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C. Casanova Macario, M.V. Velasco González, B.R. Celli
fracción inspiratoria (CI/TLC). Ciento ochenta y siete pacientes fueron seguidos durante tres años, objetivándose un declinar medio anual significativo de la CI similar al estudio UPLIFT (54 ml/año) y de 0,67% para la CI/ TLC37. En ambos trabajos, el declinar anual de la CI fue mayor en pacientes con obstrucción más severa, en contra de lo que ocurre con el declinar del FEV1 que es superior en estadios de obstrucción leve de la enfermedad. Estos resultados potencian la evaluación multidimensional de la EPOC, donde el papel de los parámetros, que empleamos, para ver la evolución de la enfermedad, puede ser diferente según el grado de obstrucción. En el trabajo de Lee y cols., además de la reducción de los valores del FEV1 post-broncodilatador, el incremento de la disnea (mMRC) y de las comorbilidades estimadas por el índice de Charlson fueron los factores que se asociaron con un mayor declinar de la CI/TLC37. Son necesarios nuevos estudios, a largo plazo, de los cambios en los volúmenes pulmonares y su relación con el ejercicio y la mortalidad, para aclarar el papel de la CI, la CI/TLC y otros volúmenes pulmonares en el manejo rutinario de los pacientes con EPOC. Estado nutricional La prevalencia del “índice de masa libre de grasa” (IMLG) es más elevada en pacientes con EPOC. Dos estudios, con periodos de seguimiento entre tres y siete años, demuestran que solo una pequeña proporción tienen un declinar continuo del IMLG y que no es significativamente superior a las personas sin EPOC38,39. Los pacientes con EPOC y mayor declinar del IMLG tuvieron más exacerbaciones39. Datos de nuestra cohorte, también sugieren que el estado nutricional estimado por índice de masa corporal sufre pocos cambios durante largo periodos de tiempo29 y, en muchos pacientes, el bajo peso parece ser constitucional. Esto apoyaría la teoría del bajo peso como un factor predisponente a la EPOC.
Índice BODE Hasta el momento, solo un estudio ha evaluado la progresión índice multidimensional BODE (body mass index, airway obstruction, dyspnea and excercise capacity) a largo plazo (mediana de 64 meses). En este estudio, solo el 14% de los pacientes tuvieron un aumento estadístico en la puntuación anual (0,55/año) del índice BODE. No se pudo objetivar un parámetro, clínico o de función pulmonar, con capacidad para predecir qué pacientes tendrían una rápida progresión del índice BODE20. Interesantemente, hubo una pobre concordancia entre la disminución de la función pulmonar y aumento del índice BODE, lo que indica que con el paso del tiempo, los cambios en los valores del índice BODE pueden proporcionar información pronóstica adicional. De hecho, la asociación más robusta con la mortalidad se produjo en aquellos pacientes en los que hubo un aumento del índice BODE sin modificación del FEV1. Los cambios longitudinales en el índice BODE con y sin intervenciones terapéuticas han sido asociados con la calidad de vida y la supervivencia de los pacientes con EPOC estable29. Por ello, es plausible pensar que este índice también pueda ser útil como una herramienta que nos permita evaluar la modificación de la enfermedad. Al igual que con FEV1, nuestro grupo evaluó la variabilidad interindividual del índice BODE, observando también una heterogeneidad evolutiva de los pacientes (que puede ser discordante del FEV1) y cómo una proporción importante de ellos permanecen estables o con pocos cambios en sus parámetros. Además, constatamos que solo la evaluación longitudinal, a través del índice BODE, permitió establecer un “patrón de progresión” que permitiera una adecuada estratificación del pronóstico de los pacientes29 (Fig. 3). Este aspecto creemos que tiene una gran trascendencia para la planificación del seguimiento de los pacientes con EPOC en la práctica clínica habitual. El tiempo mínimo para establecer este patrón de progresión fue de dos años (una medida basal y dos medidas anuales).