N.º 4 • D OMINGO O RDINARIO III, C ICLO B
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• 25 de Enero de 2015 •
Urgen mensajeros de BUENAS NOTICIAS
l cerrar el Octavario de oraciones por la unidad de los cristianos, nos deja en claro que todavía hace mucha falta la predicación profética para la conversión de los que están alejados de Dios. Parece que la voz de quienes pueden ser un signo de cambio en la vida ha sido silenciada. La Iglesia, a inicios de este Año nuevo, al terminar las Jornadas de Oración por la Unidad de los cristianos, pone a nuestra consideración esa tarea pendiente de la cual todos somos responsables. Jesús es un nuevo profeta, que continúa el camino de los profetas antiguos; nadie como Él se sigue lanzando por los caminos para predicar un mensaje de conversión. Faltan mensajeros de la verdad en muchos ambientes difíciles, empezando por cada familia.
Cambiar el estilo de vivir Hoy, más que nunca, la sociedad está desprotegida de principios congruentes que la enorgullezcan ante el mundo. Es menester buscan cambios verdaderos a nivel planetario, pero solo se lograrán si se empieza desde los núcleos vitales de la sociedad. La conducta de una sociedad desenfrenada no lleva a nada bueno. Es tiempo de cambiar. El libro de Jonás que hemos escuchado recuerda: «vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado». Jesús busca quien más anuncie Las primera piedra, como cimiento de la evangelización, sigue siendo buscar quienes quieran colaborar en las tareas pastorales: todos podemos sentirnos incluidos. Anota el Evangelio de Marcos en sus inicios: Jesús inicia su vida pública pidiendo colaboración; a Juan el precursor lo han arrestado porque su predicación suena molesta para muchos... pocas veces aceptamos cambiar ciertos criterios para vivir mejor. Jesús se dedicó a salir a todos lados con otras gentes para proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de
Dios: convertíos y creed en el Evangelio». Y luego, recorriendo las periferias, afuera de los templos, de las sinagogas, fue a donde estaba la gente trabajando para convencerlos. «Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando la red en el lago. Jesús les dijo: "Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres". Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron».
Las cosas de este mundo se terminan No es para alarmarse, pero los tiempos son malos y la vida breve, las grandes oportunidades para la felicidad, parecen escasas para muchas mayorías. Son momentos apremiantes en muchos sentidos; habrá que estar alertas y no dejarnos seducir por una vida fácil.
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