N.º 20 • LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR, CICLO B
• 17 de Mayo de 2015 •
LA ASCENSIÓN: una despedida, una tarea
A
lo largo de los siglos, la gente, creyente y no, cuando hablan de la Ascensión de Jesús, han pensado cosas muy diversas. Hay conciencia de lo que dice el mismo Señor: «Voy a prepararles un lugar». Otros han hablado de este momento como si fuera un desinterés de Dios por el mundo... se ha dicho: “...y dejas, Pastor Santo, tu Iglesia en este valle de soledad y llanto, y Tú te vas...”. La subida de Cristo al Cielo es un momento singular, en el que, como buen amigo, nos dice a dónde va para esperarnos, pero también nos deja una tarea: «Vayan y evangelicen». Jesús pasa del tiempo a la eternidad, de nuestra vida material a una relación más profunda y mejor, que es la vida del Espíritu. Dijeran en su vocabulario los jóvenes: “es otro rollo”. Algo que vislumbramos de alguna forma, pero que no acabamos por entender completamente. Lo que es preciso subrayar, y no debe faltar, es que Cristo ha inaugurado una nueva forma de vivir. Y para poder estar con Él, es preciso hacer la tarea: ir y anunciar a todos la Buena Nueva del Evangelio. Después de la Ascensión, el espacio de la Iglesia El fin del Evangelio nos da a conocer un Cristo victorioso. El tiempo que ahora se inaugura es el tiempo de
la misión, de la Iglesia y de la historia de la Iglesia. Somos los creyentes de cada época quienes tenemos que compartir esa tarea de seguir haciendo presente a Jesús a través de la Evangelización, la catequesis en todos los niveles, la organización de la caridad como tarea primordial en todas las comunidades y, por supuesto, la vivencia litúrgica de los sacramentos para seguir teniendo en el mundo muy presente a ese “Dios con nosotros”. La Iglesia no está sola, la acompaña el Espíritu «...recibirán fuerza para ser mis testigos... hasta los confines del mundo». La vida de la Iglesia es sentir de cerca a Jesús para hacer la tarea. También nos dice la Carta a los Efesios: «Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo... ilumine los ojos del corazón, para que comprendan cuál es la esperanza a la que los llama». Pudiéramos decir que Dios está presente de otra forma para alentar todas las actividades de las comunidades cristianas e ir acompañando de muchas formas a su Iglesia. «Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación» Esta es una fiesta que nos trae nuevas perspectivas, nuevas tareas, y con el Espíritu que nos ha dejado Jesús, también nuevo vigor para colaborar en la construcción de un mundo mejor, del que nadie nos podemos excluir.
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