Semanario #698

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Domingo 20 de Junio de 2010

Benedictinas de la Adoración Perpetua

Guadalajara será Bendecida con un nuevo Monasterio “Los monasterios son los lugares en los que sobreviven los tesoros de la vieja cultura, y en los que, a partir de ellos, se va formando poco a poco una nueva cultura”, según afirma el Papa Benedicto XVI. Uno de estos centros de oración y trabajo pretende abrirse en nuestra ciudad, con la ayuda de la comunidad diocesana

que llega hasta el fondo del corazón de cada uno (Cf. Hch 2, 37), y que San Gregorio Magno describiera como “una punzada imprevista que desgarra el alma adormecida y la despierta para atender solamente la voluntad de Dios.”

Petición de la casa

Hna. Miriam Hernández

P

rimeramente, y como cosa importante, debemos señalar con gran realismo que no es nuestra intención crear una nueva cultura y ni siquiera conservar una cultura del pasado. Nuestra motivación es mucho más elemental. Nuestro objetivo sustancial es: Quaerere Deum; esto es, buscar a Dios. San Benito llama, al Monasterio, una “Escuela del Servicio Divino”. Y, en efecto, es una Escuela que sirve a la formación y a la erudición, tanto de la mujer como del hombre consagrados a la vida monástica, para lograr alcanzar un objetivo último: Aprender, y que todo ser humano aprenda a servir verdaderamente a Dios.

¿Quiénes somos? Nuestra Congregación fue fundada por la Madre Mectilde de Bar, francesa, quien anteriormente fuera parte de la Comunidad de Annunziate del Convento de Bruyeres, de espiritualidad franciscana, y que en su travesía por la vida religiosa conoció a las Monjas Benedictinas, de las que tomó la espiritualidad para fundar un nuevo monasterio en donde, además de seguir la Regla de San Benito, se conservara una especial y permanente Adoración Eucarística, como carisma característico. Por tanto, las Benedictinas de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento estamos comprometidas a una Adoración ininterrumpida, -diurna y nocturna- de Jesús presente en el Santísimo Sacramento. En cada uno de nuestros monasterios se pone, por tanto, como base de su observancia, lo siguiente: La vida monástica según la Regla de San Benito, reforzada por las “Constituciones de Mectilde de Bar”, que además de la parte legislativa, le imprime el particular lineamento del culto Eucarístico. Se complementa, además, con una especial veneración a María Santísima, a la que se le reconoce como única y principal Abadesa del Instituto, y a cuya particular protección debemos acogernos todas, según las disposiciones mismas de nuestra Madre Fundadora.

Ora et Labora y Lectio Divina: Oración y Trabajo La vida de una persona consagrada debe estar totalmente dispuesta para atender al Señor. Tres son, entonces, los pilares que cimientan nuestra vida en el primado continuo del servicio divino: El Opus Dei es nuestro “reloj”. La mayor parte de nuestro día está dedicada a la oración comunitaria en el Coro. Ésta es la labor esencial de nuestra vida monástica, aquello que nos connota como parte de la Iglesia Orante. El trabajo. Como en toda comunidad monástica, no puede faltar el trabajo comunitario y personal, regularmente organizado, como medio de sostenimiento y siempre al servicio de los demás, tratando de edificar juntas el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. El trabajo manual, artesanal, como también el intelectual, lo desarrollamos como un servicio y acto de obediencia a Cristo, como instrumento de crecimiento espiritual, de sacrificio, cual precioso don y misión que nos hace colaboradoras de la obra de Dios. La Lectio Divina. No es posible dar a las hermanas que llegan a nuestro monasterio aquello que nosotros no recibimos..... Por eso, entre los “pilares” de nuestras actividades cotidianas se encuentra la Lectio Divina, cual momento especialísimo de encuentro personal con el Señor, en escucha de su Palabra, llamada a traducirse después en modo de vida. A lo largo de todo el arco de nuestro día, todas las monjas de nuestra comunidad tenemos por la mañana una hora de lectio personal; y las novicias, dos horas, para asimilar los contenidos de nuestra Regla y su espiritualidad.

En Guadalajara Hoy queremos comenzar a abrir camino en esta Ciudad de Guadalajara, para lo cual contamos ya con la paternal bendición del señor Cardenal Juan Sandoval Íñiguez. Mas, para ello, requerimos también de la generosidad de los fieles tapatíos, a los que

solicitamos su ayuda para poder establecer aquí una “Escuela del Servicio Divino”. Desde hace seis años, nuestra Comunidad en Italia (Monasterio de la Santísima Trinidad), ha venido planeando establecerse en esta ciudad para poder ofrecer a las jóvenes la riqueza del mundo Benedictino mediante una “escuela” que les abra el camino de la búsqueda de Dios, que las conduzca al encuentro con esa Palabra

Para poder establecernos, necesitamos una casa que se encuentre dentro de la Zona Metropolitana de Guadalajara, que cuente con un espacio al menos para diez personas, y que pueda ser accesible para las jóvenes. La idea principal es que este inmueble pueda ser donado o prestado por un período de al menos cinco años, y en el cual nuestra Comunidad cuente con un espacio propio. Cualquier oferta generosa puede hacerse a través del señor Cardenal y Arzobispo Metropolitano, o puede ser comunicada directamente a nuestra Casa en Italia, a través del teléfono 0039-032359164, con Miriam Hernández; también mediante mensaje de correo electrónico: ghiffa.mon hotmail.com Igualmente, al teléfono 31218610 en la Ciudad de México, o comunicándose con el Padre Eduardo Muñoz Ochoa, Formador del Seminario Diocesano Menor de Guadalajara, al Tel. 31-21-86-10.


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