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América precolombina
El uso del cuero por parte de los distintos pueblos americanos variaba significativamente según la disponibilidad de las materias primas, las condiciones ambientales y las necesidades de cada lugar. A lo largo de todo el continente surgieron culturas con una destacada industria en torno al cuero. La llegada de los europeos, a partir del siglo XV, implicó un cambio significativo en la vida de la mayoría de los pueblos originarios. El entorno y las costumbres se vieron modificadas, entre otras cosas, por la introducción de especies foráneas, de materiales y técnicas desconocidas y, fundamentalmente, por el establecimiento de nuevas relaciones comerciales y de poder. A continuación realizaremos un breve recorrido por algunos de esos pueblos, haciendo hincapié en los del extremo sur, tal como se hallaban entre los siglos XV y XVI, analizando su relación con el cuero crudo.
En las tribus nómades y seminómades se implementó la división de tareas por género para el procesamiento del cuero. Por lo general, los hombres cazaban y desollaban los animales, mientras que las mujeres preparaban el material. La confección de los trabajos dependía en parte del uso de los mismos, siendo las armas y herramientas elaboradas por los hombres, y los útiles, vestimenta y vivienda, por las mujeres.
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A lo largo de toda América, los cueros de diferentes especies animales se usaron en la confección de vestimenta y protección de guerreros y sacerdotes. En algunos casos, las pieles de animales salvajes eran utilizadas con pelo y/o partes del animal (cabeza, garras y cola). Dependiendo de la geografía, se utilizaron cueros de felinos (tigre, puma, jaguar, gato montés), zorros, osos, serpientes, águilas y cocodrilos, entre otros. Algunos de estos cueros, en especial, los de mayor poder simbólico, se obtenían mediante trueques en regiones distantes; tal es el caso de la coraza de cuero de caimán y mono encontrada al norte de Chile, en el desierto de Atacama. Este tipo de prendas, en las que la función práctica se superponía a la simbólica, eran generalmente usadas por sacerdotes o chamanes en ceremonias y rituales, o en contextos de transmutación de los combatientes, quienes –mediante danzas, invocaciones, uso de alucinógenos, etc.– se “convertían” o tomaban los poderes de animales y divinidades antes de entrar en el combate.
Coraza de cuero de caimán decorada con recortes de piel de mono Lasana - 1000 a 1450 d. C. - Museo Chileno de Arte Precolombino
En el extremo norte del continente habitaban distintos pueblos agrupados bajo la denominación común de esquimales. Estos utilizaron cuero, estómago, intestinos y tendón de foca, morsa y reno, entre otros. Entre los métodos de preparación se destaca el uso de la orina y, en menor medida, las sustancias orgánicas (cerebro e hígado). Encontramos su uso en la construcción de viviendas (tiendas) y vestimenta, así como también en utensilios (bolsas, líneas de pesca y redes) y medios de transporte (canoas y trineos). Resultan llamativos los impermeables realizados con intestinos de foca; las líneas de pesca, con cuero de foca o morsa obtenido con la técnica de sacado a vueltas; y las bolsas de cuero de foca, sacado entero.

En el territorio actualmente conocido como Estados Unidos, las materias primas para la elaboración de productos de cuero se obtenían de distintas especies animales, principalmente de mamíferos, tales como búfalos, ciervos, alces y osos, aunque también se registró el uso de reptiles, aves y peces. Para la ornamentación de las piezas se usaban pigmentos o cuentas, y también, dientes, colmillos y caracoles, formando diseños geométricos o motivos antropo y fitomorfos.
Cuando el cuero no era utilizado crudo, se lo trataba con sustancias orgánicas (cerebro, hígado, orina) o con aceites y sustancias vegetales. Estos procedimientos podían complementarse con el curado con humo.
El cuero crudo se usó para fabricar objetos que exigían resistencia y durabilidad, tales como armaduras, escudos, zapatos, embarcaciones, viviendas, baúles y amarras para armas o herramientas.

En Centroamérica y parte del norte de Sudamérica, se utilizó el cuero de manatí o vaca marina para la confección de látigos, escudos y cuerdas. Estas últimas, obtenidas con la técnica de sacado a vueltas, eran utilizadas, entre otras cosas, como líneas para el arponeo.
El cuero de lobo marino se usó a lo largo de toda la costa del Pacífico, en el extremo austral del continente y en la costa atlántica patagónica. Existen registros de balsas realizadas con este material durante el primer milenio después de Cristo; estas constaban de dos tubos de cuero impermeabilizados, atados y unidos a una plataforma, e inflados para mantener la balsa a flote. Este tipo de cuero también se usó en la fabricación de líneas de pesca o arponeo, utensilios y en la construcción de viviendas y, entre los yámanas, en la fabricación de capas y aljabas. Los cueros de foca y nutria fueron usados por varias culturas para realizar, entre otras cosas, utensilios y prendas de vestir. Cuerda para arpón de lobo marino - Alakaluf - 1907 A lo largo de América del Sur habitaron diferentes familias de camélidos, que tuvieron un rol importante en el desarrollo de numerosas culturas sudamericanas. Se estima que las primeras domesticaciones ocurrieron

hace unos 4.000 años; además de sus cueros, se usaban pelo, piel, carne, sangre, tendones, intestinos, huesos y estiércol. Uno de los primeros usos del cuero de camélido fue en la confección de prendas que iban desde simples capas de piel con pelo hasta mantos de cueros cosidos ricamente decorados, incluyendo delantales, sandalias, zapatos y botas.
Calzado de piel de guanaco - Ona - 1907

En aquellos pueblos que desarrollaron la industria textil, los tejidos fueron desplazando al cuero en la confección de vestimentas. Los cueros de camélidos, con o sin pelo, formaron parte de la vivienda, tanto en el mobiliario familiar como en la fabricación de lechos y puertas. En las estepas, además, sirvieron para fabricar toldos y resguardos. También se usaron en la confección de bolsas, sacos y cuerdas de uso cotidiano, y de armas e implementos de protección para la guerra; mientras que con los tendones e
intestinos se fabricaban cuerdas hiladas o trenzadas.
