con un escenario, similares a los bailes del interior, en donde sonaban desde cumbia hasta chamamé. Tripotango, el primer gran baile abocado a la Movida Tropical abre en 1981. En 1986 Radio Splendid lanzó el programa Ritmo fantástico, primer programa radial de cumbia. Y un año más tarde abrió sus puertas Fantástico Bailable en el barrio de Once. Para finales de la década del ochenta, la movida estaba en pleno ascenso. El grupo Malagata formado por Antonio Ríos consiguió siete discos de platino con su primer disco, vendió 470.000 copias. «Qué tendrá ese petiso» de Riki Maravilla venderá unos pocos años más tarde unas 460.000 unidades. De la mano del productor Roberto Fontana La movida tropical llegó a la televisión abierta.
Letra y música. Hasta los años sesenta y setenta, la música nacional hegemonizó el mercado interno, tanto en la radio y en la venta de fonogramas como en los espacios de exhibición y baile. Por el tango y el folclore primero, por la nueva ola, el rock y la canción romántica después, la Argentina tuvo su industria nacional, que entró en crisis a mediados de los ’70 y se contrajo fuertemente a comienzos de los ’90. El auge del rock en español amplió hacia los años cincuenta las preferencias del público local, en la medida en que generaba nuevos estilos y tendencias entre los artistas locales, a la par que incorporaba cada vez con mayor sincronía el auge de la música juvenil de Estados Unidos y Europa de la posguerra: del twist al rock, del punk al hip hop, entre otros. El imaginario juvenil como arquetipo ideal de la sociedad, como destinatario y como proyección de los anhelos colectivos e individuales, constituyó una fuente de inspiración y un objetivo a conseguir. La época de mayor actividad en esta industria se registró en el bienio 1974-1975. Durante el mismo ella reprodujo lo que sucedía también en otras IC en materia de producción y comercialización y en lo que el país experimentaba como crecimiento industrial y económico. El poder adquisitivo de la población alcanzó niveles comparativamente elevados, aunque sin llegar a los de los años ’40 y ’50. Este correlato entre la situación socioeconómica de la población y la producción y el consumo de bienes culturales está claramente señalando la influencia directa que tienen las políticas generales sobre la situación de aquéllas. Según un informe citado por Octavio Getino, entre 1972 y 1980 el total de discos y casetes vendidos ascendió a un total de 180 millones de unidades, lo cual representó un promedio de 20 millones al año. En ese lapso, aparece un pico de 31 millones en 1975, y otro de 27 millones en 1974. Dichas cifras comenzaron a decaer en 1976 a 17 millones y en 1980 a 13 millones.
Mientras miro las nuevas olas. Durante los años ochenta cae la venta de fonogramas. La depresión del mercado se debe, en gran parte, al surgimiento de los primeros aparatos que permiten al público reproducir sin costos. Las ventas se reducen a 14 millones y, durante la hiperinflación, a 6,5. El LP es desplazado por el casete en un 85%. En 1992, la compañía EPSA (Electrical Products SAIC) comienza a fabricar CDs en la Argentina. Según informes de CAPIF, que relevan a sus compañías asociadas,
No me arrepiento de este amor Carlos «La Mona» Jiménez se había dedicado al canto folclórico desde chico. A los 15 años debutó como cantante del Cuarteto Berna, grupo con el que grabó cinco discos fuertemente marcados por el cuarteto de orquesta característica. Junto a su tío Coco Ramaló armaron el Cuarteto de Oro que lo volvió conocido en todo Córdoba. El primer gran éxito del conjunto fue el tema «Cortate el pelo cabezón» del cual vendieron 180.000 unidades. En 12 años grabaron 26 LP. En 1984 decidió empezar su carrera solista. En 41 años de carrera lleva editados 77 discos y vendidos más de 3.000.000 de copias en todo el país. Solamente en Córdoba, su CD número 62 «Beso a beso con La Mona» vendió más de 100.000 unidades. Si durante prácticamente toda su historia de vida el Cuarteto fue bailado y escuchado por las clases bajas, en los años noventa el género musical se volvió más popular y se infiltró en todos los estratos y todas las fiestas. Sobre todo de la mano de Rodrigo «El Potro» Bueno, que en 1996 lanza su disco «Lo mejor del amor». Al año siguiente, el disco que grabó en el boliche Fantástico de Buenos Aires durante un recital se convirtió en Disco de Oro en poco tiempo. El Cuarteto, ya incorporado a la música de las ciudades, pasó a formar parte del mundo de la «movida tropical». Durante 1999, la «movida» vendió más de cinco millones de discos. Detrás de las bandas tropicales, las compañías discográficas crecieron exponencialmente. Leader superaba en ventas, por esas épocas, a la internacional EMI. Las ventas del disco «Corazón valiente», de Gilda, son un botón de muestra. Junto con Magenta, que editaba los discos de Rodrigo y Daniel Agostini, y DBN, acaparaban con carácter casi exclusivo aquel mercado musical.
Valor y símbolo. Dos siglos de industrias culturales en la Argentina | Capítulo 3 | Discos