las provincias de Jauja, Concepción, Tarma, Junín, Chanchamayo, Satipo y Chupaca. El importante instrumento de

desarrollo, luego de ser validado por los diferentes actores del sector agrario, será distribuido a todas las municipalidades, instituciones públicas y privadas vinculadas al sector, institutos, universidades, líderes de comunidades campesinas y organizaciones de productores agrarios de nuestra región. Así lo informó el director de Agricultura, Eduardo Mariño.

SENASA CAPACITA EN USO DE PLAGUICIDAS

Prácticas de comercialización de plaguicidas de uso agrícola”. A nivel de la región Junín, Tarma se encuentra en el segundo lugar en expender plaguicidas con 82 tiendas registradas. El primero es el Valle del Mantaro con 200 tiendas que comercializan plaguicidas de uso agrícola, informó el Director Ejecutivo del SENASA Junín, Ing. Joseph Portugal Álvarez.

l SENASA-Junín, entidad adscrita al Ministerio de Agricultura y Riego (MINAGRI), capacitó e instruyó en la provincia de Tarma a más de 50 comercializadores, en temas de “Buenas

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C R Ă“ N I C A S

Y

R E P O R T A J E S

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Di ujos hechos por bDavi d Galliquio

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Crónica

*** En la sierra peruana, en las altitudes menores a 3 500 m.s.n.m, se conocen sólo tres estaciones: invierno, otoño y primavera. En Morococha sólo hay uno: el invierno. A veces el sol ofrece el consuelo de una o dos horas de calor, pero los colores del resto del día sólo varían entre el gris metálico de las nubes tormentosas y la alfombra blanca de nieve que lo cubre todo. De este temperamento climático se valdrían más tarde los burócratas del Gobierno para formular «Estados de Emergencia» en el pueblo. ¿De cuándo aquí se preocupaban de las lluvias y los deslizamientos? Si cuando la mismísima Carretera Central, la arteria aorta del Perú, se congelaba o sufría huaycos, las dependencias del gobierno demoraban días y noches para despejarla. Estos ardides romperían los meses de silencio generados después del traslado de las escuelas. Fue el 25 de agosto de ese año en que apareció el primer de los tres decretos supremos que iniciaban la tercera maniobra del éxodo. El primero decía: «se declara el estado de emergencia en el distrito de Morococha, por un plazo de sesenta días (60) calendario, por peligro inminente de movimiento en masa, para la ejecución de acciones inmediatas y necesarias de respuesta y rehabilitación destinadas a la reducción y minimización del alto riesgo existente en la zona afectada, así como la reubicación de la población asentada en la zona de peligro»5. El Gobierno emplazaba a las entidades públicas competentes como Defensa Civil, el Ministerio de Vivienda, el Ministerio de Salud y el Ministerio de Transportes a tomar acciones para reducir «el riesgo». ¿Por qué el gobierno del presidente Ollanta Humala —elegido en las elecciones nacionales de 2010— se interesaba ahora en prevenir desastres en Morococha? ¿A qué presidente, desde nuestra Independencia, le interesó la gente de un páramo contaminado? ¿Qué político iba a jugárselas por un pueblucho de 5 397 habitantes? Días antes, se había elaborado el famoso Informe Técnico N° A 6636 «Peligro geológico en la ciudad de Morococha» por el Instituto Geológico Minero y Metalúrgico, el cual fue incluido en las pruebas de Defensa Civil para movilizar «las acciones de prevención». ¿Este movimiento burocrático era el 5

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MAYO - JUNIO

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as bajo la manga? « ¡Cojudices! —dijo don R., un aficionado a la bebida que nos pidió le guardásemos el nombre porque, según él, habían muchos envidiosos que le hacían mala fama— ¡Huevadas son! Aquí ni siquiera un temblorcito ha habiu. Los únicos temblores que he sentiu son los de estas manos —don R. se llevó nuevamente el pico de la botella a la boca, salpicándose su bufanda— Co-ju-di-ces, ¡repito nuevamente! Eso es una estafa, ¡hip! Lo que hace temblar las casas son esas detonaciones que hacen los chinalcos allá arriba —don R. señala el Toromocho con el índice fulminado por el parkinson—. ¡Bum, bum! suena todo el día en Churruca y aquí, ¡hip!». ¿Tenía razón este hombre? Dicen que los únicos que no pueden mentir son los niños y los borrachos. Según los boletines sísmicos del Instituto de Geología del Perú (IGP) adjuntados en su página web, no hubo ningún sismo reportado por el Servicio Sismológico en los últimos cinco años en Morococha. En realidad, ¿quién podía augurar un sismo? «La única manera de saber —dice el señor Hernando Tavera encargado del área de sismología del IGP— si una ciudad es o no vulnerable ante la ocurrencia de un sismo, es después del sismo». Otros argumentos más que avalaban este Decreto era «la existencia subterránea de galerías de explotación minera debajo de la ciudad, la caída de rocas de las laderas, la ausencia de cobertura vegetal, los taludes excavados y el detonante principal de las precipitaciones pluviales»6. ¿El Gobierno había esperado más de 80 años —desde la tragedia de 1928— para prevenir un posible hundimiento del pueblo, justo cuando una millonaria empresa empezaba sus operaciones? «Y si Morococha corría un peligro inminente, ¿los obreros y el trabajo minero que realizaría ahí Chinalco serían una excepción de la futura catástrofe? ¿Quiénes eran ellos para no correr también el riesgo?», había cuestionado Edvan Ríos, un periodista testigo del éxodo del pueblo en que nació. No se hicieron esperar el segundo7 y el tercer decreto8, que desesperadamente solicitaban 120 días más para terminar de evacuar a los morocochanos que ignoraban «el peligro natural al que estaban expuestos». Estos dos últimos decretos, sin embargo, tenían la solvencia mayor de una ley que cambiaba, ahora sí, el destino del pueblo: la Ley N° 30081 que «establece la ubicación geográfica y la sede de la capital del distrito de Morococha en la ciudad de Nueva Morococha (Carhuacoto)». Esta fue la cuarta maniobra del éxodo. Los traidores con investidura y los tinterillos podrían aprender muy bien esa lección: ¿cómo vender a un pueblo peruano? Entonces, con el ánimo roído por la cólera y opacado por un destino incierto, los morocochanos aposentados en las esquinas y en los parques del pueblo, que eran como los campanarios del chisme, volvían a un tema de conversación que los preocupaba hasta el hartazgo, ¿sería bueno vender sus casas antes de que sea tarde? La Empresa no era eterna, también podría desanimarse… Pero enseguida volvían a sus labios los nombres de Aida Gamarra, Luis Arias, Máximo Díaz… para hacer trastabillar sus ideas iniciales. ¿Serían ellos los que, después de tanta incertidumbre, lograrían cambiar la palidez de esos rostros quemados por el frío?

Continuará…

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Decreto Supremo N° 095-2013-PCM

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Decreto Supremo N° 131-2013- PCM


Fotos: Jarmila Medina

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