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IGLESIA EN LA SEMANA Domingo 10 de Abril de 2011
Aniversario de la muerte del Beato Anacleto González Flores
Maestro que enseñó con la palabra, la vida y la sangre El viernes 1° de abril, en el Santuario Parroquial Nuestra Señora de Guadalupe, Zona Centro, diferentes organismos laicales se reunieron para recordar un aniversario más de la muerte del Beato Anacleto y sus compañeros de martirio, quienes fueron leales miembros de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana, ACJM.
el himno acejotaemero Al concluir la emotiva Eucaristía, los miembros actuales de la ACJM, en honor a su ejemplar ex líder y mártir compañero Anacleto, entonaron el vibrante himno que los distingue como fieles a Dios, a la Iglesia Católica y a la Patria, y el cual, a la letra, dice: “Adelante, Acejotaemeros, los ojos fijos en nuestro ideal, cantando nuestros amores, nuestra vida es lucha leal…
Mónica Livier aLcaLá GóMez
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na Celebración Eucarística vespertina de gala, con asistencia de representantes de distintos organismos de la Acción Católica -especialmente los “acejotaemeros”-, fue oficiada por el Padre Jorge Andrés Uribe Prieto, Director Espiritual de los adolescentes de la Secundaria “Anacleto González Flores”, Casa Auxiliar del Seminario Menor de Guadalajara, cuyos alumnos se hicieron asimismo presentes en la Misa. Ésta, fue concelebrada también por sacerdotes pertenecientes a dicho Seminario y a la Sección de Promoción Vocacional, así como por Monseñor José Guadalupe Ramiro Valdés Sánchez, Vicario General de la Arquidiócesis. La homilía -a cargo del Padre Catarino Espinoza Íñiguez, Responsable de Promoción Vocacional del Seminario- giró en torno a la confianza en la Providencia de Dios que “nos asiste, nos acompaña y nos da cuanto necesitamos”. El mismo predicador exhortó a los presentes a “amar a Dios con todas sus fuerzas”, como lo hizo Anacleto González Flores, quien cumplió con fidelidad este Mandamiento, “por lo que tenemos qué vivir con alegría y hasta sus últimas consecuencias este mandato de Dios”.
DefenDienDo los Derechos De Dios y De la iglesia “Anacleto fue el maestro que enseño con la palabra, con la vida y con la sangre; por eso, en este Santuario, que fue por él y por sus compañeros tan frecuentemente visitado, reposan sus restos para ser venerados, y por eso también hoy celebramos su cruento martirio”, afirmó a su vez, el Canónigo Ramiro Valdés, en la segunda parte de la homilía.
Por cierto, como epitafio de su tumba, se mandó grabar esa frase en latín: “Verbo, vita et sanguine, docuit” (“con la palabra, con la vida y con la sangre”, enseñó). Anacleto, llamado el “Gandhi mexicano”, Abogado de profesión, fundó en el Santuario de Guadalupe un centro de catequesis para niños, además de ser un ferviente miembro de la Acción Católica Juvenil, desde la cual, con constantes iniciativas, promovió y defendió la religión católica hasta dar la vida por ella. Fue, igualmente, un fiel colaborador del quinto Arzobispo de Guadalajara, Francisco Orozco y Jiménez, a quien in-
cluso llegó a defender públicamente, y a quien, en su cruenta tortura, en repetidas ocasiones se le acusó de encubrir. Un 1° de abril de 1927 (también viernes, para más señas) fue aprehendido en la casa de la Familia Vargas junto con tres de sus seguidores, y después de un interrogatorio y tortura brutal, fue ejecutado en el denominado “Cuartel Colorado”, cuyo nombre oficial es el de Insurgente Pedro Moreno, junto con los hermanos Jorge y Ramón Vargas, así como con Luis Padilla Gómez, Secretario de la Unión Popular, de la que el “Maistro Cleto” era Presidente, y desde donde defendía a “Dios y a la Patria”.
Verde, blanco y colorado, visión de Patria, visión de Amor, tremolando en alto la Bandera, siempre adelante y sin temor. “¡En pie, valor, la Iglesia a defender. En pie, valor, la Iglesia a defender... Valor!” Al final, con el grito de “¡Viva Cristo Rey!”, terminó la Celebración Eucarística. Luego, pasaron los asistentes a una convivencia fraternal, en donde los pequeños seminaristas “anacletos” departieron con los laicos pertenecientes a la Acción Católica, en el atrio del Santuario, muy cerca del Monumento al Obispo Fray Antonio Alcalde y Barriga, compartiendo animadamente los alimentos y la fe.