Un tema de gran debate
En este número, Pensamiento Iberoamericano ha resuelto abordar la cuestión de la desigualdad. Viejo tema de grandes dimensiones económicas, sociales y políticas que en los últimos años ha venido ganando una creciente relevancia y preocupación de los especialistas. En el desarrollo de los análisis socioeconómicos del pasado siglo dominó por largo tiempo una visión urgente economicista conocida como la teoría del goteo. Bastaba que creciera la economía para que ella, automáticamente, corrigiera las disparidades de ingreso en las sociedades, sobre todo en las latinoamericanas. Esa aproximación quedó fuera de reconocimiento cuando la experiencia mostró cómo el crecimiento, especialmente impulsado por el mercado, profundiza la tendencia a la concentración del ingreso con la acumulación en los segmentos altos de la sociedad. Como nos recuerda el lúcido artículo de Josette Altmann, recientes trabajos de Oxfam demuestran que en la actual redistribución de la riqueza, 8 personas disponen de una riqueza superior a la que detenta el 50% más pobre. Esa aproximación a los problemas de la desigualdad ha perdido apoyo y relevancia, aunque recientemente ha sido recuperada por las políticas de la derecha populista que vuelve a prevalecer en ciertos países. La alta visibilidad que ha alcanzado el tema en las últimas décadas está muy relacionada con la dinámica del crecimiento económico y el crecimiento de las clases medias en los países en vías de desarrollo, como ha sido el caso de los latinoamericanos, muy influidos por la globalización, el aumento de las exportaciones, el ingreso de inversiones externas, las bajas tasas de interés y las políticas internas de distribución social. Pero al mismo tiempo, en países desarrollados
como ocurre con Estados Unidos, las clases medias se han estabilizado en sus ingresos reales, han sido muy afectadas por las crisis financieras, generando un movimiento antiglobalización que amenaza con revivir viejos proteccionismos que creíamos desterrados en favor de una aproximación multilateral al comercio y las inversiones. Mientras que en los países en desarrollo, como los latinoamericanos, la desigualdad ha experimentado algunas ganancias, en los países desarrollados —salvo excepciones—, se han producido grandes acumulaciones de riqueza y de ingresos en el 1% de sus sociedades, generando esos movimientos antiglobalización que acabamos de describir. La desigualdad pasó a ser un tema de gran debate, no solo por sus implicaciones económicas y sociales, como es su impacto sobre los altos niveles de pobreza, sino también por sus implicaciones en materia de cohesión social y de la capacidad de sostener sistemas democráticos de gobierno con defensa de las libertades fundamentales del individuo. En las importantes colaboraciones de este número de Pensamiento Iberoamericano, hay valiosas contribuciones al papel y la incidencia de la desigualdad sobre la mujer, a la educación, a las políticas redistributivas o las diferencias en la estructura productiva. Ciertamente el tema es mucho más vasto que el que puedan alcanzar estos análisis, pero es una importante invitación a profundizar, en especial en la región iberoamericana, que sigue siendo la región más desigual del planeta. A ello quiere contribuir este número con estas aportaciones.
Enrique V. Iglesias Director