mamá, son animalitos que estarían encerrados toda su vida, en una piscina pequeñita, a mí no me gustaría estar en casa metida toda mi vida sin conocer otros niños u otras casas, yo no quiero un animalito para encerrarlo, yo quiero que sea feliz conmigo y yo con él”. Su respuesta me permitió entender que una niña de ocho años también es capaz de razonar que otro ser vivo siente y no es sólo un objeto que quieres por un rato y lo desechas más tarde. Aunado a esto Nadia me comentó que prefería un perrito y que en su escuela les habían dado una plática sobre las adopciones y los cuidados a las mascotas, ya fueran perros o gatos. A decir verdad un perrito era mi última opción por los cuidados que éstos requieren pero quedé bastante convencida después de esa platica con mi niña, pues me di cuenta que tenía edad suficiente para comenzar a conocer otro tipo de cariño y responsabilidad y qué mejor que con un amigo perro, como ella lo llama. Así que comenzamos a buscar juntas y me sorprendió ver que hay tantas asociaciones que se dedican a ayudar a perros y gatos de distintas edades que andan por las calles, en las peores condiciones, pero que finalmente logran salir adelante. Llamé a algunas y me recomendaron adoptar a uno pequeñito y de corta edad ya que se adaptaría mejor a la edad de Nadia. Después de buscar en varias páginas, Nadia señalo a quien quería: una cachorrita mestiza de aproximadamente 3 meses de edad que encontraron junto con sus hermanitos. Fuimos al albergue donde estaban los pequeños}. Nadia se quería llevar a todos los cachorros, pero obviamente no podíamos con tantos. Tras decidirnos por uno, nos preguntaron varias cosas, fueron a nuestro apartamento y en 3 días nos resolvieron que el cachorro podía quedarse con nosotros. Matilda, así se llama la perrita, ahora tiene ya un año con nosotros, y desde que la llevamos a casa Nadia le da de comer, ayuda a bañarla, y hasta le compramos un kit de baño que tiene tijeras para cortarle su pelo. Te cuento todo esto porque muchas veces dudamos de la inteligencia de nuestros niños, pero aunque no lo creamos ellos están atentos a todo y aprenden más rápido de lo que pensamos. La importancia de explicarles de forma tranquila, con cariño, con tiempo a nuestros niños y darles su lugar puede hacer una gran diferencia en su educación y en las actitudes que tomen cuando sean grandes. Lo mejor y lo más valioso que les podemos dar a los niños es tiempo.
sembrando ideas
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