En todo momento debe mantenerse una dosis adecuada de enzimas pancreática, ajustada por la cantidad de grasa en heces. Leves cambios del ritmo intestinal, tanto por exceso como por defecto, debe ponernos en alerta de un síndrome de obstrucción abdominal (también denominado ileo meconial) complicación registrada en el 10% de los pacientes con FQ y TP tanto en el postrasplante inmediato como a más de 10 años del TP (5). A pesar de la gravedad del síndrome que puede llevar al paciente a una intervención quirúrgica para desimpactar el intestino, la sintomatología varía desde una reducción en el número de deposiciones diarias y leve distensión abdominal a una obstrucción completa con estreñimiento mantenido, vómitos y abdomen agudo. Ante esto síntomas debe iniciarse un intenso tratamiento con soluciones osmóticas (lactulosas) por vía oral y rectal, reblandecedores de residuos (como el flumil antídoto®) además de fórmulas de preparación intestinal gastrografín®, solución Bohm®, enemas de agua jabonosa, etc, que suelen ser requeridas durante largo tiempo (más de 10 días) para conseguir la normalización del transito intestinal. En caso de progresión de la sintomatología se debe evaluar la realización de una laparotomía con enterotomía y desimpactación fecal (5). 3.2. Es importante conocer también, algunas peculiaridades en las manifestaciones de problemas torácicos que requieren actuación urgente y que se manifiestan de forma diferente a otros pacientes sin TP. 3.2.1. Cuando el TP es bilateral, especialmente si ha sido realizado a través de incisión en “clampsell” que secciona el esternón, se establece una comunicación entre las cavidades pleurales derecha e izquierda que se mantiene durante meses o incluso para toda la vida (12). Esto explica que, en ocasiones, un neumotórax ya sea espontáneo o iatrogénico tras manipulación de vías centrales o biopsias trasbronquiales sobre uno de los dos hemotórax, pueda originar un neumotórax del lado contralateral o incluso bilateral. 3.2.2 La única manifestación clínica de un rechazo agudo es un leve dolor pleurítico secundario a un pequeño derrame pleural. Ante esto, a diferencia de lo que está indicado en la población general, que es intentar una toracocentesis diagnóstica, debe ponerse en contacto con el equipo que realizó el trasplante para derivar al paciente y realizar una fibrobroncoscopia con toma de BTB para demostrar un rechazo agudo (13) e iniciar un tratamiento. Sólo en caso de no obtener una confirmación diagnóstica y ante la persistencia o incremento del derrame se realizará la toracocentesis.
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