Hoja parroquial Arquidiócesis de Guadalajara, A.R.
Nº 39 • 26º Domingo Ordinario • 27 de septiembre de 2009
Fundado el 4 de junio de 1930. Registro postal IM14-0019, impresos depositados por sus editores o agentes INDA-04-2007-103013575500-106
¡Ojalá todo el pueblo fuera profeta!
N
o es tan malo dejar que todos hagan el bien; ¡Todo lo contrario! Jesús aclara muy bien las cosas, «Quien no está contra nosotros, está a nuestro favor». Desde siempre, en todas las latitudes del mundo, en todas las épocas de la historia, todos padecemos de la misma enfermedad, somos celosos para que otros hagan el bien, nos sentimos como los únicos con el derecho de hacer las cosas buenas. El Evangelio y el Libro de los Números quiere cortar por lo sano esta falta de claridad a la hora de hacer le bien; por supuesto que nadie tiene la exclusiva para hace cosas buenas, la tarea del creyente es que cada vez haya más gente comprometida en hacer el bien.
¡Primero los pequeños! Jesús también nos invita a profundizar en la actividad realizada por los `pequeñitos’. Los discípulos se interesan en cosas grandes (que les sigan a ellos), pero Jesús destaca lo pequeño. Aunque algunos no sigan a los discípulos, sí hacen algo más simple, como por ejemplo: dar un vaso de agua fría a los servidores de Jesús, lo que es muy importante a los ojos de Dios; de esa manera reciben recompensa: la entrada al Reino de Dios. Jesús da énfasis, no en lo que uno da, sino en la forma en cómo se da. No importa el honor de
los discípulos, sino la salvación de los creyentes simples. Por otro lado, Jesús advierte a sus discípulos a no hacer tropezar a uno de estos pequeñitos. El castigo para aquella persona que haga tropezar a
un “pequeñito”, nos parece a primera vista exagerado, pero este exceso se da. Para subrayar la importancia de los pequeños, ellos son grandes ante Jesús, y los cristianos así los debemos considerar. Sigue en la página 4 1