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J.G. Soto Campos
cia de esta asociación e implementar estrategias para reducir el riesgo de trombosis en pacientes con asma grave corticoide-dependiente. MEDICACIÓN BETA-BLOQUEANTE Y ASMA Por último, en esta interrelación entre asma y enfermedad cardiovascular, hemos querido abordar la leyenda negra de la creencia generalizada de que, en los pacientes con asma, los β-bloqueantes pueden aumentar la reactividad de las vías respiratorias y el broncoespasmo, así como disminuir la respuesta a fármacos inhalados agonistas de receptores β y por tanto no deben prescribirse. El efecto de los β-bloqueantes cardioselectivos sobre la función respiratoria se ha evaluad en meta-análisis previos40,41, el primero en pacientes con reactividad de la vía aérea leve a moderada, el otro en pacientes con EPOC. Los pacientes con hiperreactividad de vías aéreas que recibieron una sola dosis de un β-bloqueante tuvieron una reducción del 7,46% en el volumen espiratorio forzado en el primer segundo de espiración (FEV1), un efecto que era completamente revertido por el tratamiento con un β-agonista inhalado. El FEV1 aumentó significativamente mejor en respuesta a los β-agonistas en los pacientes que recibieron β-bloqueantes (una sola dosis o terapia continua), que en aquellos que no recibieron β-bloqueadores. En una reciente revisión queda claro que muchos de los pacientes con asma bronquial toleran bien los β-bloqueantes cardioselectivos (mejor que los no selectivos) aunque no están exentos de riesgos42. Los β-bloqueantes en general (aunque más los no cardioselectivos) pueden causar una reducción importante de FEV1 y se estima que si tras una dosis de prueba se produce una caída de FEV1 mayor o igual al 20% se puede identificar a pacientes asmáticos susceptibles de una mayor sensibilidad a estos fármacos.
Es imprescindible no restringir el uso de β-bloqueantes a aquellos pacientes que lo precisen a pesar de estar diagnosticados de asma. Sin embargo, parece apropiado aplicar ciertas condiciones, para minimizar el riesgo de reacciones adversas. Es lógico tener más cuidado en el uso de los β-bloqueantes en pacientes con asma grave, particularmente si es inestable o el paciente es propenso a exacerbaciones graves. Por otra parte, durante una exacerbación, los β-bloqueantes probablemente deben ser restringidos temporalmente en un momento en que el bloqueo β puede ser perjudicial para la respuesta terapéutica. El uso de fármacos β-bloqueantes puede provocar cambios funcionales importantes en pacientes asmáticos susceptibles, también puede ocasionar síntomas y atenuar la respuesta de β2-agonistas, por lo que su introducción en estos pacientes debe ser valorada de forma individualizada. Parece prudente ofrecer una dosis de prueba y/o titular la dosis de β-bloqueante en el comienzo del tratamiento para garantizar la tolerabilidad. Por último, el tratamiento con estos fármacos debe incluir también la educación del paciente sobre los beneficios y riesgos de su uso con el objetivo también de seguir manteniendo un control óptimo de su enfermedad. En conclusión, la evidencia actual indica que los β-bloqueantes cardioselectivos no están contraindicados en pacientes con enfermedad obstructiva de vías aéreas, y pueden ser especialmente útiles en los pacientes con EPOC debido a su mayor riesgo de mortalidad cardiovascular. Lo mismo se puede aplicar para pacientes asmáticos con comorbilidad cardiovascular significativa. BIBLIOGRAFÍA 1. Soriano JB, Visick GT, Muellerova H, Payvandi N, Hansell Al. Patterns of comorbidities in newly diagnosed COPD and asthma in Primary Care. Chest. 2005; 128: 2099-107.