Biología molecular en el diagnóstico y el pronóstico del cáncer de pulmón
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L. Millares Costas, E. Monsó Molas
Marcadores inmunohistoquímicos para la clasificación de los tumores de pulmón El diagnóstico del cáncer de pulmón (CP) se basó en el siglo XX fundamentalmente en el análisis con el microscopio óptico de tinciones de hematoxilina-eosina, complementado con la identificación de mucinas. La inmunohistoquímica (IHQ) no se introdujo en la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hasta 1999 y, hasta su actualización en 2004, la IHQ para el diagnóstico del CP estaba limitada a los carcinomas neuroendocrinos de célula grande, el carcinoma sarcomatoide y el diagnóstico diferencial de carcinoma con mesotelioma maligno. En la actualidad, la nueva clasificación de la OMS, publicada en 2015, recomienda el uso de la IHQ no solo en las biopsias o citologías, sino también en los tumores resecados, sobre todo en el caso de adenocarcinomas sólidos, carcinomas escamosos no queratinizados, carcinoma de célula grande, tumores neuroendocrinos y carcinomas sarcomatoides, para mejorar la clasificación de los mismos1. Debido a que el 70% de los pacientes con CP no son candidatos a resección quirúrgica por presentar enfermedad avanzada, las biopsias, independientemente de la técnica que se
utilice para obtenerlas, y las citologías, son las únicas muestras de las que se dispone para el diagnóstico en estos pacientes. Debido a las implicaciones terapéuticas derivadas del diagnóstico histológico, se ha publicado un criterio estandarizado y diseñado específicamente para el diagnóstico del CP en este tipo de muestras2. Así, según la nueva clasificación de la OMS, los tumores que tienen características morfológicas claras de adenocarcinoma (ADC) o de carcinoma de células escamosas (squamous cell carcinoma, SCC) se pueden diagnosticar como ADC y SCC sin IHQ, excepto en los casos en que se opta por determinar un marcador epitelial que identifica el neumocito, como es el factor de transcripción nuclear tiroideo 1 (TTF-1), para diferenciar un ADC primario de una metastásis de ADC. En el caso de tumores pobremente diferenciados, que no muestran características diferenciales claras por microscopio, la recomendación es realizar IHQ para realizar un diagnóstico preciso y conservar la mayor cantidad de tejido posible para una identificación posterior de los marcadores moleculares recientemente introducidos en la práctica asistencial, si ello fuera necesario. Este cambio en el planteamiento diagnóstico ha conllevado el requerimiento de aumentar el volumen de material obtenido en los casos de biopsias, por lo que las guías actuales de endoscopia respiratoria recomiendan obtener un mínimo de 4 biopsias en los tumores bronquiales visibles3 39