hic et nunc
LA MUCHACHA:
(Sin volverse.) Pasá... y sentate... enseguida estoy... El Soldado se acerca tímidamente hasta la cama, y se sienta. Deposita a un costado el fusil, y espía a la Muchacha en la luna del espejo. Ella comienza a desabrocharse la camisa de soldado. Asoma debajo un escotado corset.
(Mientras se desviste.) Un obús mató a mi hermano... una tarde... muy gris... Yo tenía trece años, y los pechos querían reventar, como pimpollos... Mi madre me los fajó, me puso el uniforme de mi hermano, y me dijo: “Ahora sos el hombre de la casa...”. Desde entonces... nunca había usado ropa de mujer... La Muchacha se vuelve hacia el Soldado. Él la observa, complacido. SOLDADO: LA MUCHACHA: SOLDADO: LA MUCHACHA:
Te queda bien... Me acostumbré a cargar el fusil... Y ahora dicen que ya no sirvo para el frente... Quizá mis caderas... de pronto... se pusieron redondas... Vení, acostate aquí... conmigo... (Sin moverse.) La primera noche fue un cabo... apestaba a ginebra... y estiércol... yo no quería... entonces abrió la boca... y me mordió... Él intenta acariciarla.
SOLDADO: LA MUCHACHA:
(Apartando el brazo.) No me toques aquí... todavía duele... Yo no voy a hacerte daño... ¿Por qué? Él la mira desorientado.
SOLDADO: LA MUCHACHA:
¿Por... qué? Una lata de cerveza... se compra, se usa, y cuando está vacía, se tira a la basura... ¿Por qué no me tirarías vos a la basura? Él la mira atentamente.
SOLDADO:
No me gustaste... Ella lo observa sorprendida.
De todas las chicas, la que menos me gustó... Ella trata de soportar la ofensa, con dignidad.
LA MUCHACHA: SOLDADO:
Estabas como... fuera de lugar... ¿Qué estará haciendo aquí?, me pregunté... y te elegí... Un objeto curioso... (Serio.) No... alguien a quien preguntar... porque yo tampoco sé qué estoy haciendo acá...
teatro para jóvenes
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